Llegó la penúltima semana de noviembre y con ella la nieve. El blanco limpia techos, calles, autos, pero no puede con la atmosfera, desgraciadamente. Pasa el tiempo y el mundo se va acostumbrando a que millones vivirán este invierno sin comida, agua, luz, calefacción, hospitales y futuro cercano. Detrás quedan el calor exacerbado y las inundaciones mortíferas.
Qatar, clima templado, fuegos artificiales, estadios modernos y fútbol. Fútbol que me encanta, desde 1962 no me he perdido ni un mundial, a pesar de que con el paso de los años la corrupción de FIFA, vieja institución de más de 110 años ha desembocado en el discurso del presidente, modelo 2016, que no sólo avergüenza sino enfurece incluso a los más pusilánimes y en promesas de castigo si los equipos no se limitan a usar la propaganda implementada y autorizada por FIFA.
Infantino, autodefinido como emigrante, entre otras auto-calificaciones que al no corresponderle, se convierten en una broma de mal gusto, pues salió de Italia a Suiza. Un abogado y administrador del fútbol , que después de haber sido Secretario General de la UEFA 2009-2016 (Unión Europea de las Asociaciones de Fútbol) asciende a Presidente de FIFA y seguramente será reelegido, en el 2023, por tercera vez a la usanza de los caudillos.
El fútbol, cuando es bueno, se aprende en el barrio. Demostrado quedó cuando Ecuador junto a Qatar inauguraron la cancha de uno de los ocho estadios de Doha, Lusail, diseñado por Foster + Partners, construido por trabajadores emigrantes de África, sin derechos, mal pagados y arriesgando la vida o muriendo en esas construcciones, donde la selección de Qatar no dio pie con balón y los asistentes al espectáculo fueron poco a poco abandonando el estadio a medida de que Ecuador mostraba como se juega.
El segundo día, Irán contra Inglaterra. Ganó Inglaterra en la cancha 6 – 2, pero el equipo de Irán ganó los corazones y el respeto de todos los que fueron conmovidos por la seriedad y presencia con la que se enfrentaron a las cámaras en absoluto silencio cuando los ayatolas, la policía de la moral y las patrullas de orientación esperaban que cantaran a plena voz el himno nacional iraní. Maravilloso homenaje a Mahsa Amini y los miles de jóvenes asesinados que han dejado los meses de protestas.
Seguimos con el oro negro en COP27 donde a duras penas, cuando se trata de aportar todos quieren ser pobres, se logró la creación de un Fondo que aminorará las consecuencias desastrosas provocadas por los países industrializados en el resto del planeta. La administración y las subvenciones al Fondo aún no están clarificadas… COP28 se tendrá que hacer cargo y a pesar de que se grita en las calles que el clima no espera.
Los jóvenes, nuevamente los jóvenes, fueron los más activos de esta reunión, que con su presión y organizaciones de base, han logrado hacer posible, desde los corredores de la conferencia y las plazas de muchos países, desviar el curso directo al fracaso que tenía la Cumbre Anual Climática 2022 de la ONU. Pero en lo importante, la causa de la miseria actual no hubo acuerdo. Nada se lee en la declaración final respecto a las emisiones de carbono y la distancia a los acuerdos de Paris aumenta.
Los países que polucionan se enriquecen y gimen y los pobres se secan o inundan y exigen. Todos sabemos quien es quien y es la juventud, que hoy exige el derecho a voto a partir de los 16 años, pues son los jóvenes los que se van a tener que enfrentar al desastre. Jóvenes que van a definir, woke o woke, los próximos COPXX.
De la reunión de los 19 más el ministro de Relaciones Internacionales de Rusia, la conversación de más de tres hora entre Xi Jinping y Joe Biden, el discurso desde Ucrania de Volodímir Zelenski, no sé que escribir.
Las reuniones seguirán y los problemas también. La frase, que cuando era joven, mi sangre bullía rápidamente y no creía en nada más que en mis convicciones, In medio Virtus (en el centro está la virtud). A estas alturas debería aceptar la insoslayable fuerza de esta frase parafraseada de Aristóteles, pero a pesar de que los extremos me enfrían el alma, hoy tanto y mucho más que ayer, creo que el centro está día a día definido por fuerzas que de centrífugas no tienen nada.
El centro sólo existe para las social-democracias de los países europeos donde el liberalismo ha perdido terreno ante la extrema derecha. Centro que defienden, cueste lo que cueste, el bienestar producto de una globalización que vende más y más productos innecesarios y cierra sus fronteras a los que huyen de una miseria que no crearon.