Este volumen, La Primavera, busca restituir las profundas transformaciones sociales puestas en marcha entre noviembre de 1970 y julio de 1971, sin precedente en la historia de Chile ni en la de América Latina.
El «Gobierno Popular» aumenta significativamente los ingresos más bajos; inicia la construcción del «Área Social» nacionalizando el acero, el carbón, el salitre, algunas empresas, prácticamente todos los bancos, y las cinco grandes minas de cobre, la gran riqueza nacional, esta última con el voto unánime del Parlamento. Da un fuerte impulso a la construcción de viviendas, reduciendo la cesantía. En el campo acelera la Reforma Agraria. Modifica el plan de construcción del Metro de Santiago priorizando la Línea 2, que atiende sectores populares. Disuelve el Grupo Móvil encargado de reprimir manifestaciones y da orden a Carabineros de no disparar salvo necesidad absoluta. En política internacional se posiciona como «no alineado» y establece relaciones con 20 países, Cuba, China y Nigeria, entre ellos, sin romper con nadie.
La paga más alta en la función pública es limitada a 20 sueldos vitales y no se colocan la onerosa foto oficial del presidente en oficinas públicas. Todos los militantes encarcelados o en la clandestinidad son rápidamente indultados. El Poder Ejecutivo se instala en Valparaíso por dos meses y el ministerio de Agricultura en Temuco, como gestos de descentralización.
Entre estas realizaciones, una de las más emblemática es la distribución incondicional de medio litro de leche diario a cada menor de 15 años, lo que baja la mortalidad infantil. A continuación, les ofrecemos el pasaje del volumen 3 de la Historia de la Unidad Popular que trata este tema.
El emblemático medio litro de leche
Alimentar mejor a la niñez es un objetivo inaplazable en un país donde 80 bebés sobre 1.000 mueren antes de cumplir un año, principalmente a causa de la desnutrición, lo que suma 25 mil cada año. Es el objetivo de la Medida 15: «Aseguraremos medio litro de leche diaria como ración a todos los niños de Chile» diseñado como un beneficio universal, sin distinción entre los beneficiarios.
El proyecto tiene una historia: la distribución de leche a menores existe desde 1927; fue incorporada al Seguro Obrero en los años 1930 y al Servicio Nacional de Salud en 1952. En los años 1960 se distribuyeron, en promedio, 15,9 mil toneladas anuales en los consultorios. Es algo, pero insuficiente. La desnutrición y la mortalidad infantil siguen siendo una realidad atroz y violenta, a la que se refirió Allende en 1939 en La realidad médico-social chilena. En 1970 recuerda que «hay 600 mil niños con menor capacidad intelectual porque no recibieron suficientes proteínas durante sus primeros meses de existencia». Una verdadera urgencia.1
En materia de salud, la UP refuerza el Servicio Nacional de Salud (SNS) que queda a cargo de dos programas. El Programa de Extensión de Servicios Materno Infantil destinado al perfeccionamiento de los hospitales regionales, anticonceptivos, e investigación y becas, financiado con U$4 millones. El segundo es la atención integral en salud materno-infantil con un financiamiento de U$12 millones.
A fines de noviembre de 1970, el ministro de la Salud Oscar Jiménez anuncia el audaz plan de distribución de 48 millones de litros de leche para dar «una solución definitiva al problema de la desnutrición infantil».2
El emblemático Programa Nacional de Leche comienza a funcionar el 4 de enero de 1971, el día de la instalación del Gobierno en Valparaíso. Consiste en proporcionar medio litro de leche cotidiano a todos los menores de 15 años (unos 3,8 millones), a las embarazadas y nodrizas. Para eso requiere 48 mil toneladas de leche en polvo que corresponden a 48 millones de litros de leche líquida. La implementación es atribuida a una pequeña estructura del ministerio de Salud, de unos 30 funcionarios, relata Hugo Unda Díaz, médico veterinario especialista en salud pública, uno de los organizadores del programa.
