Trabajar nuestra propia consciencia alimentando un cambio del actual paradigma en nosotros, junto con generar cambios en la educación de jóvenes y niños para que dispongan de herramientas de trabajo para desenvolver la consciencia.
Importancia de que profesores y monitores no sean «adoctrinadores» sino facilitadores de un trabajo interior libre, voluntario, creativo. No basta con «protestar» para cambiar. Es fundamental ir tomando consciencia y ser consecuentes nosotros mismos para que «el cambio requerido» sea posible.
Temas fundamentales vinculados a nuestra actitud de vida
1) Reconociendo nuestras características en cuanto seres humanos
Todos y cada uno de nosotros vivimos en sociedad, en comunidad, en dependencia mutua, seamos o no conscientes de ello. Somos herederos de todo el conocimiento, tecnología y filosofía que ha desarrollado el ser humano en la historia, desde los inicios de la humanidad. Sin embargo, pareciera que estamos en un momento único.
Necesitamos vivir en agradecimiento y en humildad. Necesitamos generar buenas ondas para que, reconociendo nuestras limitaciones, aprendamos a reconocer lo que a cada instante recibimos. Y saber ofrendar, entregar a quienes nos rodean las mejores «ondas anímicas y mentales». Cada uno de nosotros sólo representa un pequeño tornillo dentro de un engranaje que a su vez se conecta con otros engranajes. El sentido existencial de cada ser humano, que se da en cada uno de nosotros, es un conjunto de actos de elección: pareciera que se vincula de manera directa al libre albedrío y a la posibilidad de servir, de entregar, de asistir. Esa decisión, teniendo consciencia de que la vida es limitada en el tiempo, a lo menos tal como la conocemos en esta tierra.
Junto con nuestro trabajo interior/exterior, hemos de ayudar a generar consciencia en lo social, en lo comunitario de nuestra existencia, ya que ambos trabajos, interior y exterior están relacionados. Están sustentados en el Amor Trascendente a lo cual nos referimos en el pasado artículo.
Reconociendo nuestras características, limitaciones y posibilidades de aportar elegimos continuamente en nuestra vida. Elegimos permanentemente, sea de manera consciente e inconsciente. Podemos elegir ser parte del todo, tratando de colaborar para un mundo mejor, más cercano a los valores humanistas y éticos. Podemos elegir aprender a dialogar, empatizar, trabajar en equipo, priorizar acuerdos siempre revisables en un proceso con mentalidad de «mejora continua». Ese tipo de elección es parte de nuestra consciencia despierta respecto a nuestras características, limitaciones y posibilidades como seres humanos. Pero también podemos elegir «dejarnos llevar» en actitudes no conscientes vinculadas al hedonismo, a la publicidad de todo tipo, a nuestras frustraciones, prejuicios, identificación con «ideologías cerradas, dogmáticas, excluyentes», entre tantos aspectos que nos vinculan a no elegir desenvolver un sentido trascendente, de servicio, de atención en nuestras vidas. Las meras «protestas» se vinculan a este tipo de elección.
Desarrollar la consciencia de sí, implica ir haciéndonos conscientes, empáticos, respecto de lo que nos rodea, de las personas con las que nos relacionamos.
Disponemos el poder efectuar un «trabajo interior», respecto a nosotros mismos y de nuestra relación con nuestro entorno desde lo más cercano hasta lo más trascendente, simultánea y complementariamente a un trabajo «exterior» que se relaciona a la accion que tenemos con el mundo que nos rodea y al cómo actuamos respecto a él. En la realidad se trata de un trabajo «interior/exterior» dado que están vinculados, relacionados como «vasos comunicantes».
2) De la significación del lenguaje para nuestros objetivos
Acerca del término ideología
Suele decirse que todos tenemos una «ideología». Sin embargo, conviene aclarar lo que deseamos significar con el término «ideología» cuando nos referimos al desenvolvimiento de nuestra consciencia.
Cuando nos referimos a la necesidad de ganar en «independencia» enfocándonos a la necesidad de dialogar, empatizar, «trabajar en equipo», nos referimos a la capacidad de no identificarnos de manera dogmática, rígida, a ciertos modos de razonar o de opinar. La «independencia» se relaciona a nuestra capacidad de «apertura mental», de preguntar, de investigar, de dudar, de escuchar, en lugar de adoptar doctrinas vinculadas a creencias, que, si bien son respetables, siempre tendrían que ser revisables cuando de gobernar priorizando el Bien Común ciudadano se trate. Cuando se busca además generar ondas de inclusión y empatía.
