El contacto con los niños y niñas sordomudos del centro IDAV, de Formación y Educación de Douala, en Camerún ,fue uno de de los momentos más emotivos que vivimos en el viaje solidario con la ONG Sawa O Pagnya.
Sus historias, su energía, sus ganas de aprender, de reír, incluso de bailar, nos llegaron directamente al corazón. Nos sorprendió ver los avances que los profesores y profesoras han conseguido en el aprendizaje y educación de estos niños. Ahora ya saludan diciendo en voz alta "Bonjour" y algunas niñas bailan al ritmo más africano a pesar de que no pueden escuchar la música.
En las varias visitas que hicimos al centro nos recibieron alegres, con sonrisas y abrazos y deseosos de mostrarnos los avances que habían logrado en el aprendizaje de las palabras y de los números. Una formación dirigida con insistencia y cariño por los profesores con la intención de convertirlos en jóvenes autónomos, para que puedan valerse por sí mismos y ejercer algún oficio o profesión.
De hecho, la directora del centro IDAV, Marie Louise, nos contó muchos de los avances conseguidos. Algunos de los niños sordomudos que han pasado por el centro ahora ejercen diversos oficios e incluso hay un joven que ha realizado con éxito la carrera de abogado. Marie Louise nos dice que està entregada en cuerpo y alma a este centro. Hace un llamamiento para que la gente colabore en la mejora de las instalaciones y la institución pueda ser capaz de autofinanciarse para continuar con la formación de los alumnos.
La directora también insta a la gente, instituciones y ONGS a ayudar en este proyecto de formación. Insiste que estos niños, con una buena formación, son capaces de ejercer una profesión o un oficio en el futuro, pero para esto necesitan financiación. Pese al esfuerzo de los profesionales, el centro es pequeño y tiene muchas deficiencias infraestructurales en las aulas. De ahí que necesiten tanto aportaciones económicas.
El centro de Formación y Educación para niños sordomudos de Douala forma parte de las microintervenciones que lleva realizando desde hace unos cinco años Sawa O Pagnya, con sede en Zaragoza. El centro es privado. Alberga unos 60 niños y niñas sordomudos y se mantiene con las aportaciones del Estado camerunés, de las familias y las colaboraciones de las organizaciones humanitarias.
Profesores y profesoras hacen un gran trabajo para iniciarles en el aprendizaje de los signos y del habla. Los logros son progresivos. Ahora es toda una satisfacción recibir a los invitados con unos "buenos días", dar las gracias con las manos o descifrar y poder leer los números. Son resultados más que óptimos para todo el equipo del centro.
Actualmente existen casi dos millones de niños sordomudos en África. La tasa de sordera en el África negra es del 10 por ciento. La rubéola, enfermedades infecciosas o la meningitis provocan estas incapacidades y solo el 20 por ciento de los afectados pueden acceder a adaptadores de sonidos.
En el centro IDAV, los niños nos regalan a cada minuto una sonrisa que nos anima a continuar nuestra filmación. Se emocionan cuando el equipo de la ONG, entre ellos Teresa, una enfermera aragonesa que se ha unido a este viaje solidario, les reparte caramelos.
Saborean con entusiasmo los espaguetis que les ha preparado con mucho amor y cariño la cocinera del centro y se pelean por buscar el lugar más apropiado para salir en las fotos o en el vídeo que estamos realizando. Son educados y extremadamente cariñosos porque lo que no pueden decir con palabras lo expresan con gestos de ternura y amabilidad hacia nosotros.
En este viaje solidario con la ONG Sawa O Pagnya nos hemos adentrado en los barrios más deprimidos de Doula, capital económica de Camerún, para conocer la realidad de las familias. En concreto hemos visitado a dos de las familias de los niños sordomudos que acoge el centro IDAV. Viven en dos de los barrios periféricos de Douala, Bonamoussadi y Deidó.
Conversamos con la madre de Shodon, uno de los niños sordomudos. Shodon vive con su madre, su hermana pequeña y su abuela. El padre se ha desentendido de ellos y las dos mujeres hacen grandes esfuerzos para salir adelante, mantener a los niños y conseguir que Shodon no abandone el centro de formación.
Las familias nos han acogido con gran generosidad. Como manda la tradición africana, no nos podemos ir con las manos vacías. Aunque son humildes y tienen muy poco, nos han regalado un gran paquete de pistachos, uno de los frutos secos que más se cultivan en Camerún y con el cual hacen el Ndolé, el plato tradicional del país.
El centro IDAV nos ha mostrado con orgullo y satisfacción los trabajos manuales que durante meses han realizado los niños y que luego Sawa O Pagnya venderá en España a través de un acto solidarios cuyos beneficios se destinarán a la financiación del centro.
Estos trabajos manuales los han realizado los alumnos con la micro intervención de Sawa O pagnya que ha recibido financiación del ayuntamiento de Zaragoza. Los profesores han dado lo mejor de sí mismos para que alumnos y alumnas hayan podido confeccionar bolsos, mochilas, guantes de cocina y otros utensilios con preciosas telas africanas.
