Su historia es fascinante, y se inicia antes de que Holanda tomara posesión. Los nativos lo conocían como Mannahatta o la tierra de muchas colinas, ínsula con un ecosistema exuberante producto del despliegue de los glaciares.

Henry Hudson, inglés bajo bandera holandesa, llega en 1609, y fue el primero en avistar la biodiversidad de la metrópoli actual, territorio conocido por los nativos. Tras cambiar la hoja de ruta en una exploración hacia riquezas orientales, desciende al noreste de los Estados Unidos. Al explorar en canoas, avistan árboles maderables, frutos silvestres y maizales. La actitud amistosa de los nativos los insta a cambiar objetos utilitarios a cambio de pieles de castores. Se dice que los nativos sufrieron una intoxicación masiva por el alcohol intercambiado.

Luego de navegar hasta cerca de Albany, la actual capital de Nueva York, retomaron el camino hacia Inglaterra. En el siguiente viaje, Hudson sufre un motín a bordo, y fue abandonado a su suerte junto con un hijo y pocos marinos leales.

Los nativos lenapes y algonquinos1 se dedicaban a la pesca, caza y recolección de frutos. Entre sus costumbres, resalta la de enterrar los cordones umbilicales de niños en la naturaleza, y el de las niñas cerca al hogar; los matrimonios se concertaban; el rol de las mujeres, de seleccionar a los guerreros y repartir las tierras nunca fue entendido, pero se respetó la costumbre.

Los nativos en territorio americano, lenapes, aztecas o incas, tuvieron una fuerte conexión con la Pachamama, y el concepto de que los dioses masculinos interactuaban con deidades femeninas estuvo arraigado; el rayo, descargaba su energía en la madre tierra para fecundar y multiplicar los alimentos.

En 1624 se establecieron veinticuatro familias holandesas, y gobiernan Nueva Ámsterdam durante cerca de cuarenta años. El primer negocio fue el intercambio de piel de castores y nutrias. La palabra Buck, describe a ciervos jóvenes y es utilizada como sinónimo del dólar, la piel de ciervo se vuelve un medio de intercambio. Hicieron esfuerzos por administrar con mentalidad liberal, y dejaron que el comercio e intercambio fluyera con las reglas de mercado. Asimismo, galletas, wafflers y la popular ensalada de col fueron algunos alimentos introducidos. Quienes arriban en 1625 no llegaron para glorificar a Dios ni a convertir a los nativos. En Holanda había nuevas formas de comercio: bolsa de valores, compras a futuro y especulación. Con objetivos comerciales, se inicia la Corporación de las Indias Occidentales.

Tras una serie de administradores, llega Peter Stuyvesant, con la experiencia de haber trabajado en otros territorios americanos. Hombre leal e inteligente, un eficiente administrador durante diecisiete años, que propulsó la expansión de territorio, dictó leyes, y, con férrea disciplina, logra obtener ganancias. Construyó un muro de madera para protegerse de las invasiones; el muro se convirtió en calle, luego en el símbolo de las finanzas: Wall Street.2

Stuyvesant quiso prohibir que judíos y católicos se instalaran en la isla, pero como la Compañía de las Indias3 contaba con accionistas judíos, les dio la bienvenida. En 1664 los ingleses intentan apoderarse de la isla, y Stuyvesant, que había insistido en recibir armas y soldados para defender una posición vulnerable, negoció y logró evitar un derramamiento de sangre consiguiendo una transición pacífica y un acuerdo conveniente: cuatro fragatas y más de mil soldados estaban desplegados listos para combatir. El rey de Inglaterra regaló la isla a su hermano, el duque de York, y este la rebautiza como Nueva York.

Se convierte en la colonia inglesa más importante. La ciudad se pobló organizándose por oficios: los talabarteros que trabajan el cuero para elaborar zapatos y vestimentas utilizaban taninos para ablandarlo, y, al contaminar las aguas, fueron enviados lejos de la ciudad. En la historia del capitalismo, Nueva York ejerció un papel primordial desde sus inicios.

