¿Quién conoce una forma más práctica de aprender y crecer sin necesidad de superar la adversidad del sufrimiento? Las cosas que pensamos no siempre resultan como las queremos. Estamos atravesados por condicionantes que están ahí aunque no lo notemos. ¿Somos lo que somos porque queremos serlo realmente? Si lo hilamos muy fino, somos el resultado de lo que alguien más quiso para nosotros, aunque no seamos lo que pensaron que seríamos. Desde el primer momento se nos coloca un nombre que nos va a identificar por el resto de nuestras vidas. Ese nombre nos representa, no sólo porque se nos puede diferenciar de otros sino porque, además, su significado original adquiere sentido sin darnos cuenta.
Leonel es un hombre que se entrega por completo cuando encuentra un verdadero amor, se preocupa por el bienestar de su pareja dentro y fuera de la relación, es alguien que busca solucionar los conflictos o diferencias a través del diálogo, por lo que siempre está al pendiente de mantener una buena comunicación con su amada (…).
A mi edad, el amor adquiere no sólo significado, sino un sentido que recorre por completo mi ser al punto de realizar acciones sin pensarlas pero comunicando mucho más claro que alguna palabra. Una vez me dijeron que amores hay muchos pero Amor hay uno solo. Tuve la suerte de ponerme joven de novio con una persona extraordinaria. Con ella tuve mi primer beso, mi primer amor, mis primeras emociones, sentimientos, dudas, errores, aciertos. Sin embargo, nunca pude ver esa relación más allá de lo que fue, siquiera intentando imaginar qué hubiera sido al día de hoy si estuvíeramos juntos en este momento. Ya no recuerdo el sabor de sus labios, el tacto de su cuerpo ya no existe, incluso su voz es sólo un eco que se disfraza entre sonidos que se mezclaron en su ausencia.
Todo tiene una razón de ser aunque no lo sepamos, aunque no lo aceptemos, aunque no lo entendamos. Hubo una mujer que entro en mi vida, no para llenar el espacio vacío que yacía en mi corazón sino para conquistarme de tal manera que el Amor fuera la única fuerza motora que condujera mí voluntad y lograra cosas inalcanzables, cosas nunca antes pensadas fuera de las novelas o las películas; cosas que, increíblemente, en realidad suceden y son fabulosas más allá de lo que se piensa. Llego nueve años después de que mi corazón se rompiera por primera vez y sin importar lo que diga o haga parece que el corazón siempre está destinado a romperse, pero la esperanza de que aún se puede, de que el amor existe se mantiene intacta, aunque duela. Por ella llegue a lugares que nunca había imaginado, me sumergí en un mundo paralelo a la realidad pero que, al convertirse en un sueño que quería alcanzar, no podía concebir como fantasía.
Para entender por qué llegué a este punto primero tuve que hacer lo que, por alguna razón, siempre estamos destinados a hacer: mirar hacia atrás.
Mi nombre es Leonel Antonio Gasparini y te invito a que hablemos de una palabra que hoy solo aparece en los diccionarios, cuyo significado carece de sentido y que las personas parecen estar forzadas a olvidar para no sufrir y así poder lograr una felicidad aparente. Te invito a que hablemos de Amor, para disipar las dudas existenciales y poder hacer lo único que podemos: “Seguir Adelante”.