La discusión en Italia esta semana se centró en la apertura después del 4 de mayo: ¿quién — y sobre todo cómo — empezará a aflojar las redes de la cuarentena? Las regiones del norte insisten en una apertura total, mientras las del sur frenan, aunque el índice de muertos es inferior.
Lunes 13 de abril
Pasquetta o «Lunes del Ángel», el día en que se clausura oficialmente la Semana Santa en Italia. Hoy los habitantes de este país sintieron más que nunca el peso de la pandemia, porque la tradición es hacer pícnic familiar en este día; además la primavera estalló en Roma: los días soleados y la temperatura agradable invitan a salir y la gente inventa mil y un motivos para no respetar el «me quedo en casa», como una señora romana, sesentona, a la que multaron porque justificó su salida alegando que tenía que sacar a pasear a su mascota, que era…¡una tortuga!
Desde la ventana de su estudio y ante una plaza de San Pedro totalmente vacía, en su mensaje, el Papa se refirió sobre todo a las mujeres, tras la oración Regina Coeli, recordando que sobre los hombros de ellas cae gran parte del peso de la pandemia que azota al mundo entero. Francisco se refirió a las
doctoras, enfermeras, agentes de las fuerzas del orden y de las cárceles, empleadas de tiendas de bienes de primera necesidad... y a muchas madres y hermanas que se encuentran encerradas en la casa con toda la familia, con niños, ancianos y discapacitados.
Pero no solo. También Francisco dirigió un pensamiento especial a aquellas mujeres que corren el riesgo de sufrir violencia «por una convivencia de la cual llevan una carga demasiado grande». Palabras que suenas a las antípodas de las declaraciones del cardenal mexicano Juan Sandoval Iñiguez que en una entrevista a un canal de televisión afirmó que las mujeres «se buscaban la violencia por no tener cuidado».
Esta visión machista y retrógrada, probablemente mayoritaria en el Vaticano explica el hecho que la Santa Sede nunca haya firmado la Convención de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra las mujeres aprobada en 1993, el primer instrumento internacional jurídicamente vinculante tendiente a crear un cuadro normativo completo que tutele a las mujeres contra cualquier forma de violencia.
Martes 14 de abril
Nuestra vida gira 100% en torno al coronavirus, y no podría ser de otro modo. Hemos descubierto nuestra vulnerabilidad frente a esta catástrofe mundial que, como en una siniestra cadena, producirá innumerables repercusiones. Entre otras, que muchos de los supervivientes arrastrarán patologías. No graves probablemente, pero en algunos casos incluso invalidantes.
En lo que se refiere a Italia, y según se ha señalado, en otros muchos países, los hospitales públicos están tratando exclusivamente casos relacionados con el Covid-19. Todos los otros controles están postergados «no sabemos hasta cuando», según me informó una gentil funcionaria del Hospital Oftálmico más importante de Roma al llamarme para anular un examen rutinario, que por lo demás era a fines de abril. Y lo mismo sucede con numerosas patologías, no graves, insisto, pero que permiten una vida más llevadera.
Muy interesante el artículo del juez español Baltazar Garzón (conocido sobre todo porque en 1998 ordenó un mandato de captura internacional contra el exdictador chileno Augusto Pinochet, mientras se encontraba en Londres) publicado hoy en InfoLibre, que señala que la emergencia a raíz del Covid 19 ha provocado otro fenómeno que denomina «el virus de la impunidad».
Según Garzón en numerosos países «están aprovechando esta crisis sin precedentes para tomar decisiones de una relevancia extraordinaria, que pasan, sin embargo, desapercibidas».
Como ejemplos cita la orden de liberación a 17 militares acusados por crímenes contra los Derechos Humanos dictada por la Corte de Apelaciones en Chile.
También el magistrado recuerda la condena en Ecuador al expresidente Rafael Correa «supuestamente por haber instigado al cohecho, si bien todo el mundo sabe que el objetivo único es inhabilitarlo para la política», la represión en Brasil contra los ambientalistas, «el cerco marítimo de Estados Unidos contra países como Venezuela y Cuba», y la discriminación y violencia contra los musulmanes en India.
