El budismo fue llevado a Sikkim en forma de termas, textos u objetos, enseñanzas que pueden estar ocultas tanto en lugares físicos como mentales. Estas termas profetizaban que varios terton («descubridores de tesoros» espirituales), los encontrarían donde el Gurú Padmasambhava los había escondido. Padmasambhava, conocido también como Gurú Rimpoche, fue un siddha (alcanzó un alto grado de perfección física e iluminación espiritual) que tenía el poder milagroso de conquistar demonios infieles.
De los escritos de Dorje Dechen Lingpa (1857-1928) leemos que:
…Sikkim… estaba rodeada de bosques y terrenos rocosos… era el hogar de… demonios de las cavernas, terribles nagas [seres mitológicos con forma de serpientes] y espíritus malignos donde ni siquiera vivía una sola especie humana. … fue visitado por Padmasambhava. Bendijo estos lugares aterradores y peligrosos… [convirtiendo] a los espíritus dañinos… en protectores del Dharma [enseñanzas de Buda para alcanzar el nirvana].
La relevancia de Gurú Padmasambhava en Sikkim es tal, que, un gran porcentaje de los thangkas (pinturas sagradas de enorme significado religioso y espiritual), representan a este «segundo buda». Los thangkas, son la culminación del arte budista tibetano, adoptado en Sikkim; son pergaminos religiosos pintados a mano y bordados. Son tan importantes, que cada hogar budista tiene su propio santuario, donde el thangka es el componente primordial. Estos, aunque tienen varias funciones, son utilizados principalmente para meditación. Permiten concentración y establecimiento de un enlace entre el practicante y la deidad representada. Gracias a uno de mis estudiantes de la Universidad Texas A & M, quien viajó a Sikkim para presentar nuestro proyecto de investigación, tengo la suerte de contar con un thangka sikkimés en el que vemos a Padmasambhava sentado sobre un loto. Como todo thangka que se precie, esta pintura está rodeada de un brocado rojo (el color de los lamas), uno amarillo (por Buda) y otro azul profundo (simbolizando la eternidad).
El arte abstracto en sentido estricto se origina en el siglo XIX. Intenta ilustrar anécdotas, pero no presenta una realidad objetiva, también examina el mecanismo de la luz y la percepción visual. Es un arte versátil, con cierto sentido espiritual, en permanente evolución. Nace entre artistas europeos previo a la Primera Guerra Mundial.
Luego de la Segunda Guerra Mundial ciertas ideas expresionistas «cuajan» en Estados Unidos, donde artistas de diversa proveniencia radicados en Nueva York y en la Bahía de San Francisco, conforman un «movimiento», puramente estadounidense, que podemos definir como Expresionismo Abstracto (aunque el término se utilizó por vez primera en la revista Der Strum en 1919, para definir ciertas ideas dentro del Expresionismo alemán). El término intentaba clasificar obras que «no eran completamente abstractas, ni expresionistas». Esta forma de expresión «reemplazó a París como el foco del arte occidental». El «movimiento», sin embargo, no fue una asociación formal, sino que sus «integrantes» compartían intereses comunes asociados con el estilo. Entre los artistas reconocidos en esta tendencia tenemos a Hans Hoffmann (1880-1966), Jackson Pollock (1912-1956), Willem de Kooning (1904-1997), Arshile Gorky (1904-1948) y, por supuesto, Mark Rothko (1903-1970).
…las técnicas artísticas tradicionales ya no eran precisas para capturar una imagen auténtica de la vida, ya que la vida tal como la conocían estaba en completo caos después de que terminó la guerra.
Markus Yakovlevich Rothkowitz (1903-1970), Mark Rothko, estadounidense de origen letón y raíces judías, es reconocido especialmente por sus pinturas que presentan regiones irregulares rectangulares de color producidas entre 1949 y 1970.
Nació en Dvinsk (hoy Daugavpils), Letonia, cuando formaba parte del Imperio Ruso. Su padre, Yakov Rothkowitz, era farmacéutico. Aunque de modestos recursos, la familia tenía un alto nivel de educación. Yakov era promarxista y antirreligioso; por razones poco claras, regresaría al judaísmo ortodoxo de su juventud. Aunque los hermanos mayores habían sido educados en la escuela pública, Markus, el menor, es enviado al jéder (escuela primaria tradicional que enseña los preceptos básicos del judaísmo y el idioma hebreo), donde estudiaría por seis años.
Debido a los pogromos contra comunidades judías, y quizás también por miedo a que sus hijos fueran reclutados por el ejército imperial ruso, Yakob emigró con ellos a los Estados Unidos, radicándose en Portland, Oregón. Markus permaneció en el pueblo con su madre y hermana mayor. Finalizando 1913, los tres emigran a Estados Unidos, reencontrándose con padre y hermanos. Pocos meses después muere Yakob. El joven Rothko, de 11 años, llorará a su padre por casi un año en la sinagoga local. Al terminar su duelo, rompe con la religión.
