El tema de la ortografía en las redes sociales es realmente algo polémico para algunos, mientras que para otros es un asunto en el cual ni siquiera llegan a pensar en algún momento.
Los lingüistas aseguran que no existe “lenguaje incorrecto” siempre y cuando se use en el contexto correcto, es decir, que se respete su registro y su uso en la región donde se esté utilizando. No obstante, hablemos el día de hoy sobre la relación que tienen las redes sociales en la deformación del lenguaje y cuál es la importancia que tienen en la adquisición de este.
Si vemos un poco en la historia, las primeras deformaciones en la escritura registrada en medios electrónicos surgieron a partir del año 1992, cuando se mandó el primer mensaje de texto vía teléfono celular. Tales cambios en un principio surgieron tras la necesidad de crear abreviaturas con el fin de ahorrarse caracteres a fin de no exceder el máximo de caracteres y evitar el cobro de dos mensajes de texto. Las primeras que se registraron fueron K (¿qué?), PQ (¿ por qué?) y ¿? (qué pasa).
En la actualidad, el lugar donde se observan estas variaciones lingüísticas con mayor frecuencia es en las ya muy conocidas redes sociales, espacios virtuales sin cesura, sin patrones de escritura y, por lo tanto, sin exigencia alguna en cuestión de ortografía. Las más conocidas son, por supuesto, Facebook y Twitter, ambas con gran potencial para la comunicación actual. No obstante, la libertad de la escritura promueve la falta de interés por la buena ortografía y comúnmente nos encontramos con usuarios que ezcriven azzii; lo grave no es tanto la forma de escritura que cada quien tenga, sino que los niños que están en etapa de adquisición del lenguaje se encuentran expuestos a estos hábitos de escritura poco ortodoxos.
Un factor importante que contribuye al uso de abreviaturas o alteraciones en Twitter es la limitada cantidad de caracteres permitidos para una publicación, pues el usuario debe intentar expresar todo lo que pretende decir en un máximo de 140 caracteres. Ante esta situación, se crea la necesidad de encontrar la forma de resumir una idea por lo que caemos de nueva cuenta en abreviaturas como las ya mencionadas q?, pq?, tmb, vdd?, etc.
Para quien está en una edad por encima de los 25, esto puede llegar a ser hasta cierto punto aceptable, pues se entiende que estas generaciones cuentan ya con las bases necesarias a nivel cognitivo de una escritura adecuada. Sin embargo, se puede observar una evidente deficiencia en la ortografía de los que ahora rondan por la edad de 12 o 13 años. DNA Translation señala: “Esta situación ha crecido de forma exponencial […] esto debe prender focos de alarma, ya que de seguir así esta tendencia afectará significativamente el aspecto educativo”.
El problema está ahí y es evidente. Ahora la pregunta es qué hacer ante esta situación y cómo atacar el problema desde la raíz. La solución no es eliminar la tecnología de nuestras vidas ni de la enseñanza, sino capacitarnos para poder ayudar a las generaciones en etapa escolar a poner atención en su escritura.
La tecnología nos ha envuelto, estamos inmersos en ella por completo y es algo que no podemos evitar, pues nos facilita la vida y nos ayuda a optimizar tiempo y dinero. ¡Es una excelente herramienta que ha llegado a nuestras vidas! Lo importante es saber darle un uso adecuado, educar a nuestros niños sobre el correcto uso de esta y, sobre todo, ocuparnos de la educación de las generaciones venideras para mantener viva la buena costumbre de una escritura correcta. ¡Amemos nuestra lengua, pues debemos cuidarla, valorarla y sobre todo, conservarla!