El profesor de dibujo ha trabajado duro para conseguir que los niños pudieran crear diversos cuadros, pequeñas obras de arte, realizadas con mucha voluntad. En una de las obras han pintado el mapa del continente africano, destacando la ubicación de Camerún. En el centro del mapa han dibujado una estrella como símbolo de la unidad de este continente.
Visitamos también el centro Anaïssa, que se encuentra en el barrio de Bonaberí. Es una institución privada fundada por la madre de una niña que da nombre al centro y que padece una parálisis cerebral. Aquí acogen cada día a unos 20 niños con discapacidades psíquicas, algunos autistas y con síndrome de Down. Las educadoras les estimulan a través de juegos infantiles como puzzles, colocación de piezas y otras terapias, pero no todos los niños con esta clase de deficiencias pueden venir aquí. Anaïssa se financia con las aportaciones de los padres y no todas las familias disponen de medios para llevar a sus hijos al centro.
La sanidad es otro servicio básico al que difícilmente se tiene acceso. Este es de los pocos centros ortopédicos de Douala para la corrección y rehabilitación de malformaciones físicas. El centro está situado en el barrio de Bepanda, gestionado por el doctor Nchandé y tres enfermeras.
También es un centro privado, como la mayoría de los servicios básicos en África: la educación y la sanidad. Y es que en este continente se vende y se compra cualquier cosa con tal de sobrevivir. Por ejemplo, costear la visita del médico o la escuela de los hijos. Los estados argumentan que no pueden hacerse cargo por falta de financiación. Si se trata de ciudadanos minusválidos, recortan aún más el dinero.
El doctor Nchandé hace verdaderos milagros en sus intervenciones, teniendo en cuenta los escasos medios con que cuenta su centro. Lo niños soportan con paciencia las escayolas que les implanta el doctor para corregir las malformaciones que sufren cuando nacen en piernas y brazos. También se atreve con la fabricación de prótesis de extremidades y ha obtenido resultados excelentes entre sus pacientes. Entre ellos destaca el de una joven que después de la rehabilitación quiso quedarse a trabajar en el centro.
Diariamente pasan por aquí entre 10 y 20 pacientes, sobre todo niños. Desde su apertura hace 20 años, el doctor Nchandé ha conseguido corregir las malformaciones a más de 3.000 pacientes. La falta de material, de maquinaria adecuada y de financiación son los problemas principales, ya que muchas familias que acuden no disponen de medios para pagar todo el tratamiento.
Llegamos a Yaoundé, la capital política de Camerún desde 1922. Con casi dos millones y medio de habitantes es la segunda ciudad más poblada del país después de Douala. En Yaoundé podemos encontrar los principales centros económicos, institucionales y culturales de Camerún. Ongolá, como se la conoce popularmente, está envuelta de pequeñas colinas y de una exuberante vegetación tropical.
En Yaoundé se ha unido un grupo de jóvenes parapléjicos. Ellos se autodenominan Asociación de Jóvenes Minusválidos del Futuro. Son jóvenes, entre 18 y 27 años, y se dedican a practicar el deporte adaptado, en concreto el baloncesto. Dicen que el deporte es una forma de integración en la sociedad, les refuerza la musculatura de brazos y cintura y les ayuda a sobrellevar más dignamente la paralización que sufren en sus extremidades .
En su trabajo se encuentran con no pocos problemas. No disponen de sillas de ruedas reglamentarias para poder ejercer el baloncesto. Comprobamos cómo tienen que desplazarse por calles empinadas de tierra y llenas de socavones con estas sillas maltrechas que se han quedado ya desfasadas.
También tienen problemas para encontrar instalaciones donde poder jugar al baloncesto, ya que los campos son privados y deben pagar el tiempo que estén practicando su deporte. Todo esto nos lo cuenta Samuel, el capitán del equipo, quien se ha superado a sí mismo dentro de su discapacidad. Ahora està volcado en enseñar este deporte a jóvenes con los mismos problemas de movilidad.
La discapacidad no conoce de clases sociales. También en Yaoundé visitamos al senador discapacitado, ya jubilado, Oyono Zambó. Nos recibe en su casa en el barrio de Mimboman. Reconoce que el Estado está haciendo muy poco por ayudar a la integración social de las personas con discapacidad. Nos dice que es necesario que instituciones internacionales realicen un censo de las personas con estos problemas en Camerún y, a partir de ahí, planificar programas sociales de ayuda a los discapacitados.
La presidenta de Sawa O Pagnya, la camerunesa Hermine Vanesse, afincada en Zaragoza, ha llamado a las puertas de diferentes instituciones regionales, nacionales e internacionales para construir un centro social dotacional en Douala para personas con discapacidad. Los planos los ha realizado altruistamente un arquitecto aragonés y un empresario francés, que vive en Yaoundé y que está dispuesto a construir el centro sin obtener beneficio alguno. Los terrenos ya han sido cedidos a la ONG por el ayuntamiento de Doula Cenquième.
Este es el proyecto de futuro de la ONG Sawa O Pagnya, para el que solicita la ayuda de sus amigos españoles. Es la esperanza para muchas personas marginadas de Camerún. La misma esperanza, dipita en dialecto Sawa, que ha servido de lema este año para el festival Ngondo que cada año celebra el pueblo Sawa a orillas del río Wuri con gran proyección internacional.