Tengo el agrado de dirigirme a ustedes para saludarles en la grata ocasión de referirme al nuevo libro escrito por Fernando Araya sobre la vida y el pensamiento de Antonio Álvarez Desanti.
A Antonio lo conozco desde muy temprana edad como amigo de mi familia de toda la vida y luego también le fui observando sus pasos en sus diferentes facetas existenciales. De modo que, cuando me sugirieron ofrecer unas palabras sobre su autobiografía, decidí aceptar con mucho gusto como se acepta hablar de un amigo muy cercano.
Además, desde mi condición de politólogo y de analista político les puedo decir que su vida, su pensamiento y sobre todos sus acciones son dignas de estudio como caso de ascenso social, circulación de las élites y de nuevos liderazgos en una Costa Rica tradicionalmente democrática pero al mismo tiempo muy elitista, con algunas excepciones. Antonio es una de esas excepciones.
El sociólogo italiano Gaetano Mosca habría estado encantado de estudiar el caso de Antonio como un referente de circulación de las élites, es decir de una clase política que se nutre de los mejores cuadros que emergen de las clases sociales medias y bajas. Para Mosca era mejor un sistema político que se alimentaba y se renovaba con personajes políticos ascendentes que venían desde abajo en vez de los sistemas totalmente conservadores que bloqueaban ese ascenso y terminaban abriendo las puertas a procesos revolucionarios o golpes de Estado en los que los de abajo desplazan por la fuerza y la violencia a los de arriba. Antonio demuestra que en Costa Rica aún es posible la circulación de las élites y el ascenso de nuevos líderes políticos.
He leído con mucho interés el libro desde la primera hasta la última página y me parece un retrato muy bien logrado de lo que ha sido la vida y el pensamiento de Antonio Álvarez Desanti. Como escribió Fernando Araya en la obra «se identifican las líneas maestras de su trayectoria familiar, empresarial y política».
No voy a repetir todos los detalles de la vida de Antonio porque para eso se escribió el libro y no deseo ser repetitivo. Más bien invito a la lectura para disfrutar de la excelente obra. Una vez más, Fernando Araya nos aporta un texto de gran calidad sobre biografías de políticos costarricenses.
Pero si me gustaría destacar algunos puntos que me interesaron mucho y compartir ciertas apreciaciones muy personales sobre la trayectoria de Antonio. Aclarando que mi punto de vista es desde afuera de los partidos políticos, como un politólogo outsider.
Antonio ha sido y es sobre todo un empresario, político, abogado y hombre de familia costarricense que se ha destacado desde muy joven por su liderazgo democrático y de centro, constructor de acuerdos y consensos en los ámbitos público y privado.
Yo diría que Antonio es un socialdemócrata renovado y abierto al diálogo y a los intercambios con otras visiones diferentes a la suya sobre la economía, la política y la sociedad.
Me agradó la lectura del capítulo sobre sus raíces en el barrio Vasconia en el seno de una familia trabajadora de clase social media. Y también sus primeras influencias intelectuales de su padre, su madre, de San José de Calasanz y de Rodolfo Cerdas Cruz. En ese sentido tiene raíces católicas, de clase media y una buena dosis de izquierda política.
Su rebeldía propia de la adolescencia y sus búsquedas humanistas de un mundo mejor le llevaron a un acercamiento con las ideas del Frente Popular Costarricense de Cerdas. Sin embargo, muy pronto madura sus anhelos y se liga a la Juventud liberacionista y al mismo Partido Liberación Nacional donde, desde muy joven, se revela como líder político al ganar y ejercer con buen suceso la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica. (FEUCR) Parece que fue Daniel Oduber el que le convenció muy temprano de cambiar sus banderas desde la «revolución imposible» del Frente Popular a la «revolución posible» de una socialdemocracia. Y desde entonces su vida adulta ha transcurrido primordialmente en Liberación Nacional, con una breve interrupción experimental que ya para los analistas no es tan significativa.
Otro de los aspectos verdaderamente esenciales de la trayectoria de Antonio es su faceta empresarial que se expresó desde su tiempo de estudiante en la Universidad de Costa Rica. Y allí también la vida de Antonio se cruza, se encuentra con la joven Nuria Marín Raventós. Y aquí mi presentación se topa con una bifurcación y es que la sola vida de doña Nuria Marín ya por sí sola merece otro libro dada la cantidad de estudios, cargos, logros y éxitos que la han distinguido. Ya llegará el momento de que alguien escriba ese otro libro.
