En la Historia Universal la fecha del Primero de Mayo se inscribió como día internacional de lucha de los trabajadores, de la clase obrera y del movimiento obrero organizado, desde 1890, cuando los Congresos Obreros Socialistas, celebrados en París, en 1889, especialmente el realizado en la Sala Petrelle, acordaron sumarse a la convocatoria que realizaba la Federación Americana de Trabajadores (AFL), para reanudar las luchas por la jornada de trabajo de ocho horas a partir del Primero de Mayo de 1890, luego de las jornadas heroicas de 1886 en todos los Estados Unidos, que culminaron con la represión desatada el 1 de mayo de 1886, y subsiguientemente con el juicio que se siguió a los dirigentes de la Huelga, de orientación anarquista, que a su mayoría los llevaron a la muerte, haciendo surgir a los llamados Mártires de Chicago.
Los primeros de mayo, de cada año, era cuando en asambleas directas los trabajadores discutían y pactaban con sus patronos las condiciones de trabajo para el año siguiente.
Para el Primero de Mayo de 1886 la Federación Americana del Trabajo, junto con la organización anarquista Los Caballeros del Trabajo, había convocado a una gran huelga para, mediante esta forma, presionar que ese Primero de Mayo se lograra la jornada de trabajo de ocho horas, que era la consigna fundamental, que tenía en huelgas al movimiento obrero norteamericano desde enero de ese año. Ese Primero de Mayo el 80% de los trabajadores en huelga lograron la jornada de ocho horas.
El origen de esta fecha, asociada al movimiento obrero, debe verse, y entenderse, que es un día de lucha y no de fiesta, como en algunos países a veces se le da a su contenido. Es un día de lucha porque este día en las marchas obreras debe llevarse como propósito hacer un balance de las luchas realizadas y de los logros obtenidos de esas luchas en el año transcurrido que finaliza el 30 de abril, al mismo tiempo que debe plantearse una plataforma de lucha para el año venidero. Este es el sentido histórico de esta fecha.
Cuando existían los países socialistas en ellos se les daba ese sentido festivo considerándose, en esos países, que allí gobernaba la clase trabajadora por medio de sus representantes políticos. En el resto del mundo capitalista se evidenciaban las manifestaciones obreras y de trabajadores como días de combate y de demandas laborales.
Hoy no existe el llamado Sistema Socialista Mundial y al interior de los países que lo constituyeron se realizan marchas obreras con el significado original de esta fecha. En la República Popular China, en la República Popular Democrática de Corea, en la República Popular Democrática de Vietnam, la República Democrática Popular de Laos y la República de Cuba, hoy son quizá la única expresión de desarrollos políticos y económicos socialistas, y países dirigidos por Partidos Comunistas, y en Laos por el Partido Popular Revolucionario de Laos. En estos países hay una única central sindical que representa los intereses de los trabajadores.
Cuando existía el campo socialista y se vivía en el contexto de la Guerra Fría existían Centrales Sindicales Internacionales, mundiales, continentales y regionales, que obedecían y respondían a los intereses de las luchas internacionales entre el sistema capitalista y el socialista. La viejas estructuras sindicales de la Guerra Fría se debilitaron, cuando no sucumbieron, pero no desapareció la organización sindical de los trabajadores, ni su representación internacional.
El movimiento internacional tiene su raíz en la Asociación Internacional de Trabajadores, llamada Primera Internacional, I Internacional, que fue fundada por Carlos Marx, con el propósito de darle cohesión al movimiento de los trabajadores y sus luchas, frente a la unidad del capital que representaba el desarrollo del capitalismo, durante la segunda revolución industrial, en el siglo XIX, y el carácter internacional del régimen y del sistema capitalista que se estaba dando con fuerza.
