La pregunta consabida se repite ¿qué es mejor, la novela o la película, en este caso la serie? Si hablamos de Pedro Páramo, pierden las películas. Cuando hablamos de El resplandor, de Stephen King la novela y de Stanley Kubrick el film, gana este último.

Y es que, conmemorando los diez años de la muerte de Gabriel García Márquez, Netflix anunció la serie Cien años de soledad para este 2024.

Sabemos de grabaciones de bajo presupuesto, del promedio, de elevado costo pero esta es de altísimo, seguramente por la gran firma que está detrás. Mil cien personas, desde la de la más delicada responsabilidad, hasta la de la más modesta, participaron en la producción1.

La negativa de producirla, mantenida por décadas

Vamos haciendo un paralelismo con Pedro Páramo, la novela del mexicano Juan Rulfo que García Márquez aprendió de memoria –según dijo… Después de leerlas uno no consiente la idea de verlas en el cine (o en un formato de serie de “streaming”). Sus tiempos y sus espacios volverían locos al libretista, al director y al espectador. Sin embargo, la primera ha sido filmada ya tres veces; y contando.

El mismo Gabriel García Márquez rechazó ofertas, hace unos 50 años insólitas, como el millón de dólares de Anthony Quinn, o los dos millones de otro interesado, años más tarde. No quería el autor formar en la pantalla una imagen de la historia, sino que sus millones de lectores se formaran millones de imágenes de Macondo y de Aureliano Buendía. Otro tanto pasó con su libro póstumo recién publicado, en cuyo caso el nobel simplemente dijo “destrúyanlo”.

Los dos hijos varones de Gabito decidieron contradecir ambas negativas. Con Cien años de soledad porque la serie en varios capítulos permite un desarrollo de la historia que el cine no puede alcanzar. En el caso de la novela póstuma “En agosto nos vemos”, porque la anulación que ordenó el creador ya se debía al deterioro de su juicio que la enfermedad le había deparado.

De vuelta al paralelismo: ahí tiene usted que los dos originales de las obras maestras de los narradores latinoamericanos, o estuvieron a punto de perderse o de revolverse el orden con que fueron creadas. Sí, con “Pedro Páramo” hay dos versiones. En ambas las cuartillas cayeron dispersas, –y ¿alterado el orden inicial llegaron a las prensas?– una refiere que en un autobús y otra que en las escaleras del Fondo de Cultura Económica la obra se vio disgregada. Con Cien Años… bajo el brazo, a Pera (Esperanza Araiza), la paciente mecanógrafa que transcribió las cuartillas que “acribilladas” de correcciones le entregara Gabito, se le cayó el inmortal texto en un encharcamiento de la ciudad de México bajo un aguacero de época. Unos transeúntes enviados del cielo, que al parecer presentían qué era lo caído, la ayudaron a recoger las hojas que ella, con la angustia a cuestas, secó con la plancha para solo informar al autor años después.

Otras líneas cuya producción podría emprenderse

En otro género muy distinto, el documental, –aunque podría trabajarse como ficción–, nuestra obra ofrece muchas posibilidades; en una palabra la Metacien años de soledad: el relato sobre el relato. Un repaso sobre cómo se concibió la obra, el momento en que García Márquez encontró la forma unitaria de plantearla, los costos de encerrarse a escribir los dictados de su mente… y hasta los peligros que corrió el escrito –como hemos visto– antes de alcanzar la forma de libro impreso.

Para terminar

Nada que digamos sobre la serie Cien años de soledad vale cuando no hemos visto la producción en la pantalla. Lo que es innegable es que supone una gran audacia, y que el profesionalismo que conjuntó merece la mejor de las suertes.

Obituario

Misia

Después de un hecho relevante para mí, me he preguntado cómo sería mi vida sin eso; sin haberlo vivido, sin saberlo, en fin…

Fenecía el siglo XX, estábamos en casa de Marcelino Perelló en la Ciudad de México un grupo de esperanzados melómanos que por iniciativa de él nos levantamos en protesta por el cambio de perfil de XELA, estación de radio que dejaba de transmitir música clásica… estábamos, pues, preparando nuestros materiales; Marcelino nos puso una grabación de Misia y me prendé de su voz, su acompañamiento y de una canción: “De alguna manera”, de Luis Eduardo Aute. Me pregunto cómo viviría yo, de no haber oído aquella noche, y conocido por primera vez, esa singular creación. Hoy, la versión no ha envejecido en lo absoluto.

Pues nada: que todo esto se los platico debido a que Misia, cantante portuguesa, abanderada del fado de aquellos lares, transmisora como pocas de la melancolía del género, falleció el pasado julio de 2024, víctima de CA.

Alain Delon

A unos 3 años de la muerte de su antípoda, el actor más feo del cine, Jean-Paul Belmondo, y a la edad de Robert Redford, murió en agosto de 2024 Alain Delon.

Hemos visto cómo las notas sobre su partida, tanto las serias como las de ocasión, las repetitivas y las originales, refieren sobre todo dos aspectos de su persona: las parejas que tuvo y su semblante. Es para contrariar a cualquiera, pues por encima de su vida personal está su trabajo de actor.

Desde casi sus primeras incursiones en el cine, sumamente joven, hasta las más avanzadas, Alain Delon se caracterizó por su talento actoral. Es en ese sentido en que debe tomarse la afirmación de su presidente Emmanuel Macron: “era un monumento de Francia”.

Notas

1 Para conocer el set de la serie Cien años de Soledad (Netflix) acceda al siguiente artículo.