Es una realidad que cada escritor y sobretodo poeta tiene sus palabras, sus temas y sus estilos. Y, conociéndolos, uno puede reconocer y anticipar, a veces, el texto, la música, la rima. Uno puede descubrir intuitivamente, leyendo un texto, quién podría haberlo escrito o, al contrario, no aceptar que lo haya escrito el autor a quien se le atribuye el texto.
Recientemente y no sé por qué motivos, me pasaron un texto de un poema y me dijeron que era de Neruda. Lo miré rápidamente y afirmé categóricamente que no podía ser de Neruda. La pregunta que siguió automáticamente fue: "¿pero cómo lo sabes?". Y mi respuesta fue: "no lo sé, lo siento".
El poema en cuestión inicia: “muere lentamente quien no viaja” y lo podemos encontrar por todas partes en internet, presentado siempre, o casi siempre, como un poema de Neruda. He vuelto a encontrarme con la persona que me preguntó por el texto inicialmente y me dijo que había leído ya varios artículos que afirmaban que la autoría de ese poema no era de Neruda, pero que aún no podía entender cómo yo, en unos pocos segundos, lo había rechazado como nerudiano. Le expliqué que desde una temprana edad he leído a Neruda y que conozco muchos de sus poemas de memoria y que una de las cosas que he descubierto en él es cómo juega con las imagines y los adjetivos. Una técnica o recurso que ha irritado a muchos poetas contemporáneos suyos, como por ejemplo a Vicente Huidobro. Una rivalidad que seguramente va más allá de la misma “técnica”. Pablo de Rokha, por su parte, también se lamentó de Neruda y su forma de poetizar. Su uso superficial del lenguaje y del significado, su juego de palabras, la abundancia de adjetivos y el dulce dejarse llevar por la música y las imagines.
Neruda no fue un poeta profundo, no exploró la palabra y su hondo significado. Él seguía su instinto y componía en modo ligero e intuitivo: en el poema “El Pozo” dice:
Amor mío, ¿qué encuentras
en tu pozo cerrado?
¿Algas, ciénagas, rocas?
¿Qué ves con ojos ciegos,
rencorosa y herida?
Y esta forma de poetizar con preguntas e insinuaciones de posibles respuestas que son, a la vez, nuevas preguntas en un anillo sin fin, es la esencia de la poesía Nerudiana, que es un monólogo reflexivo en voz alta. Cuando dice: "Algas, ciénagas, rocas" hace una pregunta, sugiere respuestas y describe las posibilidades que encierran otra respuesta y una nueva pregunta, sin explicitar nada directamente, sin concluir, sin llegar a un desenlace final: "¿Qué ves con ojos ciegos,/rencorosa y herida?".
Volviendo al inicio, el poema citado dice:
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca.
No arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente
quien hace de la televisión su gurú…..
El poema sigue y al leerlo nos damos cuenta que no tiene la misma música, la misma estructura característica de Neruda y usa palabras como marca, televisión y gurú, que Neruda nunca usaría. Después “No arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce” es un pasaje completamente opuesto a lo que pudiera haber escrito Neruda. Si comparamos este texto con:
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.
Descubrimos que el lenguaje, la estructura, las descripciones son estilísticamente distintas.
La autora del poema mencionado se llama Martha Medeiros y el poema ha sido traducido desde el portugués de Brasil, lo que le quita un poco, pero si lo buscáis en internet y lo leéis íntegramente, podréis confirmar lo que yo aquí afirmo: que este poema no puede ser un poema de Neruda.