La situación interna del Chile actual es gravísima. La seguridad interna está colapsada. Grupos armados civiles dedicados al narcotráfico dominan las poblaciones vulnerables con absoluto desparpajo. En la zona sur del país, en la macrozona de la Araucanía hay territorios completos ocupados, incluyendo caminos públicos por bandas armadas que generan el terror incendiando, destrozando camiones, maquinarias, casas, bosques, con armas de guerra atacando personas inocentes y asesinando.
1) Antecedentes importantes
A diario hay personas asesinadas y bienes destruidos. La inmigración es descontrolada incluyendo delincuentes extranjeros que, sin mayor control, engrosan la delincuencia ya existente. En las ciudades se asesina gente en balaceras y «balas locas» suelen matar casi a diario, gente inocente incluidos niños.
Un gobierno incompetente con personas también incompetentes para sus cargos en términos generales, que muestran pasividad, improvisación y errores de todo tipo.
Con enormes sesgos ideológicos que los lleva en los hechos a una franca complicidad con esa delincuencia desatada, cuando suponen, sin saberlo, que algunos lideres de grupos armados se dicen «mapuches», (a los cuales hay que apoyar a todo trance), en circunstancias que nadie sabe a ciencia cierta quienes componen esos grupos de civiles armados que siembran el terror. ¿Cuántos son «mapuches» y cuantos son «narcos» y delincuentes comunes que siembran el terror? No se sabe.
El gobierno busca la impunidad de delincuentes, apoyando a quienes han destrozado todo tipo de bienes, semáforos, basureros, negocios de todo tipo, asaltos de supermercados, en un doble estándar acerca de los derechos humanos que además de amparar la impunidad y debilitar el estado de derecho, complican el actuar de la policía que está inhibida de defenderse por ese doble estándar que deja en libre acción a la delincuencia y con problemas de acción policial y la indefensión de los ciudadanos.
A modo de ilustración, el gobierno mantiene un estado de excepción «acotado» a solo vigilar las carreteras a fin de evitar cortes de tránsito y dejar en total indefensión al resto del territorio. Además, el gobierno prepara un proyecto de ley prohibiendo que los particulares puedan tener algún arma para defenderse de la delincuencia, que la tienen en sus hogares, protegiendo de hecho el libre actuar de la delincuencia que no necesita permiso alguno para portar armas, incluso de alto calibre.
La ministra de Defensa y la de Interior (seguridad interna) piden «perdón» por sus errores constantemente. Lo mismo la ministra de salud. El tema del agua cuya disponibilidad está amenazada, simplemente «no es un tema» a pesar de serios problemas en muchas localidades y regiones.
Paralelamente una Convención Constituyente (CC) terminando su trabajo a la que se convocó, sacó un texto para ser sometido a plebiscito de salida que aparece como muy preocupante por las consecuencias que agravarían aún más la situación que existe actualmente en el país.
A modo de ilustración, una agrupación de personas independientes, la mayoría de centro izquierda, denominados «amarillos por Chile» lanzan un S.O.S. pidiendo que de alguna manera se aclaren las enormes dudas y preocupaciones que el texto de dicha CC está presentando para ser plebiscitado: «Apruebo» o «Rechazo» el próximo 4 de septiembre 2022. He aquí algunos de sus temas observados.
En mi caso particular y a través de contactos diversos por la vía de correos electrónicos ligados a grupos de opinión y diálogos de muchas personas del más amplio espectro, he solicitado a quienes señalan que votarán «apruebo» a como dé lugar, que les agradezco se tomen la molestia de respondernos en que están equivocados quienes presentan las diversas observaciones acerca del texto de la CC que generan enormes incertidumbres, potencial aumento de violencia y polarizaciones ideológicas, que es justamente en lo que la mayoría de los ciudadanos deseamos evitar.
Combinando el tema del futuro plebiscito respecto al texto propuesto por la CC para la Nueva Constitución, con la existencia de un gobierno como el que tenemos, el panorama para Chile es muy preocupante. De todo esto entiendo que no se informa mucho en el exterior, especialmente en Europa. El conocido periodista Tomas Mocsiatti nos ilustra acerca de lo señalado.
2) De cómo se llegó a constituir la elección de quienes formaron la CC
Es cierto que el 78,27 % votó transversalmente, derecha e izquierda, y todos en general, por un cambio de la actual Constitución, que sin duda debe ser remplazada por una acorde al siglo 21. Pero eso no significa que deba reemplazarse por «cualquier Constitución». La que venga, aun cuando genere más problemas que la que existe.
Todos hemos observado la manera ilegítima -no ilegal- de cómo se eligió a los constituyentes. Cuando se votó por una Nueva Constitución (NC) no se sabía a esa fecha que habría escaños reservados para «pueblos originarios» (17 escaños sobre 155 constituyentes); tampoco se sabía de listas de independientes antisistema, ideologizados y radicales disfrazados con nombres de grupos de independientes que tenían las mismas atribuciones de votos (cascada) que las listas de partidos políticos, o sea, que podían salir elegidos hasta con 61 votos.
