-Bienvenidos sean todos a este nuevo curso en la Escuela de Actuación ‘Constantin Stanislavsky’; como ustedes saben, la vida de un actor no es la más fácil y, a veces, tiene algunas complicaciones. Pero es la pasión, el verdadero amor al arte, lo que nos hace sobreponernos a cualquier adversidad y presentarnos siempre con la frente en alto; recuerden, “el espectáculo debe continuar”.
Éstas fueron las palabras de bienvenida de Xavier Gutiérrez, director de la escuela de actuación; unas palabras por las que me emocioné y, al voltearme, vi a más de uno contener sin éxito una lágrima renegada. Todos sabíamos el sacrificio que tendríamos que hacer para convertir nuestro sueño en realidad, unos más que otros, pero toda la sangre, el sudor y las lágrimas valen la pena cuando la recompensa por todo eso eran los aplausos de un público agradecido.
-Durante este curso, aprenderán a manejar sus emociones, de forma tal que puedan interpretar a su personaje utilizando el método Stanislavsky de memoria emocional o memoria afectiva; pero no se engañen, mal empleado este método puede dañarlos, ya que usarán emociones y sentimientos de situaciones que han vivido para darle forma al personaje que interpretan. Es de los mejores métodos para actuar, pero al mismo tiempo es peligroso, así que piensen en él como un arma de doble filo.
Cuando el maestro Xavier terminó de hablar no pude evitar sentir una combinación de miedo y emoción que corrían por mi espalada; fui aceptado en la más prestigiosa escuela actoral del Distrito Federal y, además de eso, iba a poder probarme a mi mismo y mi capacidad con esta “espada de doble filo”, un reto que ansiaba por tomar, y superar…
-Como proyecto final, representaremos una de las obras más conocidas de William Shakespeare, Hamlet. Confío que con su capacidad y lo que aprenderán aquí, la obra será un rotundo éxito; recuerden siempre, “el espectáculo debe continuar”.
El discurso de bienvenida terminó y nuevamente sentí esa combinación de miedo y emoción, pero algo era diferente esta vez; era un sentimiento frío, asfixiante, me sentía mareado mientras a lo lejos escuchaba la voz de Erick que me preguntaba si estaba bien, me empezó a doler la cabeza y cerré los ojos en un intento de hacerlo más tolerable.
Estaba a punto de vomitar del dolor cuando se detuvo tan repentinamente como había empezado. Terminó. Con temor que empezara de nuevo, lentamente abrí los ojos, pero lo que vi era horrible; estaba solo en una habitación con una ropa blanca muy extraña; no estaba por ninguna parte mi pantalón, camisa y tenis, había desaparecido todo, pero no recuerdo haberme quitado la ropa y mucho menos haber llegado a un hospital; debía ser un sueño, una equivocación.
-Diego despierta, ya vamos tarde para la segunda clase- escuchaba a Erick decirme con una voz lejana que mi mente atendía pero mi cuerpo no quería responder a ella; de repente un golpe fuerte en mi banca terminó por despertarme; solo había sido un sueño, un sueño extraño, pero un sueño solamente.
-Ya voy, no molestes además, son las 10:00 y la segunda clase empieza a las 10:15, todavía hay tiempo.
–Lo se, pero no quiero llegar tarde en mi primer día de clase, ¿o tu sí?
–Tienes razón, ya hay que irnos.
Erick es un chico que conozco desde que tengo memoria; es un poco extraño, siempre anda viendo para atrás como si alguien lo estuviera persiguiendo y se sobresalta mucho cuando la gente aparece de repente por las esquinas, así que siempre camina un poco más lento antes de llegar a una; además es un poco serio pero bien parecido, ya sabes alto y de complexión atlética, desde ahora puedo decir que será un éxito con las chicas de la clase aunque no habla mucho, pero no me importa, es mi mejor amigo.
Hay algo que debo confesar; hay una chica que viene y va de la escuela; no estudia con nosotros porque no la he visto en clase ni en otros salones, además porque siempre anda con papeles de allá para acá; lo que si es que frecuenta mucho la oficina del maestro Xavier; creo que es su secretaria o ayudante, no se, lo que sí se es que Erick también le ha echado el ojo.
