El pasado 13 de agosto en las elecciones primarias (PASO) de mucho mayor importancia que elegir los candidatos dentro de cada uno de los partidos, Javier Milei el candidato de la ultraderecha con rasgos de fascismo obtuvo la primera minoría con el 30.4% de los votos triunfando en 15 provincias y en algunos reductos históricos del peronismo, como Córdoba, Santa Fe y nada menos que Santa Cruz, la roca fuerte del kirchnerismo.
¿Es fascista Javier Milei? Además de defender la venta de órganos e incluso de personas y como si eso fuera poco, arremete con furia contra «la ideología de género, los pueblos originarios, el lenguaje inclusivo y la agenda ecologista que persiguen destruir los valores de la sociedad» y en su fórmula incluye a la abogada ultraderechista y negacionista de la dictadura Victoria Villarruel.
Sus propuestas tienen un centro muy claro, contra la casta política y su corrupción endémica, por la dolarización y la liberalización total del país, incluyendo la desaparición del Banco Central, la autoridad reguladora de la política cambiaria y monetaria de Argentina.
Su gran resultado electoral, donde no competía contra ningún otro candidato en la interna, y desmintiendo de manera escandalosa a todas las encuestadoras, todas, y a los analistas y la subestimación absoluta de los medios de prensa, es una redición de que «se vayan todos» los políticos, del año 2001, durante la crisis bancaria y económica de Argentina, que posteriormente dio nacimiento al Kirchnerismo.
Sus propuestas económicas y sociales tienen serias contradicciones dentro de su propio electorado: Una encuesta de la consultora Delfos (con todas las dudas multiplicadas sobre las consultoras) realizada en mayo entre los votantes de Milei revela que apenas el 25% apoya la propuesta de privatizar YPF o Aerolíneas Argentinas; la eliminación de los subsidios a las tarifas de energía, otro 25%; la dolarización, un 30%; y su planteamiento de libre portación de armas, apenas un 16%. Más aún, apenas un 50% de quienes afirman ser votantes suyos considera que deben ser eliminados los llamados planes sociales, las sumas que se pagan a los desocupados (que exigen una contraprestación laboral) y que son considerados por los analistas políticos el principal blanco del odio de los votantes derechistas. Es decir, la inmensa mayoría de sus votantes estaría en desacuerdo con las medidas que promueve. ¿Cómo se explica semejante contradicción?
Las barbaridades sobre el derecho de cada uno de vender sus órganos e incluso sus hijos, fue totalmente subestimada por la prensa y pasó relativamente desapercibida, incluso sus adversarios decidieron sobrevolar esas barbaridades. Y aquí estamos, con el 30.4% de los votos para Milei.
No hay dudas que el divorcio entre la ciudadanía argentina y los políticos ha ido creciendo de la mano del fracaso sumado a lo largo diversos gobiernos: De la Rúa (Radical), el último gobierno de Cristina Kirchner (Peronismo kirchnerista), Mauricio Macri (Juntos por el Cambio) y ahora Alberto Fernández, nuevamente kirchnerismo. Fracasos sumados que colocaron a la Argentina en un ciclo de crisis sobre crisis, con indicadores totalmente negativos en la producción, el empleo, el nivel de vida de sus habitantes, la pobreza del 44% de su población, la desocupación y una fractura social cada día más profunda, en particular entre los niños y adolescentes, el precio desenfrenado del dólar que supera los 600 pesos y la inflación con más del 120% anual.
La batalla hacia el mes de octubre, las elecciones nacionales serán inéditas, también en la coalición opositora, Juntos x el Cambio, triunfó su candidata más de derecha y trashumante, Patricia Bullrich (de familia de los patricios argentinos, montonera, menemista, macrista y ahora la «dura» de su sector que derrotó ampliamente al alcalde de la Capital Federal, Horacio Rodríguez Larreta, la versión dialoguista y centrista de la coalición. En la PASO votó el 70%, el 30% de los que se abstuvieron serán uno de los centros de la batalla y el otro centro son los opositores claros y firmes al kirchnerismo.
El rechazo al candidato del oficialismo, Sergio Massa, fue de 2 a 1 en las PASO y es claro que ese botín electoral de sacar al kirchnerismo del poder será un centro de la batalla hacia octubre. Luego vendrá otra historia: el balotaje. Prácticamente seguro Milei estará en ese balotaje, pero del otro lado es una gran duda, con un solo punto de diferencia entre Bullrich y Massa. Para ganar en primera vuelta en Argentina se necesita el 45% de los votos y sacarle una diferencia de por lo menos el 10% al segundo más votado. Difícil.
El discurso de Milei luego del triunfo fue una reiteración muy clara de su batalla contra la casta política y contra el kirchnerismo. No tiene muchas chances de cambiar, por otro lado, la Bullrich incluso felicitó a Milei por su excelente votación… ¿Será un adelanto de su campaña y, si es así, de donde piensa sacar los votos necesarios para entrar en el balotaje y desenvolverse en la morsa Milei-oficialismo?
El candidato de la ultraderecha fue subiendo a la cresta electoral, con una serie de gentiles y generosos reportajes en los grandes medios de comunicación que se convirtieron en su plataforma electoral fundamental, cuando los grandes operadores y analistas se dieron cuenta ya era tarde, su discurso estaba fuertemente instalado, e incluso sus denuncias de que lo querían acallar y aislar jugó un papel importante para reforzar su denuncia de la casta corrupta de la política tradicional argentina.
Ahora que una parte de los dirigentes políticos e incluso sindicales y empresariales ya no pueden ir a golpear a la puerta de los cuarteles para solicitar un golpe de estado, que fue parte fundamental de la historia argentina por varias décadas, y cuando se cumplen los 40 años del retorno a la democracia, surge un discurso ultraderechista, antisistema que interpela el descredito y hasta el odio de los argentinos por los políticos.
La enorme fosa que separa al poder, a los políticos y sindicalistas, del resto de los argentinos se ha ido profundizando y ensanchando y ahora surgió un candidato que la está aprovechando para desplazarlos del poder e instalar una enorme incógnita sobre el futuro de Argentina. Más grande de la que ya tenemos.