En 1676 fue construido el primer muelle, y durante setenta y cuatro años fue el único en la isla. Durante los primeros años se comía maíz; la tierra del valle Hudson es fértil, y el trigo crece saludable: comienza un periodo dorado en Nueva York, el nuevo granero.

Pero la bonanza no era equitativa: los pobladores debían comprar todo a Inglaterra; las mercancías se transportaban en barcos con marineros ingleses y solo disponían de una fracción de la harina; sin comercializar con otras naciones. Los negocios estuvieron paralizados hasta que ambiciosos mercaderes encuentran la solución: el contrabando.

Durante la guerra con Francia, barcos piratas sin banderas abordaban los barcos ingleses. Así, fueron saqueados en el océano Índico, luego se refugiaban en Nueva York donde juran haber tomado el botín de un barco francés. Los mercaderes no hacen preguntas, y compran todo: alfombras orientales, porcelana, monedas de oro y plata.

Los años siguientes, es común ver a los piratas disfrutar de lo que, por asalto, arrebataron. Era usual encontrarlos bebiendo en las tabernas, mientras narran sus aventuras y dan propinas. El más famoso fue el capitán Kidd, quien contaba con la protección del gobernador y aporta para la construcción de la Iglesia de la Trinidad.

A inicios del siglo XVIII, hubo una epidemia de fiebre amarilla que mata a más de quinientos habitantes. En Wall Street, se inicia un mercado de esclavos y al cabo de pocos años estos se rebelan por primera vez. Cuando muchos caen enfermos con aguas contaminadas, se hierve el agua para tomar té. En 1730, se contaban nueve mil habitantes viviendo en casas de madera; en 1732, se fundó la primera compañía de bomberos; en 1736, el hospital Bellevue, después en 1754, se inicia The King’s College en honor de Jorge II, luego de andar clausurada durante ocho años, fue reabierta como la Universidad Columbia.

A la muerte del rey en 1760, su nieto, quien padecía de trastornos mentales y neurosis, se corona como Jorge III. En las colonias, el descontento se va acumulando por la explotación. Inglaterra, tras años de guerra con Francia, se encuentra endeudada, y las colonias pagan impuestos para mantener al ejército; motivo por el cual las trece colonias británicas se unen en la revolución.

Tras declararse la independencia, George Washington lideró a los patriotas. Al tener en cuenta la importancia de Nueva York, trasladó al ejército desde Boston para controlar el río Hudson y evitar se interrumpa la conexión al sur; ¿dónde atacarían primero?, una gran incógnita. América no tenía una flota en el río Hudson.

El ejército continental disponía de diecinueve mil hombres sin cohesión ni disciplina; e iban a enfrentar una fuerza superior tanto en pertrechos como en experiencia; que además contaba con mercenarios alemanes.

La diplomacia no da resultados, aun cuando el general Howe, líder inglés, intenta evitar la guerra. La invasión empieza en Staten Island; desde allí, cruzan a Brooklyn sin encontrar resistencia: quince mil ingleses enfrentan a siete mil americanos en busca de gloria. El 27 de agosto de 1776, empezó la batalla más larga de la guerra en territorio que hoy se conoce como Prospect Park. Los patriotas fueron masacrados, pero pudieron reagruparse y al no ser acosados, se permitió la retirada.

De noche, con escasa visibilidad por la neblina, un ejército desmoralizado cruzó el río para reagruparse y seguir combatiendo. La revolución cuenta con una segunda oportunidad, y la guerra se alarga por siete años, aun cuando las batallas se realizan lejos de Nueva York. George Washington y sus tropas retornan cabalgando un 25 de noviembre de 1783, lográndose la expulsión de los británicos. Con el retorno de Washington, renace Nueva York, y durante diecisiete meses, se convierte en la capital; luego esta fue traslada a Filadelfia, mientras Washington DC es culminado.

