Se acerca la Navidad y las calles, las tiendas y las casas empiezan a adornarse con cosas típicamente navideñas. Pero ¿típicamente en qué país? Porque, en España, típicamente se han puesto belenes y coronas de adviento. Que si, que ambas cosas son adornos cristianos y que mucha gente se niega a meter cualquier cosa relacionada con Dios en su casa. Pero es que la Navidad es una fiesta relacionada con Dios. Si eres ateo y no quieres tener nada que ver con la cristiandad, no celebres la Navidad. Pero no empieces a adornar tu casa de rojo y verde y a hablar del “espíritu de la Navidad”, porque eso son sandeces.
Es cierto que ahora el número de creyentes está disminuyendo y que las fiestas y costumbres no cristianas están sobreponiéndose a estas (en los mismos días, pero vamos a dejarlo). Lo que seguramente no se sabe es que muchos de los adornos que no parecen cristianos, también lo son. Por ejemplo, el árbol de Navidad. El árbol de Navidad viene de una tradición pagana del norte de Europa. Los habitantes de las áreas más septentrionales del continente adornaban, en fechas cercanas a la Navidad cristiana, un árbol perenne que simbolizaba el Árbol del Universo, en cuya copa se encontraba el Valhalla (el paraíso vikingo) y en sus raíces Helheim (el reino de los muertos). Según la tradición, en el siglo VIII San Bonifacio, que evangelizó Alemania, cortó uno de estos árboles y en su lugar plantó un abeto, que como árbol perenne que es, simboliza el amor de Dios. Además lo adornó con manzanas (que representan el pecado original) y velas (que aluden a la luz de Cristo). Y de ahí vienen los colores rojo y verde para simbolizar la Navidad (que hasta hace tres años sólo se veían en EEUU y ahora no puede uno ir a comprar sin que estén todas las tiendas cubiertas de cosas rojas y verdes). El árbol de Navidad fue introducido en España en el siglo XIX por Sofía Trubetskaya, una rusa que se casó con el duque de Sesto (español) tras las guerras napoleónicas.
La corona de Navidad que se coloca en la puerta también es un símbolo cristiano, aunque está tomada de una tradición pagana romana. En la antigua Roma, las coronas simbolizaban autoridad y eternidad (por aquello de ser un círculo, que no tiene ni fin ni principio) y muchos romanos prominentes las colocaban en sus puertas como símbolo de poder. El imperio Romano conquistó gran parte del mundo conocido y extendió sus costumbres por todas sus provincias. Cuando el emperador Constantino declaró el cristianismo como religión oficial del imperio, los cristianos adoptaron esta corona como símbolo de la corona de espinas. Además, al ser un círculo simboliza la eternidad, que es Dios, debe ser de hoja perenne por la misma razón que el árbol y contener bayas de acebo y cintas rojas que representan la sangre de Cristo (otra vez los colores rojo y verde). Se coloca en Navidad por su parecido al árbol y no sólo se cuelga en la puerta, sino que se usa como corona de adviento, para ayudar a preparar el Nacimiento del Señor que llevará a su crucifixión.
Aunque muchas de las tradiciones navideñas son de origen cristiano o adoptadas por el cristianismo con ánimo de conversión o por costumbre; debido a la gran influencia que los Estados Unidos de América tienen sobre el resto del mundo (sobre todo el resto del mundo occidental), muchas de las costumbres y adornos paganos que se introducen vienen de allí. Y se imponen en detrimento de las españolas. Porque el aguinaldo está desapareciendo. Y si fuese porque cada vez menos gente se disfraza y va por las casas llamando a puertas y pidiendo dinero o dulces, bueno. ¡Pero es que se está perdiendo a favor de Halloween! La única diferencia es que en Halloween no se cantan villancicos y se disfraza uno de monstruo. O de lo que sea.
Y esto no solo está pasando con Halloween, que es de disfrazarse, y todo sea por los niños. Es que en los colegios se está empezando a celebrar Acción de Gracias, que es una fiesta típicamente norteamericana y que solo tiene sentido en Norteamérica. Esta fiesta tuvo su origen allá por el siglo XVI, cuando los primeros colonos ingleses llegaron a América. Uno de los primeros años que pasaron allí fue tan malo y murieron tantos colonos que no habrían sobrevivido si las tribus vecinas de indios americanos no les hubieran ayudado. Cuando los colonos se recuperaron y consiguieron estabilizar su colonia, organizaron una gran fiesta para agradecer a los indios su ayuda. Y comieron los bichos esos que corrían salvajes por ahí, que luego pasaron a denominarse pavos.
Lo dicho, que solo tiene sentido en América. Y cuando las tradiciones comienzan a desmarcarse y perder su significado, dejan de ser tradiciones y la fiesta se desvincula y se desmitifica. Y Navidad dejará de ser el nacimiento de Dios y Acción de Gracias una fiesta de agradecimiento a los indios americanos y pasarán a ser días de vacación, nadie sabe por qué. Y sin embargo, el significado que hay detrás de esas fiestas transmite mensajes de agradecimiento, perdón y esperanza. Y si se pierden perderemos los pocos valores que le quedan a esta sociedad en la que vivimos y terminaremos perdiendo nuestra dignidad humana.