Con gran atino el autor de esta biografía tituló todo un capítulo como: «Los Álvarez-Marín, una familia empresaria». Y es que, efectivamente, Antonio y Nuria estuvieron unidos en la vida y en los negocios. Empezaron con otros productos, pero fue con el negocio bananero que alcanzaron su punto empresarial más alto. Como escribió acertadamente el escritor Fernando Araya:
Antonio Álvarez Desanti y Nuria Marín Raventós son una pareja de empresarios que parecen nacidos para trabajar juntos, que llevan casi cuarenta años inmersos en los negocios con un éxito inusitado basado en la buena comunicación, pero, principalmente en el respeto mutuo por las capacidades de cada uno.
El otro aspecto de Antonio que me permito subrayar apenas, porque es de todos conocido, es su carrera como líder político, capaz de ir ocupando y desempeñando con éxito diferentes cargos públicos. No voy a referirme a todos sus cargos ocupados. Nada más recuerdo que fue presidente ejecutivo de FERTICA y presidente ejecutivo del Consejo Nacional de Producción. Asimismo, ministro de Agricultura y ministro de Gobernación en el gobierno de don Óscar Arias. Por otra parte, fue diputado y presidente de la Asamblea Legislativa en dos ocasiones. Y luego también candidato a la presidencia de la república. En todos los cargos se distinguió por su moderación, su capacidad de dialogo, su respeto irrestricto a la Constitución Política, a las leyes y a las instituciones democráticas, así como por su vocación de servicio público y por la cantidad y calidad de proyectos impulsados y promovidos.
Hablando yo como politólogo y como analista político, para mí es evidente, público y notorio que en la carrera de servicio público de Antonio el paso siguiente es la presidencia de la república. Desde hace un buen tiempo noto que Antonio es objetivamente «presidenciable».
Uno de los momentos de su vida que me pareció más interesante fue la experiencia de los Álvarez Marín como estudiantes de posgrados en la Universidad de Harvard en Massachusetts, Estados Unidos. Ya sabemos que Antonio y Nuria habían estudiado Derecho en la Universidad de Costa Rica. Ahora, en Harvard, Antonio llevó un posgrado especializado en Derecho Tributario y Finanzas Públicas, mientras que Nuria se especializó en Política Internacional. Harvard es no sólo una de las universidades mejor calificadas en el mundo, tal vez la número uno, sino también es la más selecta universidad de la intelligentsia socialdemócrata de los Estados Unidos, y también de destacados latinoamericanos. Una de las ventajas de Harvard es que les brinda a los estudiantes una visión más renovada y actualizada de los nuevos escenarios internacionales después del fin de la Guerra Fría. Y los saca de esquemas mentales que eran predominante estos tiempos y durante el ascenso de la Unión Soviética de entonces.
Incluso en la grata experiencia de Harvard, ellos se hicieron acompañar por dos niñas pequeñas, confirmando una vez más la vocación familiar de los Álvarez-Marín. Este es otro rasgo de Antonio digno de mencionarse: ha sido un hombre de familia y de valores familiares.
En cuanto al pensamiento político y social de Antonio Álvarez me permito retomar textualmente un par de párrafos escritos por Fernando Araya en la autobiografía. Veamos:
Álvarez Desanti se sitúa en el punto medio, como una opción de centro, equidistante respecto a los extremismos del estatismo centralista y autoritario y del economicismo de mercado característico del anarco- capitalismo.
Y agrega Fernando Araya:
Antonio puede ser calificado como un político de centro con capacidad para asumir posiciones de centro/izquierda o de centro/derecha según las circunstancias.
Así también, se puede resumir el pensamiento económico y social de Antonio como «asociado al reformismo social y de centro costarricense en su modalidad socialdemócrata».
Por otra parte, Antonio es un político pragmático, constructor de acuerdos y de consensos basados en objetivos programáticos que se propone renovar y reinventar al Partido Liberación Nacional y construir alianzas sociales y políticas que le permitan acceder nuevamente al gobierno.
Como ha dicho Antonio, sin esas nuevas alianzas políticas y sociales, no es viable pensar en una futura victoria electoral y mucho menos en un partido capaz de responder a las exigencias de cambio social que demandan los costarricenses.
En fin, que el futuro político de Antonio depende de una reinvención y renovación de su partido y, a la vez, de la construcción de acuerdos y consensos tendientes a la conformación de una nueva alianza de fuerzas políticas y sociales con el interés de Costa Rica por delante.
En ese camino costarricense de reinvenciones y de alianzas hacia el futuro le deseo al querido amigo Antonio los mayores éxitos.
Y a la familia de los Álvarez Marín les deseo todo lo mejor en sus vidas privadas y de servicio público. Que Dios derrame sobre ellos una lluvia de bendiciones.