Michael Jordan, Jackie Robinson, Jessie Owens, Muhammad Ali no sólo fueron atletas: fueron auténticos superhéroes del deporte que hicieron historia por haber derribado muros que llevan el nombre de “racismo” y “discriminación”, los cuales aún se erigen fuertes en diversas partes del mundo. Aquellos íconos del deporte estadounidense fueron pioneros en la lucha contra los mencionados muros de la vergüenza y la infamia que aún dividen a la humanidad.

Es por ello que en esta conversación se encuentra Vinicius José Paixão de Oliveira Júnior, más conocido como Vini Jr., el joven futbolista de 23 años surgido de las canteras del Flamengo que, en poco tiempo, se convirtió en un referente importante de uno de los clubes más grandes del mundo del deporte: el Real Madrid. Delantero hábil, rápido, veloz, pícaro y digno heredero del recordado “jogo bonito” brasileño, Vini Jr. deslumbra con su talento para el gol y la asistencia, partido tras partido, teniendo al exigente madridismo en su bolsillo, tras haber superado un inicio muy complicado, con múltiples tropiezos, protagonizando una historia de superación impresionante, saliendo de una mala racha por ausencia de gol -lo cual le hizo blanco de burlas y memes- hasta convertirse en el astro futbolístico del Madrid, respetado y admirado por entrenadores de la talla de Jürgen Klopp y Pep Guardiola.

De su juego se puede decir que es decisivo en muchos partidos gracias a su calidad para el desborde, su regate, su magnífico control de balón, su velocidad, su lectura del juego y su golpeo goleador. No es casualidad que él fuera el autor del único gol en la sufrida final de la Champions League contra el Liverpool en junio de 2022, el cual le dio el máximo título europeo y la consolidación definitiva de su carrera, siendo, además, el principal candidato a convertirse en la máxima figura madridista después de la salida del ya mítico Cristiano Ronaldo.

Sin embargo, es fácil caer en los idealismos cuando se trata de personas de gran talento, por lo tanto, Vini Jr., como cualquiera, tiene algunos defectos que tal vez puedan corregirse con el tiempo y la madurez: “respondón” ante cada falta, nunca se queda callado ante las faltas de sus rivales y es a veces es un poco socarrón. Sin embargo, es ahí cuando empiezan sus problemas.

No cabe duda de que España es una gran nación, pese a sus problemas. Y como toda gran nación, durante décadas pudo implementar políticas acertadas para integrar a aquellos inmigrantes legales que llegaron con una mochila llena de sueños y aspiraciones por una mejor y más digna vida, dejando atrás su familia y amistades. Sin embargo, hay sectores de la sociedad española donde aún parecen tener muy arraigado ese viejo fantasma del desprecio a lo diferente, sobre todo hacia aquellos con un color de piel más oscuro.

No cabe duda de que el fútbol es, de todos los deportes, el más pasional. Muy pocos deportes rivalizan en cuanto a intensidad y entrega de sus aficiones. Los cánticos coreados, los pitidos, las bengalas, las banderolas y el bullicio son parte del folclore futbolero en cada rincón del mundo. Curiosamente en España, juegan cientos de jugadores negros que, gracias a su calidad y talento lograron abrirse paso en el siempre competitivo fútbol europeo. Sin embargo, incidentes racistas hubo durante décadas en estadios españoles, pero pocas veces como el que se vio en el estadio del Valencia, en mayo de 2023.

Negro “bueno”, negro “malo”

Los ánimos casi siempre se caldean entre el Madrid y el Valencia. Las rivalidades acaloradas es el pan de cada día en el fútbol, sin embargo, aquel día, Vini Jr. se enfrenta a un equipo hostil, recibiendo faltas duras por parte de los rivales, que exacerbaron los ánimos del jugador entre constantes puyas.

“¡Mono! ¡Mono! ¡Mono!” bramó la turba ubicada en la tribuna sur durante todo el partido. Sin embargo, el momento álgido llegó cuando se detuvo el partido y Vini se acercó a la tribuna para señalar a aquellos racistas que proyectaban su odio contra él, a vista y paciencia de un permisivo árbitro que, además, expulsó al jugador tras reaccionar airado, luego de ser tomado del cuello por Hugo Duro del Valencia. Vini salió del campo entre lágrimas tras aquel desagradable episodio de persecución, hostigamiento y racismo.

