La freguesía de Pitões das Júnias, municipio de Montalegre, frontera norte de Portugal, colindante con Galicia (España), fue entorno para una muestra de escultura contemporánea, creadas in situ y sin firma de autor, en la cual participaron una veintena de artistas procedentes de Mesoamérica y Europa. El nombre de la población obedece a «los pitones de las Junias», cuyos riscos montañosos más altos despuntan en aquel verdor del paisaje y el azul firmamento, bañados por riachuelos y cascadas de aguas cristalinas.
Durante el mes de junio, 2019, se realizó Anonymous Art Project, primera edición de un evento land art, género del arte actual que se inserta en la topografía del terreno natural, e interviene el ambiente físico y simbólico para integrar una escultura o instalación, volviéndose en sí mismo obra de arte.
David Teixeira, vicepresidente concejal de Montalegre, empoderado por el encuentro con un verdadero jardín de ideas artísticas contemporáneas, motivó al municipio a registrar el espacio adjunto al pueblo de Pitões, como de interés municipal y cultural. Y no es para menos, cuando localidades alejadas de los centros urbanos, requieren de ese carácter de proyectos motivando a reflexionar lo que puede transformar el entorno aplicando creatividad a los materiales propios del lugar, como la piedra, la cual es central a este evento. Y digo central, en tanto el pueblo es una villa de arquitectura rupestre, edificado con materia lítica rústica, donde aún se pueden apreciar ruinas de fortalezas medievales, conventos románicos, callejuelas empedradas y vestigios del arte prehistórico funerario como dólmenes.
Anonymous Art Project
Comenté en mi blog Árbol de Miradas, junio, 2018, que el arte, en su génesis, fue singular manifestación del anonimato: No identificaba autores, animaba en la colectividad creencias o expresiones espirituales, reflejando la manera de vida de aquella comunidad, pero sin dar culto a la personalidad del hacedor o artista. Hoy en día, aún sin firma de autor, la obra se constituye en alter ego.
Así se mantuvo por siglos, hasta arribar al Renacimiento, cuando los maestros en sus talleres, empezaron a cultivar sus saberes y experiencias compartiendo con los aprendices, pero la autoría correspondía al taller. En Florencia, Italia, durante el *Quattrocento, ya se hablaba del taller de Andrea del Verrocchio, donde trasciende se inició Leonardo Da Vinci, siendo aún niño, dejó huella imperdible en las obras que trabajó y en tanto se manifestaba el signo de su ingenio propio. Donde el muchacho davinciano puso el pincel o cincel, se observó esa marca de propiedad, como ínfimo vestigio de autoría. Vuelvo a repetir: la autoría era del taller.
Similar situación experimentó Michelangelo Buonarroti, de quien Giorgio Vasari asintió que su formación se dio en el atelier de Domenico Ghirlandaio. Y en general todos hemos tenido cerca a un referente y fuimos asiduos visitantes a su taller, donde se nos cultivó no solo talentos y destrezas propias de la técnica del dibujo, la pintura o la escultura, sino también el pensamiento, el cual trasciende a todos los rigores de la academia.
Pero el auge del capitalismo en la era industrial -tal y como afirmé en mi comentario de Árbol de Miradas-, es el responsable de incrementar el valor de cambio, y la obra artística comenzó a ser firmada creciendo la honda expansiva por los grandes centros mundiales del comercio de bienes creativos, o «industrias creativas». No dejan de tener presencia en la historia movimientos anti-arte como el dadaísmo y el povera, que fustigaron esas tácticas del mercado, utilizando sus mismos subproductos para ponerles etiqueta y firma de autor.
En este contexto se recuerda el ready made, como La Fontana, 1917, (firmado por su creador con el pseudónimo R. Mutt), o las latas de Merda D'Artista, 1963, de un controversial artista del Piamonte turinés en el norte de Italia, además de las primeras manifestaciones del Conceptualismo, que subvirtieron los escenarios oponiéndose a los encuadres de la vanguardia. Resulta curioso que, aunque fustigaban los movimientos de punta, se convirtieron estos mismos en eso, abriendo las puertas a lo contemporáneo, demostrando una esencial sensibilidad hacia la materia, y a sus tratamientos, o la forma de cargar o portar los contenidos.
JUNE in Pitôes das Junias, Portugal North
La muestra Arte Anónimo MMG en el Jardín de Pitôes, cercana a Porto, Portugal, se propuso borrar la idea del autor, para que la conciencia del ingenio creativo vuelva a la obra misma. Además, se considera la piedra como la gran manifestación de la materia dura del planeta, esencial y concreta, como lo es la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Esta materia hizo grande al arte de Egipto, Mesopotamia, Oriente, el de las culturas nórdicas que construyeron esos dólmenes y menhires como arquitectura funeraria, y que algunas muestras se aprecian ahí mismo en ese espacio de Portugal. Al otro lado del mar de la Mancha, en Salisbury, se edificó el famoso cronlech de Stonehenge, símbolo del pensamiento de la edad de piedra. Suma la grandiosidad en el uso de esta materia originaria por parte de la civilización inca en Sudamérica y maya en Mesoamérica, o los mexicas en México, culturas centrales al arte prehispánico, mucho del cual fue destruido luego del período de conquista y colonización.
Los organizadores de Anonymous Art Project, eligieron la piedra, para volver al anonimato, pues el planeta Tierra es una conglomeración geológica de diversidad de especificidades matéricas que, pertenecen a todos los terrestres. Las rocas son extraídas de las enormes cordilleras hasta de los fondos marinos. Los cauces o cuencas de los ríos, lagos, hasta de los volcanes que eructan magma (piedra fundida), la cual al llegar al exterior y enfriarse se convierte en roca (granito volcánico), o en cenizas que también son materia molida.
