Según diferentes medios internacionales, el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian, se reunió con el presidente sirio, Bashar al-Assad el 24 de octubre de 2023. Los medios informaron que Amir-Abdollahian y su homólogo sirio, Faisal Mekdad, amenazaron a Israel durante una conferencia de prensa conjunta y en el contexto del presente conflicto entre el Estado judío y la organización terrorista palestina Hamás.
El ministro iraní afirmó que Gaza ha sido transformada en un cementerio y advirtió que no habrá ninguna acción sionista sin respuesta. Mekdad señaló que Siria ha librado varias guerras contra la entidad sionista, está preparada para nuevas guerras y liberar partes de su territorio ocupado ilegalmente por Israel.
Cierto, Irán ha evitado entrar en un conflicto armado directamente como Estado en el Medio Oriente. Que Irán esté preparado para un conflicto convencional abierto con Israel y Estados Unidos es una cuestión de debate para algunos. Para otros no hay apetito para un conflicto más amplio entre estos actores. No obstante, las advertencias de la alianza maligna Irán-Siria deben tomarse con seriedad.
Irán, apoyo para el Kremlin y el eje de resistencia
El régimen iraní, centrado en perpetuar su dominio y seguridad, tiene confianza para actuar regionalmente. La confianza ha sido nutrida en gran medida por su relación profunda con Rusia. Rusia apoya a Irán y, a cambio, el régimen iraní respalda a Vladimir Putin en el conflicto ruso-ucraniano.
Esta alineación favorece a Irán, actor perturbador clave tanto del conflicto ruso-ucraniano como del conflicto Israel-Hamás . Los drones rusos de fabricación iraní son usados constantemente contra objetivos dentro de Ucrania. Sin embargo, ni el cálculo político y geoestratégico, ni el atraso militar o las nuevas prioridades en materia de productos de defensa han inducido a Teherán a recalibrar su apoyo al Kremlin y a temer posibles consecuencias.
La confianza, la falta de recalibración y el apoyo para el Kremlin tiene implicaciones directas para el conflicto Israel-Hamás. Irán se siente con fuerza y confianza para actuar. Irán ha construido y galvanizado un eje de resistencia contra Israel formado por Hamás, el grupo terrorista libanés Hezbolá, y los Hutíes en Yemen. También incluye a la Resistencia Islámica en Irak y Siria, la cual se opone al apoyo estadounidense a Israel en el conflicto en Gaza, así como a la implicación estadounidense en la región en general. Irán ha entrenado y equipado de estos grupos terroristas contra los que lucha Israel.
Irán, con el apoyo ruso y chino, no recalibrará su galvanización al famoso eje de resistencia, el cual incluye el apoyo para para Hamás en el actual conflicto con Israel. Al igual que Rusia, Irán necesita mantener una relación profunda con el eje de la resistencia para mantener su influencia geopolítica regional.
Esta posición podría cambiar si Israel cumpliera con sus amenazas de acabar con Hezbolá. Si Israel intentara exterminar a Hezbolá evitaría posiblemente que el eje de resistencia se unifique en un conflicto regional o transnacional y se reduzcan las apuestas de la guerra. Sin embargo, el riesgo serio es que posiblemente Teherán se vea obligado a concentrar sus esfuerzos en proteger a Hezbolá. Hezbolá, al unirse a la lucha contra Israel, se reafirmaría a los ojos de todos los árabes de la región no como un actor sectario, sino como un grupo revolucionario islámico que pretende acabar con el Estado judío.
¿Por qué Irán necesita patrocinar a grupos terroristas?
Durante décadas, la capacidad militar convencional de Irán ha sido rezagada, no ha sido probada o ha ido detrás de sus aspiraciones geopolíticas regionales. Además, pese a que el poder de fuego israelí esté concentrado en el conflicto con Hamás y los enfrentamientos esporádicos con Hezbolá, Irán tendría que sopesar la superioridad convencional israelí. También tendría que realizar un cálculo preciso y recalibración de los Estados sunitas en relación con los intereses de Israel y los Estados Unidos, así como el despliegue de la fuerza estadounidense en la región, factores serios que se suman a la desventaja militar de los iraníes. El desbalance militar no favorece a los iraníes en un conflicto armado convencional.
