En mi caso yo me siento humano. Dentro del arte cyborg tengo colegas, por ejemplo Manel de Aguas que es músico y artista cyborg, que desarrolla esta mirada transespecie, pero mi discurso artístico no va por ahí, para mí el cyborg sigue siendo un humano pero que se entiende con una identidad más ligada a la tecnología, al mundo que le rodea, y también a la naturaleza, porque el arte cyborg tiene esto de agarrar sentidos que están presentes en otros animales e intentar reproducirlos a través de la tecnología en nosotros. Seguimos siendo humanos, pero el cómo nos relacionamos con la tecnología y con el medio hace la diferencia.

(Esteban Celis)

Dentro de mi intento de comprender con más profundidad las tendencias que observo y entender, desde lo humano, aspectos comentados en artículos anteriores sobre la ideología transhumanista y el biohacking, hoy les presento la segunda parte de la entrevista-conversación, realizada en julio de este año, a Esteban Celis, el primer artista cyborg chileno. Esteban, a inicios del año pasado comenzó su proyecto, teniendo como motor, según me cuenta, la necesidad de comunicar su mundo y conexión con el entorno, lo cual lo llevo a buscar nuevos lenguajes para poder expresar sus creaciones y estar más conectado con el medio que habita.

La realización de esta entrevista conllevó el desafío de una escucha abierta y humana que buscaba ahondar en el relato de Esteban y su experiencia, ante lo que entiendo son manifestaciones nuevas que acompañan a nuestro tiempo y fenómenos que primero debemos comprender y conceptualizar para posteriormente problematizar, teniendo claro que no podemos mirar lo humano, sin mirar el entorno que lo constituye, ya que finalmente si estamos entrando a una era en donde lo que llaman libertad morfológica comienza a ser una realidad, la pregunta que me hago es desde donde (deseo) surge la necesidad de hackear el cuerpo en lo humano sin dejar de lado el contexto político, social y económico de nuestro tiempo, pregunta que atraviesa la expresa necesidad de una mirada interdisciplinar de estos fenómenos donde las ciencias humanas y de la salud estén integradas en este debate.

Quizás fueron estas mismas reflexiones y preguntas la que me llevaron el año 2018, debido a mi interés por las tendencias que observaba en relación a la normalización de la vulnerabilización de lo humano, la infravaloración de nuestra especie -y el no reconocimiento del mismo como ser vivo interdependiente-, y un creciente discurso sobre los beneficios de la tecnología, máquinas y otros, poniéndolas al mismo nivel que el valor de la vida y por encima de las capacidades potenciales de nuestra especie, sumado al trabajo interdisciplinar que estábamos comenzando a realizar desde mi plataforma weoutsiders con profesionales del ámbito de la salud, ciencias humanas y artístico, a asistir a un encuentro en el Goethe Institute de Santiago, donde Florian Wüst (Alemania), curador del Festival Transmediale, presentaría la experiencia de este festival. Uno de los encuentros más importantes de arte, ciencia y sociedad de Europa, siendo los ejes articuladores del mismo el arte, la cultura digital, la economía y la sociedad.

En ese momento, aun cuando los temas relacionados a la IA, robótica, transhumanismo y tecnologías eran incipientes por estos lados de Latinoamérica y no se vislumbraba el avance vertiginoso que hoy observamos, desde mis conocimientos, estudios, preguntas y vivencias en la UE era consciente de las oportunidades que estos nuevos escenarios presentaban, pero también de los riesgos que desarrollos como estos podían conllevar sin control alguno y bajo intereses económicos variados, mientras en paralelo observaba lo que llame normalización de la vulnerabilización de lo humano.

En este encuentro, con una mayoritaria asistencia de artistas y curadores que escuchaban extasiados las afirmaciones de Florian, fui consciente de que mi mirada -desde un enfoque interdisciplinario pero crítico, como psicóloga trabajando con artistas en la búsqueda de nuevos lenguajes pero que en paralelo buscaba el uso de la tecnología a favor de lo humano recogiendo las distintas formas de representación de la realidad, como a su vez el reconocimiento de la vulnerabilización previa y de nuestra naturaleza biopsicosocial- marcaba una escucha distinta de lo que en ese momento se comenzaba a situar como camino inequívoco de evolución. En aquellos momentos el próximo paso decían que sería y debía ser la aceptación de la tecnología como salto evolutivo y el abandono de una visión antropocéntrica que situaba al ser humano como centro. Aunque para mí, desde mis conocimientos jamás el ser humano realmente había estado al centro en culturas que nos invitaron a olvidar nuestra naturaleza social, afectiva e interdependiente y que entendieron que el cambio de culturas colectivistas a individualistas era el precio que se debía pagar por lo que se entendía por desarrollo económico.

En la convocatoria, aun cuando se afirmaba que todas las actividades de Transmediale tenían como objetivo fomentar una comprensión crítica de la cultura y la política contemporáneas saturadas por las tecnologías de los medios de comunicación, parte de lo que escuche se enfocaba sobre todo en beneficios y avances, dejando de lado los riesgos y aspectos necesarios a prevenir desde un pensamiento crítico necesario a poner sobre la mesa, si realmente queríamos que en esta nueva era realmente el potencial humano fuera impulsado desde las bases y no de forma artificial.