Los he visto platicar solos más de una vez y muy cerca, lo que hace que me den unos celos terribles; pero no pasa nada porque ella también platica conmigo y más a menudo; debe ser porque yo soy su tipo, aunque no muy alto pero me defiendo, con ojos claros y cabello cobrizo, aunque un poco flaco y ojeroso por las noches en vela estudiando y aprendiéndome mis diálogos; pero con todo y todo, yo se que Paula me prefiere a mi, aún así no quiero que la amistad entre Erick y yo se arruine por una chica.
Paula, la hermosa Paula; cada que la veo mi corazón se acelera, empiezo a sudar y me pongo nervioso; me gusta demasiado y como no si es la mujer perfecta para mi, de mi estatura, unos ojos tapatíos negros como el carbón llenos de ternura que reflejan un deseo por vivir inmenso, una cabellera larga y hermosa de color negro y tez morena; definitivamente la mujer perfecta.
Pero no solo eso, también es muy inteligente; algunas veces cuando hablamos, me parece escuchar palabras extrañas, pero estoy seguro que es solo mi imaginación; se que está interesada en mi, porque siempre me pregunta como estoy y como me siento. Muero por decirle que me gusta, invitarle un café y pasear por ahí tomados de la mano; como quiero que sea mi novia.
Pero cuando estoy a punto de mencionarlo, me empieza la migraña, esa maldita migraña que nunca me ha dejado en paz; el dolor hace que tenga que cerrar los ojos de lo fuerte que es y cuando los abro, por momentos pareciera que estoy en otro lugar, visto diferente y los demás también; el maestro Xavier aparece con bata al igual que Paula y eso no es todo; siempre que tengo esos destellos estoy solo en un cuarto que no reconozco pero que parece mío.
Fotos de mi mamá en la mesa de noche y posters de autos que me gustan adornan las paredes; tengo miedo porque no se que es lo que me pasa, aunque cuando cierro los ojos a esa ilusión, todo vuelve a la normalidad.
Yo creo que el dolor es tan fuerte que me hace delirar, ver y escuchar cosas que en realidad no pasan, tan fuerte que me desmayo porque siempre despierto en la realidad; he decidido bautizarlos como mis sueños migrantes; es un chiste, migrantes – migraña; me pareció divertido hacerlo, además, Paula cree que haberles puesto nombre a mis sueños es algo lindo.
Hemos empezado con los ensayos de la obra; Xavier dice que ha notado una mejoría excepcional en mi en muy poco tiempo, siempre ha sido mi sueño interpretar un papel importante en teatro y que mejor oportunidad ahora que me ha tocado ser Hamlet en el proyecto final.
También he de reconocer que estoy cansado y mis migrañas se han vuelto más frecuentes, pero eso es de esperarse, estudio hasta muy entrada la noche mis diálogos y las 3 tazas de café que me ayudan a mantenerme despierto pueden ser la razón de ello.
Lo más curioso de todo, es que Xavier me dio un papel con su firma y me dijo que fuera a la farmacia a pedir un medicamento a la farmacia; yo pensé que estaba loco porque solo los doctores pueden recetar medicamentos, pero por seguirle el chiste fui y cual fue mis sorpresa cuando el de la farmacia luego de checar el papel con la firma de Xavier me cobró $300 para una medicina que creo es para la migraña, ya que desde que la tomo los dolores han remitido en frecuencia e intensidad, pero mis sueños continúan…
ESPECTRO: Se acerca la hora en que he de entregarme al tormento de las llamas sulfúreas.
HAMLET: ¡Ah, pobre ánima!
ESPECTRO: No me compadezcas, sino presta oído atento a lo que voy a revelarte.
HAMLET: Habla, he de oírte.
ESPECTRO: Y habrás de vengarme cuando oigas.
HAMLET: ¿Qué?
-¿¡¿¡¿QUÉÉÉÉÉÉ?!?!? ¡NO PUEDE SER POSIBLE, ESTOY EN MI CUARTO, ESTOY EN LA ESCUELA, EN MI CUARTO ENSAYANDO MIS LÍNEAS, NO ESTOY AQUÍ, NO ESTOY AQUÍ, ¡¡¡NO ESTOY AQUÍ!!!
