Vuelven a relucir los colores originales de la enorme sala denominada “Sala de Constantino”, la última de las denominadas “Estancias de Rafael”, ubicadas en el Palacio Apostólico, en el sector de los Museos Vaticanos. En realidad esta sala, que celebra el triunfo del cristianismo, no fue decorada por el pintor de Urbino que alcanzó solamente a realizar los bocetos, ya que murió de improviso el 6 de abril de 1520, justo cuando comenzaban los trabajos para esta sala.
“El Papa León X fue quien le encargó a Rafael la decoración de esta sala, en 1517, y cuando empieza a proyectarla decide hacer las pinturas murales con la técnica a olio, un aspecto muy innovador porque hasta ese momento el olio no se usaba para pintar paredes”, según el profesor Arnold Nesselrath, experto de historia del arte y responsable del Departamento de Restauración de los Museos Vaticanos.
El experto recuerda que hasta ese momento (primeras décadas del siglo XVI) solamente el pintor Sebastián del Piombo había hecho algunas pinturas de paredes a óleo para el convento romano de San Pietro in Montorio: “No sabemos por qué Rafael tuvo esta idea”, puntualiza. “Probablemente porque era un pintor innovador, que osaba experimentar cosas nuevas; incluso desde el punto de vista técnico, cambia continuamente. Esto es lo que lo distingue de un pintor como Miguel Ángel que es un gran tradicionalista, casi un reaccionario de la técnica. Rafael, en vez se entretiene innovando”.
Después de haber terminado la restauración de las tres salas anteriores, decoradas éstas sí por la mano de Rafael, trabajos que duraron 20 años, se decidió restaurar los frescos de esta enorme sala (10 x 15 metros), originalmente destinada a los banquetes, que contiene la composición histórica más grande que existe en la pintura mundial, la historia del emperador Constantino y su lucha vencedora contra el paganismo.
“Es un gran ciclo de Constantino y es muy importante porque el papado prácticamente se legitima gracias a la donazio, ya que los papas a fines del Imperio romano eran responsables también de la administración de la ciudad, igual que el emperador, entonces aquí se manifiesta esta donación gracias a la cual terminan las persecuciones y el cristianismo se convierte en religión oficial”, cuenta el profesor Nesselrath
El conjunto iconográfico está dividido en cuatro secciones: la “Visión de la Cruz”, la “Batalla de Constantino contra Majencio”, “Bautismo de Constantino” y “Donación de Roma”. En este momento se está trabajando sobre la “Visión”, que está cubierta a la vista del público y donde trabajan a ritmo pleno los restauradores.
Aunque Rafael había preparado las paredes para la pintura a óleo, de hecho hay solamente dos figuras con esa técnica, la “Justicia” , en “La Batalla de Ponte Milvio”, y la “Comitas” (en la parte inferior derecha de “La Visión”, las únicas realizadas por él. Todo el resto del conjunto está pintado a fresco. En este conjunto trabajaron los colaboradores más cercanos a Rafael, sus discípulos, quienes aprendieron de él, usaban sus mismos colores y sus mismas pinceladas.
En el resto del conjunto de las salas de Rafael es patente el trazo de este pintor, que supo impregnarse de la maestría de Miguel Ángel, inspirarse en el retrato renacentista de Lorenzo Lotto y utilizar el cromatismo véneto de Sebastiano del Piombo, lo que se advierte en pinturas como el “Encuentro entre el papa León Magno y Atila”; la “Expulsión de Heliodoro del templo”, la “Liberación de San Pedro de la cárcel” y el “Milagro de Bolsena”', realizadas al fresco en la “Estancia de Heliodoro” (660 x 750 cm aprox.), la más elevada demostración de la habilidad del divino Rafael, desplegada entre 1512 y 1514.
Esta sala, la “Estancia de Heliodoro” desempeñó asimismo un papel diplomático importante, ya que era el lugar donde los papas, a inicios del siglo XVI, recibían a sus visitantes en audiencias privadas, una función que hoy cumple la Biblioteca Privada del Papa.
El estudio del ciclo completo de las 'Estancias de Rafael' se inició en 1982, en la “Estancia del Incendio de Borgo”, basado en nuevos principios técnicos, críticos y estéticos que han marcado el mundo de la conservación. A la restauración de esta Estancia siguió en los años 90 la de la “Estancia de la Signatura”, concluída en 1999 para la celebración del Año Santo de 2000.
El estado que presentaban los frescos tanto de la “Estancia de Heliodoro” como los de las otras 'Estancias de Rafael' revelaba los efectos de los numerosos trabajos de restauración que a lo largo de los siglos se llevaron a cabo contra el deterioro natural, por ejemplo la estaticidad de las estructuras arquitectónicas, la reparación de abrasiones, arañazos u otros actos vandálicos producidos en las visitas.
Las primeras obras de restauración se practicaron para paliar los daños provocados por los Lansquenetes durante el Saqueo de Roma de 1527: fue en el siglo XVIII cuando se introdujo un concepto moderno para la conservación de los frescos, que adoptaba únicamente la limpieza, eliminando todos los retoques que no pertenecían a la obra original.
Atravesar la delgada muralla que separa al público de los restauradores, entrar en este espacio y subirse a los andamios es como entrar en otro mundo, significa ver de cerca los pequeños retoques que permitirán a esta obra maestra volver a su primitivo esplendor: “Nosotros solamente limpiamos, no pintamos nada de nada; si hay grietas en el fresco retocamos la pintura, pero aquí sinceramente no había grandes daños y los frescos se mantenían en bastante buen estado, aunque la parte superior del estuco se había resquebrajado”, asegura el profesor Nesselrath quien, como director de los trabajos, es quien tiene la gran responsabilidad de decidir si hay que hacer retoques estructurales o dejar el paso del tiempo.
“Si hay que hacerlo, hay que motivar las razones por las que se ha decidido dejar o eliminar una pieza que no perteneció al fresco original, pero aquí no ha sucedido”, agrega el experto. “Nosotros trabajamos con tres componentes: el experto en historia del arte que dirige los trabajos, los restauradores, que en este caso son 7, y los químicos que deben controlar el trabajo y que tienen distintas especialidades fotografías en infrarrojo, análisis, entre otras”.
Esta sala quedará lista en un par de años y, aunque aun no se sabe con certeza cual será el próximo trabajo, sí hay seguridad de que entre las 15.000 obras que posee el Museo, solamente en las colecciones, más de alguna necesitará algún retoque.