Obviamente la CC (75/25) no fue representativa del padrón electoral de Chile según la última elección presidencial (44/56). A todas luces, había una organización previa desconocida para los ciudadanos que votamos en el plebiscito de entrada, para llegar a una CC que generara un texto como el que se ha propuesto a plebiscito, con todos sus «horrores» e incertidumbres. Eso permitió en la práctica, que esta CC pasara la «aplanadora» y no escuchara a las minorías de dicha CC. El texto propuesto genera una Nueva Constitución con características refundacionales como si Chile partiera de cero.
Una Constitución por definición ha de concebirse para que dure muchos años para lo cual debe amparar a mayorías y minorías, ya que estas han de ser transitorias y variar de gobierno a gobierno.
Si se prioriza el Bien Común Ciudadano se alimenta un nuevo paradigma: El paradigma de los opuestos incluyéndose e integrándose entre sí. Esos «opuestos» surgen por diversas visiones puntuales acerca de cómo ir satisfaciendo las diversas necesidades ciudadanas y la obligada generación de recursos por parte de la sociedad a fin de que eso sea posible y no sean simples «deseos nacidos de creencias».
En el actual paradigma de Lucha entre opuestos por prevalecer se trata de imponer ideologías, intereses corporativos, ambiciones de poder. Se «lucha» para imponerse frente a los demás que tienen visiones diferentes.
En el El paradigma de los opuestos incluyéndose e integrándose entre sí, no se gobierna peleando, dividiéndose y descalificándose entre buenos y malos, de derechas y de izquierdas, sino actuando con la prioridad que una Constitución moderna debería generar en lo fundamental: priorizar el bien común ciudadano donde no hay dueños de la verdad, no hay «iluminados», pero si hay gente competente, experiencias y necesidades de la gente común que es importante aprender a escuchar.
3) El texto de la Convención Constitucional que se someterá a plebiscito de salida
El texto resultante a plebiscitar de parte de la CC en lugar de eliminar privilegios los sustenta como si fuesen deseables. A modo de ilustración, propone diversas «prebendas» a los pueblos originarios, que ni ellos mismos las piden ya que no tienen una organización que los represente a todos como conjunto, generando «naciones» dentro de la nación chilena que por lo demás nunca las ha tenido. Esos son privilegios que el resto de los ciudadanos no tendremos y que en estricto rigor no los deseamos ya que no son justos.
La mayoría de los ciudadanos buscamos un texto constitucional que priorice el bien común apuntando a la igualdad ante la aplicación de leyes, castigos y prevenciones que deben irse constituyendo adecuadamente y aplicándose de manera similar a todos sin privilegios de ningún tipo.
En otro tema, a modo de ilustración, tratándose de la salud pública, sacrifica a la gente al aumentar aún más la presión, las impresionantes listas de espera que actualmente existen en la salud pública, al eliminar los sistemas privados que son un apoyo a lo público, empeorando la calidad de esta última en lugar de mejorarla.
El texto de la CC genera más elitismo del que actualmente existe. Genera muchas promesas, pero no se sabe de dónde saldrán los recursos para satisfacerlas, más aún, dadas las enormes incertidumbres que genera el texto en lo social y económico que no auguran una estabilidad básica institucional que favorezca la toma de decisiones de inversión a mediano o largo plazo. Las expectativas que genera el texto de la CC y las potenciales frustraciones de la gente pueden llegar ser explosivas.
Lo que acá señalo no se relaciona al resultado que tendrá el plebiscito de salida dado que habrán «maquinarias» ideológicas y corporativas que, a modo de publicidad masiva, tratarán de conquistar votos para lo que piensan que son sus intereses.
Lo anterior sucederá sin duda alguna con mucha fuerza con quienes postulan que se apruebe el texto que propone la CC «a como dé lugar», sin necesidad de reflexión alguna y solo a través de una campaña de slogans, propaganda de textos incompletos y de comentarios ideologizados. El gobierno, con los recursos que dispone y la gran cantidad de personas jóvenes, en general poco lectores, poco reflexivos, se verán motivados a votar la opción «apruebo» aun sin reflexión o lecturas previas gracias a la campaña masiva que con certeza se viene encima. Los slogans harán su cometido. Por lo anterior, mi sensación es que a pesar de las reflexiones para señalar los graves defectos y peligros que entraña el texto que la CC propone, la opción del apruebo finalmente es la que probablemente se imponga.
Pero el país quedará dividido y sujeto a riesgos e incertidumbres de consecuencias desconocidas dado que los porcentajes que resultarán en ese plebiscito de salida, difícilmente serán los del plebiscito de entrada donde el 80% de los votantes sufragamos por «Apruebo» una Nueva Constitución. La incertidumbre acerca de la sociedad chilena desde ese plebiscito cualquiera sea su resultado, será muy fuerte.
4) Un texto Constitucional para una democracia del siglo 21
Comparemos el texto resultante de la CC para plebiscitar con lo que de acuerdo al paradigma de los opuestos incluyéndose e integrándose entre sí podríamos haber obtenido para lograr apuntar a una mejor sociedad, a un mejor país.