Por eso, reflexiona Garzón, se requieren también medidas extraordinarias «especialmente desde el punto de vista del control ciudadano hacia el poder», para que este enemigo invisible y letal que es el Covid- 19 no se transforme también en el virus de la impunidad.
Miércoles 15 de abril
¿Prefiere vivir pobre o ser el más rico en el cementerio? La provocadora pregunta es del sociólogo Domenico de Masi quien en entrevista vía streaming arremetió contra el modelo económico social de las regiones del norte que «siguen fabricando armas, algo obsceno».
Sobre la sociedad que saldrá de la pandemia, De Masi es enfático:
Quizás en una primer fase que a lo mejor durará incluso años nuestro comportamiento se centrará en la pandemia, pero con las mismas características personales que el virus acentúa. Es decir, los buenos más buenos, los malos más malos, los solidarios más solidarios, los egoístas más egoístas. Pero habrá un fuerte movimiento para cambiar la sociedad.
Recuerda una frase escrita en las paredes madrileñas: No volveremos a la normalidad, porque la normalidad era el problema. Hay que tomar en cuenta que la normalidad anterior estaba marcada por el consumismo, por el egoísmo, por el neoliberalismo, argumenta. «Era una sociedad que a muchas personas no les gustaba porque era una sociedad de grandes desigualdades y grandes injusticias sociales».
De Masi afirma que, desde este punto de vista, es «el triunfo» de la teoría del decrecimiento del economista y filósofo francés Serge Latouche, quien, en síntesis, reivindica la liberación de la sociedad occidental de la dimensión universal economicista: «en el sentido de que esta pandemia probablemente - al menos al principio - creará una fuerte tensión hacia el decrecimiento». Sin embargo, agrega, «los líderes que tienen el poder no cambiarán a breve plazo y harán todo lo posible para restaurar esa 'normalidad', que es el origen del problema, con todas las patologías derivantes».
Jueves 16 de abril
Despertamos con una triste noticia, el fallecimiento del escritor chileno Luis Sepúlveda en España. Una víctima más entre los miles de fallecidos en todo el orbe. Es un luto no solo para el mundo hispanohablante, sino para la literatura universal ya que sus libros han sido traducidos y admirados en todo el mundo. En Italia simplemente lo adoraban y solía venir con frecuencia ya que era director de la sección de autores españoles y latinoamericanos de la editorial Guanda, que publicó en este país toda su obra.
Es curioso, muchas personas a quienes ni veía desde hace tiempo me llamaron o mandaron mensajes manifestando su pesar por la muerte del escritor.
Siempre he sostenido que los italianos, en general (aunque las generalizaciones nunca son buenas), no ven más allá de sus narices en lo que respecta a América Latina. La mayoría de las veces salimos al tapete por nuestras vicisitudes, sean esas políticas (atropellos a los derechos humanos) o naturales (terremotos, aluviones, inundaciones).
Por eso, de repente es posible leer uno que otro «gazapillo». Claro que hay algunos que te dejan de una pieza, como un titular del telediario de uno de los canales de televisión de Silvio Berlusconi (por si alguien aún no lo conoce, empresario, una de las personas más ricas del país. ex primer ministro, entre muchas otras cosas) a propósito de la muerte de Sepúlveda:
Falleció el escritor Luis Sepúlveda, autor de ….«Cien Años de Soledad».
Ante la avalancha de memes, insultos y tomaduras de pelo en las redes, no les quedó otra cosa que hacer un comunicando lamentando «el error involuntario debido al apuro». Uno de estos memes fue particularmente hilarante: la tapa de su libro Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar, parafraseada como Historia de una gaviota y del gato que le enseñó la diferencia entre Sepúlveda y García Márquez. Probablemente la prisa y Google le jugó al presentador una mala pasada producto de que Gabo falleció precisamente un día como mañana hace seis años.
Viernes 17 de abril
Hoy, día de mercado. En realidad aunque vaya siendo costumbre disfrazarse con mascarillas y guantes para salir (por supuesto sin olvidar la «autocertificación»), esta cuarentena empieza a pesar sobre todo, por lo menos en mi caso, para hacer cosas tan nimias y domésticas como ir a comprar.