Con el fin de compensar el desbalance militar, al participar por proximidad en el conflicto Israel-Hamás, Irán ha elevado su posición como líder del eje de resistencia a un papel principal en una comunidad global que se opone cada vez más a Estados Unidos, la OTAN y al orden que suscriben, pero que aún no tiene una alternativa satisfactoria.
Lo que ha surgido equivale a un eje de rechazo, un término aplicado con anterioridad a los grupos palestinos respaldados por Siria e Irán que rechazaban la Organización para la Liberación de Palestina de Yasser Arafat y cualquier reconocimiento del Estado de Israel. Su alternativa de terrorismo y sabotaje político alcanzó una sombría madurez el 7 de Octubre con el ataque terrorista contra Israel. En otras palabras, como respuesta, la creación de una red de grupos terroristas le permite a Irán actuar por proximidad en todo el Medio Oriente mientras asegura su supervivencia y mantener a raya al enemigo.
Esta red de patrocinio y galvanización del eje de resistencia ha permitido a la república islámica consolidar sus capacidades defensivas, pero paulatinamente se ha transformado en un riesgo para la seguridad regional. También representa una amenaza existencial para el Estado judío. Todos estos grupos terroristas han atacado a Israel. Ningún Estado en el sistema internacional se encuentra en la posición geopolítica y geoestratégicamente sui generis en que se encuentra Israel.
Los atentados perpetrados por grupos terroristas respaldados por Irán en todo el Oriente Medio han aumentado drásticamente el riesgo de que el conflicto Israel-Hamás en la Franja de Gaza se extienda una guerra regional más allá de los actuales enfrentamientos con Hezbolá en el norte de Israel y los Altos del Golán. Desde que ocurrieron los ataques terroristas del 7 de Octubre, el apoyo iraní a Hamás y a sus objetivos regionales más amplios —sobre todo, su prolongada hostilidad y amenazas hacia Israel— han ido tomando fuerza, resaltando el consecuente peligro dentro de la dinámica geopolítica regional.
Irán, reiteradamente, ha patrocinado, entrenado y equipado a Hamás durante años. El apoyo de Irán a Hamás desembocó en las atrocidades cometidas por esta organización terrorista en Israel el 7 de Octubre. Irán se mira a sí mismo como el defensor del pueblo palestino. Sin embargo, a medida que crezcan las víctimas civiles palestinas, Irán se verá sometido a una presión cada vez mayor para que cumpla sus amenazas aumentando las apuestas y la expansión del conflicto.
Irán siempre ha buscado la contención de la influencia regional de Israel mientras supuestamente busca defender a los palestinos. Para los iraníes, este objetivo es una causa importante para el mundo árabe y constituye un mecanismo de empuje de su influencia sobre otros Estados árabes mientras contrapesa la influencia de su enemigo sunita, Arabia Saudí. El eje del mal, formado con Siria, encaja muy bien dentro de los objetivos perseguidos por Teherán.
Israel ve claramente la presencia e influencia de Irán en Siria como una amenaza creciente para su seguridad, y con razón. Irán mantiene en la actualidad una amplia distribución de militantes terroristas iraníes y otros apoyados por proximidad por todo el país. Hasta ahora Siria, que considera a Israel su enemigo desde la creación de este último en 1948, ha limitado las acciones militares contra Israel a bombardeos transfronterizos esporádicos e intercambios de morteros y cohetes rutinarios, especialmente en los últimos años.
La alianza Teherán, Damasco y la Declaración de Riad
El presidente sirio, Bashar al-Assad, debe sentirse igualmente complacido. Su alianza con Teherán le permite similarmente, consolidar la sobrevivencia del régimen sirio mientras busca retomar los Altos del Golán y apoyar superficialmente a Hamás en la Franja de Gaza. El restablecimiento de las relaciones entre Hamás y Damasco confiere fuerza al eje de resistencia contra Israel.