A esta le siguió la II Internacional, también dirigida por Marx, que le sobrevivió a su muerte hasta la Primera Guerra Mundial, cuando se desintegró. Lenin, ya jefe de la Revolución Rusa, continuando ese esfuerzo fundó e impulsó la III Internacional, que alcanzó hasta el inicio de la II Guerra Mundial. En las I y II Internacional tuvieron cabida movimientos obreros de orientación anarquista, socialista, socialdemócratas y comunistas. La Iglesia Católica por su parte, después de la Encíclica Rerum Novarum, 1891, y de la Quadragesimo Anno, 1931, adquiere presencia directa en el movimiento obrero organizado.
En la primera mitad del siglo XX funcionaban varias organizaciones internacionales sindicales, algunas ligadas a movimientos políticos, así la Internacional Sindical Roja, la Internacional Anarcosindicalista, la Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos.
En los países coloniales se desarrollaron igualmente movimientos sindicales, y en América Latina también desde finales del siglo XIX.
Avanzado el siglo XX se constituyó la Federación Sindical Mundial. A nivel centroamericano en 1911 se trató de desarrollar la Confederación Obrera Centroamericana y en 1919 la Confederación Obrera Panamericana. Igualmente, se crearon la Confederación Sindical Latinoamericana, la Confederación de Trabajadores de América Latina y en oposición a ellas la Confederación Interamericana del Trabajo, el Comité de Unidad Sindical Latinoamericano, la Confederación Latinoamericana de Trabajadores, más tarde se creó el Comité Permanente de Unidad de Trabajadores de América Latina entre muchas otras organizaciones sindicales y de trabajadores que se dieron en el siglo XX.
Actualmente existen la Confederación Sindical Internacional que tiene una representación geográfica de 162 países con 333 sindicatos, que es el resultado de la fusión de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres y la Confederación Mundial de Trabajadores, la Confederación Europea de Sindicatos que se proyecta sobre 36 países con 81 centrales sindicales, la OCDE que tiene la Comisión Sindical Consultiva en su seno.
Existen igualmente gran cantidad de organizaciones sindicales internacionales como la de periodistas, de trabajadores de la construcción y de la madera, del sector minero y energético, del transporte, de la alimentación, de servicios públicos, de educadores etc.
En la Organización Internacional de Trabajo, que este año cumple 100 años, el movimiento sindical de los distintos países afiliados a la OIT, participa por su organización tripartita, de representación de gobiernos, empresarios y trabajadores.
Recientemente se han impulsado Sindicatos Globales como instancias de coordinación y de trabajo conjunto entre diferentes organizaciones sindicales.
La caída del socialismo como sistema no hizo caer la organización sindical de los trabajadores ni sus luchas. La globalización internacional ha llevado a los trabajadores a nuevos planteamientos de lucha, que posiblemente en todos los países donde este Primero de Mayo se realice, se manifiesten y hagan valer sus consignas frente al nuevo modelo de internacionalización de la economía y de la concentración de capitales. El Primero de Mayo como día Internacional de los Trabajadores adquirió más fuerza cuando las Naciones Unidas lo incorporaron como parte de sus celebraciones internacionales, así como cuando la Iglesia Católica también lo incorporó en su calendario religioso, desde 1954, cuando el Papa Pío XII lo declaró como el Día de San José Obrero.
En Estados Unidos no se celebra en esta fecha, aunque por la presencia de migrantes latinoamericanos se han empezado a realizar marchas y celebraciones los primeros de mayo, especialmente allí donde hay una alta concentración de trabajadores hispanoparlantes. En pocos países se celebra el Labor Day, que no calza con el primero de mayo.
En Costa Rica la celebración se realiza desde 1913, prácticamente de manera ininterrumpida, con muy pocos años en que no se ha celebrado esta jornada de lucha.
Este día, Primero de Mayo del 2019, sin lugar a dudas se levantarán en todas partes del mundo las voces organizadas de los trabajadores clamando por un mundo mejor, más igualitario, con mayor justicia social, con mejor forma de distribuir la riqueza social, por reivindicaciones propias de carácter laboral en cada país, y por exaltar como parte de estas luchas los Derechos Humanos, que hoy cubren como un gran manto protector los derechos laborales.