Un atractivo motivo para su ciudad natal, Venecia, que invita al mundo entero a conocer la herencia cultural de Casanova, símbolo del siglo XVIII.

De hecho, a los tres siglos de su nacimieno, el Carnaval de Venecia ha aumentado sus encantos desde el 14 de febrero al 4 de marzo de 2025, con una edición especial titulada El tiempo de Casanova, dedicada al inoxidable personaje veneciano, una de las figuras más icónicas y fascinantes de la historia de la ciudad lagunar.

Nacido en 1725 y famoso por su vida aventurera -así como por su espíritu libre, el ingenio y el amor por el arte y la belleza- ha protagonizado el acontecimiento más importante del calendario veneciano, que este año inició justo el día de San Valentín, en un sugestivo entrelazamiento entre amor y magia desarrollado en la ciudad de los canales.

... Celebrar a Casanova significa rendir homenaje a un hombre que encarna la fascinación, la libertad y la pasión que caracterizan el espíritu de la Serenísima al igual que para Marco Polo, el Carnaval quiere dar la propia atribución a Casanova, un hombre en carne y hueso que atravesó los siglos asumiendo los matices a veces del mito y a veces de la leyenda. Casanova es una figura que sigue inspirando por su vida de aventuras y por su capacidad de representar el ambiente del mil setecientos. Esta edición será un viaje a través de su época, de sus lugares y los valores que lo han hecho inmortal. Así pues, a enamorados, soñadores o simplemente encantados por el Carnaval de Venecia... tres siglos de encanto, de historia y de aventuras rocambolescas les esperan. La llevada a cabo de esta manifestación en la ciudad, desde las islas a la tierra firme ha organizado brillantes eventos destinados a todas las edades.

(Luigi Brugnaro, Alcalde de Venecia)

De hecho, “Se revivió el ambiente del siglo XVIII, explorando la creatividad y la pasión asumidas por Casanova, ícono de aquella Venecia y de su cultura refinada y audaz -explica el director artístico Checcheto- basado en la ‘Histoire de ma vie’, el libro de memorias autobiográficas escrito en francés, en el que narra, entre otros episodios, su evasión de la prisión de Piombi”.

¿Quién era en realidad este personaje universal? Giacomo Girolamo Casanova (Venecia, 2de abril 1725 – Duchcov, 4 de junio 1798) fue un aventurero, escritor, poeta, alquimista, diplomático, científico, filósofo y agente secreto italiano, ciudadano de la Serenísima República de Venecia.

Si bien autor de una producción literaria, digamos conspicua, entre tratados y textos ensayísticos de diverso tema (en la amplia gama de sus intereses se ocupó incluso de matemáticas) y de obras literarias tanto en prosa como en versos, se le recuerda aún en la actualidad principalmente como aventurero y, por su vida amorosa tan movida, como el que hizo de su nombre propio sinónimo por antonomasia de refinado seductor y libertino.

Y a esta fama suya de gran conquistador de mujeres contribuyó verosímilmente su obra más importante y célebre Histoire de ma vie (Historia de mi vida), en la que el autor describe, con la máxima sinceridad, sus aventuras, viajes y, sobre todo, sus innumerables encuentros galantes. Este libro está redactado en francés y tal opción lingüística le fue inducida principalmente por motivos de difusión de la obra, dado que en aquella época el francés era la lengua más hablada entre la élite europea.

Frecuentando cortes y salones, Casanova vivió, casi sin darse cuenta, un momento crucial de la historia, no comprendiendo en absoluto el espíritu de fuerte renovación que lo habría conducido a elegir direcciones no tomadas anteriormente; permaneció efectivamente anclado hasta el final de su existencia a los valores, preceptos y creencias del antiguo régimen y de su clase dominante, la aristocracia, de la que fue excluido por no resultar su nacimiento a la altura requerida y de la que trató desesperadamente de formar parte, incluso cuando ese estrato social se había encaminado irremediablemente al crepúsculo.