El gobierno sirio es en realidad un actor muy débil, pasivo, sin mucha fuerza militar propia, y agotado por más de una década de conflicto armado. El gobierno de Assad solo sobrevivió a la guerra civil gracias al apoyo militar y la intervención de Irán y Rusia.
El presidente sirio, Bashar Assad, estuvo presente en la capital saudí en noviembre de 2023 para asistir a una cumbre especial árabe sobre el conflicto entre Israel-Hamás.
Tras la cumbre de Riad, los Estados participantes —incluyendo a Siria— firmaron una resolución y, en una declaración pública conjunta, pidieron un alto el fuego y el fin del asedio israelí a Gaza, para que pudieran llegar energía, agua, alimentos, medicinas y otros suministros a los palestinos en Gaza. También instaron a la Corte Penal Internacional a investigar los crímenes de guerra y contra la humanidad que Israel haya cometido en los territorios palestinos.
Sin embargo, aparte de eso, no ha desempeñado realmente un papel importante en el conflicto actual. El régimen sirio ha expresado su solidaridad con Gaza y se ha abstenido de escaladas importantes contra Israel. La respuesta del régimen sirio a la guerra de Gaza se ha caracterizado por ser solamente una retórica estridente, ya que no desea asumir riesgos políticos y de seguridad en nombre de Hamás.
Ahora bien, que la protección de los palestinos sea un objetivo primario está por probarse. Es realmente sorprendente que, mientras la Declaración de Riad insta a la Corte Penal Internacional a investigar los crímenes de guerra y contra la humanidad que Israel haya cometido en los territorios palestinos, los peores perpetradores contra los derechos humanos, crímenes de guerra y contra la humanidad, son muchos de los mismos Estados árabes que firmaron la declaración.
Concentrándonos en el eje de la resistencia, por ejemplo, la ONU ha documentado detenciones y encarcelamientos arbitrarios mediante la aplicación de una draconiana ley de ciberdelitos introducida en abril de 2022 en Siria. Dejando a un lado el terremoto del 6 de febrero de 2023, según la ONU, durante el primer semestre de 2023 continuaron en toda Siria violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, en zonas controladas por el gobierno y controladas por agentes no estatales.
La ONU afirma que las violaciones y abusos documentados han sido perpetrados por el gobierno, las autoridades de facto y otros grupos armados en todo el país. Incluyen detenciones arbitrarias, tortura y malos tratos, violencia sexual y de género, desapariciones forzadas y secuestros.
Las fuerzas de seguridad sirias y las milicias afiliadas al gobierno han sido responsables de abusos en todo el país. Las autoridades han confiscado ilegalmente bienes y restringido el acceso de los sirios retornados a sus zonas de origen.
En junio, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU anunció que más de 306,000 civiles murieron en Siria entre el 1 de marzo de 2011 y el 31 de marzo de 2021, periodo durante el que Assad usó sus armas contra el levantamiento prodemocrático de la Primavera Árabe —comenzada en 2011—. Unos 14 millones de personas, la mitad de la población siria, han huido de sus hogares. En agosto, la Red Siria de Derechos Humanos declaró que unas 111,000 personas seguían desaparecidas, la mayoría a manos del gobierno sirio.
Según el último informe del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, las pérdidas humanas en ataques aéreos del gobierno sirio y ruso durante el conflicto, en el que se han empleado bombas de racimo y cohetes contra campos de desplazados en lugares como Idlib, Dar'a, Hama, y Alepo, pueden constituir crímenes de guerra. Los crímenes de guerra y contra la humanidad, incluido el uso de armas químicas, están bien documentados en Siria.
A mediados de 2023, más del 90% de los sirios vivían por debajo del umbral de pobreza, al menos 12 millones —más de la mitad de la población— no tenían acceso a alimentos de calidad o no podían permitírselos, y al menos 15 millones necesitaban algún tipo de ayuda humanitaria para sobrevivir. Más de 600,000 niños sufrían desnutrición crónica. Más de 12 años de guerra han diezmado las infraestructuras y los servicios civiles de Siria, afectando gravemente al acceso a la vivienda, la atención sanitaria, la electricidad, la educación, el transporte público, el agua y el saneamiento.