A su llegada a Portland, Rothko entra a la escuela. Inteligente y adelantado, pasa de tercero a quinto grado. Terminaría su secundaria en 1921, graduándose con honores y obteniendo una beca que lo lleva a Yale. Luego del año en Yale, la beca no le es renovada y debe trabajar como mesero y repartidor para pagar sus estudios.
Miembro activo del centro comunitario judío, demostró habilidad en discusiones políticas. Como su padre, Rothko era apasionado del apoyo a los trabajadores y el derecho a la anticoncepción.
En la secundaria se sintió marginado por ser judío, refugiado, hablar con acento, y provenir de un entorno desfavorecido. Una vez en Yale, se sentiría igualmente marginado, considerando el ámbito, elitista y racista. Junto con su amigo de origen ruso, Aaron Director (1901-2004), quien eventualmente se convertiría en reconocido economista y académico, editaría la revista satírica The Yale Saturday Evening Pest que criticaba el tono burgués y represivo de la universidad. Al finalizar su segundo año universitario, decidió no regresar (curiosamente, 46 años después, Yale le concedería un grado honorario).
En 1923, en Nueva York, mientras visitaba a un amigo artista, observó a varios estudiantes dibujando una modelo. De acuerdo con Rothko, este fue el momento en el que comenzó su vida de artista. Se inscribiría en la Escuela de Diseño Parsons. En la Art Students League tomaría un curso dictado por Max Weber (1881-1961), uno de los primeros pintores cubistas estadounidenses, integrante del avant garde francés.
Durante los tempranos 1930, Rothko se codea con jóvenes artistas que constantemente «circulaban» alrededor del reconocido pintor modernista, Milton Clark Avery (1885-1965). Este ejerció una fuerte influencia sobre Rothko, especialmente en sus pinturas de naturaleza abstracta, con gran uso de formas y colores. Conocería a Edith Sachar (1912-1981) escultora y diseñadora de joyas, con quien se casaría en 1932 (divorciándose en 1943).
Explora diversos temas, criticado por su familia, que no entiende su dedicación a una labor poco remunerativa. En sus primeras etapas, se inspira en la mitología, símbolos, rituales antiguos, el subconsciente; la obra The Birth of Tragedy from the Spirit of Music (trabajo sobre dramaturgia que afirma que la tragedia griega sirvió para redimir al hombre de los terrores de la vida mortal) de Friedrich Nietzsche lo impacta. Rothko ve en los mitos una manera de reponer el vacío espiritual. Sus pinturas (hasta mediados 1940s) toman ideas del surrealismo.
Se divorcia, deprimiéndose profundamente. Regresa a Portland y visita a Berkeley donde conoce a Clyfford Still (1904-1980), estadounidense, una de las figuras principales del Expresionismo Abstracto, con quien comienza una estrecha amistad. La obra de Still influye notablemente en Rothko, quien rompe con el surrealismo y comienza a experimentar en la abstracción. En 1945 se une en segundas nupcias con la ilustradora Mary Alice (Mell) Beistle (1922-1970).
Cambia su estilo entre 1947 y 1949, con una serie denominada por críticos y conocedores como «multiformas». Son la transición hacia el estilo que definiría su última etapa artística. Luego de la muerte de su madre en 1948, se sume en una gran tristeza que influye en sus nuevas obras.
A partir de 1949, pinta formas simétricas rectangulares, contrastando o complementando colores. Algunos cuadros tienen formato mediano, pero por los primeros siete años de esta etapa, pinta en óleo, solo en formatos grandes verticales. Su idea es que quien vea sus obras se sienta «envuelto» por ellas, ayudándole a expresar o sentir sus emociones.
No estoy interesado en la relación de color o forma o cualquier otra cosa. Solo me interesa expresar emociones humanas básicas: tragedia, éxtasis, fatalidad…
…pinto cuadros muy grandes… la razón por la que los pinto… es precisamente porque quiero ser muy íntimo y humano. Pintar un cuadro pequeño es colocarse fuera en esa experiencia…. Sin embargo, cuando pintas un cuadro más grande, tú estás en él.
Aunque algunas veces leí sobre Rothko y vi algunas de sus obras en libros y catálogos, nunca me llamó la atención. Fue durante mi primera visita a La Colección Menil, en Houston, Texas, por allá por el 2005, cuando realmente descubrí a Rothko. Mi esposa y yo vimos algunas de sus obras exhibidas en este museo, vibraban. Luego entramos en la Capilla Rothko, quedamos impresionados.
