Ocurrió en Argentina, en septiembre de 1974. Fue un secuestro obra del controvertido grupo guerrillero Montoneros, que desplegó un centenar de sus fuerzas en la operación.
Pasó a la posteridad como el secuestro más caro de la historia, pero si nos ponemos a ver no se sabe qué fue más histórico, si el monto del rescate o los pormenores de Montoneros, las peculiaridades del rapto y de su evolución o la subsecuente vida insólita de sus personajes.
Montoneros, sus raíces de izquierda y eclesiásticas
Montoneros es considerado el brazo armado del peronismo radical y punto. Pero no es justo dejar de lado que como en tantas agrupaciones de izquierda (México: te hablan), una cosa fueron los inicios y otra lo que vino después: sus raíces, su evolución muestran poca semejanza con el grupo que devino.
El sacerdote Carlos Mugica con su pastoral, y el exseminarista Juan García Elorrio con una histórica publicación que dirigía, dieron lugar a un encuentro de cristianismo, marxismo y peronismo del que nació Montoneros (uno de los colaboradores de Cristianismo y Revolución, como se llamó la revista, fue Eduardo Galeano).
Toda una corriente del catolicismo tiene que ver con la revista y con el grupo de Mugica; en una palabra la ulterior Teología de la Liberación, que entendía la fe desde la perspectiva de opresión de América Latina y no desde la rancia comodidad de Europa. Infaustamente, el Vaticano habría de acabar con ella.
El padre Carlos Mugica fue asesinado a los 43 años de edad.
Otra figura emblemática que en algún momento militó con Montoneros, incluso en el secuestro, fue Rodolfo Walsh. Considerado ejemplo del escritor políticamente comprometido, fundó en Cuba Prensa Latina con García Márquez. Walsh habría de ser, señaladamente, uno de los desaparecidos de la guerra sucia argentina.
Montoneros salió a la luz pública con el secuestro y ejecución del exdictador Eugenio Arámburu.
El secuestro
Disfrazados como trabajadores de la vía pública, unos guerrilleros detuvieron la caravana donde viajaban sus futuras presas. Asesinaron al chofer y a un ejecutivo acompañante y se fueron sobre los hermanos Jorge y Juan Born que viajaban en un mismo automóvil. Se trataba de los directivos del consorcio más grande del país («nos odiaban», ha dicho uno de ellos, por lo exitoso y gigantesco de su negocio).
Jorge Born padre, conservador y duro como era, se negó a pagar el rescate exigido por los guerrilleros y cifrado en 100 millones de dólares.
A los 4 meses el cautivo Jorge Born manifestó en una grabación que la empresa sí podía pagar 60 millones en efectivo y 4 en especie sin afectar mayormente sus finanzas. De nuevo el padre habló, diciendo que él únicamente pagaría 10 millones.
Pero hubo un imprevisto decisivo: Juan Born presentaba problemas mentales por el rapto, le urgía atención especializada pues ya ni a su hermano reconocía (los hermanos ignoraban cada uno el paradero del otro pese a ocupar celdas contiguas, porque estas habían sido cuidadosamente aisladas; cuando Jorge fue llevado a constatar el estado de Juan urgió por la ayuda).
Fue así como el padre entregó 25 millones y en marzo, a los 6 meses del comienzo de esta historia, fue liberado Juan.
Al completar 60 millones, 3 meses más tarde, quedó libre Jorge.
Los increíbles caminos del dinero del rescate y de los protagonistas
Al parecer, los sorprendentes cauces que tomó el dinero del rescate se destaparon al descubrirse que la campaña de Carlos Saúl Menem a la presidencia había sido cofinanciada con dinero procedente de Cuba. Y que ese dinero había sido radicado en la isla como único lugar seguro proviniendo del rescate de los Born. Sorprende que un político neoliberal obtuviera apoyo de un grupo revolucionario. Menem por otra parte indultó a militantes de Montoneros (aunque también a ciertos ejecutores de la guerra sucia).
Otra parte fue entregada a David Gravier, propietario de empresas y bancos con capacidad financiera internacional. Se conoce bien la cantidad que él recibió, mas no la que se envió a Cuba. Gravier ofrecía la enorme facilidad del manejo de dólares que con la isla caribeña era imposible. Entre sus movimientos creó su sociedad panameña, lo que hoy en día entendemos muy bien. El poderoso financiero murió en un confuso accidente aéreo en México. ¿Su edad? 35 años (hay la versión de que está vivo). Más tarde, sobre la base de que su viuda había sido despojada ilegalmente de bienes durante el terrorismo de Estado, el gobierno de Raúl Alfonsín la indemniza. Jorge Born recupera allí parte del dinero dado a Montoneros y estos al esposo de la indemnizada. De ello el grupo guerrillero nada recuperó nunca.
Rodolfo Galimberti, uno de los organizadores del secuestro, se convirtió con los años en socio de Jorge Born (!!!); murió cuando contaba 51 años de edad. Fernando Vaca Narvaja, otro fundador de Montoneros, es abuelo paterno de una pequeña cuya abuela materna es la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Mario Eduardo Firmenich, el más controvertido de todos, acusado de todo, labora en España en el ámbito académico, habiendo sido discípulo del afamado nobel de Economía Joseph Stiglitz. Su hijo... ¡es asesor de Podemos!
¡Vaya con Montoneros!
Por último
Desalmado el secuestro; elevado el rescate; increíbles los caminos (de los antecesores, de los implicados); y además, ¡oh!, el dinero de los tales Montoneros –para bien o para mal- en todas las manos, menos en las de ellos…
Notas sueltas
Hablando de un impulso de su madre al ser fijado el monto del rescate, Jorge Born ha dicho: «Ella hubiera pagado todo. Y hubiera regalado todo. Pero… eso no podía ser así». Y como no podía serlo, Born padre mandó a la madre y a los pequeños a Uruguay para que no fueran a estorbar las duras decisiones que el hombre venía tomando. Más apuros: para reunir el dinero que por entregas pagó por sus hijos llegó a traer recursos de fuera, y en una ocasión... ¡le fueron incautados por la autoridad en la aduana!
Lo divino y lo humano, temas-problema, temas metafísicos. Sobre ellos llegó a discutir intensamente Jorge Born con Montoneros, mientras cumplía los que habrían de ser 9 meses en cautiverio. Una muestra de la multitud de recursos que puso en juego para proteger su existencia. ¿Otra? La de ser de hecho el negociador entre la guerrilla y su propio padre para generar el pago.
Digamos que el héroe de Bahía de Cochinos no fue Fidel Castro, sino Rodolfo Walsh, pues tuvo el alcance de descifrar unas comunicaciones de la CIA, dando así lugar a la victoria de la pequeña isla bloqueada contra el país más poderoso de la tierra.