La distribución se organiza a través de dos grandes redes. Los niños de 8 a 15 años reciben la leche en las escuelas vía la Junta de Auxilio Escolar y Becas (JUNAEB), con ayuda del Ejército, Marina, Aviación, Carabineros e Investigaciones, que cumplen muy bien. Los menores de 7 años, embarazadas y nodrizas, obtienen su leche en los consultorios de atención SNS en todo el país. Lo dirige desde enero el Dr. Sergio Infante Roldán (el «chico» Infante), de 36 años, quien se ocupa de la atención médica y de la protección de la salud. La Oficina de Nutrición, a cargo del Dr. Giorgio Solimano, se encarga de la distribución de la leche. Su presupuesto es aumentado de E°300 millones. En paralelo el SNS organiza una campaña de información por radio y televisión.
El primer desafío es encontrar 36 mil toneladas de leche en 60 días e importar 48 mil toneladas en 1971. La producción nacional se limita a 12 mil toneladas, incluyendo la destinada a queso, mantequilla y otros. El equipo estudia la producción chilena planta por planta. Les propone comprar un porcentaje del orden de 10% a 15%. Algunos cumplen solo con una parte y otros optan por no vender pues les parece inaudito que el Estado fije una cuota de producción a la empresa privada. Productores chilenos, como CALO (Cooperativa agrícola y lechera de Osorno), no proporcionan la leche en polvo necesaria, o solo en muy pequeñas cantidades.
El Gobierno encuentra leche en Holanda, Australia y Nueva Zelanda. Resuelve pedirla con 16% de materia grasa (y no con 34% que contiene la leche completa), para evitar la obesidad. Llega en sacos de 25 kilos. Se hace necesario localizar muelles aptos o equiparlos, ya que en Valparaíso no hay bodegas que cumplan con los requisitos, y adquirir la maquinaria para envasar la leche. En hospitales y consultorios se habilita una bodega en condiciones sanitarias de almacenar la leche.
Para llegar a toda la población, se forma una estructura en cada una de las trece regiones de salud conformada por autoridades de la salud, nutricionistas, matronas y médicos. El sistema de distribución del SNS consigue llegar a prácticamente todas partes. La leche se entrega una vez al mes a través de la atención primaria, a la que concurren las madres para controlar la salud de sus hijos. Reciben una, dos o tres bolsas de leche en polvo, según las necesidades de la familia. Si la madre no se presenta, se la va a buscar. Con la mística que da la certeza de estar haciendo algo grande, auxiliares, matronas, enfermeras de los consultorios, consiguen hacerla llegar hasta el más recóndito de los pueblos. En 1971 reciben el «medio litro» diario un poco más de tres millones de niños, el 96% de lo programado.
Los efectos son inmediatos. Estudios de la socióloga María Eugenia Hirmas y del Dr. Eduardo Atalah Samur establecen una baja de la mortalidad infantil. Al iniciar el programa en enero de 1970, 60% de los menores ingresados al hospital Sótero del Río manifiestan algún grado de desnutrición; en junio solo un 12% presenta esta falencia.3 Ese año la mortalidad infantil baja de 77,8 a 70,5 por mil.
En 1972, durante la huelga de los camioneros, serán a menudo los estudiantes de enfermería, obstetricia y medicina, los que, con fervor, descargarán barcos y colocarán los sacos en camiones, a veces militares, para distribuirlos por el país.
El costo global del programa será del orden de U$54 millones anuales en compra de leche, costes de distribución y de funcionarios. Los últimos meses del gobierno, en 1973, se adquirieron 13 camiones, uno para cada región. Ese año se efectuará un estudio para distribuir harina de garbanzo junto con la leche, ya que tiene un gran poder nutritivo y contiene las diarreas, entonces abundantes.
Aparecen en la prensa de oposición críticas afirmando que demasiada leche provoca diarreas y que esta leche no es muy nutritiva. El Mercurio titula Informe técnico: Cifras delatan déficit y mala calidad de la leche citando un informe de la Federación de cooperativas lecheras que afirma que la leche importada proviene de stocks acumulados en Estados Unidos y en Europa que «tienen bastante tiempo de almacenaje». 4 En varios medios aparece la «noticia» que los desposeídos utilizaban la leche para rayar las canchas de futbol de la población, por ignorancia. Aún si fuera cierto, –opina Hugo Unda– la leche alcanzaba, aún si se malgasta una o dos toneladas.
