Fue guionista de Cuéntame cómo pasó desde 2004 hasta 2010 y en octubre de 2015 publicó un libro analizando los entresijos de una de las series más longevas y seguidas de la televisión en nuestro país. Laura (García) Pousa lleva más de diez años escribiendo en series y es Licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo y Doctora en Historia del Cine por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Durante la entrevista nos habla de cómo afrontar la creación narrativa de una serie histórica como esta, de los puntos claves de su argumento y de las situaciones por las que ha pasado esta ficción. Nominada a los premios Goya al mejor Cortometraje de Ficción con Meine Liebe, obra que obtuvo el premio ‘The Abbas Kiarostami Film Seminar’, Pousa trata de explicarnos el análisis que hace de Cuéntame cómo pasó en ‘La memoria televisada’ (Comunicación Social).
¿Qué nos podemos encontrar en el libro que no hayamos visto en la serie?
El libro es totalmente diferente a la serie porque es una reflexión. La gente se va a encontrar con cosas que ha visto y están reflexionadas. Van a encontrar cosas que tienen que ver con los iconos, con las referencias cinematográficas y televisivas que utiliza Cuéntame cómo pasó y que tal vez pasan desapercibidas en una primera visión de la serie.
¿Cómo es el proceso de creación de un guion?
Depende. Lo que se hace normalmente es establecer primero una fase de documentación que ofrece información al equipo de guionistas. Ahí puedes trabajar a través de los hitos históricos. Pero luego también está la parte inventiva. Entonces se combinan. Pero sí que antes de empezar cada temporada, para saber cuál va a ser la gran trama en continuidad histórica o qué elementos hay que trabajar más, se utilizan estos elementos importantes y luego se inventa.
¿Es más fácil que las ideas surjan al seguir hechos históricos o hay que tener más cuidado de no encorsetarse y seguir un esquema férreo?
Lo que pasa es que el concepto de Cuéntame cómo pasó es serie histórica. Eso hace que trabajes de una manera determinada, diferente a la de otras series. No utilizas todos los acontecimientos históricos. En esa fase de documentación y revisión de todos los documentos que hay tienes que elegir. Hay que elegir lo más importante y lo que sabes que, dramáticamente, va a funcionar en la serie y para esos personajes.
¿Los documentos oficiales del franquismo son fiables para reflejar lo que realmente pasaba?
Es fiable en el sentido de que es un documento real. Aunque esté manipulado previamente, aunque la censura lo haya guiado en esa época, la cuestión es cómo la recepción de ese documento pasa por que los Alcántara lo vean por televisión y luego el público contemporáneo lo vuelva a ver. O sea, es una triple mirada. Hay una relectura a través de esa recepción que es a tres bandas casi.
¿Qué serie se puede comparar en trascendencia y calidad a Cuéntame?
Yo creo que ninguna. Precisamente el valor de Cuéntame es que se diferencia de todas las series. Considero que es la serie más importante de la televisión en España porque empezó en una época a hablar de los últimos años de la dictadura en Prime Time. Cuando no se hacía eso. No se hablaba de lo que pasó durante el franquismo para un público generalista y desde una cadena pública. Luego, a partir de ahí, surgieron otras series que en calidad y en cuestiones dramáticas incluso la pueden superar, pero como hito televisivo me parece que no tiene comparación.
¿Entonces lo más importante es que fue pionera y no que tenga elementos de más calidad que otras series históricas?
Lo digo porque luego sí que han salido series muy buenas, no quiero decir que Cuéntame es la mejor serie del mundo porque hay muchas series buenas en España. Pero me parece la más importante por lo que supone. Por la trascendencia que ha tenido y por el éxito. Y supone un antes y un después en la historia de nuestra televisión. Y el hecho de que tenga este largo recorrido es fundamental para entender también que hay algo más. Por eso también la idea de escribir un libro sobre Cuéntame, indagar en qué hay detrás de lo que estamos viendo y por qué se construye una nueva memoria audiovisual de esa época. Si Cuéntame accedía a otros recursos ya emitidos, cómo ahora lo reutiliza y a la vez reconstruye otra memoria audiovisual. Porque la gente sabe que eso fue verdad y lo ve de otra manera al saber que es una serie histórica que trabaja con documentos reales.