Sin embargo, el gobierno sirio siguió imponiendo severas restricciones a la entrega de ayuda humanitaria en las zonas de Siria controladas por el gobierno y en otras partes del país, y desviando la ayuda para castigar a quienes expresan su disidencia.
En Irán la situación es igualmente terrible. Organizaciones internacionales como Amnistía Internacional, Human Rights Watch, UN Watch, las autoridades iraníes han demostrado consistentemente su total desprecio por la inviolabilidad de la vida humana y no se detienen ante nada para conservar el poder. El régimen es el responsable de un aumento de las ejecuciones, aplicadas de forma desproporcionada a las minorías, y de oprimir a mujeres y niñas.
Las fuerzas de seguridad han matado ilegalmente a personas, entre ellas niños, mujeres y ancianos, utilizando escopetas, fusiles de asalto, perdigones metálicos y pistolas contra manifestantes, en entornos mayoritariamente pacíficos y a menudo abarrotados de gente. También han herido a centenares más, tras disparar contra manifestantes, transeúntes, etc.
Miles de personas han sido detenidas arbitrariamente y/o procesadas injustamente únicamente por ejercer pacíficamente sus derechos humanos. Las mujeres, las personas LGBTI y las minorías étnicas y religiosas sufren discriminación y la violencia. Las desapariciones forzadas, la tortura y otros malos tratos, incluida la denegación deliberada de atención médica, son generalizadas y sistemáticas. Se han impuesto y ejecutado castigos crueles e inhumanos, como flagelación, amputación y ceguera. Aumentó el uso de la pena de muerte y se reanudaron las ejecuciones públicas. Los juicios seguían siendo sistemáticamente injustos.
Perversión de la justicia universal
Sin embargo y, vergonzosamente, fue miembro, aunque después excluido de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU en 2022. En mayo de 2023, el presidente del Consejo de Derechos Humanos de la ONU nombró a Irán presidente del Foro Social del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. ¿Cómo se puede elevar a este foro a un régimen que golpea, ciega, tortura y viola a las mujeres que exigen sus derechos? ¿Dónde está la lógica? ¿Dónde está la moralidad? Esta es una burla contra el régimen internacional de protección de los derechos humanos, que la misma ONU profesa proteger.
El Consejo de Derechos Humanos ha afirmado que la escala y gravedad de las violaciones cometidas por las autoridades iraníes indica la violación de normas fundamentales del derecho internacional, en particular los crímenes de lesa humanidad como el asesinato, el encarcelamiento, las desapariciones forzadas, la tortura, la violencia sexual y la persecución.
Lo que es vergonzoso y grotesco en todo esto es que los países árabes han perdonado y recompensado a Bashar al-Assad con el acuerdo de permitir la reincorporación de Siria a la Liga Árabe, en mayo de 2023, coartando el ostracismo internacional del país más de una década después de que fuera suspendido del grupo por el uso brutal de la fuerza contra su propio pueblo.
No hay posibilidades de que el presidente sirio se enfrente a la justicia universal por sus crímenes cometidos contra el derecho internacional. Vladimir Putin fue rápidamente acusado por el Tribunal Penal Internacional sobre delitos universales cometidos en Ucrania y está bajo una orden de arresto internacional. Es un prófugo de la justicia universal. ¿Por qué no asimismo Bashar al-Assad si es acusado de cometer crímenes universales graves contra su propio pueblo durante la última década? ¿Por qué no los líderes iraníes?
La impunidad inexplicable en Siria e Irán es una traición para los miles de víctimas de los crímenes de guerra y de lesa humanidad. Asimismo constituye una burla de la justicia universal. La falta de castigo envía la señal de que déspotas como Bashar al-Assad y los líderes iraníes continúen cometiendo estos crímenes universales graves.
