Diego Arria Salicetti es una consagrada personalidad pública en la política y la diplomacia, en el ámbito venezolano fue diputado al Congreso, ministro de Información y Turismo, así como también detentó la gobernación de Caracas, fue candidato independiente para las elecciones presidenciales de Venezuela de 1978, mientras que en el ámbito internacional, destaca su rol como director del Banco Interamericano de Desarrollo, embajador venezolano ante la ONU, presidente del Consejo de Seguridad y secretario general asistente y consejero del secretario general de la Organización de Naciones Unidas. Es una figura que tiene peso vinculado a Venezuela.
En una entrevista que le hace la periodista Johani Carolina Ponce nos hace conocer su visión de lo que ocurre en Venezuela: «Guaidó no es el presidente de Venezuela en el país hay 5 presidentes».
Destaco y numero algunas afirmaciones que Diego Arria entrega y que sirven de referencia en mis reflexiones:
1. Narcoestado
Arria señala que
«Venezuela se ha transformado en un narcoestado de naturaleza criminal y hasta global. Creo que es un error hablar de una ruptura en las Fuerzas Armadas. Las FF.AA. no son periféricas al narcorrégimen venezolano, las FF.AA. son el régimen. Es muy cierto que altos funcionarios del gobierno de Maduro están implicados en casos de narcotráfico, comienza con el exvicepresidente, Tareck El Aissami; los sobrinos de Maduro, que están presos en EEUU, inclusive la propia esposa de Maduro y otros familiares. La DEA no puede actuar en nuestro territorio porque es una agencia de los EE.UU. Aunque la verdad es que en Venezuela merecen una operación de rescate policial, porque es un gobierno de delincuentes y de criminales».
2. El compromiso de Trump
Otra afirmación de Arria:
«Yo reiteró que no ha habido ningún presidente de los EE.UU., en los últimos tiempos, que haya asumido una posición más firme, más dura, más concreta y yo diría más comprometida que la del presidente Donald Trump. El rosario de sanciones que se le viene imponiendo al régimen y a algunos de los principales cómplices de esta narco dictadura son importantes, son fuertes y han tenido un efecto global. Sin duda no son todavía suficientes, pero es algo que nunca hemos encarado y allí comienza un proceso de debilitamiento acelerado de la narco-dictadura. La fuerza tiene un montón de modalidades, algunas se revelan y otras no. El poder de disuasión de un país como EE.UU. es realmente excepcional».
3. Nicaragua
A la pregunta que la periodista le hace a Arria (¿Hay similitudes entre el proceso de Nicaragua y el de Venezuela?), Arria responde:
«Al final de la confrontación en Nicaragua, acabaron entregándole la mitad del régimen a la Sra. Violeta Chamorro y la otra mitad al frente sandinista. Ya vimos las consecuencias, a los pocos años regresaron y están entronizados allá por casi dos décadas. Esto puede suceder en Venezuela, si se hace un arreglo que no esté conducido por figuras que realmente sean representativas, legítimas, con peso, autoridad y que sean reconocidos en el país como independientes. Sin una posición independiente no podremos reorientar el curso para la refundación de la república. Los que simplemente quieren una elección no quieren refundar la república, no quieren otro país. Ellos practican la política de “quítate tú, para ponerme yo”. Eso no nos conduciría a ningún lugar importante».
4. Uso de la fuerza
La periodista le plantea: «Usted asegura que el presidente Donald Trump, o mejor dicho la Administración Trump, están comprometidos con el objetivo de restaurar la democracia en Venezuela. Hasta el momento se han implantado severas sanciones y se han hecho reiteradas amenazas. ¿Usted cree que las acciones del presidente Trump van a ir más allá de lo demostrado hasta ahora, es decir que se opte por una acción militar?».
Es aquí cuando Arias ofrece la respuesta anterior, que volvemos a copiar, aunque ahora para remarcar otras partes de lo que dice:
«Yo reitero que no ha habido ningún presidente de los EE.UU, en los últimos tiempos, que haya asumido una posición más firme, más dura, más concreta y yo diría más comprometida que la del presidente Donald Trump. El rosario de sanciones que se le viene imponiendo al régimen y a algunos de los principales cómplices de esta narco dictadura es importante, son fuertes y han tenido un efecto global. Sin duda no son todavía suficientes, pero es algo que nunca hemos encarado y allí comienza un proceso de debilitamiento acelerado de la narco-dictadura. La fuerza tiene un montón de modalidades, algunas se revelan y otras no. El poder de disuasión de un país como EE.UU. es realmente excepcional» (los destacados son míos).