Hablas de la nostalgia como vehículo emocional de la serie ¿Cómo se consigue provocar nostalgia de una época dictatorial?
Yo tampoco (como el periodista) viví esa época. Y cuando tuve que empezar a escribir en la serie tuve que documentarme porque no sabía cómo era el día a día. Pero bueno, eso no significa que un guionista no pueda escribir de algo que no ha vivido porque si no, no existirían series ni películas históricas (ríe). Pero sí que es cierto que tenía una responsabilidad muy fuerte por el hecho de que era algo muy cercano y porque eran temas delicados, porque estamos hablando de la dictadura y de los sentimientos que tenía la gente en ese momento. Con lo cual, yo tampoco tenía nostalgia. Entonces tuve que entender cuál era el concepto nostálgico para aplicarlo al drama y a la construcción de la ficción. Y eso fue interesante porque tuve que hablar con mucha gente y entrevistarme con personajes que vivieron profesionalmente en distintos lugares momentos importantes como mi padre, mi madre… toda la gente que tenía a mano me daba información y yo intentaba entender lo que había pasado en este país. Entonces, a partir de ahí se construye la serie. Al final es una suma de muchas perspectivas. Yo creo que la gente echa de menos su vida, su juventud, sus inicios, el cambio. En el fondo hubo un cambio en esa sociedad a través de la llegada de la televisión, de la lavadora, de los coches… Había un desarrollismo, una forma de ir hacia delante. Y esa es la mirada hacia la nostalgia, hacia el pasado y al final hacia la familia. Porque Cuéntame es la historia de una familia. Es un núcleo familiar indestructible, que es de lo que habla la voz en off de Carlos Alcántara siempre. Contextualizado en una época, pero siempre es su madre, su padre, su abuela… los que están presentes y es el gran conflicto de la serie. Cuando la familia se ve amenazada por una posible ruptura, un hijo se va o desaparece o a alguien le pasa algo es otra vez la vuelta a los orígenes, a unirlos a todos y que no disgreguen.
¿Puede suponer la serie un buen elemento didáctico para los jóvenes o no se deben fiar dado que es una ficción?
Claro. Eso es lo que no se debe olvidar: es una ficción. Trabaja con documentos reales, es serie histórica, pero no deja de ser una ficción. Y en la ficción hay invención, con lo cual se construyen cosas para que encajen las piezas del drama. Siempre con una visión costumbrista. Y eso es lo que hay que entender.
¿A qué peligros se expone una serie tan larga?
A muchos. Porque aguantar tantos años en emisión y con historias potentes es difícil. La cuestión es que Cuéntame continúa porque el público se ha fidelizado y la gente quiere ver el día a día de los Alcántara. Pero inevitablemente la serie se desgasta y hay que saber redefinirla. Una cosa era la serie durante el franquismo, otra cosa era en los primeros años de la Transición y otra cosa es ya la época que están retratando ahora. Hay que redefinirla porque la época cambia, la narración cambia, los personajes cambian y evolucionan. Por suerte creo que los personajes han tenido una evolución coherente, pero sí que es cierto que cambiar de épocas históricas es complicado y ahí hay que trabajar y reflexionar sobre la serie para saber qué camino tiene que seguir.
De hecho las tres últimas temporadas son las que menos audiencia han tenido. ¿Pasó ya la mejor etapa de la serie?
Yo diría que las primeras temporadas fueron las más potentes. Luego la serie se consolidó de otra manera. Ha cambiado, es otra serie ahora. Ha tenido diferentes etapas y el público tiene que determinar cuál es la mejor. Desde el análisis, desde luego, hay cambios porque la realidad histórica cambia y la narración de la serie también es diferente. Pero bueno, supongo que también es cuestión de gustos.
Tras la muerte de Franco se produce un vacío argumental. ¿Cree que se ha sabido superar con solvencia?