En este sentido, se tocaron muchos temas interesantes en esta charla. Conocía el trabajo de Transmediale desde la época en que viví en la UE y el cruce interdisciplinar era algo que veía necesario y valoraba, pero también extrañaba una mirada crítica e integradora desde las ciencias de la salud y humanas, porque en ese momento ya veía como lo humano retrocedía en sus capacidades socioemocionales y cognitivas, y en lo social se normalizaba la ruptura de los vínculos personales y sociales (motor de nuestro desarrollo y evolución), mientras comenzaba aparecer el planteamiento de una mejora de lo humano con tecnología (transhumanismo) y una idolatría de la robótica y la IA que en muchos casos dejaba de lado los planteamientos de las ciencias humanas, incluso en su propia configuración.

En aquellos momentos se nos hablaba de que el ser humano debía dejar de ser el centro, sin embargo este planteamiento dejaba fuera la interdependencia que nos constituye como raza y como especie no solo entre nosotros, también con el entorno vivo. Desde ese lugar, me preguntaba por qué se buscaba un reconocimiento de lo que llamaban la nueva naturaleza tecnológica, sin reconocer de forma paralela nuestra propia naturaleza biopsicosocial interdependiente a nivel de nuestro propio desarrollo y evolución, como parte constituyente de sistemas vivos e interrelacionados si realmente se quería pegar un salto. Se humanizaba a las maquinas pero se deshumanizaba al ser humano al menos desde el no reconocimiento de su propia naturaleza, se frustraba la inteligencia pero se nos hablaba de inteligencia artificial, se decía que vendría la era de la colaboración y singularidad, pero nos enseñaban a competir y finalmente desde un algoritmo nacía una incipiente tendencia a estandarizar a nivel ya global, mientras se anunciaba la era de la singularidad tecnológica.

Un escenario, que desde mi parecer ya planteaba miles de contradicciones, donde además se observaba un desdibujamiento de identidades dejando de lado la comprensión y análisis de nuestras narrativas singulares y colectivas, anulando las mismas desde conocimientos estandarizantes que invisibilizaban lo humano singular, el síntoma como síntoma y la causa, dentro de un contexto, mientras observaba que las soluciones para los problemas humanos que nos ofrecía la tecnología en muchos casos omitían la complejidad de lo humano y del contexto… la omisión de un cruce intersistemas cada vez más enrevesados.

Desde estos lugares, la soledad humana podía ser remplazada por la compañía de una máquina, situando a las mismas como nuevos entes socializadores, casi vivos. Se comenzaba hablar de la tecnología como si se tratara de un ser vivo, una pareja, un amigo, o incluso una extensión de nosotros mismos. Una idea que planteaba una especie de ideal de lo humano desde lo tecnológico que para mí era cuestionable. En estos últimos años, esta tendencia siguió creciendo y afirmándose, “el cerebro humano no puede procesar la cantidad de información a la que estamos expuestos, debemos ir más rápido” afirmaban algunos. Para quién y por qué me preguntaba yo.

Hoy esta pregunta que me hacia ya en aquellos años que implicaba el desdibujamiento de lo vivo y su interdependencia, puede responderse en parte por los planteamientos realizados por Miguel Benasayag, médico francoargentino, psicoanalista y epistemólogo y Doctor en Psicología por la Universidad de París VII, quien afirma:

Cuando los colegas dicen “hay una continuidad de naturaleza entre el artefacto y la vida” y la única diferencia es cuantitativa, están recitando el dogma colonial de que hay una unidad de naturaleza, pero con una diferencia cuantitativa: tienen que evolucionar hacia nosotros. O sea, lo vivo tiene que evolucionar hacia la máquina. Es el esquema colonial reproducido. (…) Sin embargo, para que haya hibridación tenemos que reconocer la diferencia cualitativa entre lo vivo y lo artefactual. Lo que está pasando no es una hibridación, es un aplastamiento por negación de la alteridad de lo vivo. Para que haya -hibridación tiene que haber una alteridad entre artefacto y vida, y decir ¿cómo se va a hibridar esto? En cambio, lo que está pasando es una negación y esto es absolutamente colonial.

De ahí que quizás por lo mismo, la afirmación de Esteban sobre sentir la tecnología como una extensión de sí mismo pero reconociéndose como ser humano y sin querer dejar de serlo llamo mi atención, finalmente aparece un nuevo espacio donde se sitúa un sujeto que cuestiona la forma de relación con el artefacto. “Es parte de mi pero no soy yo”. ¿Podemos estar hablando de alguien que se resiste a la colonización de la que habla Benasayag me pregunto?

Cuando termino la charla en el Goethe Institute de Santiago, nos dieron espacio para realizar preguntas, y créanme que para mí no fue fácil plantear lo que leerán a continuación en un entorno en el que todos aplaudían, sabía que mis reflexiones serían una nota disonante dentro de esta sinfonía que se estaba armando, pero me arme de valor porque además de toda la funcionalidad política y económica que también veo en estas nuevas tendencias soy consciente que ante una población vulnerabilizada en sus capacidades e incluso potencial cognitivo estos nuevos avances pueden ser un arma de doble filo para el desarrollo humano, para nuestras estructuras sociales y políticas y por tanto también para nuestra evolución desde la libertad.

