Curitiba, en el estado de Paraná, es la capital más grande del sur de Brasil y la tercera de todo el país. Del 5 al 9 de abril, esta metrópoli tendrá en sus muros lo mejor del arte urbano del mundo gracias al festival Street of Styles, que contará con la participación de más de 60 grafiteros que vienen de otras regiones de Brasil, Japón, Gran Bretaña, India, Líbano, Argentina, Venezuela, Panamá, Colombia, entre otros países.
Todos los participantes fueron elegidos por un grupo de curadores liderado por Michael Devis, grafitero de Curitiba perteneciente a la primera generación de artistas que empezaron a ponerle color a la ciudad, allá por 1998. Desde el 2012, año en el que se realizó la primera edición, el festival se ha consolidado como uno de los más importantes en su clase.
DAST de Colombia, está invitado por cuarta ocasión al evento. La primera vez que asistió no sabía de su existencia y Michael lo contactó por internet. Ahora es de sus fechas favoritas del año.
Él empezó a pintar las calles en 2002. Desde entonces, sus piezas han viajado a otros países como Canadá o Estados Unidos.
Bogotá —donde DAST vive— está experimentando un crecimiento en lo que movimiento del grafiti: “Cada día está más grande, más fuerte”, dice él, “con más personas interesadas en apoyarlo”. Desde hace un buen tiempo se están dando saltos de los muros a las galerías, lo que le permite a los grafiteros dedicarse de lleno a lo suyo, al arte.
Algo diferente ocurre en Venezuela. Según Badsura, artista de Caracas, los mejores años del grafiti venezolano fueron en la década pasada, cuando el gobierno y diferentes negocios patrocinaban mucho esta expresión artística. Ahora, muchos grafiteros han tenido que dedicarse a otras profesiones y oficios por las prioridades de cada uno.
Él empezó gracias a que un amigo que le dijo un día “tenemos que hacer un crew”, comenta. Por años usaron pintura que no era de la mejor calidad, lo que debía compensarse con una buena técnica a la hora de plasmar la obra.
Badsura —quien ha pintado en Ecuador y Alemania, entre otros países— considera que Street of Styles es uno de los mejores eventos a los que ha asistido por su logística y el talento que allí se reúne. Esta es su segunda participación.
Entre los que se estrenan en este festival está Caso3, único representante de Panamá a quien Michael invitó en una visita que el artista brasilero hizo al país centroamericano.
El nació en Penonomé, un pueblo a una hora y media de la capital de su país, donde el grafiti no existía. Lo conoció cuando visitó a su familia en México en el 2000, desde entonces ha estado experimentando y marcando las calles de Panamá, Costa Rica, Cuba, México, entre otros lugares de Centroamérica.
“Cuando yo empecé no había grafiti”, comenta. Pero el movimiento ha ido creciendo y ya hay artistas panameños y de otros países que están interviniendo las calles de Ciudad de Panamá, como Martanoemí Noriega o la colombiana Remedios.
Caso3 siente que esta es la oportunidad para conectarse con otros artistas del continente y del mundo, de aprender de otros estilo y expresiones, ya que considera que el mejor graffitero es el que no se encasilla en un estilo.