-¿Diego que pasó? ¿Por que gritas? ¿Estás bien? ¿Qué tienes?
-Nada Erick, estaba teniendo un sueño muy raro… ¿Qué te pasó en la cara? Estás sangrando, tenemos que ir con Xavier para que te lleve al doctor.
-Tu tranquilo, no pasa nada, me estaba rasurando cuando te escuché gritar y me corté, no es nada, yo voy a estar bien, pero el que me preocupa eres tú, ¿que soñabas?
-Nada, no era nada, lo he olvidado…
“Lo he olvidado”, fueron las palabras que le dije a Erick cuando entró sangrando de la mejilla izquierda; era miedo lo que tenía, ya no podía ocultarlo más, era un terror demencial el que le tenía a mis migrañas porque siempre despertaba en otra parte y vestido de diferentes formas; me aterra cerrar los ojos y dormir por la noche porque siento que en cualquier momento voy a despertar en ese lugar de pesadilla. Debo hablar con Paula…
-¿Y has tenido estos sueños de manera frecuente durante los últimos días?
-No son sueños Paula, son alucinaciones que tengo a causa de la migraña, seguro has de creer que estoy loco y ya no querrás verme más…
-No digas eso Diego, yo soy tu amiga y estoy aquí para ayudarte.
-Gracias Paula, gracias en verdad.
Como no me había dado cuenta antes, era tan obvio, Paula se veía hermosa con esa diadema roja, siempre la usa, pero era algo que no había notado antes, tan vez sea porque he estado muy concentrado en mis líneas, al fin y al cabo, ya quedan solo cuatro semanas para la presentación de Hamlet, a pesar de mis continuos dolores de cabeza, he podido salir bien librado en los ensayos.
Hay algo que me molesta, últimamente estoy empezando a escuchar que me llaman, pero lo curioso es que no hay nadie, o estoy solo o cuando me asomo para ver quién me llama, no veo a ninguna persona; pero lo más gracioso es que me llaman por mi nombre, jajaja, es algo que no entiendo pero me da risa, creo que me estoy tomando muy en serio mi papel como Hamlet.
-Diego, ¿sabías que hay alguien que me quiere matar?
-Estás loco tu, ¿quién te querría matar?
Esa fue la forma en la que Erick me recibió una mañana antes del desayuno, él es mi amigo y no puedo dejar de preocuparme por él, aunque debo admitir que me dio miedo, su cara, sus ojos, de verdad creía que alguien lo iba a matar, nunca había visto de esa forma a mi mejor amigo.
-¿Qué te preocupa Diego?
-Xavier, tengo miedo por Erick, hoy en la mañana antes del desayuno, me dijo que alguien lo quería matar y eso me preocupa, porque fue algo muy repentino y la forma en que me lo dijo, sus ojos…
-Erick es paranoico Diego, eso tú ya lo sabes, no entiendo por que te sorprendes.
-¿Como voy a saber algo de lo que no tenía idea hasta ahora…?
Fue por un momento, pudo haber sido mi imaginación, pudo haber sido el miedo que tenía por mi amigo, pero eso no quita que escuché lo que Xavier me dijo, que ya sabía eso, y además, fue muy extraño, pero por un momento me pareció haberlo visto con bata como si fuera un doctor; definitivamente estoy muy cansado, debo dormir más.
-Diego, ven con nosotros.
-Nos sentimos muy solos, ven a nuestro lado.
-Diego, haznos compañía, nosotros somos tus amigos.
-Diego, adivina que, sabemos algo que tu no sabes, jajaja.
-¡¡¡¡Diego, estás loco!!!!
-¡¿¡¿Qué pasó, que fue eso, quién me habla?!?! ¡¡Déjenme en paz, no estoy loco y no me voy con nadie!!
