El Día Mundial de la Osteoporosis se conmemora cada 20 de octubre para concienciar a la población sobre su prevención y diagnóstico. La enfermedad afecta a más de 3,5 millones de personas en nuestro país, principalmente mujeres, y en sus primeras fases no presenta síntomas. La osteoporosis cuenta con numerosos tratamientos pero es necesario detectarla lo antes posible para evitar que avance, ya que sus efectos pueden incidir gravemente en nuestra calidad de vida.
La osteoporosis es un importante problema de salud que se caracteriza por la pérdida de hueso y, por lo tanto, de su resistencia. La disminución de la masa ósea trae consigo una menor densidad de la calidad del hueso, que sufre un alto riesgo de fractura. La que se ha dado en llamar como “la epidemia silenciosa del siglo XXI” afecta a unos 200 millones de personas todo el mundo, y se ha convertido en una patología de gran impacto sociosanitario. En España, afecta a 3,5 millones de personas, aproximadamente un 40 por ciento de la población, sobre todo después de los 60 años.
En el año 1990 se produjeron 1,7 millón de fracturas de cadera en el mundo, y según datos de la Fundación Internacional de la Osteoporosis, el número llegará a los 6,3 millones en 2050. Además, las sociedades más longevas registran índices mayores de personas con osteoporosis. En la Unión Europea se produce una fractura osteoporótica cada 30 segundos.
Tradicionalmente la osteoporosis ha sido una enfermedad asociada al género femenino –sobre todo tras haber tenido la menopausia, por la retirada de las hormonas sexuales-, pero esta tendencia está cambiando y ya comienzan a registrarse numerosos casos de la patología asociada a los hombres.
Estudios recientes indican que los varones corren un riesgo mayor del que se estimaba hasta ahora de sufrir la enfermedad. Se estima que uno de cada cinco hombres mayores de 50 años tendrá una fractura osteoporótica.
La mujer tiene menos tejido óseo que el hombre y durante la menopausia su nivel de hormonas desciende, especialmente los estrógenos. Esto hace que el hueso sea más propenso a sufrir osteoporosis. Otro factor de riesgo es la amenorrea (desaparición de la menstruación antes de la menopausia), así como los trastornos alimenticios como la anoxeria o bulimia. En el caso de los hombres, la patología puede desarrollarse por deficiencias de testosterona o de estrógenos, especialmente cuando se llega a una edad avanzada o se ha padecido alguna enfermedad como cáncer de próstata o hipogonadismo. El doctor Manuel Díaz Curiel, presidente de la Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas (FHOEMO), señala que “existen varios factores que condicionan la aparición de esta enfermedad. Por supuesto no podemos en estos momentos modificar el factor genético, que es muy importante en su desarrollo ni tampoco la edad. Pero sí los factores ambientales tales como una alimentación sana rica en derivados lácteos, la abstención de fumar, la realización de ejercicios de manara habitual, el control de la utilización de algunos fármacos como la cortisona, la delgadez importante en algunas mujeres, etcétera. Y por supuesto su algunas personas desarrollan osteoporosis podemos, gracias a los medicamentos que tenemos en el mercado, prevenir la aparición de fracturas”.
Los riesgos de sufrir la enfermedad aumentan si somos fumadores, consumimos en exceso café o alcohol, o si tenemos déficit de calcio y vitamina D. También está demostrado que las depresiones graves pueden generar osteoporosis, debido a la producción de la hormona del estrés, llamada cortisol, que puede favorecer la pérdida de hueso. “El factor de riesgo más importante –explica el doctor Díaz Curiel- es la edad pero también los antecedentes genéticos, la ingesta escasa en derivados lácteos, el bajo peso en mujeres, el sedentarismo, el hábito de fumar, la toma de algunos fármacos como la cortisona, etcétera”.
Aunque no se pueden controlar todos los factores de riesgo, es posible seguir una rutina que permita disminuir el riesgo de desarrollar osteoporosis. En el caso de las mujeres resulta muy aconsejable que vigilen el estado de sus huesos durante el climaterio -fase transitoria de la vida de la mujer, situada entre la etapa reproductiva y la no reproductiva-, porque la pérdida de masa ósea puede ser de más del 15 por ciento. La densitometría ósea es un método muy sencillo que permite al especialista conocer el estado de nuestra masa ósea. Es una prueba que mide la densidad de cada hueso con una técnica de rastro en la que se utilizan dosis bajas de rayos X. No es peligrosa en absoluto y permite obtener un diagnóstico médico bastante preciso.