Todos podemos tener visiones u opiniones de los diversos temas, lo que incluye la gobernanza del país, sus poderes, el grado de legitimidad de los mismos, la necesidad de cambios… Pero es fundamental trabajar en equipo con personas competentes multidisciplinarias, con experiencias y antecedentes humanos valóricos y éticos del mejor grado.
Una «ideología» en cambio, a efectos de entendernos en el lenguaje que usamos, la necesitamos entender como un cuerpo doctrinario «cerrado, rígido, inflexible». La ideología suele ser, una vez adquirida, «para toda la vida». Suele generar mentalidades de tipo «individual/colectiva de rebaño» muy asentadas en las creencias, ignorancias, prejuicios, que se traducen en determinadas conductas que se expresan en modos de pensar y actuar colectivos.
Es muy diferente sostener valores de vida, tratando de ser consecuentes con ellos, y al mismo tiempo investigar, estudiar, profundizar y sobre todo tener la cualidad de reflexionar libremente y de modificar las opiniones cuando se aprecia que es necesario efectuar cambios. A modo de ilustración: Se «protesta» a fin de exigir cambios. Pero es necesario aportar en ello. Creer dogmáticamente que los cambios han de ser «instantáneos» cuando en realidad son un proceso en el tiempo. Son un proceso siempre, siendo necesario para ello que exista voluntad política, de gobernanza, para que esos cambios se efectúen, escuchando a la gente y a los que conocen como tratar de solucionar los diversos temas, trabajando en equipo, en procesos de mejoramiento continuo. Las «protestas» que han de ser pacíficas, han de generar «procesos de cambio».
De allí el postular que tanto los partidos políticos como los políticos han de ir asumiendo funciones diferentes a las que tienen actualmente. Hay gente capaz e idónea, a lo menos en Chile, en los diversos partidos políticos y también en las diversas instituciones del país. Distingamos las «pertenencias», que son aspectos referenciales, de la identificación, que evita el esfuerzo de reflexionar y basta con creer en «lo que está escrito» o lo que ordena la «cúpula». La pertenencia a un partido ha de ser un contexto que junto a los valores humanistas orienta la visión de la persona. Los términos de «izquierdas y derechas» como «opuestos en lucha» han de ser reemplazados por capacidades de escuchar y empatizar, trabajar en equipo sabiendo de nuestras limitaciones y posibilidades efectivas en cuanto seres humanos. Los partidos entonces, pueden proponer candidatos, mas estos han de estar sujetos a determinados requisitos de competencias.
Al elegir lo humanista estamos en una «elección» vinculada a la cultura social, relacional, que elegimos de manera consciente y voluntaria como «Comunidad país» en la que vivimos… Y al elegir esos valores, elijo dejar fuera de la ley a quienes postulan aplicar la violencia desatada, tratando de imponer ideologías o creencias al resto de la gente de «mi comunidad». Es un límite que no se permite cruzar. En algún momento, de manera explícita hemos de reconocer que la evidencia, es que somos diferentes porque el Universo es una manifestación de esa diversidad. Aceptamos, tratamos de respetar y de aprender a esa diversidad a través de la inclusión comunitaria de la misma. Mas que una dificultad la reconocemos como oportunidad de aprendizaje, de relación mutua.
Consciencia de ser en el todo
Conceptos bases: desde el egoísmo hacia la egoencia.
El término egoencia se suele usar como la actitud de esforzarnos en tratar de estar conectado con el Todo. Con ser parte de la diversidad en una actitud mental de inclusión. Este tipo de sentir interior nos conecta con poder ir generando en el tiempo, un futuro paradigma mental-cultural que denominamos «Integración de los opuestos sobre la base de los acuerdos», en procesos revisables y dinámicos en el tiempo.
Para lo que significa una actitud desconectada del «todo» («inconsciente»), suele usarse el término «egoísmo». Significa falta de empatía, desconocimiento del contexto. Refleja una actitud mental ligada al hedonismo en que interesan más los propios deseos, prejuicios, caprichos, identidades, creencias, ignorando el entorno. Esa actitud egoísta es uno de los fundamentos del paradigma que caracteriza la humanidad actual que la caracterizamos como «Lucha entre opuestos por prevalecer».