Soy de la idea que la historia ya nos enseña que ni lo humano ni nuestras sociedades, su evolución y desarrollo, pueden ser considerado un mercado de prueba, menos un ratón de laboratorio que responda a intereses económicos e ideológicos variados y parte de lo que escuché en esta charla me hablaba de un futuro nebuloso que nadie tiene claro en que terminara, pero el mandato es seguir funcionando y “avanzando”, cueste lo que cueste, ¿incluso nuestra existencia? Un futuro que finalmente hablaba de un supuesto salto evolutivo pero que a su vez planteaba una gran nebulosa sobre donde terminaría todo esto llegando incluso a plantear la posibilidad de nuestra extinción. Inevitable pensar en aquellos momentos en los planteamientos de Silvia Beichmar, sobre el aprendizaje y el sujeto ético: “Cuando uno nace si tuviera que aprender a vivir por ensayo y error se moriría por el primer error, se aprende por confianza en el otro, no se aprende por ensayo y error, cuando el niño renuncia a ciertas cosas es (…) porque uno no quiere generar sufrimiento en el otro”.

Cómo confiar por tanto desde nuestro instinto de autoconservación en un futuro que se plantea como incierto y por momentos amenazante para la raza humana, cómo confiar si desde nuestra naturaleza para querer explorar necesitamos una base segura, no un discurso que normaliza la extinción y pasa por alto todo aquello que nos ha vulnerabilizado como si se tratada de una realidad inamovible. Es progreso realmente subirnos a esta especie de discurso kamikaze que pareciera dejar de lado el valor de la vida humana?, me pregunto. En esta línea Miguel Benasayag afirma:

No podemos considerar más que cualquier invención sea un progreso. Hay que romper esa asociación entre innovación y progreso. El progreso era el eje central de la ideología del ser, de Occidente y corresponde a la noción lineal del tiempo. No hay punto de llegada. Tenemos que pensar el tiempo en el modo de una espiral, como círculos con una evolución. Entonces, un primer punto respecto a la tecnología es darnos cuenta de que las innovaciones no tienen más la nobleza del progreso. Hasta mediados del siglo pasado cualquier innovación tecnológica tenía algo fantástico porque era un progreso.

Con respecto a este punto, un ejemplo es lo planteado por el mismo autor - además de su idea de colonización y no hibridación- con respecto al efecto que observa de algunas tecnologías en términos evolutivos y su impacto en nuestro funcionamiento, al plantear que en particular las tecnologías digitales, están produciendo cambios neurológicos con efectos cuestionables al observar que “la tecnología actual crea una ausencia del sujeto, la maquina facilita las cosas, pero ése no es el objetivo. El objetivo es vivir las cosas”, sin embargo desde sus estudios de neurofisiología observa la delegación de funciones cerebrales hacia la máquina ocasiona cambios neurofisiológicos, cambios anatómicos que involucran modificaciones en las redes neuronales:

Si yo delego una función -por ejemplo, no hago más fuerza con el brazo- se produce una atrofia del músculo. En el cerebro, el mecanismo de delegación de funciones siempre ocurrió a lo largo de la evolución de las especies, pero contaba con un mecanismo paralelo de reciclaje de la zona cerebral o subcortical liberada. En el caso de la interacción con las máquinas digitales estamos asistiendo históricamente, por primera vez, a la delegación masiva, rapidísima, de funciones de los cerebros humanos hacia estas, sin que haya tiempo de reciclaje o de regulación.

En esos momentos podía ver los beneficios de las tecnologías, es más trabajaba con ellas, y también había sido emprendedora en el mundo digital haciendo uso de la tecnología a favor de lo humano, pero me costaba comprender que normalizáramos la afectación de lo humano y nuestras capacidades, mientras en paralelo se nos plateaba la mejora de capacidades o ampliación de las mismas sin considerar la afectación de nuestra biología de fabrica y capacidades potenciales, al no considerar los factores protectores y de riesgo del desarrollo humano, para ser más clara, veía como se nos amputaba nuestro potencial, mientras se nos ofrecía aumentar nuestro potencial de forma artificial y controlada… ¿por quienes?

Por ello, antes de entrar a la entrevista con Esteban que hoy nos convoca, quiero compartir la fue mi pregunta en ese Mayo del 2018 para Frolian y su respuesta:

Hola, Florian, un gusto haberte escuchado. Tú hablaste de transhumanismo, y dentro de esto, también aparece toda esta línea de los Cyborg, por ejemplo Neil Harbisson, artista que se implanto una antena para poder ver en colores y que está siendo capaz gracias a este aumento de capacidades de forma artificial, de generar cosas y hacer intervenciones que él define como arte, me gustaría conocer un poco tu visión sobre este aspecto por el recorrido que traes, ya que aquí veo un tema ético, específicamente pensando en los cyborg…

Me parece que la tecnología y los potenciales... No sé, se está hablando mucho de inteligencia artificial y solamente es algo que tenemos que enfrentarnos... Tiene su lado obscuro claramente, más que por la tecnología por cómo está relacionado con poderes políticos y económicos, si tú ves las empresas como Google o Facebook, son las que hoy invierten en estos temas porque tienen los datos y esa es una dimensión nueva. Antes la tecnología era desarrollada para lo paramilitar o Estado y ahora hablamos de empresas privadas que tienen el poder y capacidad de invertir en este tema y desarrollarlo. Yo creo que para entender el mundo incluso para entender que pasa con él es necesario tener una perspectiva afuera del antropocentrismo para entender las interrelaciones que nosotros tenemos no solo con la naturaleza, sino también a la nueva naturaleza de la tecnología para mí la separación es más funcional…