El doctor Díaz Curiel explica que “el primer recurso para prevenir la enfermedad es la concienciación de la población y para ello FHOEMO realiza muchas campañas por todo la geografía española para aumentar el conocimiento de esta enfermedad. Una vez que conocemos los factores de riesgo, aquellas personas que los posean son candidatas de realizar una prueba diagnostica que es la densitometría que permite valorar el riesgo de fractura en cada caso. El número de aparatos de densitometrías en España está algo por debajo de la media Europea y sobre todo está muy mal distribuido existiendo zonas del País donde la dificultades de realizar esta prueba es manifiesta. También contamos con un arsenal de fármacos de probada eficacia para el tratamiento de esta enfermedad y que permite individualizar el tratamiento de cada paciente según sus características.”
Diagnosticar de manera temprana la enfermedad es esencial para garantizar la salud ósea. Para ello debemos acudir a nuestro médico de cabecera, que será quien valore si tenemos que someternos a una densitometría ósea.
Ejercicio y vitamina D
La prevención es el mejor recurso para evitar fracturas y mantener una buena salud ósea. Cuando la osteoporosis no se trata o no se previene las causas van desde el dolor agudo hasta fracturas graves, como las de la cadera o la columna vertebral. “Una fractura de cadera – señala el doctor Díaz Curiel- es un acontecimiento grave, y se debe ingresar en un Centro Hospitalario a quien la sufre. La mortalidad en el ingreso está en cifras cercanas al 20-25 por ciento y, en muchas ocasiones proporciona una dependencia posterior importante. Si la persona ha superado la intervención deberá realizar un tratamiento adecuado tanto farmacológico como rehabilitador”.
Las fracturas repercuten de manera muy negativa en la calidad de vida y, las de cadera son las responsables de más días de hospitalización en mujeres mayores de 45 años.
Para evitarlas se recomienda practicar ejercicio de manera constante, poniendo énfasis en aquellos ejercicios que ayudan a fortalecer los huesos. El entrenamiento de resistencia es muy adecuado porque retrasa y, en algunos casos revierte la pérdida de masa muscular, densidad ósea y fuerza. Aquellos ejercicios que trabajan la flexibilidad del músculo provocan el crecimiento del mismo y este hecho, ayuda a reducir la rigidez y la pérdida de equilibrio que acompaña con cierta frecuencia a las personas mayores. Los músculos tienen que ejercitarse porque la pérdida de masa muscular conlleva la imposibilidad de desarrollar las actividades de la vida diaria, lo que trae consigo un aumento progresivo de la dependencia y aumenta el riesgo de padecer osteoporosis. “En general podemos decir que el mejor ejercicio es aquel que no es violento. Resulta útil sobre todo si se hace contra gravedad. Es decir es más útil caminar que nadar. Un ejercicio fácil y muy indicado es caminar unos tres cuartos de hora al día”, apunta el doctor Díaz Curiel.
Una dieta adecuada también es primordial en la prevención y el tratamiento de la patología. Como norma general se recomienda llevar dietas que no tengan un alto contenido proteico, no abusar del sodio ni de las dietas vegetarianas (por su alto contenido en oxalatos). Está comprobado que una alimentación rica en calcio mantiene la masa ósea en niveles óptimos y reduce el riesgo de fractura de manera importante. “La ingesta de productos que lleven calcio en nuestro país está por debajo de los requerido. Por tanto el hecho de enriquecer la leche con calcio incrementará el aporte de calcio en la dieta de esas personas, explica el doctor Díaz Curiel”.
Una dieta rica en vitamina D, junto con una exposición solar adecuada, es fundamental para la correcta absorción intestinal de calcio. La luz del sol y los alimentos como el queso curado, la yema de huevo o el pescado azul son las principales fuentes de vitamina D, si bien es cierto que su ingesta no suele ser suficiente en pacientes que sufren osteoporosis. Por ello, los tratamientos suelen incluir aportes de esta vitamina, que permite que el músculo sea más fuerte y más eficaz funcionalmente. El doctor Díaz Curiel explica que “un aporte de calcio y vitamina D tanto por la dieta como por la exposición solar sería lo deseable aunque conocemos que la ingesta de la mayoría de las mujeres no alcanza los requerimientos necesarios, y que los niveles de la mayoría de las mujeres españolas están por debajo de lo recomendable. En esos casos sería necesario el aporte en la ingesta tanto de calcio como de vitamina D”.
En cuanto al tratamiento farmacológico, será el especialista quien determine cual es el más conveniente en cada caso. Suelen ser bastante cómodos y fáciles de seguir, y permiten mejorar el riesgo de fracturas mejorando considerablemente la calidad de vida de quienes padecen la patología. “Hoy en día contamos con fármacos muy potentes con capacidad demostrada en reducir la complicación mas importante de esta enfermedad como es la fractura. Fármacos de administración oral tanto en pastillas como en sobres, de periodicidad diaria, semanal o mensual, de administración intramuscular, o subcutánea. También existen fármacos de administración intravenosa de manera muy espaciada”, concluye el doctor Manuel Díaz Curiel.