Aunque oficialmente este año la primavera comience el 20 de Marzo, lo cierto es que en Sevilla el olor a azahar ya revela que se acerca un tiempo nuevo. Un cambio de estación que no solo significa dejar el chaquetón en casa y empezar a disfrutar de temperaturas más agradables - aunque bien es cierto que este año el otoño y el invierno se ha mantenido prácticamente por encima de los 20 grados, augurando un verano más que asfixiante - sino que vaticina la llegada de uno de los eventos más esperados por la gran mayoría de los sevillanos y de los turistas que se acercan hasta la capital hispalense para disfrutar de ella: la Semana Santa.
La Semana Santa, también conocida como la Semana Grande sevillana, es sinónimo en la capital de Andalucía de pasión y devoción. Más que el paso y desfile del Señor y la Virgen representando diferentes escenas de lo que fue la Pasión de Cristo, la Semana Santa se traduce en un profundo sentimiento difícil de describir con palabras y que solo se vislumbra entre aquellos que contemplan las imágenes con admiración a su paso en procesión por las calles de esta ciudad.
Además, y como añadido para cargar de emotividad las escenas que se suceden desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, la mezcla de olores y colores crea un ambiente de sensaciones que hace que los sentimientos estén a flor de piel. Todo ello, y como no podía ser de otra forma, enmarcado por la maravillosa estampa que deja la ciudad de Sevilla, con la Giralda y la Torre del Oro de fondo ante unas imágenes que deleitan a todos aquellos que estén dispuestos a admirarlas a su paso por el Guadalquivir o por cualquier bello rincón de la capital.
Un espectáculo que es posible gracias al trabajo, no solo de imagineros, sino de diferentes artistas y artesanos que trabajan incansablemente durante todo el año para que la perfección se haga tangible durante esa semana, la más importante para los cofrades sevillanos.
Y, aunque ya falte poco para poder deleitarse con las maravillas que nos deja la Semana Santa sevillana cada primavera, mientras tanto se puede disfrutar de un adelanto. Se trata de su cartel. Obra del arquitecto y pintor César Ramírez, la obra tiene como protagonista a la Virgen de las Aguas del Museo, vestida de hebrea. Asimismo, en la composición también aparece una imagen del palio de la Esperanza Macarena desde atrás entrando por la puerta de San Miguel de la Catedral, así como el Cristo de las Misericordias de Santa Cruz, con motivo del Año de la Misericordia.