Claro. Yo digo que se pierde el gran antagonista. Porque el régimen franquista tiene muchos tentáculos en la serie, que se representan de formas diferentes. Cada uno tiene su antagonista. Dávila es el de Toni; don Pablo, el de Antonio y la familia, a veces. Y sí, ahí cambia la serie, claro. Pero sí que es cierto que no llega al vacío argumental porque se le consigue encontrar un camino nuevo. Incluso el formato cambia. En el momento en que muere Franco se pasa del 4/3 al 16/9, se expande y la serie crece por esos lados.
Una de las críticas que ha recibido la serie es que hay una falta de definición ideológica y de posicionamiento contra la dictadura. ¿Cómo se explica?
Es que es una serie que emite una cadena pública y que está pensada para todos los públicos. Eso determina totalmente el carácter ideológico de la serie. Hay diferentes posiciones pero, de algún modo, es una serie conciliadora. No pretende atacar, no pretende culpar. También ese es uno de sus valores y es dificilísimo hacer eso. Porque esas críticas han sido críticas menores, la serie no ha tenido ningún conflicto real de público porque haya gente de izquierdas o de derechas que se haya sentido atacada por lo que decía Cuéntame. En realidad ha sabido mostrar diferentes personajes, diferentes partes de la historia que son capaces de aunar a diferentes tipos de público. Luego cada uno puede ver diferentes elementos que la hacen, a veces, ambigua. Pero también se juega un poco a eso. Sí que es cierto que a veces se asumen personajes (desde la cercanía) como dices, pero no dejan de ser personajes del franquismo que acceden a ese universo familiar y no pasa nada. Eso también forma parte de las posibilidades que te da la ficción para que entren personajes. O que llegue Adolfo Suárez a llamar a la casa de los Alcántara. Cosas que no son fantasía, pero son invención.
¿Por eso se toca poco la Guerra Civil, por aquello de no abrir viejas heridas?
La Guerra Civil está presenta continuamente a través de comentarios de la abuela y de otros personajes, pero cuando realmente aparece es en el pueblo, con las raíces. Y ahí sí que yo creo que adquiere un carácter más profundo y hace una reflexión mayor. En el día a día de la ciudad eso se olvida, queda apartado, hay otras prioridades del mundo moderno. Y en la vuelta a los orígenes sí que hay discursos diferentes sobre la Guerra Civil. Es una parte a la que en el libro le doy importancia porque es drama rural casi y ahí salen los fantasmas del pasado y a los personajes los cambia.
¿La evolución de los personajes es planificada desde el principio o va surgiendo?
Por ejemplo, en la primera biblia de ‘Mirando atrás’ (como se pensó titular a la serie en sus orígenes) el personaje (de Antonio) tenía otro final. Pero también estaba planteado en un momento en el que no se sabía cuál iba a ser la progresión dramática de la serie. El personaje está definido desde ahí. Luego en cada temporada se hacen arcos dramáticos de los personajes que se incluyen en la biblia. Y hay biblia por cada temporada. Entonces ahí es cuando se marcan los pasos que va a seguir el personaje, pero siempre sabiendo cómo es, sin perder la esencia.
Háblame de la importancia de la banda sonora de la serie. Cada capítulo concluye con un tema musical que proyecta una carga emotiva.
La música juega un papel fundamental, igual que todos los demás elementos que intervienen en la representación de la época. Hay un cuidado especial en los temas que se eligen desde la producción ejecutiva, y además hay asesores musicales que trabajan en la serie, de forma consciente para terminar los capítulos e incluso también para hacer transiciones dentro de los propios capítulos. La serie no sería la misma sin la música porque juega a favor de la época. Todo lo audiovisual es importante.
¿A los actores más jóvenes les costó en su día adaptarse a la representación de esta época? El público podría notarlo porque es serie histórica pero lo han vivido.
Pues la verdad es que no lo sé, pero sí que tienen asesores, Alicia Hermida ha estado mucho tiempo con ellos ayudándoles a entender la época, Tito Fernández (el director durante la primera temporada) hizo un trabajo fantástico con ellos porque los definió audiovisualmente como niños de ese momento. Creo que todo suma. Y ellos también son actores, que han ido creciendo en la serie, pero que han entendido perfectamente todos qué serie estaban haciendo.
