Los relojes marcan las 20h, la mayoría de personas ya han terminado su jornada laboral o la acaban de terminan; sin embargo, hay un grupo reducido que ultiman los preparativos para empezar a trabajar. Médicos, enfermeras, bomberos, policías, técnicos de ascensores, técnicos en emergencias o recepcionistas son algunos ejemplos de que, mientras la mayoría de los mortales dormimos, ellos están a la espera de que alguien les necesite.
Trabajar de noche no es fácil. Ir en el sentido contrario de lo habitual requiere de paciencia, tanto de la persona como de la gente que le envuelve, una gran capacidad de adaptación a los horarios y disciplina. Las horas del sueño conviven con los ruidos diurnos, coches, obras, puertas, etc., que en ocasiones hacen que estas horas de descanso no sean tan reparadoras como las nocturnas. Las comidas son el otro punto más conflictivo. Desayunar a las 5-6 de la tarde y comer a las 2-3 de la madrugada, mientras o no se cena o se come un yogurt antes de irse a la cama. Unos horarios algo cambiados que requieren de disciplina si uno no quiere descontrolarse de peso…. ¿A quién le apetece ponerse a preparar la comida recién levantado?
Siendo soltero, el trabajo de noche se lleva mejor. No se tienen obligaciones y el horario de levantarse y las comidas no tienen que acoplarse a nadie. A veces, casi, parece un oasis si la persona es de las que les gusta y disfruta durmiendo por la mañana. Las cosas se empiezan a complicar cuando aparece la pareja. Acoplar estos horarios no siempre es fácil y requiere mucha comprensión y cuidado de la otra persona, como si se vive junto no hacer ruido si el otro duerme, vigilar las horas en que se llama al fijo o móvil, etc.
La cosa todavía es más complicada cuando hay niños por medio y las obligaciones correspondientes como padres. Si la hora de entrada y salida de los colegios los puede cubrir la pareja, abuelo o cualquier otra persona, perfecto. Si no, las horas de sueño se ven recortadas para poder llegar a tiempo a recoger el pequeño de la familia. Si llaman del colegio porque está enfermo o no puede ir por enfermedad, es la persona que trabaja de noche la que se queda a cargo, reduciendo drásticamente las horas de dormir. Un poquito mejor lo tienes los días de fiesta de la pareja, ya que es esta la que se ocupa del pequeño. Sin embargo, surge otro de los temas que más cuesta llevar trabajando en turno de noche: las horas en familia. Mientras la pareja disfruta del pequeño jugando y llevándolo a los sitios, el otro duerme y por lo tanto no tiene la ocasión de pasar estos momentos en familia, cosa que en muchas ocasiones llega a conflictos de pareja por la hora de regreso a casa para que la otra parte vea al pequeño.
Con niños por medio, el ruido es el otro gran problema. ¿Cómo le dices a un niño de 2 años que no grite, ni haga ruido? Casi es imposible y la única fórmula es pasar el máximo de horas fuera de casa o en otra casa.
A pesar de todos los contratiempos que pueda tener el turno de noche, también se encuentran ventajas. Más horas libres en horario de oberturas de tiendas, mercados, oficinas, etc.; no tanta necesidad de buscar canguro para los niños; o más días de fiesta si son turno de 10 horas, etc. Unos pros que hacen que el turno de noche no sea el patito feo de los distintos turnos.
Si todos unen esfuerzos y ponen de su parte, la convivencia en pareja, la familia y todo los contratiempos que pueda conllevar el turno de noche se pueden llevar sin problemas.