Otros simbolismos de la lítica
Para esta reunión anónima del arte en Portugal, que no tiene nombre, y de la piedra como materia significante del anonimato [Untitled], existen, como se dijo, vivos ejemplos de su uso en la arquitectura civil o militar paran la construcción de puentes, murallas, castillos, calzadas; o dentro de un orden conmemorativo, espiritual y funerario como los monumentos megalíticos, tumbas, pirámides, zigurats, estelas, arcos del triunfo.
Para la edición No. 16 de la revista on line La Fatalísima, dedicada a esta materia, comenté: La roca, en sí misma, posee un valor referencial del pensamiento crítico-creativo: La piedra angular que cierra el arco del puente, retrata un tropos, aplicado a muchas situaciones de la vida cotidiana, cuando se refiere a una actitud pétrea, a una decisión angulosa, de doble filo y cortante como piedra afilada. Aluden a cualquier material natural caracterizado por su consistencia y peso; por lo general se afirma que una determinada madera es tan dura o pesada como una roca, o que ésta es irrompible como el metal.
El universo en su complejidad está compuesto por distintos sistemas planetarios, reconocemos la Vía Láctea en tanto a él pertenece el sistema solar incluida la Tierra; pero esa visión de cuerpos de luz o celestes que flotan en el cosmos, está compuesta de rocas que a veces colisionan entre sí, como los llamados meteoritos que al friccionar contra la atmósfera terrestre se desintegran.
El historiador rumano Mircea Eliade, en el capítulo que le dedica al Tratado de Historia de las Religiones, señala que la piedra:
en su primitivismo atávico, en su virginidad y rudimento, aún sin intervenirla ni transformarla, guarda una substancia original e integral que crece en su contacto y se reafirma en cada golpe. Su médula viva es poseedora de la entereza del ritmo, de la generosidad de los espacios de luz, del envoltorio del tiempo, del ruido y del silencio más atronador. Y es a esta base de conocimiento intrínseco que se deben la escultura, la arquitectura y el grabado; este último como soporte del principio civilizatorio de la escritura como base intelectual y memoria tangible de transmisión del conocimiento.
La Ciencia estudia esta rama de la geología determinada como Petrología, distinguiendo tres tipos de roca: las magmáticas (volcánicas, como el granito volcánico), las sedimentarias (sedimentos marinos o pluviales) y las metamórficas (capas de roca que por las circunstancias tectónicas adquieren una sola forma). También están las canteras a cielo abierto donde se extraen enormes bloques de mármoles u otras piedras para la construcción de edificios o para ser talladas por los escultores.
Trasciende que los romanos construyeron el Coliseo transportando el material desde una enorme cantera de travertino cercana a la ciudad de “Tivoli”, e incluso en esas mismas inmediaciones se localiza Villa Adriana, lugar de descanso para el emperador Adriano luego de concurrir a los cansados debates en el foro romano. Ese mismo material (extraído de la cantera de “Tivoli”), sirvió para la edificación de los principales edificios de la Roma papal, pero destruyendo parcialmente el Coliseo. De manera que advertirnos el espíritu constructivo que ha caracterizado al individuo creativo, pero también al destructivo y violento, simbolizado en esa piedra que se devuelve, se vuelve saña y arremete.
Para la historia de las escrituras la piedra, en tanto materia dura sirvió para tallar en sus superficies las escrituras cuneiformes, jeroglíficas e ideogramáticas de los imperios agrarios de la Antigüedad, sumando a los orientales, los glifos mayas, y las marcas o incisiones en piedra llamados petroglifos abundantes en todo el mundo.
Otros simbolismos, a manera de conclusión
Un pensador, en el interludio de su reflexión, habla de la piedra filosofal; o se recuerda el constante forcejeo de Sísifo para subir una piedra cuesta arriba, y como se dijo, se le devuelve -como muchas situaciones de adversidad en la vida. Moisés, al conducir al pueblo hebreo hacia la tierra prometida, y ante la carencia de agua para calmar la sed, obedeciendo a su Dios Yo soy golpeó y habló a una roca en Meribá, de la cual emanó el preciado líquido para saciar la sed del pueblo.
La hermenéutica nos ayuda a la interpretación tropológica de estos asuntos, para decir que el Todopoderoso nos da herramientas de fe para romper incluso la dureza de una roca y hacer verter agua de ella; o como la «metáfora» de Sísifo cuando nos dice que no se debe abandonar la tarea de encontrar una solución a los problemas ante las contingencias de la vida. Ese es el forcejea al que se enfrenta el artista escultor al tallar la piedra; puede que el mínimo desliz arruine la obra, o que emerja el sentido de su búsqueda.
En esta y otras percepciones la dura y pesada materia es el foco a observar. Trae a la memoria un párrafo de la novela del elocuente Ítalo Calvino en Ciudades Invisibles, cuando el Gran Kan increpa a Marco Polo con esta pregunta: ¿Por qué me hablas de las piedras? Es sólo el arco el que me importa. A lo cual Polo responde: Sin piedras no hay arco (Calvino, 1983, P. 94).
Además de los mayas u otras culturas mesoamericanas, que elaboraron las estelas talladas en piedra y la escritura grabada en petroglifos; existen los sistemas de esferas de piedra del valle del Diquís, y la impresionante talla de metates, mesas ceremoniales u otros objetos escultóricos o complejos civiles en el arte originario prehispánico, de manera que somos cultores de una larga tradición en el trabajo creativo de esta materia dura del planeta.