Naciones Unidas se funda 1945 a la sombra aún candente de la Segunda Guerra Mundial. En aquel entonces, el planeta se despertaba incrédulo frente a la barbarie que había dejado el conflicto más siniestro y global de la historia. Necesitaba un punto de inflexión. El ser humano necesitaba recuperar las riendas de sus días y la Organización de las Naciones Unidas sirvió para aproximar las diversas interpretaciones que existían acerca de la organización social. Desde 1945, la ONU ha tenido que hacer frente a innumerables conflictos y tensiones, misiones, proyectos y estrategias. Sin embargo, el pasado mes de diciembre comenzó una de las misiones más trascendentales en su historia, tanto por la dificultad como por lo simbólico de la prueba.
Cuando la ONU contaba con tan solo 19 años y trataba de congelar una Guerra Fría que se calentaba alarmantemente, la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), comenzaba un conflicto armado por todo el territorio del país con el Estado colombiano, que duraría 53 años más. Para conseguir la pacificación de la guerra declarada más antigua de las últimas décadas, las Naciones Unidas han sido fundamentales. Las conversaciones de paz en La Habana fueron conducidas por el organismo internacional. Esta labor concluyó con un éxito que se refrendó en el Congreso del país el pasado mes de noviembre. Pero la más importante de las tareas de las Naciones Unidas, al menos desde el punto de vista práctico, estaba por llegar.
La ONU es la encargada desde el denominado día D+5 (5 de diciembre) de verificar que la desmovilización de los soldados de la guerrilla de las FARC se produce de forma efectiva. Los acuerdos de paz que se refrendaron en el Congreso el pasado 30 de noviembre comenzaron a partir de ese momento un viaje práctico, alejado del ideológico que había cursado durante la negociación. Hasta ese momento, las piedras que encontró en su camino eran de carácter dialéctico; ahora el trastorno es más práctico.
Los Acuerdos de Paz establecieron que los guerrilleros de las FARC tendrían 180 días para entrar por primera vez o regresar a la vida civil, al manto del Estado. En esa labor están incluidas varias tareas, entre las que destaca el asesoramiento a los guerrilleros acerca de las posibilidades de trabajo que van a tener al final de la desmovilización, la decisión sobre el lugar donde se van a establecer, el modelo de vida al que aspiran, o las relaciones de convivencia que deberán asumir con otros ciudadanos que quizá han sufrido la violencia provocada por ellos.
Para ello, la ONU creó un Mecanismo de Monitoreo y Verificación que tiene como misión el acompañamiento de los guerrilleros en este difícil proceso. Ubicaron a lo largo de todo el territorio colombiano 17 campamentos de desmovilización que van a ser el epicentro de la paz en los próximos 6 meses. Los llamaron Zonas Veredales Transitorias de Normalización (ZVTN). A estos campamentos se dirigieron todos los guerrilleros censados por la organización de la guerrilla. Allí, voluntarios seleccionados por la ONU para la misión esperaban a los soldados. Desde mediados de diciembre, el trabajo que se haga en estos campamentos va a ser clave para la feliz resolución del fin del conflicto.
En primer lugar, los guerrilleros dejaron sus armas personales en diferentes contenedores que se transportan al área de destrucción de armamento, el cual también es protegido por las Naciones Unidas. Después comenzaron a habitar en estos campamentos. En ellos, los guerrilleros mantendrán durante los primeros meses la organización propia del batallón en el que estén situados. Incluso, el líder de cada batallón será el responsable del funcionamiento del campamento. Los voluntarios de la ONU tan solo, si es que la tarea no parece lo suficientemente enorme, se mantendrán a su lado, observando y describiendo cualquier situación anómala que pudiera producirse.
La labor del organismo de Monitoreo y Verificación dependiente de Naciones Unidas no es la de producir ningún cambio en los guerrilleros. De hecho, el cambio ya es que estén allí. Su función es la de acompañarlos y advertir a las instancias superiores acerca de cualquier crisis de convivencia que se produzca en una ZVTN determinada.