Entre las personalidades de sus tiempos, tuvo la oportunidad de conocer personalmente a Jean-Jacques Rousseau, Voltaire, Madame de Pompadour, W. Amadeus Mozart, Benjamín Franklin, el papa Benedicto XIV, Catalina II de Rusia y Federico II de Prusia. Su padre, Gaetano Casanova, era un actor y bailarín parmesano de antiguos orígenes españoles (según la dudosa genealogía trazada por el autor en el comienzo de su Histoire, los abuelos paternos habrían sido procedentes de Zaragoza), mientras la madre Zanetta Farussi fue una actriz veneciana que cosechó más éxito que el marido.

Casanova se quedó huérfano de padre con ocho años de edad y estando la madre constantemente de viaje a causa de su profesión, Giacomo creció con la abuela materna. De pequeño teniendo una salud delicada, esta abuela lo llevó a una hechicera, que tras un complicado ritual, logró curarlo de las dolencias que lo afligían. Sucedió que aquella experiencia infantil, lo acompañaría toda la vida, aunque él era el primero en reirse de la credulidad que tantos manifestaban hacia el esoterismo.

Terminados los estudios, Casanova viajó a Corfú y a Constantinopla para después volver a Venecia en 1742. En su ciudad natal obtuvo un empleo en el bufete de un abogado. Tras la muerte de la abuela, a la que estaba muy unido, se le cerró un capítulo importante de su vida: la madre decidió trasladarse a otra vivienda más económicamente sostenible.

Acontecimiento que lo marcó profundamente, quitándole un importante punto de referencia y en el mismo año lo encarcelaron en el Fuerte de San Andrea. Más que la aplicación de una pena, fue una advertencia que trataba de corregir su carácter. Puesto en libertad, salió hacia Calabria y se trasladó a Nápoles y a Roma, donde en 1744 pasó al servicio del cardenal Acquaviva, embajador de España ante la Santa Sede.

Experiencia que se concluyó pronto, a causa de su conducta imprudente: había escondido en el palacio de España -actual embajada ante el Vaticano-, residencia oficial del cardenal, una joven que había huído de su casa. Después llegó a Ancona, donde tuvo que pasar la cuarentena en el lazareto donde había entablado una relación con una esclava griega, alojada en una habitación sobre la suya.

Aquí acaeció una de sus más extrañas aventuras: se enamoró de un seductor cantante castrado, convencido de que se tratase de una mujer hasta que llegó a descubrir lo que esperaba: el castrado era en realidad una muchacha, Teresa (con la que tendrá el hijo ilegítimo, Cesarino Lanti) que para sobrevivir siendo huérfana, se hacía pasar por un castrado de manera de poder cantar en los teatros del estado de la Iglesia, donde quedaba prohibida la presencia femenina en el escenario.

En 1749 encontró a Henriettte, probablemente el mayor amor de su vida, cuyo pseudónimo escondía quizás la identidad de una noble francesa. En cuanto a esta y otras identificaciones, los casanovistas sostenían que los personajes citados en sus memorias eran reales. Mas tratándose de mujeres casadas, el autor tomó alguna cautela, citándolas con las iniciales o nombres inventados. Muchas noticias documentales han confirmado la narración. Aunque el caso más clamoroso es el que concierne la relación con sor M.M. Existe una diatriba entre las diversas tesis sobre su biografía, aunque el valor de la obra no queda alterado, porque lo que carece en el Casanova memorialista lo colma el Casanova novelista.

Y ahora, celebrando los tres siglos de su nacimiento, el Museo del Palacio de Mocenigo de Venecia acaba de inaugurar la exposición ‘El Seductor. La renovación de la imagen masculina en la época de Casanova’ (abierta hasta el 27 de julio de 2025), que ilustra el siglo XVIII europeo por medio de los trajes masculinos y femeninos, procedentes del mismo museo veneciano, para conocer mejor a uno de los más famosos personajes de aquellos tiempos, Giacomo Casanova.

El proyecto celebrativo saca a relucir la importancia de la estética como lenguaje de seducción y afirmación social en una época en que la visibilidad determinaba el papel social y económico.