En los años sesenta del siglo XX, Gillo Ponrtecorvo filmó “La Batalla de Argel”, obra maestra del cine político italiano, en la que testimoniaba la larga lucha de los argelinos por su independencia contra la peor y más detestable Francia colonial.
Primero Ben Bella y luego el Coronel Boumediane, a quien conocí, habían dirigido la resistencia de la cruenta lucha como puede verse en las escenas de la Casbah. Fusilamientos, torturas y explosiones fueron el escenario terrible y cotidiano de siete años de guerra anticolonial. A un alto precio triunfó la independencia y la liberación, que Fanon y Camus habían ya anticipado.
Un poco más tarde, cuando la suerte me brindó la opción de ir como Embajador de México en Argelia, Túnez y la República Árabe Saharaui Democrática, seducido por aquella película, pude escribir las singulares experiencias de algunos de mis mejores días y noches en una de las bahías más hermosas del Mediterráneo sur por las que Ulises navegó, entre Ceuta y Gibraltar, para salir al mare magnum de donde ya no se regresa.
Así lo escribió Dante en el “Canto XXVI del Inferno”:
Cuando estábamos ya viejos y tardos,
Al estrecho llegamos donde había
Hércules elevado los resguardos
Que al navegante niegan la franquía.
Sevilla a mi derecha se quedaba
Y Ceuta al otro lado se veía.
“Oh hermanos que llegáis”, yo les hablaba.
Tras de cien mil peligros a Occidente,
Cuando de los sentidos ya se acaba
La vigilia, y es poco el remanente,
Negaros no queráis a la experiencia
De ir tras el sol por este mar sin gente [...]
Más que una memoria o registro podrá encontrarse aquí una evocación y un testimonio de mis propias “batallas” de Argel: mis escapadas al barrio moro de Barcelona, donde tenía una novia morisca con piel y olor de aceituna; a París para visitar a mi amiga escritora Vilma Fuentes; a Italia a ver las últimas pinturas de mi antiguo vecino Cessare Boursachi; a los mercados y a los congales de Senegal y Cabo Verde; a Hungría y hasta a Moscú y Leningrado, cuando en peculiares insomnios me tocó ver las “noches blancas”.
Todo ello, claro, sin dar aviso a los burócratas de la Cancillería en Tlatelolco, de la que sólo me acordaba cuando tenía que descifrar algún mensaje más discreto que secreto, como aquel en que se me pidió gestionar la liberación de los pescadores españoles del “Gargomar” apresados en aguas del Sahara Occidental por el Frente Polisario. Así, entre diversos y unos tanto inverosímiles avatares, transcurrieron, en los hechos y en la imaginación, mis bellos y curiosos tiempos que luego habría de rescatar en Poemas Argelinos (1992) y en Venus Africana (1993).
Hoy
Algunos datos básicos y oficiales sobre Argelia son los siguientes: el nombre oficial es República Argelina Democrática y Popular. Se encuentra en el centro del Magreb, en el Norte de África. Se independizó de la colonización francesa el 5 de julio de 1962. La capital de Argelia es Argel. El árabe y el tamazight son las lenguas nacionales y oficiales del país. Su primer idioma extranjero es el francés seguido del inglés; el español es hablado al oeste del país y se considera como tercer idioma extranjero.
El sistema político de Argelia es pluralista desde 1989. Su Constitución fue promulgada en 2020. La religión del Estado es el Islam.
Argelia ocupa un lugar central en El Magreb, África, y el Mediterráneo. Las costas de Argelia se extienden por el Mediterráneo entre Túnez y Marruecos en unos 1.200 km, mientras que su extremo se dista del Mediterráneo unos 2.400 km aproximadamente. Limita con Marruecos al oeste, con la República Árabe Sahrauí y Mauritania, al sudoeste, al Sur con Malí y Níger, y al este con Túnez y Libia.
Las principales ciudades de Argelia son: Orán (puerto), Annaba (puerto), Constantina, Bejaia (puerto), Blida, Skikda (puerto), Tlemcen, Tizi-Ouzou y Sétif.
Los mayores recursos económicos de Argelia son el petróleo y el gas natural. Tiene más de 4 billones de m3 de gas natural.
Algo de historia
Nido de piratas que hostigaban las costas españolas, Argelia permaneció bajo el control teórico del Imperio otomano desde el siglo XVI. En la práctica, el gobernante local, el rey, gozaba de independencia. En 1830, Francia se anexionó la zona por rivalidades económicas con Argel. La población musulmana resistió en forma heroica mientras el ejército galo empleaba métodos genocidas.
Sobre el papel, el gobierno francés defendía los valores de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Pero para la mayoría de los argelinos tan solo eran meras palabras, ya que no gozaban de la ciudadanía francesa (ni lo hicieron hasta 1958), desempeñaban los peores trabajos y estaban excluidos de la política. El islam fue la única ideología que permitía resistir la imposición de una cultura ajena. Con el paso de los años, y en sucesivas olas de protestas, los argelinos bascularon de la lucha por la independencia al auge del islamismo.
Estos son los momentos clave de la historia reciente de Argelia:
Después de la Segunda Guerra Mundial, en una manifestación que celebraba la derrota de los nazis, aparecieron banderas independentistas entre la multitud. Los argelinos pensaban que la posición de EE. UU. y la URSS, contrarios al colonialismo, favorecía su causa por la autodeterminación. La reacción de Francia fue la represión, que dejó miles de muertos.