Asimismo, es grotesco que Irán y Siria, al igual que muchos miembros de la Liga Árabe, hayan firmado la Declaración de Riad, e insten a la Corte Penal Internacional a investigar los crímenes de guerra y contra la humanidad que Israel haya cometido en los territorios palestinos cuando estos mismos Estados son dos de los peores perpetradores de crímenes universales.
Estas acciones son hipocresía y una perversión de la justicia universal.
Efectivamente, mientras implícitamente aclaman tener un terreno moral muy alto, quieren que la Corte se active en el caso de Israel, usando el lenguaje del derecho internacional como una manera de cubrir sus huellas y negar toda responsabilidad por la comisión de sus mismos crímenes contra el derecho internacional.
Los estándares de cumplimiento de la justicia que demandan para Israel parecen ser diferentes. La declaración rechazó las afirmaciones israelíes de actuar en autodefensa. También demandó que el Consejo de Seguridad de la ONU adopte una resolución decisiva y vinculante que detenga la agresión de Israel. Irán dijo que las naciones islámicas deberían designar al ejército israelí como una organización terrorista y Bashar al-Assad pidió medidas punitivas. El instrumento mantiene silencio sobre el escudaje qatarí para los líderes de Hamás y sin consecuencia alguna.
Si Hamás fue el responsable del ataque terrorista contra Israel el 7 de Octubre, ¿cuál ha sido a agresión cometida por Israel en Gaza? La protección de Hamás por la comisión de atrocidades cometidas contra civiles israelíes, mientras se escuda entre la población palestina inocente en Gaza es moralmente reprensible. Los términos de la justicia han sido falazmente invertidos mientras Hamás es protegido y legitimado en su objetivo de exterminar a judíos y al Estado de Israel.
Además, si Hamás es protegido por los peores perpetradores de crímenes universales, la liberación de los rehenes es tirada por la borda. No existe demanda de la liberación de los rehenes, a pesar de que un acuerdo entre Hamás e Israel sobre los rehenes podría establecer un punto de referencia importante en la desescalada del conflicto actual, ayudando a abrir el camino hacia la distensión, la estabilidad o la seguridad, aunque sea temporal.
Sería ideal alcanzar una paz duradera y sostenible, pero en última instancia es mucho más complicado debido a los objetivos antagónicos de los actores en conflicto. Es necesario combinar la liberación de los rehenes con estrategias de seguridad y el reconocimiento de la existencia de Israel, la población desplazada de Gaza y la reconstrucción de las instituciones gubernamentales legítimas y la infraestructura en Gaza.
Estándares diferentes para los diferentes conflictos
Los medios de comunicación internacionales son parte de los males. Por ejemplo, la BBC se enorgullece de su imparcialidad, pero su negativa a referirse a Hamás como un grupo terrorista, a pesar de que haya sido proscrito como tal por el gobierno británico, y otros, ha enfurecido a muchos. La corporación ha sido acusada de no poder dejar de mostrar su atroz parcialidad contra Israel.
Las manifestaciones de grupos de la sociedad civil y organizaciones no gubernamentales acusan al Estado judío de cometer crímenes universales y demandan un cese al fuego de inmediato. ¡Justo! En las sociedades democráticas todos tenemos este de derecho de manifestarnos pacíficamente, contrario a lo que pasa en el eje del mal y los Estados dictatoriales o autocráticos como Rusia.
El problema es que la intensidad y consistencia de las acusaciones y demandas de las manifestaciones contra el Estado de Israel contrastan con el silencio mantenido en relación con las atrocidades cometidas por los regímenes iraníes, sirio, de Vladimir Putin en Ucrania o en Sudán.
En Sudán, el conflicto devastador y la violencia organizada entre las facciones militares rivales, agudizado desde abril de 2023, unidos al continuo declive económico, han provocado la mayor crisis de desplazados internos del mundo, así como temores sobre el fracaso del Estado, según la ONU.
El sufrimiento es épico. Cerca de 25 millones de personas hasta 2024 —de las cuales más de 14 millones son niños— necesitan ayuda humanitaria. Más de 8 millones de personas —alrededor del 15% de la población total del país— han huido de sus hogares desde que comenzó el conflicto, buscando refugio dentro de Sudán o en los países vecinos como la República Centroafricana, Chad, Egipto, Etiopía y Sudán del Sur. Esta vicisitud convierte a Sudán al país con la mayor crisis de desplazados del mundo. Las mujeres constituyen el 69% de los desplazados internos, incluidos los que se encuentran en zonas de guerra.
