En el ajetreado mundo del arte contemporáneo Thierry Ehrmann, presidente y fundador de Artprice, lanzó una afirmación: las estrellas emergentes del arte contemporáneo podrían superar en valor a los grandes maestros en cuestión de años. Esta hipótesis, inicialmente recibida con escepticismo, ha tomado un giro sorprendente a medida que el arte contemporáneo se ha ido convirtiendo en uno de los principales motores del mercado del arte.
A continuación, una serie de datos que respaldan lo escrito anteriormente: En el año 2000, las subastas de arte contemporáneo generaron una facturación de 90 millones de dólares. Sin embargo, el año 2022 reveló un asombroso salto cuantitativo, alcanzando la estratosférica cifra de 2.700 millones de dólares. Este impulso exponencial no solo es una señal de la transformación de la escena artística, sino también del emergente protagonismo de los artistas ultra contemporáneos y, a qué nos referimos con artistas ultra contemporáneos, pues son aquellos jóvenes creadores menores de 40 años que han irrumpido en la vanguardia del mercado del arte global.
Un fenómeno revelador de este cambio es el crecimiento acelerado de la comercialización de las obras de arte ultra contemporáneo mediante los diferentes actores que componen el mercado. Tomemos como ejemplo el caso de la obra Mickael Jackson y Bubbles de Koons, vendido en 2001. Desde entonces, el número de artistas ultra contemporáneos cuyas obras han sido subastadas se ha multiplicado por cinco acompañado por un aumento de ingresos impresionante.
La evolución de estos artistas no se reduce a una simple progresión, sino que va acompañada de una evolución que comprende momentos cruciales en la facturación de las obras. En 2008, el mercado presenció una recaudación de 188 millones de dólares, impulsada por talentos como Banksy, Cecily Brown, Jenny Saville e I Nyoman Masriadi. En 2014, la cifra se mantuvo elevada, con nombres como Dan Colen, Adrian Ghenie, Tauba Auerbach, Joe Bradley y Aili Jia elevando la facturación entre 1,5 y 3 millones de dólares.
Pero el punto culminante llegó en 2021, con un aumento a 293 millones de dólares. Artistas como Matthew Wong (1984), Avery Singer (1987), Amoako Boafo (1984) y Flora Yukhnovich (1990) lideraron esta escalada, vendiendo sus obras entre 2 y 5 millones de dólares dentro de las grandes casas subastas. El primer semestre de 2022 presenció un hito aún mayor, superando los resultados combinados de 2008 y 2014 en tan solo seis meses. Destacó Matthew Wong, con ventas por 21 millones de dólares, incluyendo un récord de subasta de 5,9 millones por su obra The Night Watcher.
Este éxito, en parte atribuido al trágico fallecimiento de Wong a los 35 años en 2019, catapultó su estatus artístico y lo conectó con el legado de figuras como Basquiat. Cabe mencionar que, en la lista de los 10 artistas más prominentes menores de 40 años, las mujeres dominan marcando, cada vez más, una merecida paridad en el ámbito ultra contemporáneo.
Nombres como Avery Singer, Christina Quarles, Lynette Yiadom-Boakye y Flora Yukhnovich se alzan en esta clasificación, exhibiendo un talento que trasciende las diferencias de género. Estos jóvenes creadores están alterando el panorama del arte contemporáneo con su creatividad y enfoque fresco, mientras que la accesibilidad y la diversidad en el ámbito artístico contemporáneo también están desempeñando un papel crucial.
Las redes sociales han emergido como un poderoso vehículo para estos artistas emergentes, permitiéndoles alcanzar audiencias globales y conectarse con una nueva generación de coleccionistas jóvenes. Este fenómeno, sumado al creciente interés en el arte contemporáneo y ultra contemporáneo, señala una tendencia duradera en el mundo del arte. Los expertos concuerdan en que esta evolución refleja la vitalidad y complejidad de la sociedad actual, y su impacto es innegable.
El arte ultra contemporáneo no solo está definiendo la conversación artística del siglo XXI, sino también planteando preguntas fundamentales sobre identidad, perspectiva y la intersección entre lo tangible y lo conceptual. A medida que estos jóvenes talentos siguen traspasando límites y desafiando convenciones, el mercado del arte se prepara para una nueva era de creatividad y exploración que promete marcar un hito en la historia cultural. El futuro dirá si estos artistas seguirán consagrándose en el mercado, pero lo que ya es evidente es que están dejando una profunda huella en el lienzo cambiante de la sociedad contemporánea.