Ok. Te planteo esta pregunta porque soy psicóloga y actualmente trabajo en temas vinculados a esto... Mi pregunta apunta a un tema ético, porque entiendo que la tecnología debe estar al servicio de lo humano, no soy contraria al avance tecnológico, sin embargo, en el momento en que veo que no se ha facilitado en muchos sentidos el desarrollo humano y pareciera ser que contrariamente se ha ido contra el mismo en algún punto... El planteamiento de la mejora de lo humano con tecnología como camino a alcanzar mayor potencial, al menos a mí me plantea una pregunta ética. Al menos, pensando en el discurso del chico que trajeron y otros que se están escuchando, la existencia de lo cyborg lo plantean como el gran salto humano, cuando no hemos sido capaces de considerar los conocimientos de las ciencias humanas y de la salud para impulsar las capacidades humanas. Nos estamos planteando que la tecnología es el único camino como solución, pero por lo que te comento a mí hay algo que no termina de cuadrarme y por eso te lo pregunto.

Claro, esas son preguntas están muy bien... pero no sabemos lo que va a pasar…

Han pasado ya casi 7 años desde que realice esta pregunta-comentario en la presentación de Transmediale, sin embargo a pesar de los avances, la incertidumbre sigue siendo la constante sumada a una omnipotencia desde algunos sectores del mundo tecnológico empresarial que parece poner en la palestra los beneficios minimizando riesgos ya no desde su enfrentamiento si no desde su negación. Y es ese mundo tecnológico quien sigue avanzando planteando por momentos escenarios deshumanizados y distópicos donde la ausencia de pensamiento crítico y falta de colaboración entre áreas de las ciencias humanas y de salud, desarrollo tecnológico e incluso artístico a mi parecer dejan grandes vacíos que están siendo habitados por algoritmos y otras tecnologías, y que hoy por hoy se transforman en riesgos si pensamos en los intereses que parecen ponerse en juego.

Creo que la pregunta del por qué, para qué y hacia dónde son claves en estos momentos y en este sentido, me parece relevante la diferencia entre funcionar y existir que plantea Miguel Benasayag, al afirmar que desde lado de la existencia; no todo está cerrado o determinado por un algoritmo, está la puerta de la libertad y del conocimiento desde el cuerpo, un cuerpo que siente, que percibe la realidad desde sus sentidos, sin embargo ante un entorno incierto y amenazante la propuesta de los poderes es de funcionar, porque el funcionar nos acerca a la cuantificable, a lo supuestamente exacto y finalmente controlable. “El funcionamiento se presenta con la transparencia panóptica de la máquina, y hay hasta una estética del buen funcionar, sin embargo funcionar bien no es existir. Funcionar bien quiere decir justamente ‘desexistir’ para tratar de pegarte a algo más claro”.

En este sentido, para este autor, existiría una colonización que formatea el cerebro y los cuerpos, siendo el punto máximo de su expresión el transhumanismo. Sin embargo concluye que este podría ponerse en jaque desde un cuerpo que coloniza la técnica y la pone al servicio de lo humano, alejándonos de este planteamiento que nos lleva desde el avance en el estudio del cerebro y las neurociencias a emular a nuestro cerebro con una computadora.

Creo que esta entrevista que realice a Esteban, abre muchos temas a conversar, a mirar, desde las distinciones que el mismo realiza, y por lo mismo, desde aquí va mi invitación nuevamente a que las escuelas de psicología, sociología, medicina arte y otras, introduzcan estos temas a debate de forma interdisciplinar, la invitación es que nos sentemos a conversar, al observar, como vengo afirmando hace muchos años, que el avance de las tecnologías dentro del entorno que vivimos con sus características propias, está conllevando planteamientos hasta ahora no abarcados por las mismas que están cruzando la definición de lo humano, nuestra identidad, vínculos, nuestro desarrollo, salud y evolución demandando una mirada más integral de estos fenómenos.

Sin más, y sabiendo que la misma abre muchos temas sobre nuestros tiempo que creo debemos reflexionar desde todas las miradas, mi agradecimiento a Esteban por su apertura, y mi invitación a leer esta segunda parte.

Con respecto a los intereses que parecen estar en juego, hay personas que afirman que el día de mañana nos van a ofrecer implantarnos chips y finalmente estaremos dependientes y bajo los intereses de quienes sean dueños de los chips, como hay otros que afirman que bajo esta realidad un poco distópica prefieren hacerlo ellos mismos, adaptarse al mundo que parece venir y que estas tecnologías dependan de ellos y no de los poderes de empresas tecnológicas. Me interesa conocer tu opinión con respecto a este tema, y con respecto a que hoy se habla mucho en redes de que existen grupos de interés que con todos estos avances, finalmente buscan negar la naturaleza humana y junto a ello situar el control y una nueva forma de estratificación social, incluyendo la implantación de diferentes niveles de capacidades. ¿Qué opinas de esto y como esto se cruza con el bio-hacking desarrollado de forma particular o under como una respuesta de resistencia?

Claramente, si uno ve las cosas que están sucediendo en Silicon Valley con estas nuevas tecnologías de control o de mejoramiento humano con fines poco éticos, obviamente no estoy de acuerdo, y creo que el bio-hacking más underground si está dando esa respuesta como resistencia. En mi caso, yo nunca he incentivado a nadie a implementar cosas, ni tampoco quiero que lo que yo estoy haciendo sea un estándar el día de mañana. Por ejemplo, en el caso de la banca, si el día de mañana se da la opción de ponerse un microchip o pagar con información de tu cuerpo, no quiero que ese sea el único camino a ser parte de un sistema financiero, si una persona decide seguir pagando con tarjeta está bien.