Afirma la ONU que, es hora de silenciar las armas porque el conflicto y los altos niveles de inseguridad, incluyendo la inseguridad alimentaria aguda, el aumento del hambre, las enfermedades y los desplazamientos amenazan con consumir todo el país.
En contraste, las manifestaciones públicas de la sociedad civil contra Israel están llenas de furia y son incesantes; no contra Hamás; ¿dónde estaban, o están, estas mismas manifestaciones contra Siria, Irán, Sudan o Yemen donde se mataban, y continúan matando a civiles en masa? ¿Dónde están las protestas en recintos de muchas universidades causadas por la pérdida de vidas inocentes en estos y otros conflictos? ¿Por qué tanta furia contra Israel en su guerra contra Hamás? ¿Dónde están las enérgicas demandas contra Hamás para que libere a los rehenes y renuncie a su objetivo de exterminar a Israel, consagrado en su carta constitucional de 1988?
La pérdida de vidas palestinas inocentes es tan trágica como la pérdida de vidas inocentes en Siria, Irán Sudan, Yemen e Israel. Sin embargo, el silencio para las pérdidas humanas en estos últimos países es asombrosa.
La muerte de civiles inocentes en Siria, Irán, Sudan no parecen evocar los mismas convulsiones de indignación moral y respuesta con las que se trata al Estado judío en su guerra contra Hamás. Hamás —y la Yihad Islámica Palestina— mató a muchos civiles israelíes, incluidos bebés y ancianos, violó a mujeres y secuestró a unas 250 personas inocentes durante las atrocidades cometidas ataque del 7 de Octubre.
La pérdida de vidas inocentes siempre es trágica, sin importar en qué conflicto hayan sucedido. El problema es el silencio selectivo, la discriminación, la respuesta y los diferentes estándares con que se aproximan las conflagraciones. Estos elementos perpetúan percepciones parcializadas de la realidad y alimentan actitudes negativas hacia ciertos grupos dentro de las sociedades.
Dejando a un lado las críticas al gobierno de coalición de Benjamín Netanyahu, ningún país en la historia de los asuntos internacionales ha tenido que enfrentarse al tipo de críticas deslegitimadoras y menosprecio que Israel afronta diariamente. Nada de lo que hace Israel está bien. En el caso del presente conflicto entre Israel y Hamás, a Israel se le aplica un estándar muy diferente. Sabemos que la crítica legitima a Israel es aceptable de la misma manera que podemos criticar a otros países. Sin embargo, ¿por qué este trato diferenciado hacia Israel?
¿Es antisemitismo?
A falta de otra explicación racional, es posible. La discriminación, intimidación, acoso, vandalismo o violencia antisemitas aumentan mundialmente, desde los atentados del 7 de Octubre de Hamás contra Israel; el 79% de los casos no son reportados. Según la Liga Antidifamación, el antisemitismo se ha disparado en Estados Unidos. En las manifestaciones, los casos han incluido retórica antisemita, expresiones de apoyo al terrorismo contra el Estado de Israel y/o antisionismo.
El aumento del antisemitismo en el Reino Unido ha sido de un 589% en comparación con el mismo periodo de 2022. Los tipos de incidentes registrados incluyen agresiones, daños y profanación de bienes judíos, amenazas, y comportamiento abusivo.
Los actos antisemitas se han disparado en Francia desde el 7 de Octubre. El aumento de incidentes antisemitas en toda Europa ha alcanzado niveles extraordinarios que recuerdan a algunos de los momentos más oscuros de la historia.
Todos deseamos la paz. La forma de lograrla no es pervirtiendo la justicia universal. Tampoco perpetuando actitudes negativas y percepciones distorsionadas de la realidad. Es una responsabilidad compartida con la que todos debemos estar comprometidos.