¿Qué es lo que acaba de pasar? ¿Por qué estoy sudando frío? Que extraña pesadilla, fue como si hubiera soñado que soñaba, a decir verdad, como si nunca me hubiera dormido y además de todo, le hubiera gritado a esos que se andan metiendo conmigo, pero ya verán, ya verán porque yo no soy alguien con quien puedan jugar.
-¡¡¡Si juegan con fuego se van a quemar cabrones!!!
No he visto a Erick desde ayer, me preocupa porque no es normal que el actúe de esa forma, espero que esté bien; algo que he notado y que me da curiosidad, es que Paula no me habla tanto como antes, nos saludamos y todo, pero pareciera que está muy ocupada, la extraño mucho, pero tengo una idea, voy a pedirle que salga conmigo el próximo fin de semana, así podremos hablar todo cuanto queramos, además, tal vez hasta le robe un beso.
-¿Xavier, no has visto a Erick?
-Está en su cuarto, se ha sentido mal.
-Me preocupa mucho, me pregunto si estará bien.
-Está bien, tú no te preocupes, sigamos ensayando.
-Muy bien.
HAMLET: ¡Ser, o no ser, es la cuestión! ¿Qué debe más dignamente optar el alma noble entre sufrir de la fortuna impía el porfiador rigor, o rebelarse contra un mar de desdichas, y afrontándolo desaparecer con ellas? Morir, dormir, no despertar más nunca, poder decir todo acabó; en un sueño sepultar para siempre los dolores del corazón, los mil y mil quebrantos que heredó nuestra carne, ¡quién no ansiara concluir así! Morir... quedar dormidos... Dormir... ¡tal vez soñar!
-Soñar… Y si al final, todo esto no ha sido más que un sueño, la realidad alterada de una pesadilla sin fin, ¿De verdad ha sido todo esto un sueño?
-No Diego, todo ha sido real, o por lo menos, casi todo.
-Xavier, ¿Por qué dices eso y por que traes bata? ¿Es más, que hago yo aquí?
-Todavía estás muy sensible Diego, no creo que sea prudente que te lo diga, es mejor si lo ves, pero todo a su tiempo, por el momento debes descansar un poco.
¿Qué había pasado? No lo entendía y sin embargo, sabía que era real, de alguna forma, sabía, mejor dicho, siempre supe que Xavier era doctor y Paula una pasante que venía a visitarnos de vez en cuando, que los últimos recuerdos que tengo de haber salido, han sido en un jardín donde hay rosas y más allá unos muros altos y unas puertas enormes; ¿Qué ha pasado que no me daba cuenta dónde estaba?
Mi cuarto está obscuro y me duele el estómago como si no hubiera comido en días; también estoy un poco adolorido por lo mismo de estar acostado, ¿Cuánto tiempo he estado así? Tengo que levantarme poco a poco, de otra forma el mareo que tengo hará que vomite lo poco o nada que tengo en el estómago; me siento muy débil, además que me duele como si me hubieran pateado todo el cuerpo.
Hace calor, lo puedo sentir por la calidez del aire que se cuela bajo la puerta de mi cuarto, eso y porque tengo una especie de pijama atada por detrás, no es muy cómoda, pero he de admitir que sin ella no estaría tan fresco; es extraño, pero cuando me levanté, además de sentirme débil, me toqué la pierna y se sentía más delgada que antes, ¿Qué me ha pasado?
Me acerco a la puerta y al entreabrirla, con la luz del sol igualmente entra el inconfundible aroma a hospital; ese olor enfermizo y poco agradable; la gente se enferma por tener que respirar todos esos químicos y desinfectantes; la gente igualmente se enferma por ello, no es casualidad que digan que en un hospital vas a enfermarte, no a curarte.
Pero lo que no entiendo es por que huele a hospital si yo estaba en la escuela de teatro, ¿que ha pasado? ¿Será que la migraña hizo que me mandaran al hospital? Pero de ser así, ¿Por qué Xavier usaba bata cuando estaba hablando conmigo hace rato? Tal vez sea obligado para los visitantes.
Termino de abrir la puerta y en un principio la luz me ciega, tengo un poco de miedo pero la voz de Paula hace que me tranquilice un poco.