En 1954, el Frente de Liberación Nacional argelino llamó a sus compatriotas a tomar las armas contra Francia. Así empezó la guerra de la independencia. Duró ocho años, con episodios de extrema ferocidad en ambos bandos. Francia se resistía a abandonar un país que consideraba parte de su territorio nacional.
En 1959, Charles De Gaulle abogó por la autodeterminación de Argelia, pero encontró mucha oposición. La Organización Armada Secreta, un grupo de extrema derecha con métodos terroristas, intenta atajar el proceso de descolonización. En 1962 se firmaron los Acuerdos de Evian que ponían fin a la guerra de independencia.
En 1962 los bandos enfrentados firmaron un alto el fuego en los Acuerdos de Evian. Se acordó un referéndum en el que ganó la postura favorable a la autodeterminación y luego se proclamó la independencia el 3 de julio. Un millón de pied-noirs (colonos de origen francés) regresaron a la metrópolis.
En 1965, el Ejército organiza un golpe de Estado contra el gobierno de Ahmed ben Bella por su mala gestión del país con el “socialismo musulmán”. El nuevo gobierno de Huari Bumedian, prooccidental, intentó modernizar Argelia a través de los ingresos de las exportaciones de petróleo y gas natural. Sin embargo, la pobreza crecía y se creaba el caldo de cultivo para el islamismo radical.
En 1992, tras un ciclo de protestas y disturbios iniciados en los años ochenta, el gobierno intenta un proceso democratizador. En 1991, gana la primera vuelta de las elecciones el Frente Islámico de Salvación. Ante su previsible triunfo, el gobierno anula la segunda vuelta y encarcela a los dirigentes del FIS.
Los sectores más radicalizados organizan grupos armados. Primero apareció el Movimiento Islámico Armado y, poco después, el Grupo Islámico Armado. La policía, con el pretexto de luchar contra el terrorismo, encarceló a diestra y siniestra y envió a los disidentes a campos de concentración en el Sáhara.
En sucesivas elecciones, siempre bajo la sospecha de fraude electoral, Buteflika se mantuvo en el poder. A principios de este año arrancó una sucesión de protestas pidiendo la dimisión del presidente, que finalmente renunció a su cargo el 2 de abril de 2019. Los vientos de cambio volvieron a soplar en Argelia.
(Algunos de los datos históricos provienen de textos y notas de Francisco Martínez Hoyos, 23/05/2019 07:15 Actualizado a 12/09/2019 16:06).
Presente y futuro
Algunas referencias actuales que dan cuenta de la pujanza con la que Argelia desempeña su rol e influencia son, entre otras, el hecho que el Presidente de la República, Abdelmadjid Tebboune, asumiera el 7 de febrero de 2024 la Presidencia del Foro de jefes de Estado y de Gobierno del Mecanismo africano de evaluación por pares (MAEP).
Como podemos observar, Argelia fue tal vez la colonia a la que más esfuerzo le costó a Francia dejar ir debido a la diversidad de intereses que tenía en la región: constituía el dominio del Mediterráneo por su situación geográfica, lo tenía frente a su país, era una puerta hacia sus dominios franceses y por las cuestiones de hidrocarburos en el Sahara, etc.
La lista se puede hacer larga, pero lo que caracteriza a esta independencia es que es considerada como un modelo y la primera, a pesar de que inició primero que las independencias de las colonias francesas en África y terminó al último, con un saldo de violencia extrema. Otro aspecto importante que se debe resaltar es el hecho de que la influencia islámica y berebere en la región constituyó puntos a favor para la conservación de aspectos culturales y de identidad en Argelia.
Después de la Segunda Guerra Mundial y como producto de su participación en la reconstrucción de Francia, comenzaron a adquirir mayor grado de conciencia y de identidad. En un inicio se buscó obtener el respeto, la libertad y la igualdad por los medios pacíficos, pero, al no conseguirlos, se usó la fuerza. Las libertades, bien se ha dicho, no se regalan; se conquistan y se preservan con el sacrificio y el esfuerzo de los pueblos.
El Frente de Liberación Nacional (FLN) es otro aspecto a resaltar, ya que, si se compara con México, es bastante similar el papel que este tuvo al final de la lucha armada con la conformación de un partido único y oficial. Si bien en Argelia se puede hablar de mayor represión, es interesante ver cómo el papel que jugó el partido oficial en México y en Argelia tuvieron tintes similares.
Además, el desarrollo de la política argelina fue bastante cerrado y permeado debido a que se temía que por tener rasgos multiculturales no se lograría consolidar; por lo que se apostó, al igual que en el caso mexicano, a las reformas como medio de consolidación y legitimación del régimen.
Por otro lado, también podemos ver, por las características de Argelia, que las distintas reformas se dirigieron en un principio a la industrialización, lo que provocó nuevas expresiones de cambio social e independencia económica.
Asimismo, la cerrazón transitoria del sistema que llevó a una crisis social terminó con una mayor apertura, que se mantiene hasta el presente.
Notas
Independencia y primeros años hasta 1992; Jorge Alejandro Cardona Félix. Balta, Paul: “Argelia, un dique de la historia” en El gran Magreb.
Desde la independencia hasta el año 2000; Siglo XXI de España Editores, S.A., 1994. Berteaux, Pierre: “Los orígenes de la emancipación africana” y “Emancipación de los territorios franceses” en África.
Desde la prehistoria hasta los Estados actuales, Siglo XXI Editores, México, 1978. Fanon, Frantz. Por la revolución africana, Fondo de Cultura Económica, Colección Popular Tiempo Presente, México, 1973.
Francisco Martínez Hoyos (23/05/2019 07:15 Actualizado a 12/09/2019 16:06).