El término «renuncia» como una manera de expresión, puede ser un clave en el desenvolvimiento de nuestra consciencia, para tratar de vivir la egoencia. Esta considera nuestra existencia y sus diversas expresiones como un «bien», (generador de bienestar), que no es para el propio peculio sino un aporte, para la evolución humana. Actitudes relacionales, conceptuales, vivenciales, creativas, amorosas que aportan al bienestar humano incluyendo su entorno.
Se marca mentalmente una intencionalidad consciente. Suele adquirirse un método de vida basado en el Amor trascendente y un pensar y un actuar que se esfuerza en ser consecuente. Se pasa bien, sabiendo que se genera el bien. Algunos denominan «Mística del corazón» el sostener un movimiento interior de Amor trascendente. Se expresa en actitudes que respetan la diversidad, la libertad esencial de cada ser humano dentro de ese marco de respeto mutuo (que es parte esencial del Amor trascendente), que nos hace poder transformarnos en «trabajadores de consciencia».
Hacia una Gobernanza incluyente y una nueva democracia
Los diversos aspectos que desarrollamos en el primer apartado de este análisis, han de ser relativamente simultáneos y complementarios con lo que necesitamos ir cambiando en la manera de hacer política, es decir, de gobernar. Sin trabajo interior/exterior de cada cual que se vaya generalizando como uno de los aspectos fundamentales en la educación, cualquier mejora efectiva en nuestra comunidad social (que denominamos «sociedad»), simplemente no tiene visos de ser una realidad.
La elección consciente en cierto momento de los valores humanistas y éticos para la Comunidad social de la que somos parte, familia, barrio, (puede ser todo un país, en el tiempo), que se traduce en tratar de ser seres humanos respetuosos, que priorizan el bien común ciudadano, significa poder entregar a los jóvenes una educación que contenga esos elementos para su formación vital. No de manera «doctrinaria ni ideológica» sino como herramientas prácticas de trabajo mental, emocional y relacional.
Para generar los cambios que paulatinamente se hagan en la educación, se requerirá todo un proceso formativo de monitores y profesores que entreguen herramientas para incentivar y apoyar un trabajo libre, flexible, creativo, voluntario de manera que los cambios en la gobernanza tengan el sustento del cambio cultural en la población. Para una nueva manera de gobernar requerimos una cultura relacional muy diferente a la actual. De allí que los cambios en educación y los cambios que se vayan creando como «comunidad país», por ejemplo, han de ir de la mano. Va de la mano los cambios «de la sociedad» junto al esfuerzo de cada cual por transformarnos en trabajadores de consciencia. De allí la importancia de la educación de calidad que implica no sólo impartir conocimientos para ser productores y consumidores, sino que entregar herramientas para desenvolver nuestra consciencia y ser ciudadanos conscientes de ser parte de una Comunidad que anhela relaciones de respeto, armonía, inclusión, colaboración y solidaridad. Los recursos para que ello sea posible están disponibles en conocimientos científicos, tecnología y filosofía humanista que además se siguen desenvolviendo de manera insospechada.
Posiblemente desde ya, podría ser posible el formar monitores para las escuelas del país que anhelen entregar herramientas a los jóvenes a fin de «trabajar sus consciencias» de manera de ir generando situaciones prácticas que se podrían tomar de referencia.
Lo que acá señalamos como procesos vinculados a la educación y a la manera de gobernar, podría significar un paulatino proceso de mejorar las actuales instituciones y de generar otras, nuevas formas de democracia, (por ejemplo: diseño de plataformas de participación activa ciudadana), con requisitos a candidatos y nuevos modos de elegir a los que sean seleccionados para postularse a cargos de diverso tipo, con nuevos modos de distribuir el poder de gobernar (descentralización administrativa, técnica, financiera, decisional), entre tantos aspectos que parece urgente ir modificando. La debilidad de los liderazgos y la escaza legitimidad Institucional y de gobernanza existente en casi todas partes, nos muestra que se trata de una urgencia humana planetaria. Recuperar comunidades donde reine la confianza mutua es una necesidad impostergable, entre tantas otras.