A primera vista, las pinturas de Rothko parecen estáticas. Pero si se miran detenidamente nos percatamos de que la imagen se mueve, palpita. Los bordes claramente definidos entre los colores dan la impresión de profundidad, haciendo que nos «sumerjamos» en la obra. Rothko diría alguna vez que «una pintura no es acerca de una experiencia. Es una experiencia».
Las pinturas de Rothko son difíciles de imitar a la perfección, aunque algún falsificador ha logrado hacerlo. Mi amiga Alexandra Alvarez, yerbatera por excelencia y gran conocedora de arte, me comenta que diseñadores tales como Raf Simons, con apoyo del ecléctico Sterling Ruby, han tratado de homenajear al artista copiando patrones de algunas de sus pinturas.
En 1958, la empresa de licores Joseph Seagram & Sons comisionó a Rothko para adornar el restaurant The Four Seasons, en Nueva York. Rothko realizaría 40 pinturas, divididas en tres series, en rojo oscuro y marrón. Al regresar de un viaje por Europa, visitaría el casi finalizado restaurant, montando en cólera ante una atmósfera que consideró desagradable. Se rehusó a continuar el proyecto, devolvió el dinero. Eventualmente estas series irían al Tate Modern de Londres, al Kawamura Memorial Museum de Japón y a la Galería Nacional de Arte en Washington D.C.
A comienzos de los 1960, Rothko fue comisionado para pintar algunos murales para el recién construido Centro Holyoke de Harvard. Instalados en 1964 en una sala que sería un comedor, frecuentemente utilizado para fiestas, las obras comenzaron a deteriorarse. Rothko había pedido fueran protegidas de la luz con paneles de plexiglás. Estos nunca se instalaron. Restos de comidas y bebidas, grafitis, rasgaduras y otros daños llevarían a desmontar y almacenar las piezas en 1979. Perdieron mucho de su color original. Restauradas y recuperadas, hoy se exhiben en el Museo de Arte de Harvard, en una reproducción del lugar donde originalmente estaban.
Con la pérdida de uno de sus amigos más preciados, el historiador y curador Jermayne «Jerry» MacAgy (1914-1964), los filántropos John (1904-1973) y Dominic (1931-1973) de Ménil, pensaron en construir una capilla católica, afiliada a la Universidad de St. Thomas. La obra arquitectónica la realizaría su amigo, el arquitecto Phillip Johnson (1906-2005). Los de Ménil, sabiendo de las ideas espirituales de Rothko, lo contactaron ese mismo año, para realizar varias pinturas para el interior de la pensada capilla. Hubo numerosas discusiones entre Rothko y Johnson. Este le entregaría el proyecto a Howard Barnstone (1923-1987) y Eugene Aubry (1935), quienes finalizarían la obra con las ideas y requerimientos de Rothko. Una capilla irregularmente octogonal, con cuatro muros anchos, alternados con cuatro muros estrechos, piso rebajado, ábside rectangular. Varios robles rodean a la capilla y en su frente hay un espejo de agua, adornado por la escultura Broken Obelisk de Barnett Newman (1905-1970).
Siete lienzos negros y siete lienzos de color ciruela realizó Rothko. Las paredes Norte, Este y Oeste, están adornadas por un tríptico de pinturas. A las paredes diagonales y la pared sur las adorna solo una. Capilla y pinturas, dedicadas a la espiritualidad sin dogmas, fueron la última declaración artística del pintor, quien partió de este mundo antes de ver culminado el proyecto.
Alguna vez, mientras se paseaba por el Museo Whitney de Arte Americano, en Nueva York, Selden Rodman (1909-2002), poeta, comentarista político y crítico de arte, se encontraría con Rothko. Intentando elogiarlo, le comentó que era «… un maestro de las armonías de color». Rothko, indignado, le contestó, algo así como:
La gente que llora ante mis cuadros está teniendo la misma experiencia religiosa que yo tuve al pintarlos. …si usted… solo se conmueve por las relaciones de color, no ha captado la esencia espiritual de la obra.
Notas
Brady, H. (2016). Houston’s Rothko Chapel: A Universal Celebration Of Human Contemplation. Culture Trip.
Dr Shashibala. (2003). Buddhist Art. In praise of the Divine. Nueva Delhi, India: Roli & Janssen BV. 128 pp.
Menand, L. (2015). Watching them turn off the Rothkos. The New Yorker.
Soo, N. (2020). Understanding Abstract Art: An Art Collector's Guide. The Artling.
Tenzing, T. (2019). The Legacy of Guru Padmasambhava in the Dissemination of Buddhism in Sikkim. Sahapedia.
Yankovsky, D. (2019). How to understand art on the example of Mark Rothko. Medium.