Nació En 1935, en Taktser, al norte del Tíbet; actualmente tiene 87 años. Los tibetanos creen que es una reencarnación de los anteriores 13 Lamas, el 14. En realidad, desde el punto de vista religioso no se le considera un dios, sino un maestro espiritual y temporal.
Comenzó su educación en un monasterio a los 6 años, teniendo a dos monjes superiores como tutores. A la edad de 15 años fue escogido como la cabeza de la nación del Tíbet. En el budismo tibetano hay devoción para un Brahma, pero este no es considerado eterno.
Pero, hubo una invasión del Tíbet por China que consideraba que esa región era parte de su territorio. El Dalái Lama fue personalmente con una delegación a conversar con Mao Zedong, en septiembre de 1954 para una pacífica liberación del Tíbet, pero no llegaron a un acuerdo.
En 1959 viviendo en su país ocupado, lo pusieron en alerta de que lo asesinarían y huyó hacia la India; se instaló en una región agrícola denominada Dharamsala al norte de ese país en las estribaciones del Himalaya, donde fundó un pueblo y vive con sus monjes y miles de compatriotas exilados, gracias a que, el primer ministro y líder de la India, Nehru, en ese tiempo le permitió lo anterior; formó luego un gobierno en el exilio donde a los niños y jóvenes se les enseñan las tradiciones de ellos.
China le propuso un acuerdo en 1988 que el Dalái rechazó pues no les convenía, él señalaba que la democracia que se ofrecía (y que no practicaba China), no tenía ninguna seguridad de lograrse estando invadidos por el ejército de China; además, los obligaban a abandonar la religión y costumbres de su pueblo.
Los chinos por su lado lo criticaban por no aceptar el acuerdo, que se establecía en común con ellos, pues daría lugar un Tíbet democrático, y el Dalái insistía en que fuera teocrático, como lo era antes de la invasión. Los chinos decían que antes de la llegada de ellos, ese pueblo trabajaba y vivía únicamente para los monjes y la religión, en medio de gran pobreza, lo que no dejaba de ser cierto. Los chinos señalaban que en poco tiempo habían logrado que esta pobreza se superara, gracias a la dirección de los comunistas, y, que, el Dalái no aceptó el acuerdo por presión de los Estados Unidos, que le proporcionaba ayuda económica. Al presente sigue exilado y su pueblo ocupado.
Él se ha dedicado a difundir la cultura y tradiciones tibetanas, y a tratar de conseguir el regreso a su antigua tierra en el Tíbet. A través de sus viajes ha dado muchas conferencias y charlas de prensa, voy a condensar algunas preguntas y respuestas que se le han hecho y nos conciernen a todos.
A raíz de la invasión y huida se le preguntó: una persona tan santa como usted, ¿ha tenido miedo alguna vez? Él respondió: por supuesto, hay dos miedos. Uno debido a un problema real, el cual hay que afrontarlo con una decisión, en estos casos reflexiono y luego lo resuelvo; el otro falso, ante un problema inexistente, lo dejo de lado. Es claro que vale la pena sentir miedo ante un verdadero peligro, pues es gracias a eso que tomamos precauciones.
Ante la pregunta: ¿si desgraciadamente no hay solución ante un problema, que haría? La respuesta fue: de nada sirve desconsolarnos, ya que si eso persiste genera una angustia que puede enfermarnos.
El Dalái es de los cree que la esperanza es lo último que se pierde y, la considera la base del futuro de su pueblo y de hecho cree que tendrá éxito y que, algún día regresará al Tíbet. Para él, mantener eso, es adoptar una actitud optimista de que podrán superar los problemas de su pueblo, y les ayuda a calmar la ansiedad sobre lo desconocido. Para no sufrir esto, dejamos el pasado simplemente donde está, y vivimos el presente.
