Quien me conoce pudiese pensar que deseo decir algo sobre la Iskra de los bolcheviques. Frío, frío, como el agua del río. Aunque el prontuario de los años recién pasados no lo facilita, quisiera empezar este año que dicen «nuevo» con una nota optimista. De ahí que le dedique algunas líneas a una virtud poco difundida, muy apreciada en algunos sitios, comenzando por la Francia del Siglo de la Luces (XVIII) pero no solo. Me explico.
Fue hace mucho tiempo, antes de mi muerte en el 2006. Un grupo de empresarios uruguayos me pidió una asistencia técnica para un proyecto en Montevideo. Allí, un domingo de soledad y aburrimiento, tuve la luminosa idea de caminar durante horas por las tranquilas calles de la sosegada capital y entonces descubrí la chispa. Esa chispa.
Los muros estaban cubiertos con esos rayados que llaman graffiti, y cada uno de ellos era portador de un mensaje luminoso, profundo y poético del cual luego no podías deshacerte: la memoria se engolosina con la inteligencia.
Al día siguiente, en la oficina, se lo comenté a un compañero que supuse era del Frente Amplio (eso me pareció, cuestión de vibras comunes). Entonces supe que un tal Eduardo Roland había publicado un libro, en el año 1992, en el que recogió esas inscripciones: Contra cualquier muro – Los graffiti de la transición – 1985-1989.
El pana uruguayo tuvo la gentileza de ofrecerme un ejemplar que aún conservo entre mi modesta colección de libros.
¿Cómo olvidar a ese menda que escribió...
Ché pebeta... hasta las baldosas de la lleca echan de menos el ruido de tus pasos...?
Rara vez leí más bella declaración de amor, o tal vez nunca, anda a saber, uno se emociona secuencialmente, estas cosas no se comparan, una furtiva lágrima no se confunde con otra.
La chispa es un condensado de ingenio, vivacidad, agudeza, gracia y sutileza, en dosis peligrosas para la salud de los cretinos. El arte de decir mucho en pocas palabras. Por ahí, en otro muro, un aprendiz de anarquista escribió:
Dios no existe. Alejandro.
Unos metros más lejos el divino respondió, no con el encono y la mala leche que le conocemos en la Biblia, sino con la chispa que me subyuga:
Alejandro no existe. Dios.
Ayer, revisando papela en mi escritorio, encontré un libro que había escapado a mi voraz curiosidad... Una recopilación de graffiti de Régis Hauser cuyo título es Les Murs se Marrent (Ed. Manya -1991).
En el registro fonético el título es un juego de palabras, de esos que el idioma francés afecciona y que exigen un acabado conocimiento de la lengua de Molière. Graffiti de las ciudades y pueblos galos, inscritos frecuentemente en las letrinas que acá llamamos toilettes.
Puede que las feministas arruguen el entrecejo, poniendo lo que Alain Peyrefitte -describiendo a Pompidou- llamó ojos en capota de coche de guagua, pero esto me hizo sonreír:
Haga estudiar a sus hijas. Así, más tarde podrán pensar cuando pasen la aspiradora...
O bien este otro:
Yo siempre tube amvisione. Aora soi funsionario de polisía...
La imaginación no tiene límites. Cerca de una Estación de Ferrocarriles alguien ofreció una definición en forma de verdad de Perogrullo:
Un lápido es un tlen que cole laudo, laudo...
En las letrinas de un bar, evocando una serie de TV, alguien dejó un mensaje de desesperanza...
Micción imposible...
Otro usuario de la letrina le había rendido homenaje a Julio César:
Vini, vidi, WC...
Por razones evidentes no resisto a la tentación de parafrasear una frase como esta:
Todo se pierde...
Ahora las piedras de mayo del 68 sirven de pisapapeles en las multinacionales...
En un registro ligeramente licencioso hay donde escoger:
Lo bueno de la posición del misionario es que puedes seguir leyendo el diario...
Coito, ergo sum...
Especialidades de la casa:
La camarera y el pollo al limón
Probé los dos, prefiero el pollo...La vida es una enfermedad sexualmente transmisible...
Si mi tía tuviera dos, la llamaríamos mi tío...
Y la variación:
Si mi tío tuviera dos, llamaríamos a mi tía...
Las emergencias también son objeto de algún chispazo:
En caso de incendio no use el ascensor
Use el extintor...
La economía de palabras lleva a veces a mensajes crípticos, pero fácilmente interpretables:
- internet
- cabernet
En caso de necesidad, el optimismo no tiene precio:
La naturaleza hace bien las cosas
Cuando tengo las narices tapadas los que huelen son mis pies...
Estos chispazos de humor y de inteligencia fueron característicos, entre otros, de Winston Churchill. Alguna vez, Nancy Astor, primera mujer en ser elegida a la Cámara de los Comunes, muy enfadada le dijo:
¡Winston, si yo fuese su mujer le pondría veneno en el café!
Churchill, sin molestarse en lo más mínimo le contestó:
Nancy, si Ud. fuese mi mujer... yo me lo tomaría...
Pero estas demostraciones de ingenio y de humor son raras en los políticos, entre los cuales últimamente abunda la esquizofrenia hebefrénica. ¿Gabriel Boric? No. Me refería a los políticos.