Es decir que lo que planteas con respecto a este ejemplo que me das de la banca es que no quieres que este tipo de tecnologías como microchip sea el estándar, pero por ejemplo de ofrecerse un sistema de microchip no sea obligatorio, si no que se pueda elegir.

Claro, yo sé que puede sonar como bonito, pero para mí sería lo ideal. Hay que verlo desde este punto de vista, porque no creo que deberíamos ver como malo que existan tecnologías de este tipo como microchip para el cuerpo, si no las intenciones que hay detrás porque la tecnología no tiene moral, la moral la tenemos nosotros y se la damos nosotros. Por esto mismo yo personalmente nunca me implantaría algo que pertenezca a una corporación o una multinacional, no lo haría, porque estas empresas no me van a asegurar que los datos serán míos. Porque aquí no estamos hablando de datos bancarios, o mi dirección o el rut, estamos hablando de datos de mi cuerpo, ahí es más complejo por eso diría que no.

En este sentido, lo que yo afirmo es que la tecnología que yo uso para este tipo de cosas y que también usan mis colegas artistas, son tecnologías que están al alcance de todo el mundo, son de bajo costo, y si tienes algo de conocimiento de código y de cómo hacer las conexiones es más fácil. Esto se ha usado para robótica, se ha usado para sensores y otros, ahora la diferencia es que nosotros los estamos usando para crear arte, y para adaptarla al cuerpo humano incluso en algo más performático.

Insisto, creo que la gente tiene que prestar atención a las intenciones.

Entiendo, en mi caso, una de las líneas a la que apunto es al cuestionamiento de la intención pero por sobre ello también a los límites que deberían existir que permitan salvaguardar la seguridad de tu biología y finalmente la privacidad y seguridad de tu psiquis, porque finalmente por algo existe esa privacidad, o ese espacio personal en el cual yo te miro y no estoy leyendo tus pensamientos, no puedo leerlos, no por nada existe este espacio privado que puede o no ponerse en juego en una relación con otro. Creo en este sentido que el ser humano quedaría muy desprotegido y coartado en su libre elección, en su libre albedrio y también desarrollo. Es en este sentido creo que hay un riesgo bastante alto, porque sabemos que el manejo de algunos datos desde intereses empresariales es un tema que vemos y un punto que es real donde estos discursos se pueden ir solapando de forma confusa, no sé si me explico.
Ahora, si yo te hablo desde lo que es mi disciplina, la psicología o incluso intentando integrar parte de los conocimientos en neurociencias que manejo, yo he estado observando y estudiando mucho lo que llamo la vulnerabilizacion del ser humano, y con esto me refiero a como este modelo que vivimos ha normalizado el cómo nuestras capacidades más innatas o más naturales se han ido atrofiando, desde la negación de los impactos que puede conllevar la negación de nuestra naturaleza biopsicosocial y normalización de aspectos como la desigualdad social, el estrés, la violencia, incluso el individualismo.
Es en este sentido que planteo la pregunta de si es ético plantearnos mejorar lo humano ignorando lo esencial, porque por ejemplo si pienso en el efecto del estrés en nuestro funcionamiento cerebral, una de las cosas que se ha visto es que el mismo de forma sostenida se ha observado que afecta la zona prefrontal de nuestro cerebro, justamente la zona que tiene que ver con funciones como la capacidad de análisis, de procesamiento de información, la orientación hacia objetivos; pero por otro lado de forma paralela escucho estas ofertas de empresas tecnológicas donde nos dicen que nos van a ofrecer una tecnología que va a mejorar nuestras capacidades a nivel de análisis y procesamiento cerebral…
Es ahí donde me pongo en jaque, porque se está hablando de mejorar lo humano con tecnología, pero no estamos reconociendo que antes justamente afectamos lo humano, entonces mi temor con respecto a esto es como esto puede ser funcional para ciertos intereses, que no se si nos llevan a mayor libertad o realmente esclavitud, por decirlo de alguna manera…

Yo creo que dentro de lo que planteas, lo más importante es la educación, cuando se plantean estas ideas de mejoramiento con tecnologías que invitan a tener una facilidad de hacer tareas, creo que no hay que verlas con buenos ojos. Porque si yo tengo el panorama completo y no ves la tecnología como algo a parte, entenderás que esa instrucción que le estoy entregando a la tecnología no es instantánea… te doy el ejemplo con la IA, ahora dicen, yo pongo algo y me da una imagen o me hace un trabajo, pero yo conozco muchos casos que aun así no saben utilizarla, primero para poder tener un buen resultado tengo que tener un conocimiento previo para saber que tengo que pedir y cómo hacerlo.

Totalmente, debes tener finalmente una estructura a nivel de procesos cognitivos que te permita a ti poder conocer, comprender y desde ahí poder preguntar…

Claro, con los textos o libros físicos pasaba lo mismo, si yo estoy estudiando historia y necesito escribir sobre un tema en específico debo tener nociones previas de cómo hacerlo, además de rectificar y revisar fuentes. En la época previa al boom de la IA también existían los datos imprecisos.

