Armando Alanís Pulido, fundador de este movimiento de poesía callejera y autor de Balacera, defiende que “sin poesía no hay ciudad”.
Libros y más libros, de poesía, narrativa y ensayos. Es lo primero que ves al entrar a la sala de estar de Armando Alanís Pulido. En el centro, rodeada de abarrotadas estanterías, se encuentra una mesa imponente, alrededor de la cual me siento para degustar el exquisito café mexicano al que me convida. “El café mexicano es delicioso”, explica.
Armando Alanís Pulido es un poeta que proviene de un país que ha sido cuna de grandes literatos, México. El autor se ha hecho con su propio hueco en la poesía, y no solo mexicana, sino mundial. Y lo ha realizado de una manera especial, ya que es el fundador de Acción Poética, un movimiento de poesía callejera que está presente ya en treinta países.
Acción Poética comenzó sus andanzas en Monterrey, ciudad norteña en la que nació Alanís, y se ha propagado ya en 169 ciudades mexicanas más. Fue hace veinte años, en 1996, cuando Armando comenzó este proyecto con el objetivo de que las letras recuperasen las calles. “Se trata de que la poesía se apropie o gane terreno en el espacio público”, señala el poeta para luego rectificar: “Ganar no está bien dicho, pues es un terreno que nunca ha perdido, la poesía está en la calle”. Es por eso que el eslogan de Acción Poética es Sin poesía no hay ciudad.
Preocupado por los bajos índices de lectura del país, Alanís decidió sacar la poesía a la calle: “Creo que es lo más sencillo, lo más prehistórico, escribirlo sobre la pared para que llegue a la gente, pues aquí los libros son caros y es difícil distribuirlos". El nombre de Acción Poética surgió entonces como un sinónimo de performance, de intervención. “A toda acción debe haber una reacción” y en este caso, este autor actúa a través de la poesía. “Creo en la idea de que la poesía puede cambiar a la gente, puede cambiar el mundo y hacer mejores personas”, detalla este artista que ha recibido a lo largo de su carrera varios reconocimientos, como el Premio Internacional de poesía Nicolás Guillen (2008).
“Empecé Acción Poética con cuatro o cinco amigos, también poetas, con la idea de elaborar una antología callejera de la poesía, no solo nuestra sino también de otros autores”, explica Alanís. “Pero a los tres días me habían abandonado, porque es un trabajo muy físico, éramos grafiteros. Además, la gente no alcanzaba a leer los poemas enteros”. La solución fue simple: acortar los poemas, decir más con menos.
“Con los años me enteré de que estaban haciendo lo mismo en Coahuila, Sonora o incluso en Perú. Antes no había redes sociales, así que aparecían los grupos de Acción Poética de manera espontánea”, señala. Fue a raíz de las redes sociales que los seguidores de este fenómeno artístico pudieron contactar con el fundador del movimiento. “Hay muchos grupos muy entusiastas en Colombia, Perú, Bolivia, Irlanda, España o Italia, entre otros país. Pero lo interesante es que también se han creado grupos en lenguas indígenas de Perú, México o Chile”.
Poemas cortos sobre fondo blanco
“Me contactó Fernando Ríos Kissner, un argentino que es responsable del proyecto en Tucumán, y me recomendó elaborar unas reglas”, señala el poeta. Desde entonces, Acción Poética se ha regido a través de una serie de normas sencillas: Letras negras en un fondo blanco, que simule a la página en blanco; poemas de no más de diez palabras y no más de cinco renglones; y nada de temas de política o religión. “Con nada de política me refiero a nada de propaganda de partidos”, recalca el autor para enfatizar después “aunque no hay nada más político que un verso amoroso”. Y es que la mayoría de poemas de Acción Poética están relacionados con un tema tan universal como lo es el amor.
Hace pocas semanas que Alanís pintó la frase “La poesía intenta cruzar y cruza” en la frontera entre Tijuana y San Diego. La gente asumió rápidamente que esta era una contestación a Donald Trump, ya que “la poesía es gente con sueños, y la poesía cruza fronteras”. Pero esta no era la primera vez que Acción Poética pintaba en la frontera con Estados Unidos, pues ya hace unos años había dejado escrito: “También de este lado hay sueños”.
Acción Poética es tan reconocida en México que estos poetas grafiteros pueden ejercer su labor sin apenas problemas. “Normalmente pintamos sin permiso, pero no nos pasa nada. En Monterrey la policía se para y se hace una selfie, pero es porque no hemos dejado de hacer esto en veinte años”. Es más, el autor ha sido contratado alguna vez para hacer campañas sobre el cáncer, vialidad, prevención de la violencia e, incluso, publicidad para el festival de música Pal´ Norte, en Monterrey. “Pero todo a través de la poesía”, recalca.
El sueño de este poeta callejero es que Acción Poética no esté presente en treinta países, sino en cien o más, o incluso en todo el mundo. Pero, como futuro inmediato, el autor se contenta con finalizar las 4000 bardas que está pintando en Ciudad de México. “Es nuestra celebración por los veinte años. Ya estábamos presentes en Ciudad de México, pero ahora nos han contratado, tenemos permisos y vamos a llegar a dimensiones mayores”.
Balacera, crónica de la violencia
En marzo de este año, Tusquets sacó a la venta Balacera. Este poemario, que acaba de ser presentado en la FIL de Guadalajara, es una crónica de un Monterrey asolado por la Guerra del Narco. “De 2008 a 2011 vi cosas horribles, que me arrepiento de haber visto. Y como yo siempre estoy escribiendo sobre mi ciudad, Monterrey, tuve que hacer este poemario”. Balacera habla de los narcos y la violencia en la ciudad regia, pero es un testimonio que se puede extrapolar al resto del país. “Hubo acontecimientos que marcaron no solamente a la ciudad, sino al país, como la matanza en el Casino Royale. Decían que esto era como Colombia, pero yo creo que era incluso peor que Colombia en los años 80. Había treinta ejecuciones al día. Y las sigue habiendo, pero en Guerrero, Michoacán o Tamaulipas. A nosotros nos tocó esa época”, enfatiza el autor.
“Esta es una ciudad en la que todo el mundo está trabajando, cada uno a lo suyo, felices, pero llegaron y nos hicieron la vida muy dura”, recuerda este artista que toma las calles como páginas en blanco. “Ellos se marcharon, pero quedó la herida, y yo lo escribí en forma de poesía”.