Ni Millennials ni generaciones con nombres de letras X,Y y Z. En un panorama invadido de conceptos cool irrumpe con fuerza un colectivo cuyo poderío ético y económico trasciende y con mucho a las nuevas generaciones; son los FaB, Fifty and beyond: alzar tu voz sin dar explicaciones, a tu forma, apostando por el emprendimiento con sentido y desde la sostenibilidad. Eso sí que es innovar.
La consultora de investigación de mercado Ipsos y los datos arrojados por el Instituto Nacional de Estadística también lo tienen claro: en los próximos 10 años ni más ni menos que del 75% de la riqueza neta pertenecerá a ellos.
Escondidos tras el estereotipo del revival adolescente que, mirado de cerca, parece poco ajustado a su realidad, los Fifty and beyond se han convertido en un referente para nuestra sociedad de consumo. Su inestimable valor se refleja tanto en el mercado de trabajo como en la economía y, más importante, en el sistema de valores social.
Ipsos, a través de su último estudio publicado, dedicado a ellos, nos permite saber cómo piensan, sienten, se perciben y perciben la realidad. Los ha analizado, preguntado y comprendido y nos lo cuenta para darnos pistas de dónde hay que actuar; se consideran realistas, con conciencia social y autoconocimiento. Son dueños de su destino y proclaman los beneficios de la liberación que llega con la edad: «la edad te hace libre, el pasado es historia, el futuro no existe y el presente es un regalo». Y no, no se sienten escuchados. Y además de consumir, producen.
Analizando el fenómeno desde la empleabilidad puede observarse cómo la segunda mitad de la vida es una oportunidad de liberación y de realización de segundas carreras profesionales, un momento para generar modelos de emprendimiento donde el retorno económico del negocio se posiciona al mismo nivel que el del propósito y estilo de vida, la sostenibilidad y el impacto social. Es una realidad latente a nuestro alrededor y desde luego observable cuando día a día trabajas con ellos.
En términos de emprendimiento sería preciso definir el fenómeno ajustando sus fronteras temporales. Desde entrados los 40 y hasta los últimos 50 es cuando el emprendimiento emocional se desarrolla fuertemente arraigado a lo que de verdad se quiere hacer. Se trata de un deseo vinculado no sólo al qué hacer, sino especialmente al cómo, en el que además destaca con fuerza el papel de las mujeres, no sólo el de aquellas que han estado temporalmente retiradas y deciden regresar sino el de las que optan por el formato freelancer o de alguna forma siguen por su cuenta.
Todos y todas ellas son profesionales que ya han luchado, demostrado y conseguido y que, bien por circunstancias sobrevenidas, bien por decisión propia, deciden cambiar para volver a arrancar; un paso no necesariamente sencillo en el que cuando lo acumulado con los años es solvencia económica y profesional el reto pendiente se centra en cambiar, un proceso esencialmente interno que consiste en tener capacidad de soltar, reinventarse, volver a verse y volvérselo a creer. Un momento crítico que es posible superar desde el valor que el paso de la vida permite ir acumulando para por fin tomar la decisión y arriesgar.
¿Pero están las políticas de empleo y emprendimiento preparadas para unos seniors que, lejos del deslumbramiento del fenómeno startapero, no se conforma con cantos de sirena y sabe discriminar? Efectivamente su presencia no es la más destacada en las redes de apoyo al emprendimiento. En el emprendimiento femenino sí, algo más.
Desde mi observación y en general diría que la escalabilidad de las startup no les acaba de convencer y muchos optan por un modelo que consideran más realista, independiente y discreto; saben que existen fórmulas de generar negocio innovadoras que incorporan el proceso digital pero que no tienen que ajustarse necesariamente a la creación de soluciones tecnológicas ni al desarrollo de aplicaciones móviles de última generación.
Incluso el marketing se desarrolla aquí siguiendo un modelo tribal: saben que tienen su público, van a por lo auténtico y sin correr: pasos cortos y crecimientos progresivos.
Y dejan que las escuelas de negocios sigan enseñando explosiones financieras.
Reclaman su derecho a estar activos y están decididos a encontrar en el mercado un hueco para una forma de trabajar competitiva y equilibrada en términos vitales, lo que les convierte en potencialmente sólidos para la generación de pequeños y medios emprendimientos porque actúan desde la propia transformación personal y utilizan el ejemplo como forma de dar mensaje.
Como potencial cliente me pregunto: ¿a quién no puede parecerle este el mejor mensaje de honestidad?
Como dice Loquillo, Sabor de veterano...