A poco de haber llegado donde venía, escribí lo que sigue.
Queridas todas y todos:
Habría querido permanecer en mi país y en la cercanía de todos ustedes; pero he aprendido que la vida es en cierto sentido una disgregación inexorable, y que lo más importante es conservar los vínculos, que he hecho todo lo posible por mantener siempre los míos y por reforzar también los que de mi dependan, que es la razón por la que ahora les escribo.
He leído en las últimas semanas más de lo que estuve leyendo durante mucho tiempo.
Leí por ejemplo algo que he sentido desde que regresé adonde estoy y que transcribo ahora tal como lo escribió su autor: «Sensación de estar en dos tiempos y en dos sitios»; y que me sirvió para confirmar que es así como efectivamente me siento: pienso en ustedes, me gustaría estar con ustedes, y es para mí como si así fuera, donde quiera que estén; pienso en cuanto rememoro y es como si aún viviera lo que he vivido; transcurre mi vida reencontrada, y recorro al mismo tiempo la que me ocurrió antes, la que sigue siendo por tanto igual mi propia vida, de la que provengo y lo que soy.
Hace años, poco después de mi regreso a Chile desde el exilio, un amigo entonces cercano me dijo: Lee esto; por algún libro de Leonardo Sciascia me lo dijo. Me fascinaron el enraizamiento histórico de la trama, el lugar y el periodo de su ocurrencia, y tal vez sobre todo la modernidad apenas transpuesta de su hondo sentido político. Leí en aquel tiempo todavía un par de novelas más de Sciascia, que me ratificaron lo dicho y que me gustaría revivir en la memoria rehojeando los libros, y me quedé con las ganas de leer más de su obra, incluyendo poemas y ensayos, algunos de estos importantes, me parece.
Pero me quedaron además en el recuerdo el gesto de mi amigo que me recomendó al autor, quien me dijo que también a él se lo había a su vez recomendado otro amigo; la impresión de que por entonces había sido lectura de más o menos todo un grupo de amistades y conocidos que compartíamos convicciones y afanes, y tal vez por tanto también gustos y afinidades, o a la inversa, o ambas cosas a la vez; y me quedó quizás sobre todo la impresión de haberme sentido entonces acogido y partícipe.
Tras mi siguiente regreso a Chile, durante el par de años de mis idas y venidas entre Santiago y Belgrado, me fue reportado un libro de otro autor, Seda, de Alessandro Baricco, de muy distinta textura a los de Sciascia, minimalista tal vez se pudiera decir, sorprendente por la riqueza de su concisión, su nitidez, la delicadeza y hondura de su relato. Del mismo autor, la misma persona me recomendó luego Novecento (así se llama también en castellano), en el mismo estilo, notable por la sorprendente verosimilitud de su fantasiosa y bella historia; hay sobre éste una película (La Leyenda del Pianista en el Océano, me parece que se llama), que merece también verse después, al menos para oír su versión de cuando Novecento resolvió el duelo, tan lograda como puedan ustedes haberlo imaginado al leer el libro («...de un virtuosismo excepcional, quizás algo interpretado a cuatro manos»).
He leído ahora a Vila-Matas, de quien apenas había leído antes Bartleby y compañía, un libro extraño, sobre los escritores que no escriben, y también algunos artículos inteligentes; y he quedado impresionado con El Viaje Vertical, y luego con su novela de la que proviene la frase que cité al comienzo. Me pregunto qué me ha impresionado en Vila-Matas, qué he admirado tanto, y pienso que esto: su manera de pensar lo que novela, de novelar lo que piensa; toda una manera. O que sus novelas que he leído sean como él mismo lo dice de otro libro: «…una estructura híbrida (…) compuesto de narraciones que eran como ensayos y ensayos que eran como narraciones».
Son autores que recomiendo como me fueron recomendados; pero no se trata de lecturas, sino de lo que les dije al principio: los recuerdo y quisiera compartir con ustedes. Detrás de este recuento de lecturas, me doy cuenta recién ahora, después de haberlo escrito, hay para mí un periplo; y lo que ahora les participo: un periplo que ha recomenzado.