Viendo los diversos dramáticos episodios del gobierno de Donald Trump, su discurso ante el Congreso donde proclama que el suyo es el gobierno definitivo, el superior, el mejor de todos los tiempos y el que creará un mundo unipolar con los Estados Unidos como amo y señor. Todo dicho sin muchos eufemismos y con gestos amenazadores, hacia casi todos los países del mundo.
En todo secundado por el vicepresidente de los EE.UU. James David Vance y la mayoría fanática en el Congreso, que llegó a expulsar a un diputado por la fuerza en medio del rezo imperial de Trump.
Contra la Unión Europea, Canadá y México, todos supuestos aliados, contra China y Ucrania y con su respaldo al Presidente Vladimir Putin como un escalón necesario para recrear lo peor de la guerra fría y la base para el ejercicio de sus proyectos de ocupar Groenlandia y Panamá, e incluso si fuera necesario, también a México.
Junto con eso nos quiere acostumbrar a volteretas de todo tipo, marchas y algunas contramarchas pero con un horizonte estratégico bien claro y para siempre.
Es la marca más clara de un cambio de época, de una crisis civilizatoria que va mucho más allá de las alianzas surgidas de la Segunda Guerra Mundial y del mundo bi polar de la guerra fría.
En esta era, moderna, post moderna, post soviética o como la quieran llamar, pero que abarca dos siglos como menos, nunca hubo un cambio tan explícito y tan violento en las relaciones internacionales como al que asistimos actualmente.
Hubo pocos momentos como este en la historia, por ejemplo en la Guerra del Peloponeso, en el año 416 a.C., Tucídides en el “Diálogo de Melos” describe el momento en que el derecho común griego es aplastado por el más crudo realismo político de la razón imperialista de Atenas, cuando envía su flota a Melos y amenaza con destruirla y aniquilar su población. Finalmente Melos rendida por el hambre y a pesar de una feroz resistencia es derrotada y conquistada.
El plan de Adolfo Hitler de dominar el mundo, tenía este mismo horizonte.
Lo único que acepta Trump y lo demuestra crudamente en su choque con el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, transmitido en directo por la televisión mundial y especialmente dirigido a los otros miembros de la OTAN, es un dialogo y una negociación con la otra potencia nuclear, con Rusia, es la anulación brutal del orden internacional multilateral, el de la Carta de las Naciones Unidas, por un orden imperialista unilateral.
El abandono de parte de Trump de la presencia de los EE.UU. en diversos organismos y tratados de las Naciones Unidas, son complementos y pasos hacia la transformación de la ONU en un eunuco impotente o directamente su desaparición.
Sus relaciones con México y Canadá, con quienes tiene firmado desde 1992-1994 el NAFTA, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte que ha regulado el comercio entre las tres naciones de América del Norte y ha tenido una muy fuerte influencia en los aspectos económicos de las tres naciones. En el modelo imperial de Trump, ese tiempo se terminó, someterse o sucumbir y le aplicó un arancel del 25% a todas las exportaciones hacia los EE.UU. de los dos países “amigos”.
El 30 de septiembre de 2018, se anunció que Estados Unidos, México y Canadá habían llegado a un acuerdo para reemplazar el TLCAN con el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC o USMCA por sus siglas en inglés). El T-MEC, firmado el 30 de noviembre de ese año, es el resultado de la renegociación del TLCAN que los Estados miembros realizaron entre 2017 y 2018.6 El nuevo tratado de libre comercio entró en vigor definitivamente el 1 de julio de 2020.
Canadá exportó bienes a Estados Unidos por un valor de 412.696 millones de dólares en el año 2024 y el comercio entre Canadá y Estados Unidos es uno de los flujos comerciales bilaterales más grandes del mundo. Las principales exportaciones de Canadá a Estados Unidos incluyen petróleo crudo, gas natural, automóviles y productos de madera. El sector energético juega un papel fundamental en las exportaciones canadienses hacia su vecino del sur.
Las exportaciones mexicanas a Estados Unidos han alcanzado cifras récord. Según información de El Economista, en 2024, las exportaciones mexicanas a Estados Unidos crecieron 6,4% anual, estableciendo un nuevo máximo histórico. De enero a septiembre de 2024, el valor del comercio entre México y Estados Unidos creció 5.5% comparado con el mismo periodo de 2023, y ascendió a $632 mil 290 millones de dólares.
Uno de los pilares de esta exportación mexicana incluye automóviles, camiones, partes y accesorios para vehículos. La industria automotriz mexicana se ha integrado profundamente con la cadena de suministro norteamericana, impulsada por el T-MEC.
México exporta una variedad de productos electrónicos a Estados Unidos, incluyendo computadoras, televisores, teléfonos móviles y componentes electrónicos. Maquinaria industrial, equipos eléctricos y otros bienes de capital.
México es un importante proveedor de productos agrícolas a Estados Unidos: se destacan: aguacates, tomates, frutos del bosques, cerveza, tequila y en manufacturas: este sector incluye una gran variedad de productos, desde ropa y textiles hasta productos químicos y plásticos.
Ahora sin negociación ninguna, por un simple decreto presidencial de la Casa Blanca se anulan todos los acuerdos previos y pasa a regir solo la voluntad del Presidente de los Estados Unidos. Esto tiene un enorme valor comercial, económico y social, pero también político y simbólico. Es el resumen de toda la política imperial del unilateralismo de Trump.
El comercio con China, que ya había tenido un aumento de aranceles del 10% y ahora se le agregó otro 10% completa este primer escalón en el derrumbe del comercio mundial y su pasaje a la fase imperial.
El comercio entre China y Estados Unidos es complejo y dinámico, y las cifras de exportación varían según las fuentes y los períodos de tiempo.
Según datos del OEC, durante los últimos 5 años las exportaciones de Estados Unidos a China han tenido un incremento a una tasa anualizada de 2,30%, desde $137MM en 2018 a $154MM1 en 2023. Informes recientes indican que durante los primeros 11 meses de 2024, las exportaciones chinas a Estados Unidos superaron los 400.000 millones de dólares, lo que subraya la magnitud del comercio entre estos dos países.
Si esta política prospera y se estabiliza tanto en el plano político-militar, como en el económico y comercial y, además, como futuras acciones de invasión de territorios por parte de EE.UU. (¿Groenlandia, Panamá, Gaza y…?), el mundo se precipitará en cambios muy dramáticos y en una fase desconocida del imperialismo global. Impuesto exclusivamente por la fuerza militar y un Presidente con una visión de dominación mundial. Todos, absolutamente todos los países del mundo, están amenazados por esta destrucción del multilateralismo. Y al final del camino lo único seguro es una guerra termonuclear.