Comentarios, reflexiones y dudas
Respecto a lo que Arria señala en la primera referencia
Las «evidencias» que tiene Arria respecto a que «Venezuela se ha transformado en un narcoestado de naturaleza criminal y hasta global», parecen ser básicamente la existencia de altos funcionarios y parientes de Maduro vinculados al narco... No sé si habrá otras evidencias al respecto.
Es decir, personas que ocupan cargos importantes en Venezuela, incluyendo a las Fuerzas Armadas y que se sepa fehacientemente que efectivamente están vinculados al narcotráfico, serían evidencias de que el concepto de «narcoestado de naturaleza criminal» que utiliza Arria, podría considerarse real y adecuado.
Por lo demás, cuando uno se atiene a la situación objetiva económica y social de Venezuela bajo Maduro, con indicadores que no son sostenibles ni siquiera en un corto plazo, la posibilidad de que el régimen se esté sosteniendo en una «alianza» entre Maduro, sus colaboradores y sus Fuerzas Armadas, constituyendo una verdadera mafia ligada al narcotráfico, parece ser sumamente probable. Pero aún es un supuesto. Sería importante tener mayores evidencias. En este sentido, Arria tendría la palabra.
Algunos indicadores importantes:
En el Informe emitido en 2018, la CEPAL estima que el PIB de la República Bolivariana de Venezuela cayó por cuarto año consecutivo en 2017, calculándose que la contracción fue del 13%. En 2017 la producción de crudo disminuyó un 13,7%. Para 2018 la CEPAL proyectaba una caída del 12% del PIB lo que supone cinco años consecutivos de contracción y una caída acumulada que supera el 40% respecto al nivel exhibido en 2013.
En 2018, dice el Informe, la inflación registra una nueva aceleración y según diversas estimaciones al cierre del año la tasa de inflación de Venezuela podría ser de cinco o más dígitos. Esta dinámica de la inflación ha dado lugar a nuevas alzas en el salario mínimo, y hasta junio de 2018 se habían anunciado cinco incrementos de dicho salario mínimo.
El Informe señala una inflación anual que supera el 10.000%. Ningún país resiste algo así, salvo que cuente con recursos «ocultos», «no oficializados», para poder mantener las necesidades básicas o mínimas de su población. Eso es lo que nos señalaría la más mínima lógica. En eso, la afirmación de Arria de que la Venezuela actual es un «narcoestado de naturaleza criminal» tendría también asidero lógico.
Por otra parte, conociendo las características «culturales» propias de muchos de los altos mandos y oficiales de las FF.AA. en Chile (véase el artículo: Los límites reales de la democracia chilena. Las Fuerzas Armadas de Chile: un debate pendiente de febrero de este mismo año) parece muy probable que las demás FF.AA. de Latinoamérica, pudiesen tener mentalidades similares. En estricto rigor, esa «cultura mental», ilustrada por el caso chileno, los lleva a sentirse una especie de “clase superior” a la de los civiles, lo que también los suele llevar a sentirse con derecho a tener privilegios especiales en lo social, en lo económico, en lo judicial, como efectivamente los tienen en Chile. A modo de ilustración, en materia de pensiones de jubilación, gozan de mucho mejor nivel que el resto de la población e incluso gozando de diversos grados de impunidad al cometer delitos.
Ilustrando más aun el privilegio de las jubilaciones de las FF.AA. chilenas el artículo La cruda verdad que se apresta a revelar Hacienda: pensiones de las FF.AA. son, por lejos, el principal gasto público de Enrique Elgueta publicado en el diario electrónico El Mostrador, señala:
«las pensiones que reciben los integrantes de las Fuerzas Armadas sacan ronchas en el debate público, debido a la enorme diferencia entre la jubilación promedio de un militar respecto a las del resto de la población. La brecha es más o menos conocida: mientras un suboficial percibe en promedio sobre los $700.000 mensuales, la media de los civiles jubilados lo hace con solo $259.000, según las últimas cifras de la Superintendencia de Pensiones. La diferencia puede ser incluso más amplia, considerando que, en el marco del proyecto de ley que modifica la carrera militar, se parte del escenario de que un oficial se retira con una pensión que ya supera los $2 millones».
Ahora bien, si las FF.AA de Venezuela tienen una mentalidad similar, lo que es altamente probable, no sería de extrañar que formen parte de una mafia narco asociada a Maduro y sus allegados. Pero aún todo esto se trata de «supuestos». Muy probables, pero sin evidencias claras.