“El premio que los racistas han ganado fue mi expulsión. No es fútbol, es LaLiga”, publicó Vini muy caliente en sus redes sociales. Por todo esto, cabe preguntarse: ¿cuál es la lógica del racista? Intentemos ingresar a su mente para “entenderlo”: “el negro bueno es el sumiso, el que sabe callar ante los insultos y agresiones y tiene que regresar al bus con la cabeza gacha y sin decir nada porque debería estar agradecido de jugar en mi país, mientras que el negro malo es el rebelde, el respondón, el socarrón, el gilipollas provocador que me da razones para que le grite mono, le tire cáscaras de plátano y me mofe de él. El negro malo es el que no viste mi camiseta y, por lo tanto, me siento en mi derecho a insultarlo y despreciarlo, desde la comodidad de mi tribuna para humillarlo. Mientras que el negro que juega en mi equipo es mi amigo”. En fin, la lógica de la infamia.

Tanto la Liga como la Federación de Fútbol Española han hecho tibios intentos de apaciguar los ataques -constantes en muchos partidos- al jugador, siguiendo la misma política permisiva de hace décadas, la misma que sufrieron jugadores como Nico Williams (Athletic Club), Samuel Chukwueze (Villarreal), Samuel Umtiti (ex Barcelona), Daniel Alves (ex Barcelona), Samuel Eto’o y muchos más.

Sin ánimos de tomar partido por ningún equipo -ya que también hubo radicales madridistas que protagonizaron episodios racistas en otros tiempos- tanto Vini Jr. como cualquier otro jugador de raza negra que, a base de talento y esfuerzo, logró vestir una camiseta del fútbol español merece respeto y dignidad. En el caso del brasileño, a diferencia de otros jugadores, es hostigado por las aficiones porque no se calla, no agacha la cabeza y suele superar a sus rivales con mucho talento y picardía. Puede que se desconcentre del juego por confrontarse con los rivales, ni se esfuerce en agradar a todo el mundo -ni tampoco tiene que agradarle a todos-, sin embargo, Vini Jr. ha dejado en evidencia un problema grave que persiste en diversos sectores de la sociedad española al desenmascarar a los racistas que se esconden bajo el anonimato de una turba.

Por lo tanto, ¿qué derecho tiene un individuo para insultar a otro por su color de piel? ¿Qué derecho tiene un sujeto a humillarlo, a acosarlo llamándole “mono” junto a otros, como si fuera un divertido coro de Iglesia? ¿Qué derecho tiene este individuo a desearle la muerte, sólo porque tal jugador viste la camiseta de su rival? ¿Por qué supuestamente es un “provocador”? ¿Por qué le cae mal? Estos individuos con esa mentalidad pútrida de Klu Klux Klan que viven sólo del odio y sin respeto por la vida humana, deberían ser sancionados y apartados de la vida pública, denunciados en público, expulsados de los estadios de por vida y nunca ser contratados en ningún trabajo digno. Mientras tanto, Vini Jr. seguirá cosechando grandes éxitos en su carrera, gracias a su talento y carisma, participando en obras de caridad y activismo en su lucha contra el racismo.

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Este problema endémico se ha repetido en otros campos europeos, como los hostigamientos sufridos por Mario Balloteli en Italia. El racismo incluso se vive en Latinoamérica con episodios lamentables. Por lo tanto, cabe preguntarse, ¿cómo se enfrenta el racismo? Todo parte de una educación humanista de sensibilización hacia los niños, quienes deben aprender a respetar a toda persona, aprendiendo valores como la empatía, la tolerancia y la comprensión, los cuales se cultivan en el hogar. Porque como dijo alguna vez el mítico Nelson Mandela:

Nadie nace odiando a otra persona por su color de piel, su origen o su religión. La gente puede aprender a odiar y si pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar, porque el amor llega más naturalmente al corazón humano que su contrario.