-Diego, ¿que haces fuera de tu cuarto? No puedes salir ahora, ¿Te sientes mal?
-Un poco, me siento débil, pero no entiendo que ha pasado, estaba ensayando mis diálogos con Xavier cuando en algún momento se puso una bata; ¿Qué es lo que pasa Paula?
-Bueno Diego, Xavier me pidió que te mostrara algo, ven conmigo.
-¿Por qué usas bata Paula? ¿Qué está pasando?
-Al igual que Xavier, siempre uso bata aquí, es parte del uniforme en este lugar.
-Paula, se sincero conmigo, ¿Dónde estoy?
-Será mejor si tu lo vez Diego, acompáñame.
Paula tomó mi mano con cuidado, casi podría decir con miedo, como si de alguna forma pudiera hacerle daño, noté el temblor en su mano, el aroma de su perfume y la distintiva diadema roja que siempre le había visto usar, pero había algo diferente en ella, algo que ha cambiado en su actitud para conmigo.
Deslumbrado por la luz del sol y con pasos inseguros salí de mi cuarto para encontrarme con que nunca salí de la escuela, pero por alguna extraña razón, todos usaban la misma pijama abotonada por atrás, todos, incluso yo…
-Xavier, ¿Qué es esto?
-¿Tu que crees que es Diego?
-Es la escuela de actuación, pero ¿por que están todos usando el mismo pijama? Se que es un internado, pero aún así es ridículo, además, veo gente con bata, ¿que obra están representando?
-Ven Diego, caminemos un poco y hablemos mientras tanto.
Era un día soleado, de un azul intenso mientras las nubes jugaban a hacer figuras en el cielo y alcanzándose poco a poco gracias al viento, algo hermoso de ver. Mientras caminábamos, Xavier se iba poniendo más y más serio; aunque la bata le daba un extraño aire de autoridad que no lo había notado hasta ahora, conservaba esa sonrisa cálida que lo caracterizaba cuando nos explicaba algo que no entendíamos.
-Diego, dime ¿Dónde crees que estamos?
-En la academia de actuación “Constantin Stanislavski” de la cual tu eres director; lo último que recuerdo, es que me estabas ayudando a estudiar mis líneas para presentar Hamlet, cuando me empezó la migraña; que cosas tan raras preguntas Xavier, jajajaja.
-Jajaja, si, a veces pregunto cosas muy raras; pero ya en serio Diego, entonces dices que ¿yo soy el director de una escuela de actuación?
-Xavier, deja de hacer bromas pesadas, estoy empezando a enojarme, es más, déjate de tonterías y vamos a seguir ensayando, que ya se acerca la fecha de la presentación.
-Diego, no va a haber ninguna presentación.
-¿Y eso por que? ¿Qué ha pasado que se canceló la presentación? Tu siempre nos has dicho que la función debe continuar.
-No ha pasado nada Diego, es solo que no va a haber ninguna obra, no existe.
-Como diablos no existe, si es lo único que se ha estado hablando últimamente, es más, vamos pro Erick para que veas que lo que digo es verdad. ¡ERICK!
Alguien se acercaba poco a poco a nosotros tras escucharme gritar, esos pasos débiles que se aproximaban de forma sutil pero continua, no sabía quién era, pero de alguna forma él parecía reconocerme, eso, parecía reconocerme. Todo esto era tan irreal, tenía tan poco sentido como la lluvia que cae hacia arriba, el pasto que crece rojo o la luz negra que emite el sol. No podía creerlo, no daba crédito a mis ojos, pero de alguna forma, ese ser maltrecho, flaco, débil y ojeroso salía la voz de Erick, era mi mejor amigo.
-¿Qué pasó Diego?
-Erick ¿Qué pasó con la obra, que pasó con Hamlet?
-¿Cuál obra, que Hamlet? Ya no sabes lo que dices, estás loco. ¿Doc, verdad que Diego está loco?
-Diego no está loco Erick, solo está un poco confundido, ya puedes irte, gracias por venir.
-Antes que te vayas, ¿Qué te pasó en la mejilla izquierda?