En octubre, el pediatra Fernando Monckeberg critica el Programa con el argumento que entregar leche gratuitamente desplaza la alimentación de la madre (deja de amamantar). Desde hace 15 años –dice– Chile tiene un programa de distribución de leche para los menores de un año y la mortalidad infantil no ha disminuido. Conclusión: es mejor utilizar en otra cosa el dinero destinado a comprar leche.
Los doctores Giorgio Solimano jefe de la sección nutrición del SNS y María Angélica Tagle, asesora técnica, responden que la lactancia natural ha ido disminuyendo para estabilizarse en tres meses y el SNS busca que se prolongue hasta seis. Muestra una cartilla que recomienda «Señora, la leche materna es el mejor alimento para su hijo» y, para incrementarla, el programa del medio litro incluye a las madres que amamantan.5
La dictadura suprimirá la distribución a los mayores de 7 años, pero la mantendrá a los menores, en los consultorios. Continúa hasta hoy, incluyendo a adultos mayores.6
Ese año 1971 hay también tres esfuerzos importantes en materia de salud: vacunas, la formación de más personal y la compra de medicamentos a mejores precios. Se organiza un programa de vacunas contra diarreas de verano y neumonías. Cuando se detecta un brote de poliomielitis se vacuna en pocos días el 85% de la población a riesgo. No se espera que la «población susceptible» llegue a vacunarse; la política es ir a buscarla, movilizando miles de voluntarios. Esas campañas modifican de forma estructural el «perfil epidemiológico» de la población, según el Dr. Carlos Molina, subsecretario de Salud, ya que disminuyen fuertemente las muertes por cólera, hepatitis, diarrea, tifus, y meningitis.
La Facultad de Medicina de la U de Chile, dirigida por el decano Alfredo Jadresic, abre estudios de medicina en Antofagasta y Temuco y de enfermería en Chillán y Punta Arenas (en la sede de la U Técnica). La matrícula en medicina pasa de 160 en 1968 a 370 en 1972; la de enfermería de 100 a 450 en el mismo período. El Consejo Normativo acuerda crear cinco vacantes para trabajadores por carrera, casi todos becados. También crea carreras vespertinas de la salud: 50 para estudiantes de medicina, 200 de enfermería, 30 de técnicos médicos y 100 de higiene ambiental.7
El comercio internacional de medicamentos es entonces poco conocido en Chile. En el Banco Central, uno de los raros lugares donde algo se sabe, se descubre que el laboratorio Roche en Basilea factura a U$50 el kilo de materias primas para fabricar medicamentos, cuando en otros mercados el mismo kilo se vende a U$2. Para detectar los mejores precios y desarrollar la industria farmacéutica del Estado se constituye una coordinación entre el ministerio de Salud y la Corfo.
Por último, en el marco de la democratización del SNS, el 1ro de septiembre, Allende firma el decreto 602 que crea los Consejos Locales de Salud, lugar de encuentro de las organizaciones en un área, hospital o consultorio, para «examinar y proponer soluciones a los problemas de salud». Su organismo ejecutivo, el Consejo Paritario, reúne semanalmente a seis funcionarios de la salud y a seis representantes de la población electos en sus organizaciones. En septiembre 1973 habrá unos 400 consejos funcionando.8
Notas
1 Textos de Salvador Allende (1971), Biblioteca Clodomiro Almeyda, 15; 18.
2 El Mercurio, 23/11/1970; 20/12/1970.
3 «Medio Litro de Leche» para todos los chilenos: la historia de una política pública que se extiende por más de cuatro décadas, (2019). Felipe Ramírez, Prensa Universidad de Chile.
4 El Mercurio, 7/1/1971.
5 Ercilla, 6/10/1971 y 13/10/1971.
6 Juan Carlos Concha; Patricio Hevia y Carlos Molina 91-93, in Milos Pedro (Ed), 2013, Chile 1971. El primer año de Gobierno de la Unidad Popular, Ed UAH, 68; 76-84; Entrevista a Hugo Unda, 24/3/2016.
7 Jadresic Alfredo, 2007. Historia de Chile en la vida de un médico. Ed. Catalonia, 280-281.
8 Juan Carlos Concha; Patricio Hevia y Carlos Molina 91-93, in Milos Pedro (Ed), 2013. Chile 1971 El primer año de Gobierno de la Unidad Popular. Ed UAH, 68; 76-84.