A inicios del siglo XIX, es la ciudad más poblada de América, la población se duplica, los zorros merodeaban en busca de alimento, mientras, en los bosques, las jaurías de lobos continúan depredando; las deudas se pagan en prisión y las cárceles se abarrotan de deudores; vuelve la fiebre amarilla, y Greenwich Village, sin pantanos, cuadriplica su población; en agosto de 1807, Robert Fulton inaugura el primer barco a vapor, el canal Erie se completa en 1825 para conectar el océano Atlántico con los grandes lagos: y miles llegan atraídos por las ofertas de trabajo.

Nueva York lidera en varios campos. El ferrocarril fue una gran inversión, y especuladores como Cornelio Varderbilt aprovechan para multiplicar su fortuna; hombres con poder de observación y talento para imponer su voluntad. Otro gran visionario de la época fue Samuel Morse, quien inventó el telégrafo, pero carecía del genio para los negocios.

Los irlandeses llegan en gran número, individuos sin familia que solventan reputación de bebedores. Transcurría 1826 cuando, en el patio trasero de una casa abandonada, se inicia la elaboración de alcohol de caña de azúcar. Así empieza a delinquir la primera banda, llamada los Cuarenta Ladrones. La siguiente década, se vuelven el terror de la ciudad. Los irlandeses, que arribaron sin educación, dinero o destrezas especiales, se instalaron en donde eran bienvenidos, Five Points, irónicamente la actual zona judicial de Manhattan. El lugar fue abandonado por sufrir de aguas pestilentes, focos infecciosos atiborrados de prostitutas y pandilleros. Los robos y asesinatos se tornan comunes en el sórdido barrio, donde pandillas, como los Conejos Muertos o los Ángeles del Pantano, rivalizan en crueldad.

En 1835 un incendio destruye diecisiete manzanas, dos años después, ocurre un pánico financiero. Se multiplican los irlandeses; gente desesperada por la plaga que acabó con la papa. Los alemanes llegan mejor preparados en diferentes aspectos; arribaron en familia escapando las revoluciones. Los italianos trabajan temporadas, y luego retornan a su país. Rusos, polacos, y asiáticos llegan poco después para establecer el crisol de razas que aportó al desarrollo con ideas y mano de obra.

El cólera se expandió en Nueva York y mata a cuatro mil personas, entre desvalidos y pudientes; la ciudad entró en pánico al desconocer la fuente de infección. La medicina era rudimentaria, y en un afán por practicar, se desentierran cadáveres para lecciones de anatomía, causando una revuelta contra los doctores.

Durante la guerra civil, Nueva York contribuyó con soldados, equipos y municiones, así como dinero para la guerra. En Manhattan destaca el comercio, industria y ciencia. En Nueva York, no hubo actividad bélica, aun cuando se disputan batallas legales. Ante la escasez de soldados, la leva militar se vuelve obligatoria, solo los que pagan trescientos dólares logran escapar.

Cuando se descubre el petróleo, John D. Rockefeller, logra amasar una fortuna tras invertir en plantas refinadoras y obtener el monopolio. Tiempos de grandes inventos: el teléfono de Graham Bell y la electricidad de Thomas Alva Edison; los trenes elevados aparecen en 1878. Durante los inviernos, el río se congelaba e impedía usar el ferry; el puente Brooklyn se inauguró en 1883, y conecta las ciudades de Brooklyn y Manhattan. La Estatua de la Libertad, símbolo de los inmigrantes, se inaugura tres años después. En aquellos días, vivían ochenta mil judíos en Nueva York; veinte años después, un millón y medio escapa de Rusia, y cientos de miles se establecen en la isla. Cuando arriban, la carne más popular era el cerdo, de ahí que los judíos popularizan el pastrami; parecido al salami, pero de carne vacuna.

