Imagina que eres una profesora de un colegio público de un barrio de Madrid o una enfermera que trabaja en el hospital de ese mismo barrio. Ambas comparten vecinos, conocidos y sus historias se entrecruzan en algún punto, ya sea por familiares, conocidos o simplemente por sus vivencias. Almudena Grandes en su última novela Besos en el pan cuenta varias historias del aquí y ahora. Para ello se vale de personajes realistas que bien pueden recordarnos a esa amiga, vecina, hermana o conocida.
Con esta novela, la autora ha representado varias situaciones que pueden resultar muy familiares. Adolescentes reivindicativos, enfermeras preocupadas por el posible cierre del hospital en el que trabajan, arquitectos perjudicados por la burbuja inmobiliaria, afectados por las estafas bancarias, el hambre de los niños en las aulas de un colegio público, negocios al borde de la quiebra por falta de clientes…
La novela trata de representar todas y cada uno de los males que afectan a España y a los españoles del momento. Este libro nace de una serie de artículos publicados por la periodista en El mundo. La temática social está presente en cada una de sus palabras y con ella y, de forma sutil, no podía faltar la crítica social.
¿De qué forma miramos la realidad? ¿De reojo o de frente? Es fácil preocuparse solo de aquello que nos afecta de forma más cercana. Sin embargo, esta novela es capaz de abrirle los ojos al más egoísta y darle detalles de que existen muchas realidades diferentes y de las que debería tomar nota, ya que hoy son ellos, pero mañana puedes ser tú.
Almudena Grandes ha abandonado la guerra civil para hablar de la realidad del momento. La vida de esa generación por la que sus abuelos dan gracias ya que no han tenido que darle besos al pan, y menos conocer lo que ello significaba cuando ellos lo hacían.
La autora ha mirado al mundo y a la realidad de frente y eso le pide al lector entre líneas. Los problemas están ahí, existen, y no van a desaparecer. Lo único que puede conseguir la ceguera es crear una sociedad futura que vuelva a darle besos al pan, y esto no es lo más grave.
Sin embargo, siempre hay esperanza, pues si se entrenan la mirada, la empatía, los sentimientos y la humildad, se hace un combinado con ellos dentro de cada persona que habita el mundo, nacen héroes de barrio como los personajes de esta novela que con sus acciones logran atraer un poquito de luz en medio de tanta oscuridad.