Un amigo director de cine, que me llamó justo cuando estaba en la fila en el mercado (puesto que a raíz de esa llamada tuve que dejar, perdiendo mi turno) quería coordinar nuestros encuentros virtuales para el Globo d‘Oro, que, como les contaba en despachos pasados, es el Premio que la Asociación de Corresponsales extranjeros en Italia entrega al cine italiano. Ambos comentamos precisamente que una de las cosas más difíciles de soportar de la cuarentena era esta incapacidad para aceptar que las cosas rutinarias, como una simple salida al mercado, se complicaran tanto.
La mayoría de los diarios italianos más importantes trae hoy en la tapa la noticia de la muerte de Sepúlveda, con innumerables reseñas y recuerdos. A mi juicio uno de los más certeros y al mismo tiempo conmovedores es el de Concita De Gregorio, editorialista del diario La Repubblica que, en extrema síntesis, señala que por su prosa, directamente vinculada a su personalidad y a sus opciones, Sepúlveda quedará en el imaginario colectivo, tal como pasa, por otras razones con el Che Guevara.
Según ella, su imagen incluso aparecerá en las camisetas que se pondrá «quien nunca supo nada de Sepúlveda, como tampoco del Che», excepto que son personajes que tuvieron que ver con algo «vago y al mismo tiempo heroico que sucedió en el siglo pasado». Por otra parte, añade De Gregorio, la frase del gato, «vuela solamente quien se atreve a hacerlo», es una frase «que habla a cualquier persona en cualquier ángulo del globo terráqueo y que justo hoy, esta mañana cada uno de nosotros sabría a quien dedicar con amor y nostalgia».
Sábado 18 de abril
A pesar del coronavirus (¿o quizás sería más correcto decir no obstante él?), los desesperados de la tierra siguen tratando de alcanzar la tierra de la abundancia: Europa.
Y a pesar, o no obstante, la catástrofe, nuevamente las razones políticas priman, como la prohibición del presidente de la región de Sicilia, el derechista Nello Musumeci (que hizo sus primeros pasos políticos en la organización juvenil Giovane Italia, del posfascista Movimiento Social Italiano) al desembarque en Palermo de la Aita Mari, la nave de una ONG vasca con 36 emigrantes rescatados en alta mar después de haber sido abandonados por los modernos mercaderes de carne humana.
Los emigrantes habían sido rescatados hace una semana en aguas maltesas. Ocho de ellos habían tenido que ser evacuados a Lampedusa hace un par de días por razones de salud.
También en estos días 143 náufragos fueron rescatados en el Mediterráneo (el famoso Mare Nostrum de los antiguos romanos) cerca de Sicilia y transportados a una nave/hospital italiana antes de ser ubicados definitivamente en otros países europeos. También los 36 fueron trasbordados a la misma nave.
Domingo 19 de abril
A propósito de los rescates en medio al Mediterráneo, el drama de estas nuevas víctimas pone sobre la mesa otro problema que a causa de la pandemia había quedado rezagado: el de los inmigrantes clandestinos, la mayoría de los cuales sin siquiera un techo, que viven al día y que no se atreven siquiera a ir al hospital por temor a ser detenidos, aunque se sientan enfermos. Un drama en el drama de estos modernos esclavos de la globalización y sus consecuencias.
Y hablando de tragedias, otro grave problema se cierne sobre las comunidades islámicas, según comentaba esta mañana en la chat de grupo un colega paquistaní: el de los cementerios islámicos. En Roma, por ejemplo es un pequeño espacio de apenas 200 metros al interior de uno de los cementerios generales. En los últimos días fueron sepultadas 17 personas con las que el espacio quedó colapsado, Antes de la emergencia las comunidades se llevaban los cadáveres a sus países de origen. Ahora, con los vuelos bloqueados ni siquiera eso. Y en el norte, muchos alcaldes (la mayoría de centro derecha, pero desgraciadamente no solo ellos) no permiten la apertura de cementerios islámicos.
Aunque las noticias que llegan de todo el mundo no son precisamente tranquilizadoras, ya que más allá de las fake news, incluso los mismos expertos se contradicen, desde mi balcón se advierte el estallido de la primavera, con los árboles llenos de brotes de un verde intenso, interrumpidos aquí y allá por manchas rosadas y blancas de los cerezos y almendros en flor, destellos de esperanza y optimismo en este caótico mar de incertidumbre y aprensión.