Es una de las mejores series españolas de los últimos tiempos. Varios puntos remarcables la hacen convertirse en una de las ficciones más memorables vistas hasta ahora en la pequeña pantalla.
Por un lado, su final poético, repuntado por unos planos espectaculares acompañados por la música que suena en la última escena que sirve de colofón para cerrar la serie. En segundo lugar, cómo el espectador puede entender, incluso sentir empatía por unos personajes que rozan la psicopatía. Todos y cada uno de ellos guardan secretos oscuros, que son descubiertos, aunque no castigados. La interpretación memorable de los protagonistas: Blanca Portillo y Francesc Garrido, que deja en segundo lugar al resto del elenco de actores, y que, sin ellos, esta serie no tendría un resultado tan redondo. Un guion excelente, que nos tiene en vilo durante todos los capítulos, deseando ver más y más, a pesar de tener algunos puntos incomprensibles, pero ¿quién ha dicho que un argumento tiene que estar 100% tramado e hilado? Hay cosas que no tienen que ser respuestas, sólo hay que dejarse llevar.
Ambientada en una Barcelona que aparece desapercibida, a no ser por los que la conocen. Una dirección implacable marcada por una gran historia con un happy end para los «malos», donde los buenos no tienen cabida y desaparecen o mueren.
El espectador entiende a los protagonistas, quizás porque cada uno de nosotros tiene implícito alguna de las características que los definen, sin llegar a ser asesinos.
Es una serie inteligente que ha sabido arriesgar en cuanto a los personajes, la forma y el contenido. La trama se centra en Juan Elías (Francesc Garrido), un abogado prestigioso, al que no le gusta perder ningún caso y dueño de uno de los bufetes más importantes. En el primer capítulo, vemos como sufre un accidente y ha perdido la memoria, este será el pistoletazo de salida para entender toda la ficción.
Con la ayuda de su mujer y alma gemela, irá poco a poco descubriendo quién era, ya que al parecer no recuerda nada. Esto le servirá para recomponer los hechos que le llevarán a descubrir las pistas sobre la desaparición de su sobrina, Ana Saura, ya que al parecer en el coche accidentado hay restos de sangre de ella. Todos los indicios culpan a Juan de su desaparición y posible asesinato. El padre de la chica, Ramon, y los abogados que él contrata tratarán de demostrar que Juan Elías es el responsable de la muerte de la joven. La serie dará un vuelco de 180º cuando Elías empieza a recordar y, sobre todo, cuando aparece la desaparecida Ana Saura. Redondeado con la propuesta indecente e impredecible que Juan Elías le hace Ana Saura, y ésta acepta.
Ahora sólo nos cabe esperar nuevas ficciones de Pau Freixas, el director de Pulseras rojas y Cites, que deja patente que lo suyo es contar buenas historias.