Lo fundamental para la enorme mayoría de la ciudadanía es un texto que priorice el bien común ciudadano. Esto implica que las necesidades de la gente se puedan ir satisfaciendo en procesos en el tiempo, desde un punto de vista científico, tecnológico y al mismo tiempo ético y desde los valores humanistas más preciados. Ello incluye el respeto mutuo y el del entorno ambiental y ecológico.
Lo anterior implica generar sistemas de mejoramiento continuo, con participación activa ciudadana, determinando para los diversos tipos de necesidades la gestación de diversos proyectos, de medidas que influyen en la mejora de la Institucionalidad incluyendo sistemas de evaluación ciudadana de las mismas.
Entre otros aspectos fundamentales, se trata de eliminar privilegios ante las leyes y su aplicación, o favorecer a determinadas minorías de la sociedad. Implica sostener una mirada de los Derechos humanos sin dobles estándares de manera que estos se apliquen para todos los ciudadanos de manera similar cualquiera sea su etnia, credo, actividad, pertenencia y características.
El bien común ciudadano implica escuchar y empatizar con la ciudadanía para ir manteniendo activa la dinámica de sus necesidades, generando además las bases para que dicha ciudadanía aporte responsablemente a la sociedad en la generación de los recursos para la satisfacción de las necesidades sociales de todo tipo.
Lo anterior también implica ir generando procesos que apunten a la igualdad de oportunidades en el desenvolvimiento integral de la ciudadanía.
Para tener muy en claro que las necesidades son perfectamente detectables, medibles y actualizables, la lectura de este artículo ayudará.
El bien común implica una visión social, económica, cultural, espiritual, de consciencia, relacionada a la inclusión de todos los ciudadanos manteniendo la claridad evidente de que como seres humanos todos tenemos alto grado de ignorancia esencial, fragilidad y pequeñez: que nadie es un «iluminado» y que las creencias y opiniones de cada cual son respetables, pero no han de imponerse al resto de los ciudadanos. Respeto mutuo, amor y aprendizaje de lo diverso manifestado, es esencial en una sociedad de bienestar que apunte al bien común ciudadano.
Esto significa que las ideologías, tan propias del actual paradigma de lucha de opuestos por prevalecer quedan obsoletas, dado que las necesidades de la gente se solucionan por la vía del conocimiento y de las tecnologías que son dinámicas aplicadas sobre la base de concepciones vivenciales, también dinámicas, de valores humanistas y éticos relacionados con el desenvolvimiento de la consciencia.
5) Lo que la ciudadanía de Chile tendría que aspirar
En mi calidad de un ser humano y ciudadano del planeta, siento que soy esencialmente ignorante, que necesito y deseo escuchar a los demás.
En lugar de publicitar una opción de voto en el plebiscito, trato de ayudar a que cada quien tome una decisión de votar de manera reflexiva e incluyente de los demás. Que en lugar de pensar en ideologías que buscan determinados intereses, trate de pensar en el bien de la gente sin excepciones y sin dobles estándares.
Las mayorías y minorías en cualquier elección adquieren sentido cuando se reflexiona y se vota a consciencia. Si se plebiscita un texto constitucional tendría que ser para verificar si realmente se trata de un texto donde una enorme mayoría siente que dicho texto lo ampara y que considera a todos los ciudadanos sin excepción y sin privilegios. Para eso ha de ser un plebiscito: para verificar que la enorme mayoría se siente parte integrante de ese texto. Un texto que ayudará a generar una mejor sociedad en el tiempo, cualquiera sea quien esté en el gobierno, más armónica, pacífica, incluyente y respetuosa.
A eso deberíamos llegar, en lugar de tener un proceso de tipo publicitario para obtener votos sobre la base de slogans o de epítetos, de descalificaciones, de categorización peyorativa por pertenencias a derechas o izquierdas que nada tienen que ver con una mirada de bien común.
Me encantaría un proceso con paneles de diálogo entre analistas y diversas personas reflexivas acerca del texto que propone la CC, para que los votos no sean producto del «rebaño partidista ideológico publicitario» sino producto de la consciencia individual.
Paneles con diálogos respetuosos que permitan dilucidar en que están equivocadas las personas de diversos orígenes, actividades, formas de pensar, que señalan graves defectos e incertidumbres insospechadas que adolece el texto que propone la CC para el plebiscito de salida.
Lo anterior no interesa a los ideologizados que priorizan sus intereses y aplastar al que tiene visiones distintas en lugar de escuchar y pensar en solucionar los temas.
Lo que se señala en este punto se relaciona a un esfuerzo de abrazar un paradigma muy diferente al paradigma de Lucha entre opuestos por prevalecer como pareciera que sucedió en este proceso de CC y de cómo es la actitud de buena parte de quienes forman el actual gobierno, comenzando desde el presidente Boric y de la mayor parte de quienes lo acompañan.
De haber habido un proceso previo de consciencia ciudadana, se habría optado por generar las condiciones para lograr un equipo de personas en la CC que se hubiesen esforzado en aplicar el paradigma de los opuestos incluyéndose e integrándose entre sí: un proceso muy diferente al que se logró por medio de la manipulación a la ciudadanía. Una triste vergüenza y una tremenda ocasión perdida.