Tras el relativo fracaso de taquilla y el nada relativo desastre crítico de Batman vs Superman: el amanecer de la justicia, los seguidores del sello DC y cierto sector cinéfilo, habían depositado sus esperanzas en Escuadrón Suicida, la respuesta de Warner Bros a la exitosa adaptación de Guardianes de la galaxia producida por Marvel. Sin embargo, con esta nueva reunión de antihéroes el universo cinematográfico de DC sigue sin encontrar el tono adecuado ni el propio sentido de su existencia, más allá del interés económico. De hecho, la nueva película del director David Ayer no es mucho mejor que el último trabajo de Zack Snyder. Ni mucho peor.
Ante las amenazas para la seguridad de Estados Unidos, la funcionaria Amanda Waller (Viola Davis) propone al Gobierno reunir a un grupo de delincuentes que proteja a la ciudadanía y combata al enemigo. Harley Quinn (Margot Robbie), Deadshot (Will Smith), El Diablo (Jay Hernández), Boomerang (Jai Courtney) y la arqueóloga June Moone (Cara Delevingne) forman la peculiar asociación bajo el control del coronel Rick Flag (Joel Kinnaman). Mientras el Escuadrón Suicida intenta evitar que Moone, poseída por el espíritu de la bruja y diosa Enchantress, acabe con la población de Midway City, Joker (Jared Leto) se prepara para rescatar a su amada Harley Quinn.
Como si de una profecía autocumplida se tratara, la formación del equipo desata el conflicto que exigirá su intervención. La ausencia de la más mínima lógica resulta evidente desde los primeros minutos de la película, cuyo absurdo guion ni siquiera trata de incluir pequeñas dosis de coherencia en una trama delirante, simple y vacía. Los giros de guion, previsibles, innecesarios y carentes de sentido, se revelan como un instrumento desesperado para prolongar la duración de una película cuya historia no sería suficiente ni para un cortometraje de veinte minutos.
Tampoco son de gran ayuda los superfluos flashbacks empleados para presentar la historia de amor entre Harley Quinn y un Joker que, de no ser por los saltos temporales, vería su limitada presencia convertida en un cameo.
Por tanto, si se obvian el detonante del conflicto y los viajes al pasado, el espectador se debe conformar con un aburrido paseo de los personajes por el oscuro centro urbano de Midway City mientras pronuncian diálogos con pretensiones rompedoras y sarcásticas, pero, en realidad, bastante inofensivos y nada brillantes.
El plácido paseo se ve interrumpido ocasionalmente por algún ataque del enemigo, ya sean criaturas monstruosas o el mismo Joker. Sin embargo, la pobre fotografía caracterizada por torpes movimientos de cámara y una iluminación casi nula eliminan cualquier atisbo de espectacularidad y fluidez en las escenas de combate.
Tampoco los efectos especiales brillan con luz propia en esas secuencias. El presupuesto oficial de 175 millones de dólares (la cifra real es, con toda probabilidad, superior) hace pensar en una posproducción cuidada hasta el más mínimo detalle, pero los efectos generados mediante ordenadores resultan muy evidentes y poco realistas, con un acabado descuidado propio de la serie B (o Z).
Del mismo modo, el montaje atropellado y deslavazado, similar a un tráiler durante toda la película y, sobre todo, en las escenas iniciales dedicadas a la introducción de los protagonistas, sugiere que ni el estudio ni el director sabían con claridad qué contar y cómo hacerlo.
En cierto modo, el único aspecto mínimamente positivo de Escuadrón Suicida es su reparto, aunque esté limitado por el desastroso guion y sus personajes planos. No obstante, la mayoría de los intérpretes logra elevar el material con el que trabaja. Viola Davis se sirve de su presencia para dar cierta entidad a un personaje superficial y antipático, mientras que Will Smith proporciona una notable profundidad a su antihéroe. Margot Robbie como Harley Quinn pide a gritos un mejor guion que proporcione matices y complejidad a la amante del Joker, a quien da vida un Jared Leto patético e inofensivo.
Los seguidores del sello DC y cierto sector cinéfilo deberán seguir esperando tiempos mejores.