Definitivamente, una de las experiencias más inspiradoras que he vivido fue la de conocer, aquel día, a la siguiente artista eterna de la danza... Es una mujer cuya fe por la vida y el ballet clásico le permitió sobrevivir a un campo de concentración y a los estragos de la Segunda Guerra Mundial.
Con una sonrisa en el rostro, nos abrió las puertas de su casa – donde, además, hace vida el Ballet de la Mar – para obsequiarnos sus memorias en un libro, permitirnos conocer un poco más su entorno y asegurarnos que el secreto de su felicidad es dedicarse, a diario, a lo que le apasiona: la danza.
Sí, me refiero a la gran Nina Novak, exbailarina, coreógrafa y maestra de ballet polaca que nació en 1927 bajo el cielo de Varsovia, y que estuvo en Venezuela durante más de medio siglo dedicándose a la formación de jóvenes con la Academia de Ballet Clásico Nina Novak.
En su sala, en medio de cuadros que ilustran hermosas figuras de bailarinas – incluyendo la suya propia – nos contó que su vida artística inició a sus ocho años en la Ópera de Varsovia; sin embargo, con el comienzo de la guerra fue recluida en un campo de concentración, del cual, posteriormente, logró escapar para huir de su ciudad natal. Así fue como su disciplina y perseverancia la llevaron a desarrollar una exitosa carrera artística y a convertirse en la Primera Bailarina del Ballet Ruso de Montecarlo, con el que realizó giras por Europa y América, también como maestra y coreógrafa.
«Un día el toque de queda me sorprendió todavía en la calle (…). Nos quedamos petrificados mientras el soldado gritaba y disparaba contra el portón (…). Ese día nos salvamos, pero me quedó muy claro que la sobrevivencia era algo que se conquistaba día tras día...».
(Novak)
Tras su llegada a tierras venezolanas, Nina se topó con una nación que no conocía de ballet, pero su entrega al logro de la excelencia y a los amantes de este arte ayudó a construir los cimientos de la danza clásica.
Vale destacar que en su extensa trayectoria profesional, realizó colaboraciones con el Teatro Teresa Carreño – Caracas, Venezuela –.
Actualmente, el Ballet de la Mar funciona en las instalaciones de la casa de Novak, ofreciendo programas de entrenamiento intenso en técnica clásica y contemporánea, de la mano del staff completo del Ballet de la Mar y con la participación de reconocidos profesores a nivel internacional, para instruir en un ambiente profesional y continuar con la misión y la visión formadora de la maestra polaca.
Nina es una artista integral, talentosa y cálida, cuya enorme cantidad de premios y reconocimientos mundiales no opaca su humildad y apertura. En cada una de sus etapas – estudiante, bailarina y maestra –, ha demostrado que bailar no solo involucra el cuerpo sino también los sentimientos; que la sana competencia estimula el progreso personal; que la danza puede cambiar vidas; y que la pasión vence a la guerra.