En el 2013, el año cuando el ciclismo colombiano volvió a lograr el protagonismo perdido casi por dos décadas, Rigoberto Urán fue el primer escarabajo en decir presente. Era gregario del Sky, al servicio de Bradley Wiggins ―primer ganador británico del Tour de Francia― en el Giro de Italia de esa temporada; Wiggins se retira y Rigo queda como líder; el de Urrao hace una buena carrera y logra el segundo lugar en la general, detrás de Vicenzo Nibali y delante de Cadel Evans. Diez años después, Rigo informa que se retirará luego de los Juegos Olímpicos de 2024, en París.
Será una ausencia grande en el pelotón. No se trata solo de un corredor con un palmarés destacable, hablamos de uno de los ciclistas más carismáticos, sino el que más. Ya son famosas sus respuestas a los medios: siempre sin filtro y sin correcciones. «¡Yo qué voy a saber, güevón!», «Las patas cuando dicen que no es no», «Un cansancio ni el hijueputa», «Este malparido por qué no se queda». Ese carisma lo usa para mover sus negocios y llevar a figuras mundiales a su propio Giro, el Giro de Rigo, la carrera que organiza en Colombia desde 2018: Chris Froome, Tadej Pogačar, Egan Bernal y Wout Van Aert han tomado la partida. Y también hace buenos negocios para su equipo: en el 2017, cuando logró el segundo lugar en el Tour de Francia, el equipo Cannondale estaba a punto de desaparecer. Fue su actuación en la Grande Boucle lo que salvó a la escuadra de Jonathan Vaughters y lo transformó en el EF Education First.
Tiene victorias de etapa en las tres grandes, dos en Italia, además de lograr podio en el Tour y en el Giro, y top ten en las tres. Es el único corredor latinoamericano que ha ganado el Gran Premio de Quebec, el primero en ser podio en el Giro de Lombardía y único en ser tres veces podio; una de ellas en la victoria de Esteban Chaves. Ganó la medalla de plata en Londres 2012, detrás de Aleksandr Vinokúrov. Sus primeras victorias en Europa se dieron en el 2007, con 20 años. A diferencia de otros corredores colombianos, viajó pronto a formarse en Italia, tuvo que adaptarse a los entrenamientos y la manera de correr de los europeos.
Muchos de sus logros son segundos puestos o podios. Yo soy de los que piensa que por momentos le faltó suerte y en otros un punto más de ese algo necesario para ganar. Sin embargo, entre los ciclistas que mejor han sabido llevar caídas y esas casi victorias, Rigo está de primero en la lista. Él disfruta cada victoria y participación. Reconoce sin problemas cuando el cuerpo no le da más y durante su carrera supo resurgir en momentos inesperados. Cuando fue segundo en Francia, no venía de los mejores resultados, parecía estar lejos del subcampeón consecutivo del Giro. Y un día estuvo inspirado y nos regaló una victoria con los cambios dañados, sin poder esprintar a plenitud y ganando sobre la raya a Warren Barguil (etapa 9 del Tour de Francia de 2017).
Rigo es así: nos sorprende. Así lo ha hecho desde su juventud en Urrao. En Colombia sabemos que los paramilitares asesinaron a su padre y que recurrió a todo lo que tuvo a la mano para sobrevivir y hacerse cargo de la casa. De hecho, ahora la estamos repasando con la telenovela que cuenta su vida, uno de los programas más vistos en el país. Ya está en Amazon Prime. ¿Llegará el episodio final a su retiro o a su consagración como ciclista?
Las mejores historias del deporte no suelen ser las de los más ganadores, sino las del underdog. Esas ganan nuestro cariño y atención. Rigo se ha dedicado a conquistar corazones, hacer bromas en pantalla, ser él mismo en todos los lugares, vender mercancía con su nombre, representar al colombiano del campo antioqueño y hacer más entretenido lo que pasa luego de la etapa. Nos queda menos de un año para disfrutarlo. Será el primero de esta generación dorada que trajo nuevos triunfos a Colombia y superó, en logros, a los héroes de los 80.