La locura, hacer un análisis político basado en dos principios utilizados en la política como lo son el darwinismo social, que se basa en la sobrevivencia de las sociedades más aptas, y la necropolítica, de Achille Mbembe, que habla de dejar morir a aquellos que no se consideran aptos para la sociedad; utilizando principalmente el ejemplo de África para referirse a este «dejar morir» grupos de personas que son consideradas de poco valor para el mundo moderno, o aplicar medidas para que estas poblaciones no se reproduzcan más y sustituirlas por grupos más «adecuados» que aprovechen sus recursos.
Pero y en todo esto, ¿qué tiene que ver la película del Guasón (Joker en versión original) dirigida por Todd Phillips e interpretada de manera espectacular por Joaquín Phoenix que se estrenó a principios del mes de octubre? Sencillamente la interiorización del personaje que desarrolla Phoenix es demasiado psicológica, no es para nada un ejemplo a seguir, pero es el reflejo de una sociedad hastiada que se ha cansado de un sistema decadente que pareciera fabricado para unos pocos.
La película no muestra héroes ni villanos, sencillamente comienza con la implosión de un sujeto cuya vida estuvo marcada por la violencia extrema desde su madre, hasta la vida que le tocó enfrentar y quienes siempre le rodearon sin ningún tipo de respeto o viéndolo de forma desinteresada.
La muerte de su yo interior, y el surgimiento de su verdadera identidad externa se conjuga con la aparición de sus verdaderos sentimientos que se transformaron en la excusa perfecta para descargar su ira contra quienes estaban en el momento preciso en el lugar equivocado, siendo hostiles, y que recibieron su merecido por parte de este que pareciera un paladín de la justicia pero sencillamente fue la chispa que gestaría una revuelta, donde se juega con la idea de un mundo en medio de la lucha de clases (ricos contra pobres) como su principal punto de quiebre y al mismo tiempo, muestra también la decadencia de la sociedad moderna, donde unos valen más que otros por elementos prefabricados por el propio sistema.
La máscara del payaso dejó de verse como el símbolo de la risa y pasó a ser la cara de la frustración que sienten algunos. Por esta razón transformaron a este «villano anónimo», en un símbolo del descontento contra algunos y clases políticas gobernantes, así como la protesta contra la vida egoísta que nos hemos acostumbrado a tener.
Sin embargo, al mismo tiempo se justifica la violencia y la ley de la jungla urbana, se cae en el mismo darwinismo social y ahora se invierten los papeles de quién es la presa y quién es el cazador, convirtiendo además la lucha social en un caos y crímenes en una versión atrofiada de anarquismo, donde su emblemático símbolo no representa en verdad una solución, sino sencillamente una voz con sus propios fantasmas que se convirtió por accidente en un líder populista guiando a las masas contra lo establecido o contra lo que consideraban en realidad el «mal social», para transformarse en gestores de un caos, cualquier parecido con las realidades del mundo, no son mera coincidencia.
En ocasiones quienes asumen el rol de liderazgo no están preparados para esto, sencillamente cuentan con una retórica y discurso convincente de elementos que provienen del interior de sus entrañas y no necesariamente de un verdadero interés por cambiar las cosas para bien. La exaltación del ego de un sociópata, y la validación de sus palabras expresadas de manera atractiva son el complemento perfecto para un desastre social.
Y es también bajo esa premisa que el uso de la necropolítica podría ajustarse a un análisis de la película que, si bien es una ficción, muestra como hay grupos en la sociedad hacia los cuales no existe un interés real y el sistema sencillamente deja de ponerle atención para que se extingan o desaparezcan materialmente, o por el contrario, gobiernan para una élite privilegiada y dan migas al pueblo para intentar mantenerlos controlados, más la delgada línea sobre la que se mecen puede ocasionar un desastre magistral en el menor error cometido, o a través de un detonante.
Siguiendo con la necropolítica, dejar claro que al invisibilizar los males de algunos grupos sociales hace más sencilla su extinción, y más fácil digerir su desaparición, nadie lo notará, siempre han vivido así, por tanto, acabar con ellos no le generará dolor más que al círculo cercano, y esto será hasta que haya una sustitución por un grupo que tome su lugar.
Y además si existiera la necesidad de gestar un nuevo exterminio tendrá el visto bueno de una sociedad que siendo participe de la irracionalidad contemplada en la violencia ya han marcado como ganado los grupos que consideran útiles e inútiles para que sean asesinados, para que no se multipliquen o sencillamente para que se autodestruyan.
Como lo dije al inicio, es una locura hacer un análisis basado en una película de esta categoría, pero bueno, la misma está hecha para que nos podamos autoevaluar como sociedad y lo que transformamos en emblemas de la lucha por la igualdad en la sociedad.
Sin embargo, como me gusta salirme del molde de lo regular en cuanto a las interpretaciones y análisis, utilizo lo que esté a mi alcance para expresarme, en este caso el Joker cumplió su cometido psicológico en mi para compararlo con teorías políticas de nuestra sociedad autodestructiva.
Un último análisis, pero más hacia la película, sin ser crítico de cine por supuesto, me atrevo a meterme un poco en este campo. Bien lograda, una actuación maravillosa de Joaquín Phoenix, la combinación de la música (varias melodías con cello que atrapan al espectador), los movimientos del personaje principal, así como el hecho que una película de Hollywood decidiera salirse un poco de su molde prefabricado, da una buena impresión para que esta película sea catalogada como una de las mejores logradas del universo DC, cautiva y atrapa.
Por supuesto que el párrafo anterior carece de análisis político y es sencillamente una opinión subjetiva que quise agregar para cerrar una columna que consideré distinta, donde por supuesto destaco la motivación, impresión, refuerzo e interés de quienes estuvieron haciendo este grandioso trabajo.