Entres los títulos más «hollywoodienses» y las películas de adolescentes, Netflix esconde algunas joyas que pasan casi desapercibidas, pero que sorprenden a quien se aventura a verlas. Una de ellas, para servidora la serie revelación de 2020, es Messiah.
Una producción de Mark Burnett que narra la llegada de un supuesto profeta de Dios en pleno siglo XXI, que clama ser el enviado del Padre para salvar a la humanidad. Una humanidad que está muy necesitada de milagros.
La serie, con sus flaquezas y sus puntos fuertes, te deja con muchas ganas de seguir al profeta por su particular desierto. Pero la plataforma de streaming ha decidido no renovar una segunda temporada. Las razones no son claras, pero parece que las audiencias no han acabado de acompañar y tampoco compensaba el esfuerzo de grabación en distintas localizaciones del mundo y con un cast internacional. Así que nos quedamos con la incertidumbre de saber la historia que hay detrás de este profeta de Dios. ¡La despedida bien merece una mención! Y ahora vienen los spoiler, así que deja la lectura aquí y enciende la televisión si no has visto la serie.
Si Dios tuviera canal de Youtube
El nuevo Mesías tiene nombre: Mehdi Dehbi. Un joven que empieza a predicar en las calles donde el conflicto de Oriente Próximo es más sangriento, y delante de las cámaras de los teléfonos móviles cura a un niño que ha recibido un balazo del ejército. Su popularidad -y eso de la viralización de Youtube- le convierten rápido en una estrella mundial. Y ante su creciente rebaño de seguidores, el Mesías lo tiene claro: para cambiar el mundo debe poner sus pies en el país más poderoso el planeta. Hablamos de Estados Unidos, claro, donde la CIA le espera con menos fe que sus millones de seguidores. ¿Es verdaderamente un profeta divino, o un criminal? No lo tenemos claro, ni nosotros ni el mismo presidente de EEUU, que en una escena muy top acaba creyéndose a pies juntillas todo lo que le dice el joven profeta y cambia su política militar exterior de un plumazo.
Todo esto mientras una caravana de miles de fieles le sigue por las autopistas del país y lo convierte en una estrella de Instagram, hashtag incluido. Se desata una auténtica pasión por su persona a la vez que la CIA va descubriendo su turbio pasado ligado a células terroristas e intenta destruir su imagen pública. La primera-y única temporada- acaba con un accidente de avión del que, milagrosamente, solo sobreviven el profeta y un agente de los servicios secretos israelí que le viene investigando desde el comienzo de la serie. El Mesías camina entre los muertos y los restos del avión que iba a extraditarlo sin un solo rasguño. Entonces, ¿es un terrorista que quiere destruir el sistema valiéndose de un engaño, o hay verdaderamente algo místico en él? Vilipendiada por muchos, Messiah no deja indiferente a nadie. Subyace en su storytelling una crítica feroz a la sociedad norteamericana, que abraza al profeta casi sin preguntarse quién es y a qué ha venido. El thriller es absorbente, aunque es cierto que pierde un poco de fuerza al final de la temporada. Un pequeño rayo de luz en la tediosa parilla seriéfila de este 2020, aunque Netflix nos ha quitado de un manotazo.
¡Que alguien escriba el libro!