A pesar de que no queremos ni mencionarla, nos da curiosidad la muerte y nos decidimos a curiosear en ella cuando aceptamos su fatalidad: no hay que evitarla, la muerte es la única verdad indiscutible de la vida, parece que dijésemos.
Una fuente de información para asomarnos a todo color a cómo es (y a cómo es que es), la tenemos en el cine, que ha sabido cumplir bien la misión con una gama de momentos finales de la vida.
Por su buena realización volvemos una y otra vez sobre la misma escena de la muerte según el cine, en una especie de sufrimiento autoinfligido.
La vida es bella
Un deceso de esos que no queríamos que sucediera tiene lugar con el fusilamiento de Guido en La vida es bella, la cinta que nos hace ver al holocausto entre risas: un innovador enfoque. Parafraseando a mi tocayo Héctor del sitio Alucine, diría que camino al paredón, a Guido todavía le queda alma para arrancar risas a su hijo, lo que nos hace alentar la idea de que se va a salvar.
Pero he aquí que no, y tiene lugar un deceso de los que no vemos en la pantalla: tan solo oímos el horrendo tableteo de la metralla.
Escena final de La vida es bella
Su director y protagonista, Roberto Benigni
Roberto Benigni es un actor y director italiano que ha sabido encontrar el lado humorístico de las cosas y llevarlo a la escena, en este caso al cine, con aquella fórmula de los maestros en esa línea: humor más inteligencia.
Con poca práctica en la dirección de películas, pues se trata de alguien que se desempeñaba como actor, ganó el Óscar precisamente por actuación y mejor película, dando el campanazo para el cine italiano en muchos años.
Siendo objeto de muchos reconocimientos, goza del mayor de todos, el corazón de su público.
Vivir
La película que se adueñó en su título del importante concepto este de “vivir” es una buena tesis de lo que es, puede ser y debe ser la vida humana, ese hálito que todos tenemos y que ninguno ha alcanzado a descifrar bien jamás.
En primer término, Vivir trata de los grisáceos días de una persona sola y desmotivada.
En la parte complementaria, el protagonista se entera de que sus días están contados por enfermedad y se decide a un radical cambio de vida (para bien) en vez de abatirse.
La película es del bloque en blanco y negro de su realizador y me parece que no ha sido restaurada, cosa que debe hacerse y honrar así el cine de un director que nos dio excelente calidad de imágenes.
Trailer de Vivir (Ikiru), de Akira Kurosawa, 1952
Su director, Akira Kurosawa
Maestro indiscutible del cine de todos los tiempos, no solo del de su lejana tierra sino también del mundo occidental, el director japonés Akira Kurosawa se distinguió por un sincero humanismo en su obra.
En parte de su trabajo adaptó para el cine literatura de Shakespeare. Como él, se empeñó en mostrar lo mejor del ser humano en su contraste con lo peor.
A la par de tantos espíritus sensibles, su fecunda vida tuvo sus hoyos negros, lo que quedó de manifiesto en un intento de suicidio.
El padrino y Apocalipsis
Marlon Brando, bajo las órdenes de un mismo director, encarnó dos inolvidables muertes: las de El padrino y Apocalipsis (sin embargo, “bajo las órdenes” es un decir, ya que en los dos casos él mismo fue el creador de las escenas. Sí, se sabe que decidió por su cuenta la manera de morir del padrino y la del coronel Kurtz, respectivamente).
La palabra (el director de las cintas es amante de la literatura) juega un importante papel: para el padrino Vito Corleone es el medio de fijar bien sus normas. Para el coronel Kurtz, es el medio de recitar Los hombres huecos, del autor angloestadounidense T. S. Elliot.
La caída de Vito Corleone (caída física y caída postrera) es apacible, un gran contraste con la violenta vida del que la experimenta, enmarcada por un transcurrir magistral en sus imágenes fílmicas.
La caída del coronel violentado en Apocalipsis es también de un ritmo cinematográfico extraordinario, más cuando su adiós a este mundo es repitiendo: “¡Cuánto horror!, ¡cuánto horror!” (que es lo que se leía en el subtítulo cuando vi por primera vez la película y así lo he llevado conmigo. De ahí en fuera ha prevalecido tan solo “¡Horror!, ¡horror!”)
Trailer de El Padrino, de Francis Ford Coppola, 1972
Su director, Francis Ford Coppola
Francis Ford Coppola, estadounidense, es otro director histórico del cine.
En los dos casos vistos aquí, supo crear las condiciones para darnos una nueva faceta de un superdotado actor que se hallaba estancado, el controvertido Marlon Brando.
En cuanto a El padrino y sus secuelas, dio al mundo una especie de ética de los negocios y sus códigos de conducta.
Recientemente (a fines de 2024) vino a México, donde el cine hizo reconocimiento de lo mucho que le debe.
Para terminar
¿Cuál de esas muertes le ha llamado más la atención a usted? ¿Cuál le pareció mejor abordada por estos (pacientes y tenaces) directores? ¿Usted también ha vuelto a ellas para recuperar sus detalles?
Obituario: David Lynch
David Lynch murió este enero de 2025 en un Los Ángeles de pesadilla por las llamas, como pesadillesco llega a ser el cine de este director estadounidense.
Si bien su obra no es para conservadores ni mexicanos de edad, salvo El hombre elefante, hay que reconocer el gran trabajo que realizó además de su cine con su manera misma de enfrentar la vida.
Fue un artista en diversas disciplinas, sin duda un renacentista, aunque practicó el surrealismo.
A pesar de que su cine es un muestrario (otra vez) de lo mejor y de lo peor, él fue un disciplinado practicante de la meditación.