Así es, debías tener incluso pensamiento crítico y conocimientos en la materia…

Exacto, y con la inteligencia artificial pasa lo mismo, no es copiar y pegar, si tú no te educas, no la vas a usar bien, no les vas sacar el máximo provecho, entonces yo veo que la solución pasa por la educación y el estar informado.

Ahora con respecto a esto que dices, en las nuevas generaciones se están viendo algunos retrasos importantes a nivel de desarrollo cognitivo y de habilidades socioemocionales, que pueden ser explicadas en parte como resultado del modelo que vivimos, y eventos que han ocurrido en el último tiempo como la pandemia y otros, hay temas sobre los cuales ya podemos explicar parte de su causalidad. Y en este sentido, como psicóloga yo pienso que ya estamos partiendo desde un lugar de menos y por otro lado se están situando herramientas que como dices, “hacen el trabajo”.
Entonces, de alguna forma observo que indirectamente se les está enseñando que lo normal es no pensar… Es ahí donde veo otro riesgo, porque aun cuando estoy de acuerdo contigo en que la herramienta en algunos casos no es el peligro si no la educación, no puedo negar la vulnerabilización previa que ha habido y la falta de reconocimiento al respecto. Eso me preocupa porque si yo por ejemplo, tengo problemas de concentración u otros y me ofrecen una tecnología que en apariencia lo solvente en esta sociedad de la inmediatez, claramente veré esto como una solución pero lo que no veo es que esto me lo generaron…

Por eso mismo, ahí el factor de afectación sigue siendo lo humano, y por eso propongo que la respuesta es la educación y entiéndase como algo general no solo en la educación formal. Tú me estás hablando que estamos viendo estos problemas a nivel de procesos y desarrollo cognitivos, creo que una de las constantes es que no estamos dando el uso que deberían tener estas herramientas ni tampoco estamos educando en cómo se deberían utilizar por lo que para mí el problema es la educación y la desinformación.

Ahora que te estaba escuchando, relacionado a esto que me comentas, pienso que una de las cosas que se está viendo es que el estrés sostenido genera tendencias hacia comportamientos automatizados. Yo veo también el riesgo de lo funcional en esto, porque finalmente se está normalizando que el ser humano se parezca o funcione más como una máquina, lo cual puede funcionar como abono para que las personas aceptemos sin pensamiento crítico estas “soluciones” que podemos encontrar en el mercado -más allá de lo que tú puedes hacer, que entiendo apunta a un bio-hacking particular o más under. Pero existe toda una masa a la que el discurso que le está llegando es de tecnologías ofrecidas por grandes corporaciones que tienen como base este abono previo que te decía y que fue creado por el propio sistema y la forma en que vivimos.
Entonces es ahí también donde se me genera un cuestionamiento ético, de no poder normalizar la vulnerabilizacion que observo hacia nuestra naturaleza biopsicosocial si en paralelo estoy escuchando esta oferta, es como si te dijera que te voy a cortar el brazo, pero te voy a ofrecer un brazo biónico y ese brazo biónico te lo voy a vender, pero este brazo a mi como empresa me pertenece y me da acceso a todos tus datos biométricos…

Estoy de acuerdo, y claramente no es ético, el problema es que estas conversaciones las deberíamos haber tenido hace 10 años atrás, porque en la actualidad, va todo muy rápido, está pasando ahora, aunque la gente crea que va a pasar en 100 años más, pero no, está pasando ahora.

No sé si tienes la misma percepción, pero es como que la mayoría de la gente da la sensación de que no termina de darse cuenta de las implicancias de lo que estamos viviendo, ni lo que estos cambios van a implicar…

Sí, no se entiende mucho. Yo por ejemplo soy de los 90. Viví esa transición de pasar de usar el icarito, el encarta y luego internet, pero en todo ese desarrollo hay mucha gente que quedó fuera, de pronto estaban con la máquina de escribir y fue como “¿qué pasó?”. Ahora ocurrirá lo mismo, pero mucho más rápido… la gente cree que está en los 80 o 90 a nivel tecnológico, entienden más o menos las tecnologías pero no creo que todas las implicancias.

Estoy de acuerdo contigo, por lo mismo, en mi caso yo intento abrir hace años, debates desde las disciplinas humanistas y de la salud, desde el punto de vista ético y desde el reconocimiento de nuestra naturaleza, porque lo que está pasando es ahora, y todos estos cambios van a conllevar una invitación incluso a redefinir lo humano. De hecho, si no me equivoco creo que era el Director del instituto de robótica de Tokio, que definía lo humano como un ser que usa tecnología y punto hace unos años, yo lo escuchaba, y pensaba que somos mucho más que eso… No podemos negar esa naturaleza biopsicosocial compleja que nos compone, no solo en relación a lo externo si no también desde lo que te constituye… y creo que con respecto a este punto no ha existido un debate y creo que es necesario…

Exacto, ahora estas visiones creo van más vinculadas al transhumanismo…yo entiendo que a mí y otras personas relacionadas al arte y la tecnología nos vinculen con el transhumanismo, pero yo no soy transhumanista, filosóficamente no lo soy. Estoy a favor de la libertad morfológica, pero no por una búsqueda de superioridad ni por quitar el factor biológico, no busco ser inmortal… Por ejemplo, hay un autor venezolano llamado Jose Luis Cordeiro que escribió un libro que se llama La muerte de la muerte: La posibilidad científica de la inmortalidad física y su defensa moral; él es transhumanista, y piensa por ejemplo que nunca vamos a poder tener la inmortalidad al 100%, pero si podemos vivir millones de años gracias a la tecnología, plantea cosas como la criogenización… pero en estricto rigor la criogenización no es viable en humanos, y están vendiendo humo realmente.