¿Cómo cree que va a encajar la audiencia la vuelta de Irene Visedo, la antigua Inés?
La verdad es que no lo sé. No sé qué decirte (risas). Prefiero no opinar de eso. Eso también forma parte de esa ficción de largo recorrido, donde a veces cosas que son necesarias para poder continuar, al público igual le supone cambios ines-perados. No sé cómo va a afectar. Igual la gente lo recibe muy bien porque tiene ganas de volver a ver a Irene Visedo.
¿Crees que se han forzado un poco las tramas para devolver el protagonismo a Carlos?
No. No creo que se hayan forzado porque él siempre ha tenido tramas y, por ejemplo, la relación con la escritura siempre la ha tenido. Lo que pasa es que igual sí da la sensación de que aparecen de repente. La cuestión es que el personaje de Antonio tiene mucha fuerza y es cierto que ha habido un trasvase de protagonismo. Y Antonio durante mucho tiempo estuvo siendo el protagonista de la serie, lo cual no me parece ni bien ni mal, pero sí que es cierto que narrativamente se abandonó un poco la voz en off y la perspectiva. Con lo cual ahí también se abandona la seña de identidad de la serie y el objetivo. Porque el objetivo es contar desde una voz adulta contemporánea lo que ocurría en el pasado. Entonces ahí sí que hay una desconexión. La cuestión es que Carlos tiene que volver a tener el protagonismo para que la serie pueda redefinirse otra vez y contar la época de los ochenta desde Carlos. Y que luego, por supuesto, todos los demás tengan protagonismo y fuerza, pero Carlos tiene que volver a ser el protagonista de la serie. Hablo más de estructura dramática, no tanto de la sensación que te pueda dar como espectador el personaje.
Las tramas de las niñas (María y amigas) son de lo más intrascendente y me consta que no interesa al público. ¿Por qué se les ha dado protagonismo?
Supongo que porque se intenta recuperar el punto de vista que apuntaban los niños (Carlos, Josete y Luis) en las primeras temporadas. Son tres; es jugar un poco a lo mismo. O sea, la historia se repite. Primero con el hermano mayor, luego con la hermana más pequeña.
Hace poco Pilar Punzano publicaba una carta en contra de la productora y de algunos actores. ¿Ha habido alguna vez problemas con la productora?
No. Además me parece que estas cuestiones tienen que ver con el éxito de Cuéntame. O sea, es una repercusión de lo que significa. Cualquier cosa que ocurre supone expansión de la noticia, eco mediático a tope. En ese sentido me parece que forma parte de su éxito. Nada más. Además, que yo creo que en todas partes con las dinámicas de trabajo y de grupo siempre pasan cosas. Lo que pasa es que, de repente, adquiere todo un protagonismo enorme. De todas formas yo no estaba en esa época en la que ha estado Pilar. Entonces tampoco te puedo decir nada más.
Los sueños tienen mucha presencia en la serie. ¿Su recurrencia se corresponde con el anhelo de los españoles por alcanzar otra sociedad?
Hombre, igual en algún momento se han utilizado de esa manera, pero en realidad es un recurso para contar otra realidad y también durante mucho tiempo los sueños sirvieron para hablar del costumbrismo, para hacer referencia a cuestiones propias de identidad del audiovisual español. Y eso me parece muy interesante. Y luego se utiliza también para hablar del inconsciente de los personajes. Sirve también para construir la historia del capítulo y darle un aire diferente. Son cuestiones estéticas.
Se utilizan muchas referencias e incluso copias de otras películas y series. ¿Se podría decir que se trata de una serie de referencias tanto realistas-históricas como ficcionales?
Sí. Por eso también Cuéntame es importante, porque juega con las referencias propias. Es decir, el propio archivo de cinematografía español, el NO-DO, las películas preexistentes costumbristas o desarrollistas forman parte de esas referencias. Es interesante a la hora de analizar la serie para saber por qué tenemos una vinculación emocional con la serie, a veces sin darnos cuenta.