Lo fantástico ocupa el tiempo de la incertidumbre. ¿Dónde está lo posible? ¿Dónde lo imposible?
La introducción del misterio en el marco de la vida real. Relatos de transformaciones. De muerte y nacimiento.
El relato fantástico arroja nuestra cotidianeidad al encuentro con lo inexplicable a partir de una grieta en el orden conocido. Se amplían nuestras verdades, mientras nuestras certezas e identidades devienen difusas y movedizas.
Inevitablemente nos obliga a reflexionar sobre la idea de realidad y sus límites, sobre nuestro conocimiento de ella y el modo en que la comprendemos y representamos.
Lo fantástico revela la complejidad de nuestra existencia. Entramos en un espacio en el cual las explicaciones epistemológicas son insuficientes para comprender lo que está sucediendo. Nos enfrentamos a hechos inexplicables. Nuestro orden conocido no solo deja de funcionar cuando leemos relatos fantásticos, sino que se presenta como contrapunto.
…sentí siempre, que entre dos cosas que parecen perfectamente delimitadas y separadas, hay intersticios por los cuales, para mí al menos, pasaba, se colaba, un elemento, que no podía explicarse con leyes, que no podía explicarse con lógica, que no podía explicarse con la inteligencia razonante.
(Julio Cortázar)
Es un espacio de ruptura que, al recorrerlo, abre nuevas percepciones. Al igual que sucede con la poesía, no nos ofrece un punto de llegada, sino que nos sitúa en un pasaje de un punto a otro. En una situación de tránsito ante una frontera, un límite.
¿Qué sucede cuando nos encontramos frente a esta otredad?
Todo lo que nuestra inteligencia acepta, seguro e inalterable se quiebra abruptamente. Los enigmas carecen de explicación. La incertidumbre, el vértigo del vacío y la ausencia son parte del sistema. Las explicaciones tranquilizadoras se derrumban.
Aparece el miedo como reacción a la alteridad, a lo impensado. El miedo a lo desconocido como una de las emociones más antiguas.
Ese encuentro surge como una amenaza para la realidad misma. Lo fantástico suele ir acompañado del miedo, del asombro y la perplejidad, sentires que al atravesarlos nos llevan, a veces, a una comprensión y percepción que hasta ahora nos era desconocida.
Pero... ¿Cómo se supera un espacio-frontera entre dos realidades, un desnivel entre espacios y tiempos?
El relato fantástico propicia la aparición de umbrales, estructuras que actúan como fronteras que conectan entre sí dos realidades. Puentes literarios, a veces en la figura de una puerta, un tren, un puente, un espejo, una ventana, una chimenea, la noche, el agua, que nos invitan a explorar los límites de la imaginación, nos embarcan en un viaje hacia mundos inexplorados. Ritos de pasaje. Los umbrales o pasajes son, un punto de encuentro entre dos órdenes que serían incompatibles. Puentes como umbrales hacia lo misterioso, como símbolos de trascendencia, como ruptura de la seguridad de lo conocido, como búsqueda de respuestas, de transformación. La significación explota en múltiples caminos invitando a de la exploración de lo sagrado o lo prohibido. En definitiva, metáforas poderosas que nos invitan a cruzar límites y descubrir nuevos mundos. Símbolos de dualidad: entre la realidad y la búsqueda espiritual.
La poética de la ficción fantástica expande nuestra imaginación. No solo supone una transgresión del paradigma de lo real dentro del mundo ficcional, sino que siembra su cuestionamiento, tanto dentro como fuera del texto. Su poética invita al lector a una trascendencia cognitiva. Cuestionamos nuestro conocimiento.
La única piedra de toque de lo verdaderamente fantástico es simplemente esto: si despierta o no en el lector un profundo sentimiento de pavor, y de haber entrado en contacto con esferas y poderes desconocidos; una actitud sutil de atención sobrecogida, como si escuchase el batir de unas alas misteriosas, o el chirrido de unas formas y entidades exteriores en el borde extremo del universo conocido.
(H. P. Lovecraft)
El relato fantástico se hospeda en nuestro mundo interno sacudiendo nuestras creencias, iluminando conciencia, hechos y deseos a los que no llegamos con nuestra inteligencia razonante.
El misterio nos regala un espacio de experimentación, de posibilidades. Esto nos convoca a insistir en la necesidad de interrogar poéticamente nuestra cotidianeidad, nuestro transitar, y permitirnos otra percepción de nuestra existencia. Expone la artificialidad de nuestra idea de la realidad y la de nosotros mismos.
Bibliografía
Cortázar, J. (s/f). El sentimiento de lo fantástico. Conferencia.
Lovecraft, H. P. (2010). El horror sobrenatural en la literatura. Madrid, Valdemar.