Ahora, si estoy a favor de que la libertad morfológica debería ser para todos, porque si observamos hoy en día la podemos ver en otras cosas, por ejemplo, la gente normaliza los implantes mamarios, o se somete a tratamientos para aumentar la estatura, y en este sentido creo que la gente debe ser libre y dueña de su cuerpo para modificar su cuerpo, siempre y cuando respete las libertades del otro, eso nunca se debería perder.

Con respecto a esto que dices de la libertad morfológica, me surge una reflexión, desde mi área yo entiendo que todas estas modificaciones como las que nombras (implantes mamarios, o subir de estatura por estética) las mismos responden a una sociedad que nos ha enseñado a construir autoestima y autoconcepto desde la imagen y estándares estéticos externos definidos hoy por hoy desde el mercado, no desde la autoaceptación y valoración de la singularidad y el proceso personal o social que podemos vivir en nuestros vínculos. Entonces me pregunto, ¿con todos estos avances no correremos el riesgo de repetir de alguna forma ese mismo camino, porque mientras te escucho pensaba que no deja de ser curioso que mientras la robótica busca parecerse cada vez más a lo humano, lo humano pareciera querer deshumanizarse en imagen… ¿Qué opinas de esto?

Pienso que la libertad morfológica tiene un potencial de ser una gran herramienta para la autoexpresión y realización personal. Sin embargo, para que esta libertad sea genuina es fundamental que las decisiones de modificación vengan desde la autoaceptación y no de presiones sociales. El trabajo de la sociedad debe estar inclinado al equilibrio, donde la diversidad se valore, así como también la singularidad de cada individuo. Creo que de esta forma los avances tecnológicos en morfología se utilicen para enriquecer la experiencia humana y no para restricciones impuestas. Los ejemplos que mencione los utilice para ejemplificar una aceptación social, pero si lo llevamos al campo de la modificación corporal por motivos culturales o religiosos no está aceptada de manera extendida en la sociedad.

Ahora, si yo te preguntara en lo concreto qué diferencia tu postura como cyborg a lo que es el transhumanismo desde como tú lo vives, ¿qué me dirías, pensando en alguien que no conoce estos temas?

En lo concreto, los artistas ciborg no queremos quitar factor biológico, somos personas quizás con una visión del mundo distinta, pero queremos seguir siendo seres humanos que intentamos interactuar de otra forma con el entorno. No queremos dejar de ser humanos.

Pensando en el Manifiesto Cyborg que hace un rato comentábamos, me gustaría preguntarte desde lo que conozco y partiendo que tenemos claro que el género es una construcción social pero que la naturaleza biopsicosocial de lo humano y la influencia intersistema que es base de nuestro desarrollo no contiene lectura ideológica, a mí me llama la atención que Haraway, en su Manifiesto Cyborg pareciera saltarse este punto al igual que otras corrientes ideológicas, porque habla mucho de la construcción, pero no hay reconocimiento de esa naturaleza, y me llama la atención que aquí vuelve a ocurrir esto, aun cuando su propuesta fue bastante progresista y sigue siéndolo…

Creo que la división que plantea tiene que ver hasta cierto punto con la figura del Cyborg de Haraway, y claramente no es que me case al 100% con su visión, yo entiendo que el manifiesto tiene que ver con el trabajo que ella fue desarrollando antes como bióloga, ya que vio algunos comportamientos en primates cuando habían estudios sobre las hembras por ejemplo, y de alguna forma todo se explicaba de “es así porque es hembra”… Y claro es un sesgo terrible y ella dijo tiene que haber un factor más allá. Si bien para su momento fue progresista hay muchas cosas que dejó de lado, y estoy de acuerdo contigo que una de las cosas que no mencionó justamente es eso, sobre nuestra naturaleza. No sé si fue algo que hizo consciente, pero yo al menos tengo la sensación de que tuvo que ver con el momento, creo que fue un compendio de trabajos que ella fue desarrollando durante un tiempo que finalmente desembocó en el manifiesto Ciborg. De hecho, hay muchas cosas que dejó fuera, una de ellas es la comunidad trans, cuando para mí lo cyborg está ligado a lo trans por donde se mire.

Con respecto a esto que dices, ¿en qué ves la vinculación de lo trans con lo cyborg?

Por un lado, veo que está ligado a este tema por el proceso en que uno transiciona, pero también lo percibo como una visión más conceptual, ya que cuando ella habla de la figura del cyborg, como un ente que no tiene género, que desdibuja y transgrede lo establecido como ente político, es un concepto que invita a adquirir un nuevo planteamiento en que es lo masculino, lo femenino, mente y cuerpo, lo civilizado o primitivo y que no va de la mano con los valores tradicionales. En la descripción de las ideas que va desarrollando, yo veo que tiene que ver con lo trans pero no lo conceptualiza como trans.

Ahora, volviendo a tu arte, ¿cómo sientes que han influido, todas estas vivencias que me has compartido desde tus nuevos sentidos y conceptualizaciones en tu capacidad de creación, como esto te ha llevado a crear un lenguaje que es distinto?