Las Naciones Unidas se encontraron con una situación inédita en sus más de 70 años de historia. Nunca en la historia se había producido la desmovilización de una guerrilla tan profundamente organizada, con tantos efectivos y armamento, y que además hubiera sido responsable de algunas de las masacres más trágicas del siglo XX. Esta situación en la que no existe espejo en el que reflejarse, causó la aparición de este mecanismo que nace con la imparcialidad y equidistancia como banderas representativas. Por lo tanto, la desmovilización de los guerrilleros se tropezará con otro problema: la falta de experiencia de las Naciones Unidas en esta labor.
De hecho, desde el 15 de diciembre, cuando comenzó la convivencia, ya se han producido algunos incidentes que han llegado a ser conocidos públicamente. Por ejemplo, en la Zona Veredal ubicada en la Guajira, al noreste del país, tres observadores y el supervisor directo de la zona fueron expulsados por la ONU porque bailaron con algunas guerrilleras durante los festejos de Navidad. Las imágenes llegaron a ser conocidas públicamente a través de un vídeo que fue filmado, ante lo cual la ONU tomó esa decisión porque tal actividad “incumple los valores de equidistancia e imparcialidad que fundamentan la misión de la Organización de las Naciones Unidas. Ante esta decisión, las FARC retiró su componente en el Mecanismo de Monitoreo y Verificación de la zona como protesta.
La ONU se ha encargado de transmitir la información acerca del funcionamiento de estas ZVTN con mucha precaución. Dado que se trata de una misión que no se ha producido en toda su historia, y que la misma entraña dificultades que pueden no ser comprendidas con exactitud por la sociedad colombiana, la ONU convocó a diversos periodistas que tratarán la información de estos campamentos. El objetivo de estas reuniones era el de resolver cualquier duda y matizar el lenguaje que se utiliza, para evitar la confusión de los ciudadanos a la hora de recibir la información sobre lo que ocurre en los campamentos. Es considerable recordar que estamos ante una situación de mucha controversia, debido a que la incorporación de los guerrilleros en la vida pública es uno de los asuntos de más brumoso horizonte en la resolución del conflicto que azotó el país latinoamericano durante más de 50 años.
Otro punto que puede ser problemático en la misión, es la disidencia de algunos líderes de la guerrilla a lo largo de todo el proceso. Ya fueron algunos los soldados que se opusieron a la línea de reconciliación liderada por los jefes de la organización, y decidieron no seguir las órdenes. En la actualidad, son 6 los guerrilleros que abandonaron el proceso. La Misión de Monitoreo y Verificación de la ONU recuerda al respecto que este proceso es totalmente voluntario y no obliga al guerrillero a ninguna acción concreta, aunque sí que avisa al guerrillero que la vuelta a la violencia incurre en un delito que será perseguido con ahínco por las Fuerzas de Seguridad del Estado colombiano. La organización de las FARC intentó tranquilizar a la ciudadanía lanzando un comunicado en el que acusaba a los guerrilleros disidentes de ser “un grupo de insensatos que, desconociendo los anhelos de paz de la mayoría de nuestro pueblo, se lanzaban por el despeñadero de la ambición personal disfrazando sus innobles propósitos tras fraseología de apariencia revolucionaria”.
Desde el pasado 15 de diciembre, se cuentan 180 días para la resolución del conflicto. Ese es el plan, aunque desde las diferentes partes responsables se matiza esta hoja de ruta: es posible que sean más días ya que no se sabe cómo reaccionará cada uno de los soldados convocados a su desmovilización. De cualquier forma, se espera que a lo largo de 2017 se den pasos esforzados para lograr una paz que ya empieza a ser arrancada de los documentos para implantarse en cada uno de los kilómetros del territorio colombiano.