Por otra parte, la posibilidad de que dentro de las FF.AA. venezolanas exista un grupo importante sensible a las actuales penurias de su pueblo, sería una esperanza de que se produjera una «quiebra» que genere un debilitamiento del régimen de Maduro. Sin embargo, de existir una mentalidad generalizada en las fuerzas armadas de Venezuela similar a la chilena, parece muy improbable que surja un grupo importante que se rebele por sensibilidad con los más vulnerables de ese país y que signifique un quiebre en el régimen de Maduro.
Presento otra gran duda: a veces, en muy pocas ocasiones, cuando en algún canal de la TV de nuestro país que, en general, manifiestan su aversión explícita respecto al régimen de Maduro, se «filtra» alguna visión de un «acto público» organizado por su Gobierno, se aprecia multitudes de personas que lo aplauden. ¿Cómo se explica eso? ¿La población también forma parte de la mafia narco que gobierna?; ¿se tratará de un «montaje» donde aparece Maduro y se «pega» una multitud que nada tiene que ver con ese acto? Simplemente no lo sé.
Sobre la actitud «comprometida» de Trump al castigar con medidas económicas y políticas a Maduro
Está bien; sin duda un Obama jamás habría tomado iniciativa alguna ya que su Gobierno, en la práctica, fue totalmente pasivo en materia internacional. De hecho no sé de dónde obtuvo un Premio Nobel de la Paz (¿será porque en su periodo USA no invadió a ningún país?).
Pero, por otra parte, es muy «liviano» suponer que Trump toma esas medidas por «compromiso con Venezuela», ya que es tan «demócrata y tan compasivo» como Bush cuando invadió Irak, destruyendo todo el tejido político y social de ese país, robando piezas arqueológicas y quedándose con sus riquezas…. ¿No será que a Trump le interesa poner «semillas» para cobrar su fruto en petróleo? No lo sé, pero manifiesto mis dudas acerca de ese compromiso de Trump.
La comparación con Nicaragua
Arria, en su análisis señalado en la tercera referencia, no sólo apunta a que hay 5 presidentes en Venezuela, sino, lo más grave, cuando le piden hacer un paralelo entre el proceso de Nicaragua y el de Venezuela, señala que el teme lo que ocurriría «si se hace un arreglo que no esté conducido por figuras que realmente sean representativas, legítimas, con peso, autoridad y que sean reconocidos en el país como independientes».
Indirectamente Arria estaría reconociendo que no hay una oposición que tenga claridad respecto al país que se necesita para todos los ciudadanos, incluyendo a los denominados ciudadanos «de a pie». Aparentemente tampoco existe lo que sería de esperar en las dramáticas condiciones en que esta Venezuela: un gran Acuerdo Nacional que deje de lado los partidismos y piense más en el país y en su gente, buscando tener la claridad de cómo enfrentar da un modo consensuado estos angustiosos momentos del país, quizás el único modo de enfrentar la actual situación.
Sobre la intervención
En la respuesta a la última pregunta de la periodista que hemos transcrito antes, Arria termina diciendo:
«La fuerza tiene un montón de modalidades, algunas se revelan y otras no. El poder de disuasión de un país como EE.UU. es realmente excepcional».
¿Estará postulando Arria la conveniencia de que, de fallar la acción de los mismos venezolanos, haya otros países que intervengan desde fuera en Venezuela?.
La experiencia nos señala que ese tipo de intervenciones normalmente generan situaciones gravísimas que a veces marcan trágicamente a esos países por mucho tiempo. Especialmente si quien interviene de manera armada es Estados Unidos u otra potencia similar. No parece ser muy sano que intervengan otros países y luego se genere una anarquía completa en Venezuela que es lo más probable dada los tantos hechos históricos de ese estilo que conocemos. Lo que los propios venezolanos no hagan, nadie los podrá hacer en lugar de ellos. Eso es lo que pienso.
Las preguntas que surgen de quienes deseamos lo mejor para ese país hermano:
¿Podrá Maduro en un «golpe repentino de expansión de su consciencia», en favor del pueblo de Venezuela, dar un paso a un lado para acordar con la oposición una salida generosa consensuada a la actual situación pensando en el bien de su pueblo?
¿Podrá la oposición a Maduro de manera organizada generar un Acuerdo Nacional con un Programa de Unidad y Salvación Nacional para Venezuela priorizando el Bien Común del país, es decir a la mayoría de sus ciudadanos y dejar de lado los mezquinos intereses privado de algunos grupos de poder ya tradicionales en ese país?
¿Será posible que los grupos de poder que históricamente tuvieron el control socioeconómico del país renuncien a tratar de mantenerlo y se abran a un gesto que beneficie a la ciudadanía venezolana y haga posible la reconstrucción del país?
¡No deseo perder las esperanzas!