Los periodistas, le preguntaron que, dado que viaja tanto por todo el mundo, qué le parecía la violencia existente en los países occidentales, con su elevado aumento en los homicidios y los abusos sexuales: ¿cuáles cree usted son las causas de ello? Él contestó: se me ha informado que en Estados Unidos influye en esto la venta libre de armas y su tenencia en los hogares. Además, mundialmente, la televisión y el cine están llenos de sexo y violencia que estimula a los niños y jóvenes a imitarla. Por otro lado, la pérdida de la familia tradicional por embarazos no deseados, los divorcios, la violencia en ella, la falta de educación, la pobreza, el abuso del alcohol y drogas por los padres, hace que el niño se sienta desamparado por la pérdida de su hogar, se rebela ante ello y se vuelve violento buscando resolver con eso sus problemas sin lograrlo. El Estado y la comunidad deben tratar de dar apoyo a estas familias y a esos niños.
Ante la pregunta: todos desearíamos obtener la felicidad en nuestras vidas ¿cómo cree que se puede lograr?, su respuesta fue: yo creo que la felicidad es un objetivo primordial en la vida, pero para ello se requiere ser una persona capaz de tener compasión por sus semejantes en desgracia, sentir amor y ser altruista. Desterrar los malos pensamientos, ser compasivos y tolerantes, tratar de ayudar en lo posible no sólo a la familia, sino a otros que lo necesiten, esa es la base para lograr felicidad.
Se le pregunta: ¿cómo mantener una actitud tolerante ante hechos que nos afectan seriamente? Su respuesta es: aprender a tener tolerancia y paciencia es fundamental para tener buenas relaciones humanas, pero esas dos virtudes no deben ser interpretadas como signos de debilidad, sino de fuerza, no obstante, si la situación nos afecta seriamente y mantenemos una actitud humilde, pueden abusar de nosotros. En este caso tenemos derecho a defendernos.
Se le señala que todo el mundo opina que vivimos en una época de crisis en que impera la agresividad o la violencia para resolver conflictos. A ello responde diciendo: absolutamente de acuerdo, eso se debe a que no hemos reconocido que somos animales sociales y que por ello debemos aprender a vivir juntos. Debemos aceptar que pueblos y países están interrelacionados y deben cooperar en lugar de enfrentarse para resolver los problemas. Pero si usted quiere cambiar al mundo, debe comenzar por mejorar interiormente, luego ayudar a que su familia cambie y a partir de ahí, ayudar en la comunidad, si todos hacemos esa toma de consciencia y de educación, el mundo comenzará a mejorar.
Él cree que la ciencia puede ayudar al mundo y no debe haber enfrentamientos con la religión. Para ello, incluso en el 2001, se reunió con un grupo de neurocirujanos para realizar una investigación consistente en ver los efectos beneficiosos de la meditación en el cerebro humano y ayudar con ello a una mejor salud física y mental.
Él ha recorrido el mundo pidiendo ayuda y reuniéndose con los dirigentes de todos los países, ha propuesto un diálogo y acuerdo entre las religiones; incluso le han dado premios y reconocimientos múltiples, entre ellos el más importante, el Premio Nobel de la Paz, en 1989. Se lo dieron por su insistencia en el desarme nuclear y en afirmar que cada uno de nosotros formamos parte de la familia humana, sea cual sea nuestra categoría social, para eso hace falta voluntad, esta es fundamental y debería todo el mundo pedir la paz para progresar en otros campos. Con guerra no hay oportunidad de mejorar, se debe buscar en cada problema de un país o entre países, una solución pacífica sin emplear la violencia.
Él pone de ejemplo a Costa Rica como una nación democrática y viviendo en paz. Ha estado en ese país en dos ocasiones en 1989 y en 2004, dando conferencias y charlas sobre ética y paz. Es amigo personal de don Oscar Arias, también Premio Nobel de la Paz.
Notas
Dalái Lama. (1994). Más allá de los dogmas. Buenos Aires, Argentina: Ed. Sirio.
Goldestein, M. (1989). A History of Modern Tibet, 1913-1951. California EE. UU.: University of California Press.
Laird, T. (2006). The Story of Tibet. Conversations with the Dalai Lama. Nueva York, EE. UU.: Grove Press.
Norbu, T. J. y Turnbull, C. M. (1968). Tibet: An account of history, the religion and the people of Tibet. Nueva York, EE. UU.: Ed.
Touchstone Books.
Tsering, S. (1999). The Dragon in the Land of Snows: A History of Modern Tibet Since 1947. Nueva York, EE. UU.: Columbia University Press.