El Palacio florentino dedica esta exposición al pintor Benozzo Gozzoli y a su nexo con la capital toscana, comisariada por Serena Nocentini y Valentina Zucchi e íntimamente ligada a la historia de la sede que la acoge, ya que en su interior se conserva la sorprendente Capilla de los Magos: una de las mejores obras de arte de Benozzo di Lese, más conocido como Benozzo Gozzoli, que por encargo medíceo, la pintó al fresco hacia finales de la primera mitad del siglo XV.
Esta cita quiere enfocar la extraordinaria ejecución de la famosa Capilla, al artista y a sus vínculos con la familia Médici y con la ciudad de Florencia, donde el artista dió sus primeros pasos estableciendo un entrañable enlace. Así pues, entre obras originales y creaciones multimedia, el visitante queda invitado a descubrir la vida y obra de un maestro del Renacimiento italiano, ahondando en los testimonios pictóricos, que lucen por la ciudad y por el territorio toscano.
Según los documentos, podemos colocar el nacimiento de Benozzo entre 1420 y 1421 en una familia del condado florentino. Gracias al oficio del padre, farsettaio (empleado en un taller de tejidos) el joven logra desarrollar una particular sensibilidad visual y táctil con respecto a las telas y a los tejidos decorados, que lo induce al arte de la pintura. El primer documento en que se firma pictor es un contrato de trabajo de 1444 que le da ocupación durante tres años como ayudante de Ghiberti en la realización de la puerta este del Baptisterio florentino, aunque ya había eficazmente trabajado al lado del Beato Angélico: se supone fundamentalmente que fuera su ayudante durante el encargo asumido en el convento de San Marcos de Florencia (1438-1443).
Así fue como este autor emprendió la larga vida profesional, que en su intensa y prolífica actividad, en gran parte del centro de Italia, se declarará siempre «pintor florentino». Y ya tras algunos años, resulta ya ocupado en Roma, en el Vaticano y en Orvieto, de nuevo con el Beato Angélico, para después establecerse en la región de Umbría, dando su autoría a numerosas obras (cabe recordar el maravilloso ciclo de frescos para la iglesia de San Francisco de Montefalco), en Viterbo, y de nuevo en Roma con motivo de las celebraciones por el nombramiento del papa Pío II en octubre de 1458. Lo cierto es que su vuelta a Florencia se registra en 1459, cuando emprende la famosa obra de la Capilla de los Magos en el Palacio Médici, cumpliendo con otros contratos.
Reconocido y afirmado, tras un quinquenio florentino, se traslada en 1464 a San Gimignano, para el ciclo de la iglesia de San Agustín así como para ulteriores obras públicas y privadas de la zona, mientras en 1468 obtiene la importantísima asignación para el fresco de las Historias del Antiguo Testamento sobre la pared del norte en el Camposanto de Pisa, donde permanece por muchos años, ya obtenida una gran notoriedad y dedicado a otras nuevas intervenciones del territorio. Retorna otra vez a Florencia en 1495, en pleno ambiente savonaroliano para acabar su existencia en Pistoia el 4 de octubre de 1497.
Esta cita sella la estrechísima relación del artista con Florencia, que se mantuvo durante tiempo y que Gozzoli quiso demostrar a través de su firma, que a veces era Magister Benotius florentinus, otras Benozius florentinus o simplemente pictor de Florentia.
Además, se destaca su ligamen con los Médici: el acercamiento a la familia se registra ya en su juventud, cuando el pintor sigue el citado trabajo del Beato Angélico en el convento de San Marcos, logrando su más alta y completa demostración en la Capilla de los Magos: una fuerte relación que lo acompañará a lo largo de su carrera, hasta tal punto que Benozzo se definirá en una carta dirigida a Lorenzo Médici de 1467, «vuestro y de vuestra casa».
«¿Qué mejor lugar para celebrar los seis siglos del presunto nacimiento de Benozzo Gozzoli? -comentan las comisarias- el Palacio Médici conserva una de las obras maestras del Renacimiento, la Capilla de los Magos, encargada por la prestigiosa familia Médici que, con esta obra, ha ligado para siempre su nombre a Florencia y en la cual se muestran las habilidades de Benozzo. La atención por el más mínimo detalle, desde las valiosas joyas hasta los ricos damascos, desde los enjaezamientos de los caballos a los árboles cargados de fruta, desde los prados floridos al variopinto plumaje de los pájaros. Una pequeña pero significativa exposición guiará a nuestros visitantes en este mundo fabuloso y decorativo, característico del artista, que ha dotado su pintura de especial atractivo. Las obras reales presentes dialogan con los lenguajes multimedia, invitando al espectador a descubrir detalles de intensa y poética realidad. Reconocer que la tecnología es un instrumento valioso para nuestra vida y no un objetivo, significa dar otra vez centralidad a la persona, como de hecho ocurrió en el Renacimiento, cuando nuestro Benozzo pintó la Capilla de los Magos de este palacio».
Cabe recordar que para celebrar el día de la Epifanía, cada año, el 6 de enero, la Obra de Santa María del Fiore organiza la recreación histórica de la Cabalgata de los Reyes Magos. El evento, un majestuoso y sugestivo desfile que recorre las calles del centro, retoma la gloriosa y antigua tradición florentina del siglo XV, en la que participaban incluso los Médici. La impresionante cabalgata con los Reyes Magos al frente, vestidos con suntuosos trajes de seda inspirados en los del fresco de Benozzo Gozzoli, está formada por 700 participantes. A primera hora de la tarde, el desfile inicia su marcha desde la plaza Pitti y recorre las antiguas calles del centro de la ciudad hasta llegar a la plaza de la Catedral para volver a su lugar de salida siguiendo el mismo recorrido.
Florencia se enorgullece de mantener su histórica tradición, fiel a la celebración de los Reyes Magos.