La crisis económica que comenzó en 2008 está sacudiendo la estructura social de los países que la están sufriendo. De la misma manera que en los países emergentes está disminuyendo el número de pobres y creciendo el de gente que entra en la categoría de clase media, en Europa pasa lo contrario; millones de personas están recorriendo el camino contrario que anduvieron sus padres o abuelos: de la clase media a la pobreza.
El consejero delegado de Carrefour, George Plassat, declaró que la bajada de sueldos, no sólo en España sino también en otros países de Europa “ha provocado la desaparición de las clases medias”. Plassat añadió que le preocupaba esta tendencia porque las clases medias son las que impulsan el crecimiento de los países, como sucede en las naciones emergentes.
Entre los índices que se pueden consultar en España para fijar la evolución de la clase media destaca el sueldo medio anual declarado en el IRPF. Según un informe publicado por la Agencia Tributaria en enero y referido a 2015, el sueldo medio declarado cayó a 18.420 euros, que es el nivel más bajo desde el año 2007, y se sitúa un 3,6% por debajo del nivel que alcanzó en 2010.
Además, el peso de pensionistas y parados alcanzaba el 42% del total de contribuyentes del IRPF que percibe algún tipo de renta (salario, pensión o prestación por desempleo). El número de trabajadores por cuenta ajena representa el 58% del total de los contribuyentes, un porcentaje que antes de la crisis ascendía al 67%.
Los declarantes con rentas inferiores al salario mínimo ascendieron a 5,6 millones de personas. En el lado opuesto, 149.000 contribuyentes declararon ganar más de diez veces el salario mínimo y percibieron más de 89.800 euros. En 2007, el número de empleados con sueldos que decuplicaban el SMI subió a 194.000 contribuyentes.
El VIII Informe del Observatorio de la Realidad Social de Cáritas, organización dependiente de la Iglesia católica, presentó datos estremecedores. Se constataba la pérdida de capacidad adquisitiva de la población española debido al descenso de la renta media desde 2007 en torno a un 7% y aumento de los precios en torno al 10%. La pobreza severa (que consiste en vivir con menos de 307 euros al mes) atenaza ya a tres millones de personas, el doble de los que estaban en esta situación antes de la crisis. La pobreza infantil, que afectaba a un 30% de la población inferior a 16 años en 2011, ha subido seis puntos de 2007 a 2015: es, además, el triple del aumento registrado en la UE.
Alemanes y franceses también retroceden
En Portugal, vive en la pobreza más del 20% de la población y los griegos son un 40% de media más pobres que en 2008. Pero esta tendencia no se produce sólo en España y otros países del sur de Europa.
En Alemania, a cuyo Gobierno encabezado por Ángela Merkel muchos europeos atribuyen la imposición de políticas de austeridad responsables del empobrecimiento, también está menguando la clase media. Según un estudio de la Universidad de Bremen y del Instituto Alemán de Investigación Económica, encargado por la Fundación Bertelsmann y difundido a finales de 2012, un 58% de la población pertenece a la clase media; pero en 1997 lo hacía un 65%. Es decir, en Alemania, la clase media se ha reducido en siete puntos en quince años.
A la clase media pertenecen, de acuerdo con el estudio citado, todos los que cuentan con un 70 a un 150 % del ingreso medio. Para una familia común de cuatro personas, eso significaría un ingreso de 2.400 a 5.000 euros por mes.
En Francia, el crecimiento de la pobreza está siendo también arrollador. En septiembre, el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos difundió un informe en el que sostenía que la pobreza afectaba en 2011 al 14,3% de la población (66 millones de personas), su nivel más alto desde 1997. En 2008 ese porcentaje era el 13%. Además, el informe refleja que 8,7 millones de franceses viven por debajo del umbral de la pobreza fijado en un ingreso mensual inferior a 977 euros.
Las consecuencias de la ausencia de la clase media
Los politólogos, sociólogos y economistas coinciden en que la clase media es un factor social de estabilidad tanto política como económica. Y los hechos lo corroboran.
En la Rusia zarista amenazada por los revolucionarios, el último primer ministro inteligente de Nicolás II, Piotr Stolypin (1906-1911), empezó a aplicar una reforma agraria que incluía la venta a bajo precio de tierras a campesinos laboriosos para modernizar la agricultura y fundar una clase media formada por propietarios contrarrevolucionarios. Lenin declaró que, de asentarse la reforma de Stolypin, sería muy difícil el triunfo del comunismo. Stolypin fue asesinado en 1911 y cuando los bolcheviques tomaron el poder abolieron sus avances.
El general Vernon Walters, intérprete y consejero de varios presidentes de EEUU, fue enviado en 1971 por el presidente Richard Nixon a reunirse con el general Franco para preguntarle qué pasaría en España después de la muerte de éste. Según contó Walters varias veces, la última en 2000, Franco se lo explicó sin azorarse por hablar de su propia muerte: el príncipe Juan Carlos sería rey, “habría democracia, pornografía, droga y qué sé yo” y también “grandes locuras, pero ninguna será fatal para España”. Walters le preguntó por qué estaba tan seguro de sus afirmaciones y Franco le contestó que iba a dejar algo que él no había encontrado al llegar al poder: que no era el Ejército, sino la clase media.
Y hoy en muchos países europeos donde la agitación política era un juego entre socialdemócratas, liberales y democristianos, aumentan los partidos de fuera del sistema, como el Frente Nacional en Francia, el UKIP en el Reino Unido, el Partido por la Libertad en Holanda, la Alternativa para Alemania y el Partido Liberal en Austria.