El sobrenombre de cops, que identifica a la policía, proviene de llevar botones de cobre, copper, en inglés. El primero de enero de 1892, se inaugura Ellis Island, y, durante los sesenta años en funciones, recibe doce millones de inmigrantes; ese año, se unifican los cinco distritos: Brooklyn, Manhattan, Queens, Bronx y Staten Island. En 1904 se inicia el metro subterráneo y se construyen los primeros rascacielos.

La isla es maciza; el esquisto verde —roca que se formó de arcilla sometida a grandes presiones— permite estructuras de acero: Andrew Carnegie, empresario de origen escocés, fue el visionario que desarrolló la industria; Elisha Otis ya había inventado el ascensor, y existía mano de obra calificada y barata. El poder despliega su riqueza a través de la arquitectura, y permite una nueva ingeniería. Se inicia la competencia por llegar más alto. Los primeros latinos llegan desde México, Cuba y Puerto Rico; después de la guerra entre España y los Estados Unidos en 1898, Puerto Rico se convierte en territorio americano.

La ciudad progresa y la corrupción también. Durante años, para realizar negocios con el municipio se pagan coimas, la policía tiene pésima reputación y los jueces se venden al mejor postor. El sistema se encontraba podrido. Durante este periodo, resaltó el tristemente célebre Boss Tweed,4 un político que elaboró una aceitada maquinaria de corrupción; hasta que honorables autoridades inician la limpieza profunda. Había llegado la reforma.

Tras la Primera Guerra Mundial, llega la depresión económica e hiperinflación. Los anarquistas complotan para colocar bombas; una explota en Wall Street, y aniquila a treinta y cinco personas. En enero de 1920, se establece la ley seca,5 y se duplica el número de bares. A lo largo de trece años, la ley seca sirvió para que unos cuantos mafiosos se vuelvan millonarios, entre ellos un nativo de Brooklyn, Al Capone. La gente siguió bebiendo alcohol. La gran depresión tocó fondo en diciembre de 1932, uno de cada cuatro ciudadanos había perdido el trabajo y la casa por no abonar la hipoteca; inversionistas de Wall Street perdieron todo en la gran catástrofe financiera. Tiempo después Robert Moses6 adquiere poder político y reestructura las obras públicas: parques, viviendas y carreteras fueron creados con visión hacia el futuro. Durante este periodo, se realiza el más grande mitin comunista de la historia. Fiorello La Guardia fue el primer alcalde italiano, y llegó a ser uno de los mejores.

Dieciséis mil neoyorquinos mueren en la Segunda Guerra Mundial. La capital del mundo alberga importantes organizaciones: las Naciones Unidas, el Tesoro público y la Bolsa de valores. Entre los años setenta y ochenta, Nueva York se encontraba en malas condiciones económicas, la delincuencia, cocaína, prostitución, y asesinos en serie habían desprestigiado la ciudad. Las autoridades iniciaron una agresiva cruzada para limpiar la ciudad de indeseables; las campañas I love New York y «La gran manzana» fueron lanzadas para proyectar la nueva imagen.

En la actualidad, Times Square, Central Park y Grand Central son los lugares más visitados por contar con ingreso libre. Luego del ataque a las Torres Gemelas la ciudad demostró su resiliencia, siempre reinventándose para atraer al turismo, uno de sus principales ingresos. Cuando un viejo edificio de ladrillo con esculturas de yeso es reemplazado por uno de vidrios polarizados y material ultra resistente, es posible percatarse de la gran transformación. El metro es anticuado y cuenta con serias deficiencias de señalización, la corrosión en las tuberías y las conexiones en calderos sufren daños tras las tormentas; y es tarea pendiente modernizar la urbe que tiene cierta edad.

Notas

1 Grupo de pueblos nativos de Canadá y Estados Unidos. Están relacionados lingüística y culturalmente.
2 La «Calle del muro» en inglés.
3 Gestión de negocios entre Europa y sus colonias.
4 Apodo de William Tweed, político neoyorkino condenado por corrupción.
5 Prohibición del alcohol.
6 Conocido como el «constructor maestro» de Nueva York. Funcionario que favoreció la infraestructura.