Me ha llevado a crear más desde una experiencia sensitiva, más de conexión, para poder mostrar mi persona, y no por un tema de ego, sino porque soy muy tímido y para mi realmente mostrarme por video, o donde está mi cara, me da trabajo, pero lo he podido ir desarrollando y aprendiendo. También me ha permitido mostrar la visión de lo que amo hacer, independientemente del formato en que lo pueda crear, ya solo el hecho de poder llevar esta idea a algo físico o digital, me encanta y me mueve. Yo tengo fascinación por lo que hago, amo lo que hago, me da vitalidad, me da vida.

A pesar de las cosas negativas, de estar viviendo en esta época, me encanta vivir en ella porque todo lo que veía por la tele cuando era chico ahora es real. Soy una persona asmática y de niño vivía con crisis, me ahogaba me tenían que llevar a urgencia, pinchazo a la vena y oxígeno, toda mi infancia fue así, un resfrío normal era estar semanas en la cama y en ese tiempo la tele fue mi ventana al mundo, entonces me causa fascinación que todas esas cosas que yo vi cuando era chico ahora son reales, estoy viviendo en ese mundo que yo vi como un sueño y tengo fascinación por el mundo y su futuro. Cuando la gente ve mi trabajo, me pregunta si vi Black Mirror, y es como que: “Hmm… no”. Realmente me gusta el cine y las series, hay películas que hablan de futuros distópicos muy buenas, pero mi fascinación no va desde ahí.

Al crear busco que la gente tome consciencia que la tecnología está ahí. Cuando por redes sociales se me critica por el uso de tecnología, esa persona no es consciente que esa crítica la realizó conectada a una red wifi, en un teléfono inteligente por una red social. La tecnología está tan metida en nosotros que no somos conscientes de ella.

Bueno, te quiero agradecer la conversación que tuvimos, tu confianza, el compartir tu experiencia e historia y las distinciones que también hiciste explicitas con respecto al movimiento transhumanista y como tú te defines a nivel de tu auto reconocimiento como ser humano que busca otras formas de conexión y lenguajes para conectar, expresar, crear…me quedo con esa idea, entre muchas otras que tendré que elaborar…
El enfoque general siempre ha tendido a definir a lo humano desde características: de género, de origen, etc., y claramente esto responde a los colectivos con los que podemos tener cierta vivencia de pertenencia, pero para mí, está lo transversal que tiene que ver con esa naturaleza común que nos constituye como seres humanos y además la singularidad de cada persona dada por nuestros genes, y las narrativas que traemos. Creo por lo mismo que es importante que abramos estos espacios para hablar…

Por mi parte uno de los enunciados que aparecen que llama mi atención de forma profunda y que seguiré explorando es algo que se repite en la entrevista con Esteban y que observo en muchos otros humanos que han introducido tecnología en su cuerpo aumentando sus capacidades, es que en la gran mayoría buscan de alguna u otra forma sentir más o aumentar el espectro de su capacidad de conexión y sentidos con el entorno y consigo mismos en conexión con el medio que habitan. Claramente por todo el desarrollo que llevo sobre los vínculos humanos expresado en artículos anteriores y mis cuestionamientos sobre la normalización de la perdida y afectación de habilidades socioemocionales, conexión con nuestras emociones y conexión con el entorno en lo humano esta búsqueda representa un síntoma o manifestación a analizar en profundidad en próximos artículos.

Son muchas las hipótesis y preguntas que me surgen que pasan por la toma de consciencia de como estas tendencias podrían incluso responder a intentos de respuestas adaptativas a un medio con las características que hoy tiene el que habitamos, o incluso desde el otro lado ser expresada como una contra resistencia a un entorno que nos invita a no sentir, a no estar conectados. Preguntas que seguramente abrirán debates con otros profesionales en próximos artículos.

Si nuestra capacidad de conexión con el otro, el entorno y de sentir se está viendo truncada por el mismo modelo que vivimos, me pregunto hasta qué punto la búsqueda de una mayor amplificación de nuestros sentidos para lograr una mayor conexión podría entenderse también como un intento de volver a conectarnos pero desde una fusión con el entorno (¿vuelve a aparecer la fusión y relación entre el self y el objeto?), o dar cuenta de una búsqueda de hiperestimulación que actúe de la misma forma a nivel de potencia que los chutes de dopamina y oxitocina que se ponen en juego en la forma en que se estructuran actualmente las tecnologías y como las mismas están influyendo en la forma de funcionar de nuestro cerebro y nuestra emocionalidad. Como dice la psiquiatra Marian Rojas Estape en metáfora, si un momento de compartir con otro nos da 2 bolitas de dopamina, el scroll en redes sociales nos da 50… Me pregunto por tanto cual es la intensidad de una experiencia con 5 sentidos versus con 10… Y cuál sería la definición de lo humano que se pone en juego si nos definimos desde los objetos que vamos construyendo y en este caso que son incorporados a nuestro cuerpo…

Ante esta realidad, Miguel Benasayag, plantea dos caminos: uno es actuar con prudencia y asumir la complejidad que tiene como eje el pensamiento de la organicidad; otro es la fuga para adelante, la tecnofilia total y la lógica colonización algorítmica, que produce un pasaje cada vez mayor hacia lo que enuncia como “funcionamiento”, lo cual deja atrás la complejidad de la existencia…