-Ya te había dicho Diego, los enfermeros querían matarme, por eso tuve que cortarme la mejilla, para que no me hicieran nada y tuve que hacerme el muerto también.
No podía creer lo que Erick me había dicho, mi mejor amigo llamándome loco y luego diciendo que se había cortado porque los enfermeros ¿querían matarlo? ¿A que se refería con eso? ¿Cuáles enfermeros? ¿De que estaba hablando?
-Xavier, ¿A que se refería Erick cuando habló de unos enfermeros?
-Erick está enfermo Diego, tiene algo llamado trastorno delirante, dicho de otra forma tiene la sensación que lo persiguen y lo quieren matar; sus delirios son tan fuertes, al punto que es un peligro para él mismo y para otros. Diego, ¿ya sabes dónde estás?
-¿Por qué insistes en eso Xavier? Ya te dije que estamos en la academia de actuación; mejor en vez de andar jodiendo con lo mismo vamos a ensayar, ya se nos viene la fecha encima.
-Diego, observa a tu alrededor y dime que es lo que ves, tal vez así te des cuenta de dónde estás.
Molesto, enojado, que digo, emputado por al pérdida de tiempo que me estaba haciendo sufrir Xavier, accedí a regañadientes lo que me pedía; lo que vi a continuación, fue horrible…
Todos cuantos había conocido en la escuela de actuación, mis compañeros de clase y otros alumnos usaban el mismo pijama extraño que yo, los maestros, o los que creí eran los maestros, usaban batas y la chica que había conquistado mi corazón, Paula, igualmente estaba usando la misma bata que Xavier y los otros “maestros”.
-¿No es ninguna escuela de actuación verdad?
-No Diego, no es ninguna escuela de actuación, pero efectivamente, yo soy el director en este lugar.
-Entonces, si no es una escuela de actuación, ¿Qué es esto? ¿Dónde estoy?
-Piensa Diego, hila cabos.
-Bueno, son pijamas de enfermos, y huele mucho a algo parecido al alcohol, estoy en alguna clase de hospital entonces, ¿No es así?
-Si Diego, efectivamente estás en un hospital, ¿sabes que clase de hospital?
-Bueno, he tenido migraña, así que tal vez estoy en un hospital neurológico.
-De cierta forma estás en lo correcto, estás en un hospital que tiene que ver con la cabeza.
Cuando Xavier dijo eso, un terror indescriptible se apoderó de mi, un sudor frío recorrió mi espalda cuando me di cuenta, cuando empecé a atar cabos, no estaba en la escuela de actuación, era un hospital, pero no cualquiera, era un hospital psiquiátrico y yo estaba dentro. Erick tenía razón, estaba loco…
-Xavier, ¿Estoy loco?
-No Diego, no estás loco, tienes una enfermedad que se llama esquizofrenia, lo que puede pasar con esta enfermedad es que escuchas, ves o sientes cosas que no existen; en tu caso lo que observamos fue que veías y escuchabas cosas, más específicamente, creías que estabas en una academia de teatro.
-Entonces, ¿nada de lo que he vivido es real? ¿Toda mi vida he vivido en un sueño?
-No toda tu vida Diego, solo los últimos tres meses, lo más curioso de tu caso es que sabías quienes éramos pero creías que estabas en una academia de teatro.
-Bueno… Aunque haya sido un sueño, pero fue uno hermoso, estaba haciendo algo que siempre había querido hacer…
-Pero no te preocupes Diego, tu condición no es tan grave como la de Erick, con un poco de terapia y medicina, saldrás adelante.
-¿Seguro Xavier? ¿En serio dices que puedo salir de aquí?
-Claro Diego, pero llevará un poco de tiempo, solo te pido que tengas paciencia y confíes en nosotros.
-Muchas gracias Xavier, estoy cansado, si me permites, iré a mi cuarto a recostarme un momento.
-Claro Diego, ve a dormir, descansa.
Cuatro meses después…
Por fin hemos hecho el viaje a la playa que tanto he querido, me dicen que el Bohío es un lugar hermoso y muy cerca del mar, nunca he ido, pero me llevo bien con todos en la carrera; me llamo Diego y estudio Ciencias de la comunicación…